Título: Mañana todavía. Doce distopías para el siglo XXI
Autor: VV.AA. Ed. Ricard Ruiz Garzón.
Sinopsis: Hoy ya no, pero tal vez mañana o pasado mañana... los clásicos podrían reescribirse a conveniencia, las redes sociales podrían marcar la vida de un bebé, la maternidad podría convertirse en una forma de condena, la casta política podría borrar a determinados ciudadanos, la altura de un edificio podría definir nuestra longevidad, los teléfonos móviles podrían empezar, de tan inteligentes, a rebelarse. Y todo intento de evitarlo, todo asomo de revolución, podría acabar pareciendo un esperpento. Sería un mañana inquietante, sí, pero posible. Demasiado posible.
En la mejor línea de 1984, Un mundo feliz y Fahrenheit 451, pero también en esa nueva ola que va desde Los juegos del hambre hasta la serie de televisión Black Mirror, estos doce referentes de la distopía en nuestro país han aceptado el reto de imaginar futuros para un siglo XXI que se presenta cada año más incierto. A veces desde el humor, a veces desde una profunda conciencia política o medioambiental, aunando a menudo originalidad y respeto a la tradición y siempre desde una pasión literaria cargada de ambición, las doce narraciones aquí reunidas configuran una antología llamada a marcar un hito en la historia española del género.
Porque las distopías no son sólo otra moda literaria.
Son alarmas, denuncias, sátiras del abismo.
Son las armas de hoy contra el mañana.
Son las ficciones de la crisis.
Todavía.
Editorial: Fantascy.
Número de Páginas: 490.
No voy a negarlo. A menudo me pregunto si la gente sabe lo que es una distopía. Con historias como Los juegos del hambre y sus variantes, además de diversas películas de ciencia ficción, tiendo a pensar que no. Supongo que es gracias a las historias dedicadas a un público masivo norteamericano y que no pretenden realmente hacer crítica sino historias entretenidas pero que quedan mejor si les añades la etiqueta (falsa) de «distopía». No lo son y llevan a pensar a la gente que con leer un libro de falsa distopía ya saben de qué va el tema. Es una concepción equivocada, pero no vamos a negar que son libros atractivos y atraen. Al menos lo hacen más que los españoles. Supongo que es por leer nombres menos comunes, por el prestigio de ser norteamericano o, simplemente, por el marketing.
Por eso me dije: «Rika, no seas idiota. Las distopías molan. Y mira a todos estos autores españoles de renombre. Al menos uno lo tiene que hacer bien. ¡Como Javier Negrete! ¡Vamos a darle una oportunidad!»
¿Mi conclusión?
¿Alguno de estos autores ha leído alguna vez historias de distopías? ¿Les pidieron historias de ciencia ficción, a veces incluso paródicas, y luego vilmente don Ruiz Garzón las catalogó como «distopías» para llamar la atención del público? De acuerdo, todos sabemos que las sinopsis las hace algún loco y que a menudo no tienen que ver con el contenido pero comparar estas… estas cosas con 1984, Un mundo feliz y Farenheit 451 me saca carcajadas de bruja. Pero de bruja histérica y mala [L: carcajadas de Rika].
¿Distopía? ¿DISTOPÍA? No saben ni escribir un mundo futurista hecho y derecho.
NO ME DIGAS QUE ESTO SON DISTOPÍAS.
Para aquellos que no lo sepáis, la distopía es un futuro terrible e inminente donde los escritores, dibujantes, cineastas o, en general, autores, materializan el temor de un problema que afecta a una sociedad actual. Es decir, se trata de una crítica a nuestro tiempo, a hechos que ven en el día [L: Vaya, ahora que lo dices, Nos mienten podría hacerse un hueco en esa categoría].
Aparte de un odio visceral contra Internet, que desvela un poquito la edad de los escritores de Mañana todavía, en este libro encontramos paupérrimos desarrollos del capitalismo, un desconocimiento alarmante de cómo funcionan las mutaciones por la energía nuclear, miedo al Islam, terror al feminismo y… no sé, historias estúpidas que aportan poco. Me preocupa bastante que sea esto lo máximo que han podido desarrollar, que sean estas sus peores preocupaciones de la sociedad actual y, peor aun, que sean capaces de demostrar la escasez de inteligencia a la hora de construir una sociedad futurista cuando se supone que son buenos autores. [R: recalco futurista. Es decir, basada en la nuestra; o sea, que tiene que tener un desarrollo lógico basado en unos cimientos que podamos ver a nuestro alrededor. No es tan difícil, por Medea].
Es más, me horroriza profundamente decir que el único relato más o menos decente —lo cual es mucho— es el de Laura Gallego, por lo que ponerlo el primero de todos es un terrible error ya que las cosas van de mal en peor.
Normalmente no soy mala… [L: JA, JA, JA] Vale, ni yo me creo eso. Estimados lectores, soy una bruja cruel y despiadada y odio la mala literatura. No es culpa de los autores que sus obras se vendan como algo diferente a lo que son, pero sí es su responsabilidad escribir algo que no parezca que acaban de cagar en una visita rápida al baño. Mañana todavía es una colección de terribles relatos donde ninguno alcanza la categoría de distopía y el último, el de mi ex amado Javier Negrete, ni lo pude terminar.
Como no tengo la menor idea de cómo hablaros de las historias sin destriparlas, voy a entrar directamente a SPOILERS y a hacer algo mejor: mostraros los fallos de la construcción de estos mundos y por qué no son distopías. Son doce relatos y tienen muchas tonterías que resaltar, esta reseña vendrá en dos partes para no saturaros con mi odio.
Así pues, estimados lectores, podéis imaginar que no recomiendo este libro, que si queréis lecturas ligeras vayáis a otro lado y que mi fe en los escritores españoles de ciencia ficción se diluye lentamente. Japoneses, deposito mi fe en vuestra cultura milenaria y vuestra capacidad de innovación. ¡Salvadme de la literatura cutre!
WeKids de Laura Gallego
La impresión final que he sacado de este relato es que se trata una especie de crítica… ¿a Internet y Facebook?
WeKids sigue la historia de dos niños que nacieron el mismo día y de cómo sus padres les crean cuentas en una red llamada WeKids porque en esa sociedad si no tienes muchos amigos en Internet no te cogen para trabajar (al menos en sitios dignos). Alfredo [R: aunque lo llaman Freddy porque los nombres españoles son horribles (?)] alcanza la fama gracias a videos virales que le hacen sus padres, mostrándole de bebé riéndose o haciendo tonterías, y que encantan a todos. El otro, el protagonista, Lucas, es un genio y se va haciendo famoso más lentamente por sus videos en los que enseña ciencia a los demás. Básicamente es la carrera de ambos hacia la fama hasta que, antes de cumplir los 15 años, se organiza un concurso para que los niños que cumplen en el mismo mes tengan 15 minutos de gloria dando lo mejor de sí mismos.
Pues bien, Lucas resuelve un problema matemático que hasta ese momento no se había logrado completar; evidentemente el público no le entiende, pero sí llama la atención de los empresarios. Luego llega el turno de Freddy, sobre el cual la narración no deja de repetirnos que es guapo y majo y se ha ganado su fama sin hacer nada, hasta el punto de que ya tiene un futuro brillante por el mero hecho de ser famoso. Cansado de la vida, se suicida frente a millones de espectadores.
Tras eso nadie quiere contratar a Lucas a pesar de su brillantez porque lo relacionarán siempre con el niño suicida. Fin.
Bien, no veo objetivo en esta historia. Tiene un concepto interesante, aunque lo máximo que saco en claro es que doña Gallego desprecia la sociedad de Internet.
¡Protegeos del Mal! |
Al no seguir la historia de Freddy no se alcanza a ver el drama de la falta de intimidad a la que le someten sus padres —algo que hacen muchos padres de famosos— y el final es un poco endeble porque en una sociedad informatizada no sería difícil cambiar el perfil de Lucas con tal de conseguir que trabajara para X empresa, lo cual les daría sin duda muchos beneficios.
Si esto es una crítica a la sociedad de Internet puedo entenderlo, pero… ¿Está basada en el desconocimiento? Internet tiene muchísima basura muggle, pero también lo tiene la vida real. ¿Es peor Internet que las relaciones sociales en carne y hueso?. Evidentemente doña Gallego viene de otra generación y lo ve todo con una visión mucho más catastrófica. Si al menos se hubiera enfocado en la crítica a los padres que usan indiscriminadamente a sus hijos para ganar fama habría entendido el núcleo de esta historia, ya que vemos que el padre de Lucas se muere de envidia por la fama de Freddy. Pero ya está, no hay más. ¿No habría sido mejor centrarse en la historia de Freddy, que el pobre ve su vida explotada desde que es un bebé donde su privacidad es destrozada y expuesta antes que en la monótona existencia de Lucas, que no aspira a mucho excepto dedicarse a lo que le gusta?
Ni siquiera si se hubiera escrito la historia de Freddy podríamos catalogarla de «distopía», ya que doña Gallego nos asegura que WeKids es una red muy segura donde no hay peligro de pedofilia o secuestro. Así que el argumento se va solito a la mierda y acaba con el verdadero peligro actual y que existe en nuestra sociedad. ¿Quizás el objetivo del libro es criticar la verdadera genialidad que queda oculta por los virales de Internet? ¿Para eso se necesitaban 48 páginas?
En fin, no comprendo las reseñas que ponen por las nubes este relato porque es flojo y está mal hilado, pero al menos es más… err… creíble, supongo, que los que vienen a continuación.
Y como dice mi querida kaimatachi:
«Si creas un mundo hipotético gobernado por las redes sociales, céntrate en el tema, leñe.»
Por Medea, criticad cosas reales. Para eso existen las distopías. De la lectura, sólo decir que se lee bien, aunque está plagada de anglicismos que me hacen llorar sangre.
Al garete de Emilio Bueso
Al garete es una buena forma de describir a dónde se va este relato. Por suerte es más corto, porque iba a echarlo a la chimenea donde preparo mis pociones de un momento a otro como hubiera tenido que dedicarle más tiempo de mi vida.
Pintaba bastante mejor que el anterior, con una historia donde los polos se han derretido y la humanidad vive en una especie de fila india de chalupas, barcos y mierda que desfila aleatoriamente en busca de tierra. Una tierra que parece haber desaparecido, pues nadie cree en ella excepto los más ancianos [G: Espera, existe una película similar a esto... Sale Kevin Costner...].
De nuevo, no veo el objetivo de esta historia, excepto la absolutamente poco sutil [R: ACOSTUMBRAOS, este libro de relatos es de todo menos sutil] crítica al cambio climático y a la energía nuclear que acabará por destruir la Tierra. Woaaaah, qué innovador.
El caso es que lo primero que podemos hacer es sacudir a don Bueso y exigirle que nos explique cómo ha pasado esto, cómo explica que la avanzada tecnología, los satélites y los egoístas gobernantes humanos no hayan encontrado una forma de advertir o prevenir un desastre de tales dimensiones. ¡O al menos cómo es que no hay barcos grandes donde puedan vivir las personas! Porque, guste o no, los humanos son resistentes y se prepararían para algo así, más con la cantidad de materiales que tenemos hoy en día y que nos podrían permitir sobrevivir en el mar. Además, tengo varias preguntas básicas: ¿de dónde se supone que sacan el agua potable? ¿Si quieren encontrar tierra, por qué van juntos, si es una forma de quitarse comida unos a otros y aguantar menos tiempo? En teoría no ha pasado ni una generación desde que se inundó la Tierra, ¿cómo es posible que estén ya tan rendidos a su destino? ¿Cómo es que los precursores no prepararon barcos, que es algo que los humanos saben hacer bastante bien? En algún momento se menciona que hay barcos de ricos peroooo hablan de yates. Yates. [L: Las prioridades han quedado muy claras. La ignorancia también] [G: En la peli que yo digo todo eso está mejor]
Yates. También conocidos como barcos de lujo. |
En esta cosa no podría sobrevivir la gente.
Por otra parte está el tema de los animales. ¿Cómo han mutado los insectos sin tierra, sin comida, sin flores, sin nada? ¿Por qué los animales simplemente «mutan» haciéndose más grandes en vez de con las deformaciones esperadas? ¿Y por qué los humanos son los únicos que no han mutado horriblemente? Si me dijeran que los ricos, al tener buena comida y tecnología se mantienen más o menos bien, pase, pero esta gente vive en pateras. ¿Por qué la radiación de las centrales nucleares hundidas no les afecta?
Como dice mi amiguita kaimatachi, que es demasiado tímida para soltaros sus lógicas a la cara y me deja el trabajo a mí, la ciencia ficción tiene que ser coherente y respetar a los anteriores autores de ciencia ficción que, por ejemplo, llegaron a imaginar naves-mundo con todos los detalles necesarios para sostener la vida a largo plazo. En Al garete no hay el más mínimo esfuerzo por crear un mundo post-apocalíptico lógico. Es una búsqueda de miseria y dolor de forma gratuita, porque la inundación de la Tierra no puede suceder en dos días y hay tiempo para prepararse; si al menos se hablara de un intento de salvar a la sociedad que fracasó sería una excusa triste, pero que está ahí. Y no hay nada de eso. Sólo monstruos en los que la mutación ha actuado mágicamente para que resulten más amenazadores para los humanos. Qué egocéntrica es la especie humana, queridos lectores.
Podríamos haber tenido guerras por la supervivencia, organización de sistemas sobre ciudades-barco, destrucción de los satélites, sabotaje, ALGO. En su lugar encontramos un relato tan perezoso como su autor donde nadie hace nada. Podría haber sido una historia donde la gente tuvo que apañárselas ante la inundación, donde hay que buscar tierra a ciegas y sin tecnología, de agrupaciones y envidias, de diferencia entre ricos y pobres, de la falta de recursos, la enfermedad, una posible esterilidad. Una historia de desesperación e impotencia porque no se podría ayudar a los demás, suficiente difícil sería sobrevivir, porque los recursos los tendrían unos pocos.
Pero no. En su lugar tenemos esta cosa que ni merece la pena leerse.
Y eso por no hablar de la narración artificiosa e innecesaria, ya que no está tocando nada profundo que merezca ese lenguaje pretencioso.
Desde luego, el título va que ni pintado al relato.
2084. Después de la Revolución de Elia Barceló
Nos encontramos ante una burda crítica del capitalismo cuya autora, irónicamente, no termina de comprender cómo funciona el sistema. Además parece que habría una… crítica a la…¿prostitución? En cualquier caso es un insulto a la inteligencia, aunque por las reseña que he leído debe ser sólo un insulto a la inteligencia superior de las brujas, pero bueno.
Doña Barceló no sólo no sabe hacer diálogos creíbles, sino que parecen cogidos de un panfleto de alguien que sabe un poquito de comunismo y que te grita en interminables parrafones expositivos lo malo que es el capitalismo. Querida autora, creo que ya lo sabemos todos y mejor que estos personajes, gracias. Los libros de texto a clase, por favor.
El inicio es, porque sí, con un par de ricos españoles en Mongolia burlándose del gusto artístico de la gente del siglo pasado porque, claro, ¿cómo iba a gustarle a alguien ver un paraje natural en vez de verlo cubierto de brillante basura?
Después saltamos a dos personajes, un empresario llamado Alfonso y una chica secuestrada para ser usada como madre de alquiler llamada Laia. En fin, los personajes son planos y de vez en cuando aparecen otros de fondo que no tienen lugar en la historia ni sé para qué salen. Alfonso se enfrenta a la realidad de su mundo confiando en Laia, que pertenece a un grupo de ecologistas, los últimos que quedan en el mundo y no se someten a los terribles avances tecnológicos que te permiten ser más guapo, pero que se mueren de hambre y la vendieron para que diera hijos naturales a los malvados capitalistas. Alfonso lleva una casa de estas chicas de alquiler y resulta que se entera de que su abuelo ha muerto encerrado en una residencia. Resulta que todos los ancianos que cumplen los 80 años se convierten en una carga para el capitalismo y los matan al cabo de dos años tras aislarlos de sus familias en residencias estatales. La verdad es que el abuelo fue lo único que me gustó del relato. El abuelo y Sole, la «estúpida» amiga de Laia y que no es la Chica Especial y Diferente.
Aunque no me ha quedado muy claro, parece que la sociedad está dividida entre «naturales», que son los gobernantes poderosos y estúpidos, además de feos y gordos; los «genos» mejorados genéticamente para ser guapos e inteligentes; los «soma» que no sé bien para qué están pero deben ser como la clase baja con problemas para reproducirse por culpa de la comida que les dan y… ¿¿Aun así los usan para conseguir hijos naturales?? Luego están los «huesos» o los realmente pobres y que están en los «huesos» [R: jajajaja mira qué ingeniosa es doña Barceló.] que, por cierto, al no poder ya casi reproducirse deberían haber desaparecido. A menos que se traten de somas que acaban fuera del sistema, claro, pero no queda explicado. En realidad esta parte es terriblemente confusa por la cantidad de etiquetas que se usan, como los «cartaplatino», «cartaoro» y «cartabronce» así que muy posiblemente me haya hecho un lío con esta sociedad. En realidad da un poco de igual, pero quien avisa no es traidor.
El caso es: si este relato es una crítica del capitalismo, ¿por qué no pone lo lógico, que son los inteligentes los que gobiernan? Hasta Alfonso critica a los naturales porque sabe que es mejor que ellos. De acuerdo, en España los empresarios son idiotas y con muy poca capacidad para negocios, pero estamos hablando de un sistema mundial. Un puñetero sistema mundial donde lo que manda es el dinero y la inteligencia para obtenerlo.
La narración de este relato es bastante caótica, los personajes son planos a morir y los discursos me hicieron llorar de frustración porque son tan burdos que ya no sabía qué hacer, si dejar el libro o saltarme el relato. Sí, doña Barceló, de acuerdo, odia el capitalismo. ¿Puede centrarse ahora en el horror del mismo, en vez de hacer un panfleto político-económico? Gracias.
La historia es floja, no queda claro para qué están las granjas de mujeres si parece que en ciertos sitios las unidades familiares han desaparecido como tal y Medea, ¿para qué aíslan a las chicas de sus familias? Comprendo que lo hagan con los ancianos si a los dos años pretenden acabar con su existencia pero si a las chicas no quieren matarlas porque necesitan que tengan hijos naturales, ¿para qué causarles el desgarro emocional que puede repercutir mal en el embarazo?
Y luego, lo que más me llamó la atención y destroza por completo la historia es que, al parecer, hay granjas de hombres. Vamos, que juntan a niños y a niñas para tener hijos. Pero luego doña Barceló se atreve a hablarnos de cómo el capitalismo se libra de ancianitos inservibles para la sociedad y que sólo suponen un gasto de dinero.
En definitiva, no entiendo la existencia de las granjas que venden hijos naturales guapos cuando pueden genomizarlos y asegurarse de que nunca tendrán enfermedades o no saldrán con un ojo pipa. En algún lugar doña Barceló intenta justificar que, como es una sociedad hiper consumista, los quieren como productos de lujo, pero insisto de nuevo: ÚTERO-TANQUES.
Supongo que hay una crítica a la superficialidad del capitalismo, de cómo nos deshacemos de nuestros mayores y de que lo que importa es el dinero pero, lo siento, no funciona. Doña Barceló ha intentado abarcar demasiado en muy poco espacio y lo ha hecho mal y de forma confusa.
Y no tengo nada más que decir [L: Yo no sé ni qué comentar, el chiste se construye solo, lo juro]. Un relato bastante ridículo, con críticas absurdamente burdas a la contaminación, al consumismo, dell cambio físico a uno que te guste más y al capitalismo.
Instrucciones para cambiar el mundo de Felix J. Palma
Nunca había leído a este autor, pero cuando salgo de la mazmorra veo a menudo sus libros por todas partes, de modo que me preparé para encontrarme un relato cuanto menos decente.
No podría realmente deciros de qué va esta historia porque hice lectura en picado —ya no en diagonal, en picado— a partir de la quinta página. El problema no era tanto la sociedad ridícula que se presenta, con trabajadores que visten en pijama o que la gente coma en las mesas en vez de en las sillas o que los protagonistas hagan normas parecidas a nuestra sociedad —sí, esa que se supone que hay que criticar— para reorganizar la suya como «Cinco. Tome caldo en invierno», o «Seis. Desnúdese para amar». Por las reseñas que he leído es una especie de crítica a que no pongamos en tela de juicio las normas que rigen nuestras vidas —se ve que don J. Palma es de la vieja escuela y no está al tanto de toda la gente que protesta por la moda sexista, por las normas injustas del gobierno, el paro, las leyes de voto y demases—.
El problema es que: ¿desde cuándo las distopías son humorísticas? Es decir, pueden serlo, pero para eso tienes que saber hacerlo. Aun así, una distopía no pretende hacer reír, sino advertir y a menos que seas Terry Pratchet o Chaplin es probable que falles miserablemente.
Por otra parte está el lenguaje de don J. Palma, que fue lo que hizo que me desconectara por completo al ser tan horriblemente lioso y pedante y con una profunda alergia por el uso de rayas y diálogos que aclaren las escenas. ¡O aunque sea comillas!
Las distopías suelen ser sociedades ineludibles, que los protagonistas no pueden cambiar. Ni el señor narrador ni su amada y loca Paula deberían poder hacerlo y la historia finaliza con que se rinden más o menos antes de empezar, pero su acción causa que se extiendan octavillas con las instrucciones para cambiar el mundo (hacia uno como el nuestro) y la gente empieza… a seguirlas a pesar de que para ellos es algo completamente ilógico.
Gran parte del relato consiste en admirar a Paula a pesar de que el narrador deja claro que está loca y no terminan de convencerle sus argumentos. Al final su acción comienza a romper el mundo ilógico —para nosotros— y poco más. No se necesitaban tantas páginas ni tanto lenguaje elegante, más si está representando a una especie de proletario que narra en primera persona. Además, que cambien el mundo ya está haciendo que la distopía, si es que podemos llamar distopía a esto y no una idea alocada y sin sentido [R: pista, las distopías deben tener sentido porque son la evolución de un aspecto de nuestra sociedad que al autor le da canguelo] ni intención de crítica ya que no recoge realmente aspectos de nuestra sociedad ni los pone a parir, como debería, tras desarrollarlos hasta un extremo peligroso.
¿Cómo hacéroslo entender? Veamos, si nos piden que vayamos desnudos al trabajo en invierno diremos que no porque hace frío. Si nos dicen de comer en las mesas puede que lo hagamos porque hay muchas sociedades que comen en el suelo y tampoco es tan dramático. Sobre lo demás ni quiero comentar porque me entra la risa.
Así pues, puede que te guste como relato, pero como historia distópica no tiene sentido.
El error de Rosa Montero
Hablando de ser sutiles, la protagonista se llama Alma.
Alma es una ingeniera energética que vive en un mundo super futurista donde se controla la sociedad con minuciosidad, tanto que por un fallo del sistema es incapaz de entrar a su Sector rico de la ciudad porque, de acuerdo a los ordenadores, Alma no existe.
Como historieta de terror no estaría mal pero, de nuevo, estamos en una puñetera distopía.
De acuerdo a El País «estamos en un hipotético mundo futuro, mecanizado, parcelado y contaminado. Alma, la heroína de esta historia, se debate para mantener su identidad y su humanidad ante una administración misteriosa y kafkiana.»
Si Alma hubiera sido humana habría visto una crítica más o menos inteligente, ¡por fin!, a cómo se nos convierte en números y datos en lo que podría derivar esto dentro de unas cuántas décadas. Pero había que meter androides.
Limpieza de sangre de Juan Miguel Aguilera
Bien, la historia no es demasiado interesante ya que entramos una vez más en el clásico: chica misteriosa (Benazir) es salvada por el protagonista masculino (Samir), que le pone los cuernos a su esposa por esta fascinante mujer y se acuesta con ella. Os resumiré que ella, Benazir, es una agente del «norte» que viene a realizar un atentado contra el Mahdi —líder religioso normalmente radical que os debería sonar de las poblaciones almohades si habéis hecho los deberes y estudiado el tema de al-Andalus en bachillerato— de Valencia.
Ya está, no merece ni la mitad de las páginas que tiene, que son más una crítica a la sociedad musulmana radical que a nuestra propia sociedad. Si no entendéis bien a qué me refiero, aguardad y estad atentos:
Básicamente la idea que se te deja caer al final es que los musulmanes lanzaron a gente infectada por el ébola al sur de Europa y el norte cerró las fronteras [R: Malditos traidores seguro que fue idea de Inglaterra, adora volver la espalda] [L: Qué bonito, mil millones de villanos :D Falta un Capitán Europa que se ponga las botas] y llegó la caballería musulmana al rescate. Así los países como España se convirtieron al Islam más integrista, cambiando sus nombres y costumbres, teniendo que ceder toda clase de libros progresistas y blablablá. Hay crítica al burka, como de costumbre, y a cómo los musulmanes controlan a sus mujeres reduciéndolas a un mero acompañamiento del hombre hasta el punto de que a Samir se le prohíbe tratar a Benazir porque tendría que tocarla y es una mujer ¡que no se atreva a ver su carne! Irónicamente como la toca y tal acaban teniendo sexo. No sé qué lección sacar de esto. ¿El sexo es bueno? Creo que eso ya lo sabemos, pero bueno.
La única gracia de esto es que al final Benazir puede infiltrarse en las zonas de alta seguridad precisamente por ir cubierta por un burka y acompañada de un hombre, aprovechándose del sistema, pero como es algo que te tiene que decir ella en voz alta y no lo ves con tus ojos, pierde mucho.
Sé que estoy siendo repetitiva pero ¿dónde está la crítica? Es evidente que don Aguilera tiene terror a una improbable invasión Islámica o a que los norteños se desprendan de la carga de los países del sur pero, a menos que sea una crítica a no ayudar a África por el tema del ébola —de tal modo que se habría podido evitar la situación en la que se ven los protagonistas— ¿no es ninguna distopía? Bueno, es evidente que don Aguilera considera el Islam como un mundo distópico y no duda en meter a todos los musulmanes en un mismo saco, lo cual no tiene mucho sentido porque claro, con la «adelantada» tecnología de su historia no sería nada extraño que las comunicaciones mantuvieran unificada una cultura de todo el sur de un continente. Puede que incluso la sociedad musulmana integrista, en este futuro «distópico» sea también uniforme en el resto del mundo musulmán que, me imagino, sigue extendiéndose por el Norte de África, Asia y quizás ahora domine medio mundo, pero don Aguilera no se molesta en explicárnoslo. Es preferible perder tiempo desarrollando la relación cornuda de los protagonistas y la sensualidad del cuerpo oculto bajo el burka de Benazir.
¿Sabéis que ese es un pensamiento muy machista-occidental, que tanto sueña con los harenes islámicos?
Podría sustraerse una denuncia a la violencia de género, pero realmente Benazir se «merecía» la paliza al ser una «terrorista» y los soldados no le hicieron daño porque fuera mujer, sino porque era una enemiga así que…
En fin, la historia termina con Samir huyendo con su esposa y sus hijos —dejan a los padres de esta atrás porque los SUEGROS DEBEN MORIR, aunque estoy segura de que de haber sido sus propios padres se los habría llevado— a la fuerza, ejerciendo sobre ella su voluntad de hombre —«La estaba arrastrando lejos de su vida y de su familia, pero como mujer no podía hacer nada para oponerse a mi dictamen» (p. 225)—, hacia el norte donde esperan encontrar un mundo mejor, más avanzado tecnológicamente, con la agresiva enfermedad del ébola controlada, huyendo del sur retrógrado y de ciudades amuralladas que han retrocedido «a la Edad Media» en palabras del protagonista.
Creo que la historia muestra por sí misma no una crítica a nuestra sociedad o al Islam, sino unos prejuicios bastante fuertes, que llevan a imaginar todo lo que no sea norte-occidental como retrasado y que, además, pierde toda su defensa de la mujer reduciendo a una a un trozo de carne —la esposa— sobre la que el protagonista ejerce su voluntad por su bien y a la otra una mujer misteriosa y sensual, con bastantes características negativas como la tendencia a la manipulación aunque eche una mano al protagonista… por el mismo lío en el que ella le ha metido. Por cierto, ninguna mujer habla con otra mujer. Y las dos mujeres que aparecen solo hablan de Samir. Hay ciertos test que este relato no superaría.
¿Y cuál es la distopía? ¿Que los musulmanes van a conquistar el sur de Europa? ¿Que los occidentales son demasiado egoístas para ayudar a sus amigos del sur? Lo que ha hecho don Aguilera no es desarrollar un mal actual, sino que ha hecho un What if, extrapolando la situación de varios países a Europa y se ha quedado ahí, sin desarrollar ni hacer nada innovador.
No veo la crítica a nuestra propia sociedad por ningún lado y además falla miserablemente en las pocas denuncias que podría llegar a hacer. Además, le sobran muchísimas páginas. Y aquí lo dejamos por hoy, que ya he vomitado suficiente veneno, estoy cansada de repetirme, y mi poción calmante humea en la chimenea.
Link a El País
(Todas las imagenes pertenecen a sus respectivos dueños)
Me acabas de hundir con esta reseña :( Tenía ganas de leerlo con la esperanza de leer algo BUENO. Volveré a pasarme por aquí cuando lo haya leído, a leer los spoilers y a contaros qué me ha parecido.
ResponderEliminarUn saludo, y feliz año! :)
Lo siento mucho, jo. Yo también fui con la idea de que me encontraría algo decente y morí mucho por el camino, hasta el punto de que uno de mis autores favoritos pasara a ser uno de esos que no quiero volver a leer. Claro que soy muy sibarita y es posible que mi opinión a algunos les parezca exagerada (ya te digo que la mayoría de las críticas ponen los relatos como si fueran maravillosos).
EliminarEspero que disfrutes más que yo la lectura y esperaremos con ganas tu opinión~
¡Feliz año desde la mazmorra!
Atte. Rika.
¿Estás seguras de que el relato "2084. Después de la Revolución" no intentaba copiar la novela de Margaret Atwood de "El cuento de la criada"? Sonaba un poco igual en algunos momentos, solo que MAL.
ResponderEliminarPor cierto, gracias por esta reseña. Me habéis salvado de leerme estas mierdas. En serio, es que son TAN mierdas (y el último el que más, no se nota la islamofobia ni el machismo del autor, ¿eh?). Ahora me pregunto cómo sobrevivisteis a esta lectura D:
Quizás lo intenta, no sería el primer relato de este libro que copia/imita temas que ya se han explorado antes, solo que aquí los encontramos de forma mucho más torpe y burda, como bien comentas.
Eliminar¡Siempre es un placer hacer buenas acciones por otros lectores! Y aún queda la segunda parte, que no mejora mucho.
Pues... Sobreviví (mientras Lyra y Green se reían en mi cara) con mucha fuerza de voluntad y por eso tardé un mes en leerme el libro; no era capaz de terminarme ningún relato de golpe. Por suerte el martes se subirá la siguiente parte y se habrá terminado el horror 8D
os adoro. Sois las únicas que hacéis crítica real y no intercambio de halagos dentro del mundillo. Sois un maravilloso soplo de aire fresco. GRACIAS.
ResponderEliminarLei este libro prestado y me horrorizó pero sólo encontraba críticas maravillosas hasta que encontré la vuestra, ya empezaba a creer que era sólo cosa mía. No es la primera vez que me pasa con autores españoles y empiezo a ser más y más recelosa porque críticas llenas de entusiasmo me llevan a libros mediocres o directamente malos.
Me hago ya seguidora vuestra!! me voy a leer lo que recomendais que ya me genera mucha más confianza que otros blogs más populares. Sois geniales!! :*
Zayna
¡Gracias a ti, Zayna! Nos alegra que te hayas pasado por la Mazmorra (¡y que te quedes, ay! ¡Muchas gracias!) y le hayas dado una oportunidad a esta reseña, porque se ve que tuviste la misma experiencia que yo (Rika) y pronto dejé de intentar leer más opiniones.
EliminarTambién me preguntaba si era solo cosa mía, cómo era posible que nadie, ni siquiera blogs feministas, criticaran algunos de los relatos. Pero bueno, era mi opinión y estaba tan... ya ves con el libro que no importaba si quedaba como una pataleta o algo. Los relatos como distopía son terribles y no me parece normal que nadie lo haya comentado.
¡Un saludo!
Atte. Rika~