Recordatorio

No somos profesionales, simplemente nos gusta leer y tenemos tiempo libre, así que a veces cometemos errores.

lunes, 23 de octubre de 2017

Análisis: Futuros perdidos, de Lisa Tuttle


Título: Futuros perdidos

Autor: Lisa Tuttle

Sinopsis:

Las muchas vidas de Clare Beckett

Una exploración metafísica del jardín de los senderos que se bifurcan

Clare Beckett es una mujer madura acosada por las consecuencias de una negligencia juvenil, y sueña febrilmente con escapar a un mundo en el que las cosas hubieran sido diferentes. Pero sus sueños son tan vívidos que llega a experimentar otras vidas, futuros perdidos que ponen en entredicho su cordura...

Futuros perdidos propone un viaje de exploración al interior de la conciencia en uno de los vehículos narrativos de mayor calado filosófico: la posibilidad de explorar el árbol probabilístico de la teoría de los muchos mundos y acceder a otras líneas argumentales de nuestra propia vida

Editorial: Gigamesh

Número de Páginas:224.

¡Hola! Soy la sibila Anterástile. Esta es la primera vez que escribo para la Mazmorra y me hace mucha ilusión porque lo llevo siguiendo desde hace tiempo. De hecho, gracias a él volví a redescubrir Los Doce Reinos y estaré eternamente agradecida por ello. Me ha invitado Frederika a participar (lo cual aumenta la emoción aún más [R: ¿leéis eso? Casi me siento importante <3]) y espero que disfrutéis con esta pequeña aportación.

Siempre estoy a la caza de autoras potentes de ficción especulativa. Este año ha sido fructífero en este aspecto y he sumado a mis lecturas a unas cuantas mujeres cuyo trabajo me ha sorprendido gratamente. A Lisa Tuttle la tenía desde hace tiempo en el punto de mira, pero no fue hasta que el año pasado Gigamesh publicó por primera vez en España Futuros perdidos (con una portada bastante llamativa de Enrique Corominas, por cierto) que me animé a hacerme con uno de sus libros. Además, este verano he tenido la suerte de acudir al festival Celsius 232, donde la autora realizó un par de charlas de lo más interesantes.  
Futuros perdidos se centra en la existencia de infinitas realidades paralelas. Su protagonista es Clare Beckett, una oficinista soltera de treinta y pocos años, que lleva una existencia solitaria y anodina en Virgil, su ciudad natal. Angustiada por un episodio oscuro de su pasado, Clare se dedica a imaginar cómo habría sido su vida si hubiera tomado decisiones distintas [L: Si yo nunca hubiera llegado a esta Mazmorra…]. El problema surge cuando sus ensoñaciones cobran consistencia y comienzan a confundirse con sus recuerdos reales, permitiéndole un vistazo a futuros que ella nunca creyó siquiera posibles.[R: Seguro que Batman estaría encantado con esto. Hasta que descubre que sus padres siempre deben morir, porque ya sabemos cómo funciona o de cambiar el pasado.] [G: Y luego está Flashpoint]



En general ha sido una lectura de la que he disfrutado. A pesar de que al principio el estilo de la autora hizo que me resultara difícil sumergirme en la narración, me ha dado la impresión de que es un libro trabajado y bien pensado, con una idea clara de lo que quiere contar y unos personajes definidos, que cumplen su función dentro del núcleo de la historia. A continuación, analizaré estos elementos con más detalle:

TRAMA


La novela da inicio con Clare levantándose por la mañana para encontrar a un desconocido en su cama. Inmediatamente recuerda que ella misma lo invitó a dormir la noche anterior, pensamiento que no la agrada en absoluto. Cuando él se despierta, trata de mantener un trato cordial y juguetón con ella, pero la protagonista se resiste. No quiere volver a verlo más y se siente como si hubiera sido otra persona la que hubiera dejado que aquel hombre entrara en su casa. Así pues, una de las primeras cosas que sabemos sobre Clare es que no está satisfecha con su vida y trata de suplir sus carencias comportándose de una manera que le resulta ajena.

En ese mismo capítulo, descubrimos que Clare trabaja como contable en una empresa donde se la ningunea por regla general. Nunca toma decisiones arriesgadas y se comporta de manera rutinaria. 

 Pronto encontramos una explicación a esta particularidad de la protagonista: se culpa de la muerte de su hermano mayor, Wat, que sucedió cuando ambos eran adolescentes. Durante un viaje de los padres, Wat, pese a ser diabético, se encerró en su cuarto, negándose a comer nada. Clare, que había aprovechado aquel fin de semana para pasar tiempo con su novio, lo deja a su aire en vez de insistirle en que salga y se medique. Cuando los padres vuelven, encuentran al muchacho muerto en su cuarto. Este episodio tiene un tremendo impacto emocional en Clare, que abandona sus hábitos anteriores y se vuelve una persona más introspectiva e insegura.

El episodio de Wat y el tratamiento que le da la autora a lo largo de la novela me resulta bastante interesante. Al principio solo contamos con una narración superficial de los hechos. Los motivos del comportamiento de los dos hermanos no quedan muy claros, pero según avanza la historia se profundiza en la relación entre estos. Clare idolatraba a su hermano mayor, y se veía incapaz de ser dura con él. Mientras que él había sido siempre una persona responsable, hasta que presumiblemente entró en depresión a raíz de su diabetes. La situación también se presta a un análisis de género: la culpabilidad de Clare está enraizada tanto en su incapacidad para ejercer el rol de cuidadora como en su miedo a desafiar la autoridad masculina que representa su hermano para ella [R: Hacer que la pequeña se responsabilice de su hermano mayor cuyo problema es ser diabético, por deprimido que esté, me parece EXAGERADO] [L: Pero crudamente triste porque en esos casos siempre queda la culpa por “no haber hecho más”]. En todo momento, a Clare se la presenta como una persona que trata desesperadamente de encajar en unos cánones que solo le provocan infelicidad.

La primera visión de una realidad paralela que experimenta Clare sucede mientras come con sus compañeros de oficina. Clare se pierde en sus propios pensamientos al recordar que aquel día habría sido el cumpleaños de Wat. Cuando una de sus compañeras le pregunta si está bien, ella responde que la noche anterior había estado celebrando el cumpleaños de su hermano junto a este y su cuñada. Todos se sorprenden porque Clare nunca había mencionado la existencia de esas personas. La propia Clare se asusta al comprobar que sus recuerdos son muy vívidos: es capaz de conjurar la imagen de su hermano como un hombre de mediana edad y también la de la mujer de este. Y no solo eso, sino que recuerda haber acudido a la fiesta junto Barry, su antiguo prometido.

Aquel día aún le esperan más sucesos extraños, al volver al trabajo cae en una especie de trance y teclea en el ordenador sin parar. Al rato se encuentra la pantalla repleta de fórmulas matemáticas cuyo significado desconoce [R: me odio a mi misma porque no soy fan de Lovecraft pero YITH, YIIIITH], pero que le hace recordar su ilusión adolescente de convertirse en matemática. Sueño que quedo truncado no solo por la muerte de su hermano, sino por su propio temor a convertirse en una solterona solitaria. 



A medida que estas visiones sobre futuros perdidos se hacen más frecuentes y detalladas, Clare va pidiendo consejo a distintas personas, entre ellas su antiguo prometido y Sophie, su mejor amiga. El primero lo achaca a la negativa de la protagonista a aceptar la muerte de su hermano. Sophie la toma más en serio e incluso le propone la explicación de que su subconsciente haya conseguido viajar a aquellas otras realidades alternativas.

Si hay algo que no me ha terminado de convencer de la novela es la manía de la protagonista de hacer partícipe a todos los demás personajes de sus visiones [R: es el Síndrome de Casandra, madre mía] [L: Pero sin cobrar]. En otros aspectos Clare es muy reservada y no acaba de encajar que su primera reacción sea predicar a voz de grito una información que la pone en situaciones tan comprometedoras.

Cabe destacar también que hay dos versiones de Clare que ganan cierta autonomía dentro de la novela y a veces adoptan el rol de narradora. La doctora L.C Beckett, una matemática que estudia las realidades paralelas y una Clare siniestra que narra en segunda persona y parece ser consciente de lo que sucede a todas las posibles variantes de sí misma. Aunque durante la lectura esto resulta una variación agradable y abre varias posibilidades, al final me provocó cierta insatisfacción porque la trascendencia del cambio de punto de vista resulta ser nula [R: Pues vaya :/ Casi parecía más interesante que lo que se va mostrando. ¡Una conspiración de Clares!].

Los posibles futuros de Clare se centran en las relaciones amorosas y sus perspectivas laborales. Mientras más conoce la protagonista a sus otras “yo”, más aumenta su deseo de llevar una vida parecida a la de las otras. A lo largo de la novela conocemos a varios posibles maridos de Clare. Algunos forman parte de su pasado, pero a otros nunca llegó a conocerlos por su negativa a arriesgarse. Uno de estos es Michael, un músico de Nueva York, con quien se obsesiona e intenta seducir sin mucho éxito.



Es precisamente tras fracasar en su intento de iniciar una relación con él cuando se ve transportada a la realidad de la Clare siniestra, en la que aún vive con sus padres y pasa sus días en un centro diurno para personas con enfermedades mentales. Nunca ha ido a la universidad y su hermano Wat está en coma. Esta situación fuerza a Clare a tomar decisiones y demostrar a su familia que es una persona cuerda. Todo esto acaba llevando a un encuentro con Wat, que muere cuando ella lo visita en el hospital, pero se le aparece posteriormente en forma de espíritu [R: las drojas son malas, amiga mía] [G: Whaaaat]. Su hermano le asegura a Clare que no la culpa por lo sucedido y la guía para que pueda recuperar su vida, pero antes realiza una parada en un mundo que ha avanzado tecnológicamente gracias a los soñadores que visitan otras realidades. Esta última parte me resultó bastante curiosa y, sin duda, merecería su propia novela que desarrollara más este concepto, sobre todo porque en esta no acaba de encontrar su lugar. Es un cambio de estética y situación demasiado anticlímax para lo que Tuttle había estado construyendo hasta este momento.

Una vez de vuelta a su realidad, Clare ya no está insatisfecha, sino que parece motivada para cambiar su vida y no dejarse arrastrar por lo que se espera de ella. Aun así, ninguna de las tramas llega a cerrarse, sino que el libro finaliza con un interrogante sobre el futuro de Clare, y sin dar respuesta alguna a las problemáticas de la matemática y la Clare usurpadora. 



PERSONAJES


Los personajes son, a mí gusto, la parte central de la novela que nos permiten ver cómo sus circunstancias y manera de actuar van moldeando el mundo en el que viven. A Clare la conocemos en un momento de profunda insatisfacción personal: no le gusta su presente ni ha conseguido superar el pasado. Trata de cambiar su vida con decisiones que se basan más en lo que hace feliz a otras personas que a ella misma y, por tanto, no llega a encontrar lo que busca. Cuando comienza a obtener vistazos de otras realidades paralelas se siente al mismo tiempo aliviada, al pensar que su hermano vive en otros mundos, y frustrada por hecho de saber que existió la posibilidad de salvarlo y ella no la aprovechó. Durante toda la novela toma decisiones impulsivas que la llevan a tratar de emular la felicidad que ve en sus otras “yo”, aunque es consciente de que el viaje entre universos paralelos es imposible. Y, cuando resulta que no lo es, acaba atrapada en la peor de las realidades posibles. Esto es lo que la lleva a madurar, perdonarse por lo ocurrido y luchar por lo que verdaderamente quiere. Las otras Clare son personajes esbozados con bastante menos detalle: sabemos que la doctora L.C. Beckett tiene miedo de su pasado, lo que la lleva a evitar su ciudad natal, pero esa trama nunca llega a cerrarse; igual que tampoco se cierra la trama de la Clare loca, que simplemente acepta que su plan de intercambiarse con otra realidad acaba fracasando. No sabemos si recupera la cordura o si continua el camino de recuperación que inició. [L: Sería curioso que hubiera varios libros dedicados a cada una de las Clares o una recopilación de las versiones de cada una si en la novela no quedan finalizadas (?)].



Wat es una de las figuras claves de la novela. Cuando muere es un adolescente incapaz de aceptar su enfermedad y responsabilizarse de sí mismo; aun así, Clare respetaba su autoridad de hermano mayor y se sentía incomoda al tener que reprocharle su actitud descuidada. Los vistazos a otras realidades de Clare nos permiten saber que de haber sobrevivido se habría convertido en un adulto feliz, casado y con hijos.

El personaje más importante para la protagonista probablemente sea su mejor amiga, Sophie. Esta mujer se dedica al arte, es poco convencional y bastante abierta a escuchar a los demás, aunque le ofrezcan explicaciones poco lógicas. Tiene una aventura con un hombre casado, pero corta con él cuando se da cuenta de que no la aprecia como ser humano.

Los padres de Clare son una pareja de jubilados que llevan una vida tranquila y familiar en Tennessee. Tratan a su hija con cariño y se preocupan por ella pero, al mismo tiempo, no quieren implicarse demasiado en su vida ni que ella se implique en la de ellos. La muerte de Wat supone una barrera. La madre, Laura Jean, responde un poco mejor a la demanda de intimidad de Clare, pero no acaba de entenderla: en su opinión preguntarse cómo podrían haber sido las cosas no tiene sentido.

Los otros personajes relevantes son los intereses amorosos de Clare o de alguna de sus otras “yo”: Barry, su antiguo prometido al que abandonó por miedo al compromiso; Michael Zacharias, el músico con el que está casada en una realidad alternativa y al que atraen las mujeres desequilibradas y Thomas/Baltazar, su antiguo amor de juventud, que se dedica a estudiar los sueños y con el que parece tener una conexión en varias realidades.

ESTILO


En general la novela se mantiene en un registro neutro, aunque a veces se eleva y adquiere cierto carácter científico cuando explica las bases de las realidades paralelas. Esto sucede a menudo en los diálogos, en los que además Clare suele enfrentar su visión del mundo con la de los otros personajes; lo cual permite al lector observar el conflicto desde otro punto de vista.

El estilo de la autora peca de resultar explicativo e incluso repetitivo. La reiteración constante de ciertos incidentes deja clara las obsesiones de la protagonista, pero para el lector puede resultar tedioso. Algunas metáforas interesantes se intercalan con otras bastante manidas. Además de vez en cuando se utilizan expresiones un poco pasadas de moda que chocan con el registro actual de la novela. En contraste, también se puede afirmar que el texto es ligero y se lee con facilidad.

Tras consultar algunos fragmentos en el idioma original, sin embargo, he descubierto que algunos de esos problemas derivan de la traducción. A menudo expresiones que en inglés son bastante neutras se traducen por frases hechas en español que no acaban de casar con el estilo. También me he encontrado con unos cuantos falsos sentidos y omisión de referencias culturales (aunque esto lo considero necesario). Pese a ello no considero que la traducción sea mala: en general huye de los calcos de vocabulario y estructura y respeta las reglas de nuestro idioma.

TEMA


Los dos temas principales de la novela son la culpa y las oportunidades perdidas. Ambos están relacionados entre sí. Clare se siente culpable por la muerte de su hermano, lo cual la lleva a perder oportunidades porque cree que no se las merece; a la vez que se imagina una y otra vez volviendo atrás para salvar a Wat. Los temas están tratados con bastante maestría por parte de la autora: cada personaje en la vida de Clare tiene su propia ración de culpa y arrepentimiento, al igual que dejaron pasar muchas oportunidades con mayor o menor fortuna. Las situaciones y escenas también sirven para apoyar los temas; por ejemplo: en cierto momento la madre de Clare le cuenta que estuvo a punto de casarse con el heredero de un caserón que su padre ambicionaba para satisfacer a su familia, pero que al final eligió el hombre al que verdaderamente amaba, el padre de Clare.

También como subtexto, es importante mencionar la cuestión del género. Lisa Tuttle sabe reflejar muy bien que los futuros de Clare están limitados por su condición de mujer en los ochenta [G: Y por el cardado del pelo], por barreras tanto sociales como comportamientos que ella misma ha interiorizado. Su frustración por no poder cumplir el ideal de mujer que tiene un éxito profesional moderado, una familia perfecta y ejerce el rol de cuidadora en su relaciones queda patente a lo largo de toda la novela. Además, en ciertos fragmentos, en especial en la primera escena, en la que se comparan los mundos masculinos y femeninos a través de la protagonista y su ligue ocasional, se retratan las dinámicas entre géneros como rituales a los que atenerse. La propia Clare se enfurece consigo misma por sus problemas para deshacerse de aquel extraño, por desear lo que él ofrecía (seguridad, matrimonio, normatividad) pese a que el individuo como persona le resultaba repugnante. 


CONCLUSIONES


El interés de esta novela reside principalmente en cómo consigue integrar cada elemento de la narración para hablar de los temas de la culpa y las realidades paralelas en un espacio reducido y sin elementos superfluos. Aunque algunas tramas queden sin resolver y el final sea abierto, en general es un libro satisfactorio que plantea ideas interesantes a través de unos personajes bien pensados y desarrollados. Tan solo habría echado en falta una atención mayor a la prosa.



Lo mejor… La complejidad de los personajes y sus reacciones.

Lo peor… La prosa plana y expositiva.

1 comentario:

  1. No conocía la novela y me gusta el tema que propone, es original. Aún así, creo que seria una novela demasiado densa para mi gusto y con demasiados cambios de narrador (o de Clares) y me haría un lío :/

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