¡Bienvenidos a la Mazmorra! Soy
Rika y vengo a reseñar
The Thief de Megan Whalen Turner, que ha sido uno de mis mejores descubrimiento de 2019.
Título:
The Thief
Autor:Megan Whalen Turner
Sinopsis: Gen can steal anything, at least that's the boast he's made in wineshops across the capital city, and his bragging has landed him in king's prison. His chances of escape look slim, even for someone of his talents. When he is invited to join a quest to steal an object straight out of a legend, he's hardly in a position to refuse.
Editorial: Greenwillow
Número de Páginas: 311
Había visto que la recomendaban algunas veces, pero no mucho. Luego descubrí que
Lois McMaster Bujold había comentado
en Goodreads que era un
libro magnífico, de los que cobran sentido al releer. Y releer. Y releer. Dado que doña Bujold es más bien parca con sus reseñas, su insistencia me llamó la tención y me arrojé a ver qué clase de libro había captado tanto su amor.
The Thief narra la historia de Gen en un formato de primera persona, dado que son memorias de sus aventuras. Este muchacho, menudo y con la lengua demasiado afilada para su propio bien, tuvo la fantástica idea de gritar en una taberna
que podía robar cualquier cosa. ¡Hasta podía robar el sello del rey! Lo cual no es algo que deberías ir diciendo por ahí una y otra vez. Cuando comienza la novela, Gen ha dado con sus huesos en la cárcel más oscura del reino de Sounis y parece condenado a desaparecer en la ignominia. Pero entonces el mago (que aquí significa sabio) del rey y el propio monarca deciden sacarlo a cambio de que trabaje para ellos. ¿Y qué pueden querer de un ladrón? Que robe, por supuesto. El qué, no se dice, pero podría afectar a los tres grandes reinos que protagonizan el libro.
A partir de ahí, comienza el viaje junto al mago, dos nobles y un soldado. Doña Whalen Turner va presentando poquito a poco a cada personaje, desarrollándolos con escenas cotidianas del viaje. Y qué escenas cotidianas más deliciosas, de verdad. No hay grandes persecuciones hasta la última parte del libro, ni tampoco épicos enfrentamientos, ni visitan impresionantes ciudades. Tampoco hay una mega-trama de seres malignos enfrentándose a Gen y compañía en una desesperada carrera por obtener el misterioso objeto. Gen, en definitiva, no es un elegido. Es un chico agotado, que duerme y come para intentar recuperarse tras meses de encierro, y que disfruta del bucólico paseo por el que lo arrastran sus captores. No todo es agradable, desde luego. Gen no deja de ser un prisionero y sus guardianes desconfían de él. Por ejemplo, pelea como un gato para que no le bañen —prefiere hacerlo solo, pero no le van a dar el placer— y pierde miserablemente, y también se deja llevar por el orgullo con uno de los nobles… Lo cual se traduce en francos y feos problemas. Gen no está libre de abuso. El mago deja muy claro que piensa sacrificar su vida si es necesario en pos del objeto.
Y eso es lo que tenemos. Un viaje sorprendentemente tranquilo a lo desconocido, con intervalos para presentar pequeños relatos narrados por los personajes sobre los distintos dioses del mundo. Por Medea, cómo lo he disfrutado.
En cierta manera, siento que esto es
El nombre del viento, pero satisfactorio. La primera persona es totalmente natural y es muy consciente de sí misma. Al fin y al cabo, estamos ante
un protagonista que sabe mucho más de lo que cuenta, y que es capaz de atraparte con las descripciones, el ritmo y hacer que te pases pegado durante horas a las páginas aunque no ocurra mucho.
Solo que, vaya, sí que está ocurriendo. Se está forjando. La presencia de los dioses se intuye, más que se grita, y se percibe de formas que en ocasiones resultan un poco inquietantes, pero jamás arrebatan el control a los protagonistas. No del todo.
Y, más importante aún, no hay machismo.
A pesar de que solo salen dos mujeres en la novela, el lore se presenta con un enfoque feminista y tendencia matriarcal. Inspirada por una mitología griega muy descarada, tenemos a una diosa todopoderosa llamada Hephestia que controla rayos, y también un gran panteón que nos permite echar un vistazo a cómo ven los personajes su mundo. No solo eso, sino que dos grandes jugadoras políticas son mujeres, y claramente jugarán un rol importante en las siguientes novelas.
En definitiva, que se nota que el libro lo ha escrito una mujer por la ausencia de
Mirada Masculina.
Me gustaría sentarme a hablar de más cosas, pero antes quiero hacer una relectura y entonces creo que me lanzaré a hacer un análisis, porque esta historia lo merece para aprender a tratar personajes narradores no confiables. Como bien dice doña Bujold, la escritura es simple, pero la trama no. Una vez comprendes lo que ha ocurrido, se abre un abanico de pequeños detalles de caracterización que eran ridículamente importantes.
Trust me. Just read it. Then read it again, because it will not be the same river twice.
Maldita sea, doña Bujold, ahora no puedo esperar a releerlo de nuevo. No sé si se convertirá en una nueva obsesión, pero desde luego ha sido una sorpresa deliciosa.
Una lástima que el segundo libro, The Queen of Attolia... No. Muchas de las cosas que me encantaron de este libro dan con un muro de problemas en la segunda entrada de la saga, motivo por el que no creo que la continúe.
¡Pero, eh, este ha sido maravilloso! Y pienso releerlo y disfrutarlo más de una vez.