Recordatorio

No somos profesionales, simplemente nos gusta leer y tenemos tiempo libre, así que a veces cometemos errores.

domingo, 24 de marzo de 2019

¿Por qué leer a Lois McMaster Bujold?


“Guard your honor. Let your reputation fall where it will. And outlive the bastards.” 


¡Bienvenidos a la Mazmorra! Soy Rika y, aprovechando que en abril reeditarán la saga Vorkosigan, vengo a hablar de una de mis autoras favoritas: Lois McMaster Bujold.

Quizá lo primero que tendría que decir, aunque la opinión de Bujold sobre los premios no es muy buena, es que cabe resaltar que tiene más en su haber que el escritor clásico Heinlein. Él tuvo cuatro premios Hugo. Ella nada menos que siete. Y no es cuestión de hacer cuentas y ver quién es mejor o peor, sino que me sorprende que una mujer tan galardonada ni siquiera salga en las listas de «mejores autoras de ciencia ficción».

Solo quería comentarlo.

La verdad es que estoy convencida de que nunca me habría enterado de su existencia hasta la reedición de Vorkosigan de no haber sido por pura casualidad. La página de Nobody Suspects the Butterfly, que os recomiendo intensamente si os gusta leer de Canción de hielo y fuego, la recomendaba como una autora que trataba temas políticos, sentimentales y mágicos, pero con menos violaciones, menos violencia general, más diversidad sexual y de personajes y… Sonaba bien. Me lancé.

Oooh, cómo lo agradezco a día de hoy.



Empecé con La maldición de Chalion. Algún día sacaré un análisis, pero me cuesta porque siento que nunca voy a decir lo suficiente. El caso es que en un solo libro, doña Bujold deconstruyó el típico personaje masculino que debería ser adorado como un héroe de esos que abundan en tantas historias escritas por hombres —como, se me viene a la cabeza, don Sanderson—. Desarrolló a personajes masculinos vulnerables que se enfrentaban a la depresión, presentó a personajes homosexuales, me mostró amistades femeninas, creó maravillosas intrigas políticas y metafísicas, y todo con una prosa fluida y maravillosa.

Una vez terminé Chalion, fui a por más. Me leí Paladín de Almas, que expandía el universo de los Cinco Dioses donde transcurre Chalion. La protagonista era una madre (¡!) entrada en edad que buscaba su lugar en el mundo después de que su vida quedara destrozada a manos de otros y de que su hija se hubiera vuelto independiente. ¿Resultado? La elige su dios menos favorito para rescatar a un bello durmiente víctima de cierto abuso sexual y, de paso, con el objetivo de evitar una posible guerra. Devoré el libro en unos pocos días y casi me gustó aún más que Chalion.
Luego empecé la saga Vorkosigan, una serie de 18 libros space opera. ¿Cuál era el principal atractivo? Pues un protagonista que, debido a ciertos sucesos traumáticos durante su nacimiento, mide menos de metro cincuenta, tiene la columna hecha papilla y los huesos tremendamente débiles. A cambio es un chico dominante, paranoico, muy inteligente y que lleva una doble vida como heredero del conde más poderoso de su planeta y capitán mercenario de una flota que consiguió por su cuenta antes de los veinte años. A lo largo de los títulos aparecen un creciente número de mujeres y personajes bisexuales o hasta hermafroditas —no intersexuales, los hermafroditas son un tipo de colonos concretos—. Debo reconocer que la saga Vorkosigan no me enamora como lo hacen los libros de fantasía de doña Bujold porque tienen otro estilo, con un ritmo mucho más ligero y menos tendencia a profundizar, pero siguen siendo libros muy notables.

Y ahora me encuentro en negación total porque aún me quedan cosas por leer de esta gran mujer, pero no quiero terminar pronto.

¿Cómo explicar este descubrimiento y por qué me alegro tantísimo de que la vayan a reeditar?

Desafiando la masculinidad tradicional


“Dresses are weapons, my dear, in sufficiently skilled hands.”

Lois McMaster Bujold decidió escribir historias con mujeres mayores, hombres destrozados que carecen de esa masculinidad que tanto aprecian u obsesiona a autores varones y se adelantó con protagonistas enanos que anteceden a Tyrion Lannister. En realidad, Tyrion parece muy inspirado en Miles Vorkosigan. En realidad hasta da la sensación de que sus aventuras limpiando las alcantarillas de Roca Casterly vienen a ser un reconocimiento a Miles, que dedicó parte de un libro a aventuras similares que, en su caso, incluían cadáveres. Claro que Tyrion fue «más lejos» al tener una clase concreta de enanismo mientras que Miles, técnicamente, no es enano.


miércoles, 6 de marzo de 2019

Análisis: El atlas de las nubes. Nunca es tarde


Título: El atlas de las nubes
Autor: David Mitchell
Sinopsis: ¿Puede el amor, el poder del bien incluso en la adversidad, perdurar más allá de la vida que conocemos y prolongarse a través de siglos y lugares? Seis vidas se entrecruzan aquí de forma inesperada a fin de dibujar un mundo, profético y extraño a la vez, en el que la historia se puede reescribir. Los seis protagonistas de la novela, ajenos a la trascendencia de sus acciones, tienen un papel mucho más relevante en la posteridad de lo que pueden imaginar, en escenarios tan disímiles como un viaje por la Polinesia a bordo de un galeón en el sigloXIX, la California de los años sesenta, o una isla en un futuro postapocalíptico. Todos ellos comparten un destino común, el afán de poder que se sucede una civilización tras otra, y la búsqueda del amor como salvación. David Mitchell construye una aventura épica en la que no sólo todo está conectado, sino en la que también los gestos individuales pueden llegar a ser el germen de grandes revoluciones.

Editorial: Duomo
Número de Páginas: 599

¡Bienvenidos a la Mazmorra! Soy Rika y vengo a presentaros un análisis de una obra que me encanta.
El atlas de las nubes entra dentro de esa extraña categoría de libros que resultan poco comerciales, pero que tienen suerte y logran alcanzar cierto estrellato. Lo he visto recomendado en muchas de esas listas de «cien libros que deberías leer» y, la verdad, siempre me hace feliz encontrar su nombre. Además, en su día las hermanas Wachowski [R: cómo odio escribir este apellido] lo llevaron a la gran pantalla, lo cual ayuda a que la gente se interese por el título. Lo cierto es que se trata de una película muy entretenida, con cambios comprensibles y necesarios para una adaptación, y una banda sonora que te rompe el corazón y lo tritura muy despacito. Así que si os queda alguna duda… Mirad la película y luego venid al libro.

Es un libro que, por cierto, exige un esfuerzo por parte del lector. El atlas desarrolla seis historias conectadas entre sí a lo largo de distintas épocas, cada una de las cuales ocupa alrededor de cien páginas. El quid de la cuestión radica en que las historias se dividen de una forma…particular. Todas, menos la última, se organizan así: tenemos la primera historia y, al llegar a la mitad, comienza la segunda. Y así una y otra vez hasta alcanzar la sexta, que es la única completa. Después de terminar la sexta, encontramos la segunda mitad de la quinta, luego de la cuarta… Y cerramos con el final de la primera, creando un círculo perfecto. 

Se trata de una estructura cíclica intencional, que viene que ni pintada a la idea de reencarnación, de repetición de errores y temas conectados que influyen a la gente que nacerá en el futuro.  

Los cliffhangers, por supuesto, son molestos, incómodos, y dan ganas de saltarse todas las historias para tener una lectura «normal», pero la gracia es aguantar y ver por qué el autor eligió precisamente un formato que podía hacerle perder lectores.

Cada historia imita un tipo de escritura típica de distintas épocas. Tenemos un diario de viajes del siglo XIX, una novela epistolar, otra policíaca con estilo muy ligero, una autobiografía cómica, una entrevista futurista y una narración en voz alta de un anciano que cuenta su historia a un grupo de jóvenes. Cada una  emplea un estilo completamente diferente de otro que permite que cada personaje tenga una voz característica, propia y distintiva. Por fuerza, alguna os gustará más que otra [R: yo me decanto por las cartas y por la entrevista. En este último caso no porque sea lo más realista del mundo, sino por la personalidad de la narradora. Tiene mis dieces de bruja] y casi sin duda gruñirá un poco al llegar a la sexta, ya que se encuentra en un futuro distante donde el idioma se ha resentido mucho. El trabajo del traductor (Víctor V. Úbeda) para que, aun así, el texto resulte legible es extraordinario.

Sin entrar en spoilers, creo que lo más interesante del libro es que todas las ideas que se critican resuenan con nuestra época. El racismo, el robo intelectual de ideas, el peligro nuclear, el asumir que los ancianos no sirven para nada, el creciente control del capitalismo sobre nuestras vidas y el miedo a lo que la tecnología (mal empleada) puede causar en nuestro planeta son temas del día a día y surcan esta historia de forma constante. Los personajes envueltos en estos temas, por suerte, son fruto de su época y podemos encontrarnos con actitudes que resultan contradictorias o deleznables, pero por eso mismo se permite que haya cierto cambio y evolución en su forma de pensar y de actuar. La hipocresía se puede curar. Por eso los protagonistas no son ideales.


Lo más fascinante es que don Mitchell no tiene una buena opinión de la especie humana en su conjunto y eso se ve con los saltos temporales. Los humanos se dirigen solitos a su propia extinción. Pero, aun así, los personajes luchan por aquello en lo que creen y muestran que la individualidad es importante dentro del contexto social. Casi tanto como la capacidad de una sociedad de quererse u odiarse a sí misma. Por eso, a pesar de los mensajes de advertencia, que no calarían tanto si no viéramos que con cada historia, cada cambio, cada acto cometido por un personaje influencia a otro del futuro. Puede que solo ayudes a una persona, o puede que cambies una sociedad entera, pero nada es inútil. Los pecados, los asesinatos y las heridas también influencian a gente en el futuro, desde luego, y por eso la historia invita un poco a reflexionar sobre por qué hacemos lo que hacemos. 

La prosa de don Mitchell en general es sencilla y muy llevadera. Quitando la primera historia —que adopta un tono más recargado para imitar a nuestro protagonista decimonónico— y la última, son todas muy agradables al ojo y en general son bastantes fluidas. Ya entraré en detalles en la parte del análisis, pero lo cierto es que al ser narraciones divididas, da la sensación de que no estemos ante un tocho y que se termina bastante rápido. 

Además, don Mitchell incluye muchos personajes femeninos con un respeto que me hace dar palmas. El tema del feminismo está bien llevado, sin resultar un panfleto, y los personajes hablan por sí mismos. Al contrario que en la película, donde la dependencia de una de las chicas por su salvador se vuelve no solo física sino emocional, en este libro los personajes femeninos tienen su propia agencia. Si a la periodista la tienen que salvar de un tiroteo es porque no tiene un arma, pero sobrevive por sí sola a persecuciones e intentos de asesinato, y cumple su objetivo moral. Lo mismo ocurre con Sonmi en el futuro distópico de Corea: su historia comienza literalmente como una impuesta Born Sexy Yesterday —con la excepción de que nunca es un objeto de deseo. Simplemente es un objeto— y se desarrolla junto a otros esclavos masculinos, cosa que nunca aparece en la película y siempre me chirriará muchísimo