Recordatorio

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lunes, 10 de julio de 2017

Villanía: un trabajo a tiempo completo

Si hace un par de semanas teníamos un calor bochornoso en la Mazmorra, ahora podemos escuchar la lluvia desde nuestro cómodo salón mientras tomamos el té. Jeje. Pobrecitos, cómo os habéis tenido que empapar para entrar.


¡Bienvenidos otra vez! Tita Lyra trae galletas.

En vez de daros la receta, hablemos un poco sobre la villanía.

Hace tiempo, Green escribió un artículo para distinguir entre los términos de villano, antagonista y anti-héroe. En esta entrada, aunque se enfoca principalmente a los villanos (en su sentido de personajes malvados deliberadamente), habrá un hueco también para aquellos antagonistas que contrastan con el héroe.

A día de hoy existen muchos tipos de estructuras para la novela (aunque perviva el clásico de planteamiento-nudo-desenlace). Sin embargo, en todas ellas hay siempre uno o varios conflictos que atañen al protagonista o a ciertos personajes y remiten a un tema. Generalizando. Y, para que existan estos conflictos, se necesitan antítesis que vayan en contra de la visión del protagonista.

Los villanos son aquellos personajes que pertenecen al bando contrario, en el que ostentan cierto poder (para que sus acciones tengan peso en la trama o el mundo) y son uno de los principales motores de la historia. Al fin y al cabo, ¿cuántas novelas conocemos cuyo protagonista no hubiese participado en ellas sin la intervención del villano? Harry Potter no habría existido sin Voldemort. Nathaniel (John Mandrake) no habría truncado los planes de Simon Lovelace si su primer encuentro no hubiera sido desastroso. Ismael no habría entrado al sueño del Monstruo si cierta chica no se le hubiera aparecido.
*Sígase insertando lista infinita*

En sí, esto no es una crítica. Existen también novelas donde protagonista y villano apenas cruzan un par de palabras, y la acción del segundo no tiene casi importancia en el primero (léase Khïmera). A veces, villano y antagonista se reparten las funciones, o solo tiene presencia uno de los dos. Unos y otros métodos no convierten a las novelas en buenas y malas, sino la manera de contarlo y transmitirlo. Como siempre.

El asunto al que llegaremos hoy es más delicado. Ya hemos dejado claro que, según la historia, el autor/a precisa de un personaje que cometa actos atroces y fundamente la lucha del protagonista. Se procede, pues, a la creación y planteamiento de este villano.

Para mí este es uno de los principales problemas de cientos de personajes malvados. Su concepción y aparición no dependen de la historia, sino de la necesidad de un discurso distinto donde exista el conflicto. Desde su cuna están diseñados para ser agentes del Mal, con mayúscula. Son roles, no personajes que cumplen un rol.

Los villanos no son imprescindibles, pero sí necesarios. Deben ostentar una caracterización tan propia que los haga únicos dentro de la historia, porque tienen un peso tan trascendental en la trama que nada ocurriría si no fuera por ellos/ellas.

Uno (de los muchísimos) problemas de las películas de Marvel es que plantean para cada héroe (excepto heroínas) una trilogía. En cada cinta elaboran a un villano de cómic cuyo único objetivo dentro de la trama es ser derrotado para que el héroe haga gala de su superioridad moral. Y aún se preguntarán por qué siempre se critican que sean personajes flojos y faltos de carisma.

En las películas de animación (de Disney o no) juegan mucho con los papeles de los villanos. Todos sus diseños son muy característicos (Úrsula, Jafar, Madre Gothel, Rasputin...), muestran expresiones carismáticas, tienen escenas personales e incluso canciones. Aquellos que se quedan a medias y pasan sin pena ni gloria (Dr. Facilier que ni sabréis quién es y he tenido que buscar el nombre, Lady Tremaine, Te Ka, Gobernador Ratcliffe que no cruza ni una palabra con Pocahontas) suele deberse a motivos de trama o de personalidad con poca chicha.

Pero volvamos a la literatura. Diseñar y plantear un villano se convierte en una tarea más complicada porque no existe un apoyo visual, con ropa llamativa o gestos propios que le hagan desentonar. Por lo tanto se recurre al clásico «cuéntame su cuento», es decir, represéntalo en la historia.

Ocurre pues que la acción y participación del personaje se vuelven más importantes que nunca. Ser un personaje, como he dicho antes. No ser EL villano, sino un personaje que por su condición, pasado o motivaciones comete actos deplorables que motivan la trama. Así logra trascender y volverse icónico dentro y fuera de la historia. Y para eso hace falta darle una razón a su contexto.

Plantearé la pregunta del millón: ¿Por qué alguien querría ser el malo?

Dejemos de lado un momento eso de que los malos molan mucho. La vida no es así. Sabemos de alguien que mata o roba y le crucificamos, porque no está bien. En cambio podemos observar en la realidad qué es lo que ocurre con las personas que no actúan de la manera correcta y entender un poco por qué existe todo esto del Bien y el Mal.

No hay una única respuesta a esta pregunta. Una persona puede cometer malas acciones por miles de circunstancias. Puede deberse al desconocimiento, al Fin que justifica los Medios, a un trastorno mental, a una necesidad, al típico «ya no me importa nada porque lo he perdido todo» (cuáaaantos padres más tendré que ver que han perdido a su esposa e hija y que por eso rabian contra el mundo) o una moralidad distinta a la normal.

Personalmente soy partidaria de un relativismo moral moderado. ¿Qué es esto? La creencia de que las valoraciones son diversas y nada está preestablecido. El Bien y el Mal son conceptos que creamos a través de nuestros principios, pero no se interpretan del mismo modo por todo el mundo. La cultura y socialización juegan un papel fundamental en lo que cada individuo considera qué es bueno y qué es malo.

Sin embargo, a día de hoy la corriente más popular y saludable es el pluralismo moral, que dicta que existen unos mínimos que toda sociedad debe respetar. Por ejemplo, independientemente de cuál sea tu origen, asesinar a otra persona está mal. Son cuestiones morales básicas que cada comunidad se ha planteado cultural e históricamente, y que se consideran comunes entre humanos.

Para que os hagáis una idea de esta guerra filosófica, desde un relativismo extremo no se está de acuerdo con los Derechos Humanos porque han sido planteados desde Occidente para toda la humanidad. En cambio, el pluralismo hace posible que exista esa base para definir las protecciones y vulnerabilidades de cada ser humano existente, dotándole de herramientas para defenderse (jurídicamente).

Os cuento este rollo porque, al fin y al cabo, los héroes se basan en el Bien y los villanos en el Mal. ¿Qué es el Bien? ¿Y qué el Mal? Tengo pocos ejemplos de libros que definan estas líneas. Lo normal es establecer que el héroe hace lo bueno y el villano hace lo malo. Los grises y claroscuros son demasiado complicados para el lector medio, quita.

Por el contrario contamos con unas cuantas novelas donde los autores/as definen ambos términos desde un punto de vista con el que discrepas profundamente, porque el héroe comete actos que no están bien y quizá el villano no es tan malo. El Ejército Negro, por ejemplo. No os lo recomiendo. O la crítica a Crepúsculo de que mirar a alguien mientras duerme sin que lo sepa ni está bien, ni es romántico.

A lo largo de la historia cientos de filósofos han desarrollado teorías sobre la existencia del Mal en el ser de la humanidad (y los teólogos prácticamente lloraban intentando explicar cómo un Dios Bueno permitía que existiera la maldad en una creación que procedía de Él. Solución: existe una entidad maligna que nos conduce por el mal camino). Una que me gusta especialmente mucho es la de Hannah Arendt, sobre la banalidad del Mal. Su reflexión nació de los juicios a los nazis por sus crímenes, ya que todo el planeta se preguntaba por qué habían cometido tantas barbaridades. La realidad les retrataba como personas corrientes que no se planteaban sus actos porque existían en una cadena de mando donde la responsabilidad recaía en decenas de personas. El Mal no existía porque ellos no podían ser los malos si solo recibían órdenes. Como si de una película se tratase donde los esbirros acatan cualquier orden. En cambio, ¿cuántas historias habéis visto aplicando realmente esta filosofía a dichos esbirros? Pocas, porque son roles que apoyan el rol del villano. No personajes.

Pero esto ya se está volviendo demasiado cansino para un artículo corto sobre villanos en la literatura. Abordemos casos prácticos de auténticos villanos que han quedado para la posteridad.

En la entrada de Green que ya he citado, su primer ejemplo es Annie Wilkes (de la novela Misery) y aquí lo retomo un poco. Annie es una ex-enfermera con tal desequilibrio que, además de ser despedida, cuando encuentra a Paul no se plantea llevarlo al hospital. Por el contrario, lo encierra y le obliga a escribir la novela que tanto desea. ¿Está bien lo que hace Annie? Rotundamente no. Pero ¿ella sabe que está actuando mal? Sí, en cierta frma, lo sabe. Y digo en cierta forma porque el propio libro quiere insinuar que sufre un trastorno mental que la convierte en una niña grande. Reconoce las normas de conducta sociales (como llevar a un accidentado al hospital), pero no quiere seguirlas porque se contraponen a sus deseos.

Este es un caso especial en el que la mente del villano no es capaz de discernir completamente el Bien del Mal. No es que sea poco común, pero dentro de la villanía es flojo. El personaje de Annie Wilkes es complejo y maravilloso, y aunque sea recordada como villana, al menos yo no me la puedo imaginar como una de las grandes villanas de la literatura.

Por otro lado, Los Miserables tiene al magnífico e intachable inspector Javert. ¿Es un villano o un antagonista? En mi opinión, ambas cosas. Es el mayor representante de que el Fin justifica los Medios, pues hace y deshace todo lo que está en su poder para imponer su idea de justicia. ¿Y acaso la justicia no es una de las herramientas del Bien? En esta aparente contradicción (que en realidad solo es complejidad) está su sobresaliente.

Otro villano que realiza malas acciones a sabiendas por un Bien mayor es Magneto (X-Men, por si alguien no lo ubica). Su objetivo principal es bastante loable: convertir el mundo en un lugar seguro para los mutantes. Quizá eso de querer exterminar a los humanos para asegurarse de que no les discriminan sea pasarse un poquito. Tiene una causa y un razonamiento que lo legitima. Luego hay una película por ahí que lo convierte padre trágico que pierde a su mujer e hija, pero quiero borrar eso de mi memoria.

En ocasiones, las historias cuentan con personajes no humanos que justifican su Mal debido a la naturaleza. Por ejemplo, el Monstruo de Frankenstein o Cthulhu de Lovecraft. Otras veces (aunque no en estas), los Monstruos como males del mundo son una forma de alejar estas acciones de los seres humanos. Un escape de tener que explicar por qué una persona cometería actos malvados.

De mi reciente lectura, Cicatriz, rescato a Boris. A través de su pasado comprobamos que es una persona corriente con una moralidad muy distinta a la normativa. Ha crecido cometiendo actos que vemos imperdonables, pero que él considera corrientes en su ascenso a la cima. Sería una buena muestra de la banalidad del mal, de alguien a quien no le importan sus actos porque no considera las categorías de lo bueno y lo malo.

Entre los clásicos, como el poema El paraíso perdido, tenemos al personaje de Lucifer, cuya reflexión se plasma concisamente en la siguiente frase: «Mejor reinar en el Infierno que servir en el Cielo». La caída en el Mal no se debe a razones malvadas per se, sino a la necesidad de una alternativa.

Me he dejado a propósito unos cuantos de los más famosos en el tintero. A Voldemort le conocemos todos y seguramente sea uno de los villanos más famosos de la literatura actual. El presidente Snow es un villano decente, aunque no le dedicaría un análisis porque la difusión de la línea entre el Bien y el Mal de Sinsajo no están causada solo por su acción. Canción de Hielo y Fuego tiene tantos villanos (y hace tanto que lo leí) que no sabría ni cuál escoger. Los Vulturis son un chiste con patas y pertenecen a la categoría de todo lo malo que he dicho sobre villanos genéricos.

El caso de Frozen me chirriará siempre. Ya es de sobra conocido que Elsa inicialmente iba a ser la villana de la película, hasta que cambiaron por completo el guion cuando predijeron el bombazo de Let it Go. ¡Parece que una villana no puede sentirse liberada de unas cadenas impuestas!

La frase por excelencia de los héroes es que «para que triunfe el mal, basta con que los hombres de bien no hagan nada». Su origen está en un escritor de la Revolución Francesa que la empleaba únicamente con fines políticos. Es bastante curioso cómo la esbozamos contra todo aquello que creemos que está mal, porque, por supuesto, nosotros hacemos el bien. Lo mismo ocurre con las historias donde Bien y Mal son personajes, no moralidades.

Los villanos tienen que existir al margen del héroe o protagonista. Su último fin no debería ser derrotarlo o ser derrotado, porque un villano no representa el Mal (salvo en determinados casos de fantasía blablabla), sino que comete malas acciones. Del mismo modo que tampoco puede vivir uno al margen del otro. Claro que todo depende del tipo de historia que se desarrolle, pero un villano (o antagonista) que apenas interactúa con el héroe tampoco logra trascender porque no exhibe el contraste de ambos.

Los villanos tienen que ser personajes. Tal y como he dicho al principio. No se les puede concebir como añadidos necesarios. Todos los villanos que he citado en mi lista (podéis encontrar otras listas más largas y mejores en algunos link que os dejo abajo) son indispensables para su trama. Y más allá de eso son personajes memorables desde su planteamiento hasta su desarrollo.

En definitiva, cada villano debe remitir a un Mal que sea inteligible por el autor/a y el lector/a. De nada sirve tener un personaje de gran caracterización que comete acciones malvadas…

… si luego modifica su origen para tener una redención que justifique que el Mal no provenía de ella, sino de otra persona.





Documental sobre la banalidad del mal: https://www.youtube.com/watch?v=Y5HdP52z5xE
Artículo sobre villanos: http://www.irisdeasomo.com/2016/11/25/los-buenos-villanos-la-literatura/
Top de villanos en la literatura: http://mapachefisgon.blogspot.com.es/2012/02/top-villanos-literarios.html
Cómo Elsa pasó de villana a cantante: https://ponderingsofacinephile.wordpress.com/2014/01/30/villainous-backstories-and-frozens-elsathoughts-on-villain-elsa/

(Todas las imágenes pertenecen a sus respectivos dueños).

4 comentarios:

  1. Dios mío, no solo me has recordado la presencia de la familia de Magneto en X-Men Apocalipsis sino que además has despertado en mi interior los flashbacks de Maléfica. ¡Vergüenza para tu cabra!

    Nunca entenderé la necesidad de tantos estudios por purificar a sus villanos, sobre todo en casos como el de Maléfica. La película en sí ya era mala, pero todo el concepto de "No, en realidad es la única que ama a Aurora y solo es mala porque le traicionaron" está TAN mal llevado...

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    1. ¡Bienvenido/a a la Mazmorra!

      A mí no me importa demasiado que un villano sea redimido, pero darle un trasfondo que pervierte por completo su esencia... Véase Maléfica, véase Darth Vader (y que fuera el amor lo que motivara a Anakin a pasarse al Lado Oscuro, luego ya durante 20 años se le fue la mano con otras cosas). Maléfica en particular no tiene sentido que quiera vengarse del rey y se dedique a cuidar de su hija porque tiene que hacerle sufrir que llegue a los 16 años. Claro, como se desvive por ella... xD

      ¡Ay, mi pobre cabra!
      Gracias por pasarte y comentar.
      Atte. Lyra.

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  2. Todo muy bueno, lo único que refuto es que la muerte de la hija de Magneto no es algo inventado por la película de los X-men. Si averiguas la biografia del personaje en los comics, encontrarás que el hombre vivía con su esposa Magda y su pequeña hija, pero esta murió en un incendio provocado por una turba. Magneto activa sus poderes y los mata a todos.

    La muerte de la hija de Magneto tanto en la peli como en los comics no está de relleno, es el catalizador que hace su lucha algo personal

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    1. ¡Bienvenida a la Mazmorra!

      Sí, ya lo sabía. Podemos dedicar otra entrada a hablar de adaptaciones (de libro, cómic, película, etc.), pero si nos centramos en el personaje de las películas, no le hacía en absoluta falta. Magneto YA fue villano antes de Apocalipsis (en Días del Futuro Pasado), darle un toque personal era innecesario y además cliché. Si fueran los inicios de Magneto no lo hubiera sacado a relucir (pese a la falta de originalidad), pero se emplea como recurso para darle una tragedia a Magneto que le ponga del lado de Apocalipsis (contra Charles y los X-Men).

      ¿Han sacado la trama del cómic? Sí, pero recalco de nuevo, que no era necesario para crear a un Magneto villano. En la película es relleno porque inventan que Magneto intenta olvidar su lucha por los mutantes, crea familia, les matan y vuelta a la acción. Puede que se haga "más personal", pero luego ¡sorpresa!, cambia de idea antes de que acabe la película. Introducirlo de esa manera fue una mala decisión de desarrollo de un personaje que ya tenía otro trasfondo.

      ¡Gracias por pasarte y comentar!
      Atte. Lyra.

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