¡Bienvenidos a la Mazmorra! Soy Rika y os traigo un análisis... poco convencional en este blog. Lo cierto es que llevo un tiempo queriendo entender los misterios de la Primera Persona, y, tras darle muchas vueltas, he descartado hacer un análisis normal a The Thief, cuya reseña podéis leer aquí, y centrarme en estudiar su punto fuerte: el Narrador No Confiable.
The Thief es un ejemplo perfecto para lidiar con un protagonista que te miente a la cara, que juega con medias verdades y, por ello, releer es una delicia. De pronto captas todo lo que tenía un doble sentido. Desde el punto de vista de un escritor, puede que este examen interese por puro placer, pero también espero que sirva de guía a quienes quieran escribir con narradores mentirosos.
Lo que es evidente es que este análisis no tendrá mucha gracia para los que quieran leerse el libro y todavía no lo hayan hecho. A esos lectores les recomiendo escapar cuanto antes. ¡No leáis nada más, suficiente os he spoileado diciendo todo esto!
Dicho esto, dada la naturaleza del relato, hay que empezar por el final.
¡Bienvenidos a la Mazmorra! Soy Rika y vengo a analizar The Queen of Ieflaria de Effie Calvin.
Me vi atraída por este libro cuando la autora lo promovió por Twitter como una historia protagonizada por una pareja lesbiana.
Pocas veces he leído libros así —diría que solo me he cruzado con las
novelas de Sarah Waters y algún que otro libro de piratas muy
cuestionable—, así que lo anoté en la sección de «quiero leer» de
Goodreads. Tiempo después la Pandemia atacó, los libros online bajaron
de precio y Quirón tuvo el detalle de regalarme el libro.
Antes de ponerme a leer, pensé que el título era interesante. La reina. No la princesa.
¡Un poco de variedad! De modo que, cuando encontré que estaba
protagonizado por dos princesas, una de las cuales busca el trono, me
animé pensando que tendríamos una maduración y escalada al poder. Quizá
como Doce Reinos.
Pues… Pues me hace gracia decir que he terminado el libro y sigo sin saber por qué se titula así,
dado que el statu quo de la historia no cambia y falta mucho, mucho
tiempo para que ninguna de las dos protagonistas llegue a ser reina. Y
comento esto porque creo que es importante para comprender por qué The
Queen of Ieflaria falla tanto a pesar de todo lo bueno que ha
construido.
Porque, sí, es un libro entretenido, pero que no sabe qué quiere ser.
Título:The Queen of Ieflaria.
Autora: Effie Calvin.
Sinopsis: Princess Esofi of Rhodia
and Crown Prince Albion of Ieflaria have been betrothed since they were
children but have never met. At age seventeen, Esofi's journey to
Ieflaria is not for the wedding she always expected but instead to offer
condolences on the death of her would-be husband.
But Ieflaria
is desperately in need of help from Rhodia for their dragon problem, so
Esofi is offered a new betrothal to Prince Albion's younger sister, the
new Crown Princess Adale. But Adale has no plans of taking the throne,
leaving Esofi with more to battle than fire-breathing beasts
¡Bienvenidos a la Mazmorra! Soy Rika y vengo con Quirón y K'sar a compartir los resultados de nuestra lectura conjunta de Binti.
Título: Binti
Autor: Nnedi Okorafor
Sinopsis: Su nombre es Binti, y es la primera de los himba a la que se le ha
ofrecido una plaza en Oomza Uni: la mejor institución de enseñanza
superior de la galaxia. Aceptar esta oferta significará abandonar su
casa, su familia y viajar a través de las estrellas entre extraños que
no comparten su forma de ser ni respetan sus costumbres. Lo que Binti no
sabe es que el conocimiento le costará caro. Una sanguinaria raza
alienígena, las medusas, amenazan su viaje y, para poder sobrevivir,
necesitará la ayuda de su pueblo y de la sabiduría contenida en la
Universidad.
Editorial: Crononauta
Número de Páginas: 61
Antes de que sigáis, os dejamos por aquí una reseña de Goodreads que, en nuestra opinión, resume bastante nuestras impresiones.
¡Bienvenidos a la Mazmorra! Soy Rika y vengo a hablaros de Mélusine, de Sarah Monette.
Título: Mélusine
Autor: Sarah Monette
Sinopsis: Felix Harrogate, a handsome, well respected wizard among his
aristocratic peers, finds his dark past as an abused slave coming back
to haunt him and joins forces with Mildmay the Fox, a thief and
assassin, to stop the demons of darkness, but a shocking secret that
links their pasts could destroy them both. A first novel.
Editorial: Ace Charter
Número de Páginas: 490
Este es el primer tomo de una tetralogía ambientada en la susodicha ciudad, repleta de intriga, nigromantes y una narrativa muy, muy, muy, muy romántica. Romántica en el sentido de oscura, con ambientes casi góticos —aunque estoy convencida de que el referente histórico es más o menos el siglo XVIII—, un poco farragosa y personajes que rozan el melodramatismo.
Tenemos dos protagonistas que cuentan sus respectivas historias en primera persona y, ¡por Medea!, sus voces son completamente distintas. Es una delicia. Una delicia confusa, ya que en ambos casos comienzan in medias res, arrojando datos de lore casi con ametralladora, y hace falta comprender bien el vocabulario para abrirse paso por la novela que va vomitando personajes apenas descritos —a veces ni presentados—, porque los protagonistas los conocen y no se molestan en detenerse mucho en ellos para facilitarle la vida al lector.
¡Bienvenidos a la Mazmorra! Soy Rika y vengo a reseñar The Thief de Megan Whalen Turner, que ha sido uno de mis mejores descubrimiento de 2019.
Título: The Thief
Autor:Megan Whalen Turner
Sinopsis: Gen can steal anything, at least that's the boast he's made in wineshops across the capital city, and his bragging has landed him in king's prison. His chances of escape look slim, even for someone of his talents. When he is invited to join a quest to steal an object straight out of a legend, he's hardly in a position to refuse.
Editorial: Greenwillow
Número de Páginas: 311
Había visto que la recomendaban algunas veces, pero no mucho. Luego descubrí que Lois McMaster Bujold había comentado en Goodreads que era un libro magnífico, de los que cobran sentido al releer. Y releer. Y releer. Dado que doña Bujold es más bien parca con sus reseñas, su insistencia me llamó la tención y me arrojé a ver qué clase de libro había captado tanto su amor.
The Thief narra la historia de Gen en un formato de primera persona, dado que son memorias de sus aventuras. Este muchacho, menudo y con la lengua demasiado afilada para su propio bien, tuvo la fantástica idea de gritar en una taberna
que podía robar cualquier cosa. ¡Hasta podía robar el sello del rey! Lo cual no es algo que deberías ir diciendo por ahí una y otra vez. Cuando comienza la novela, Gen ha dado con sus huesos en la cárcel más oscura del reino de Sounis y parece condenado a desaparecer en la ignominia. Pero entonces el mago (que aquí significa sabio) del rey y el propio monarca deciden sacarlo a cambio de que trabaje para ellos. ¿Y qué pueden querer de un ladrón? Que robe, por supuesto. El qué, no se dice, pero podría afectar a los tres grandes reinos que protagonizan el libro.
A partir de ahí, comienza el viaje junto al mago, dos nobles y un soldado. Doña Whalen Turner va presentando poquito a poco a cada personaje, desarrollándolos con escenas cotidianas del viaje. Y qué escenas cotidianas más deliciosas, de verdad. No hay grandes persecuciones hasta la última parte del libro, ni tampoco épicos enfrentamientos, ni visitan impresionantes ciudades. Tampoco hay una mega-trama de seres malignos enfrentándose a Gen y compañía en una desesperada carrera por obtener el misterioso objeto. Gen, en definitiva, no es un elegido. Es un chico agotado, que duerme y come para intentar recuperarse tras meses de encierro, y que disfruta del bucólico paseo por el que lo arrastran sus captores. No todo es agradable, desde luego. Gen no deja de ser un prisionero y sus guardianes desconfían de él. Por ejemplo, pelea como un gato para que no le bañen —prefiere hacerlo solo, pero no le van a dar el placer— y pierde miserablemente, y también se deja llevar por el orgullo con uno de los nobles… Lo cual se traduce en francos y feos problemas. Gen no está libre de abuso. El mago deja muy claro que piensa sacrificar su vida si es necesario en pos del objeto.
Y eso es lo que tenemos. Un viaje sorprendentemente tranquilo a lo desconocido, con intervalos para presentar pequeños relatos narrados por los personajes sobre los distintos dioses del mundo. Por Medea, cómo lo he disfrutado.
En cierta manera, siento que esto es El nombre del viento, pero satisfactorio. La primera persona es totalmente natural y es muy consciente de sí misma. Al fin y al cabo, estamos ante un protagonista que sabe mucho más de lo que cuenta, y que es capaz de atraparte con las descripciones, el ritmo y hacer que te pases pegado durante horas a las páginas aunque no ocurra mucho.
Solo que, vaya, sí que está ocurriendo. Se está forjando. La presencia de los dioses se intuye, más que se grita, y se percibe de formas que en ocasiones resultan un poco inquietantes, pero jamás arrebatan el control a los protagonistas. No del todo.
Y, más importante aún, no hay machismo.
A pesar de que solo salen dos mujeres en la novela, el lore se presenta con un enfoque feminista y tendencia matriarcal. Inspirada por una mitología griega muy descarada, tenemos a una diosa todopoderosa llamada Hephestia que controla rayos, y también un gran panteón que nos permite echar un vistazo a cómo ven los personajes su mundo. No solo eso, sino que dos grandes jugadoras políticas son mujeres, y claramente jugarán un rol importante en las siguientes novelas.
En definitiva, que se nota que el libro lo ha escrito una mujer por la ausencia de Mirada Masculina.
Me gustaría sentarme a hablar de más cosas, pero antes quiero hacer una relectura y entonces creo que me lanzaré a hacer un análisis, porque esta historia lo merece para aprender a tratar personajes narradores no confiables. Como bien dice doña Bujold, la escritura es simple, pero la trama no. Una vez comprendes lo que ha ocurrido, se abre un abanico de pequeños detalles de caracterización que eran ridículamente importantes.
Trust me. Just read it. Then read it again, because it will not be the same river twice.
Maldita sea, doña Bujold, ahora no puedo esperar a releerlo de nuevo. No sé si se convertirá en una nueva obsesión, pero desde luego ha sido una sorpresa deliciosa.
Una lástima que el segundo libro, The Queen of Attolia... No. Muchas de las cosas que me encantaron de este libro dan con un muro de problemas en la segunda entrada de la saga, motivo por el que no creo que la continúe.
¡Pero, eh, este ha sido maravilloso! Y pienso releerlo y disfrutarlo más de una vez.
¡Bienvenidos a la Mazmorra! Soy Rika y no he muerto, aunque octubre casi ha podido conmigo. He decidido revivir un poco el lugar, barrer el polvo y las telarañas, y hablar de mi experiencia de este LeoAutoras. En realidad no he podido terminar casi nada gracias al examen que ha consumido prácticamente todo mi mes, pero aun así he complementado mi sufrimiento con momentos de respiro en los que solo he leído a mujeres. No he sentido que me haya faltado nada. A ver, quería continuar leyendo la biografía de Dalton Trumbo, pero no pasa nada porque haya tenido que esperar un poco.
Había pensado en sacar un artículo que englobara todo, pero se ve que soy más lenta que una tortuga y creo que será mejor reconocer que debo renunciar a los análisis gordos y detallados porque no me da la vida. Así que sacaré a partir de ahora pequeñas reseñas e impresiones de lo que va pasando por mis manos. A veces hablaré, supongo, en varias ocasiones de un libro que me dure mucho tiempo, y otras no. Pero espero lograr resucitar un poco este lugar y sacar algunos análisis más desarrollados cuando encuentre libros que me enamoren.
De modo que vamos allá. En octubre conseguí terminar El dragón de su majestad, Cómo acabar con la escritura de las mujeres, Mujeres en la hoguera, y Cisnes Salvajes. Desde entonces también ando arrastrando una relectura de Cetaganday Africanus, el hijo del cónsul, mientras que los nuevos descubrimientos son Black Hole Blues, Vida de una geisha, Trumbo, Mélusine, The Thief; Amazonas, guerreras del mundo antiguo, The Grandmaster of Demonic Cultivation y un libro de ensayos de Lois McMaster Bujold. De todo irán cayendo cositas las siguientes semanas.
De momento vamos a centrarnos en la reseña del primer libro.
Título: El dragón de su majestad.
Autor: Naomi Novik
Sinopsis: El capitán Will Laurence sella su destino al capturar el precioso
cargamento de la fragata Amitié. El tesoro es un huevo de dragón
imperial, regalo del emperador chino a Napoleón. Cuando la
fantástica criatura salga del cascarón, elegirá al capitán como su
criador. Éste pronto descubrirá que entrenarlo es una aventura
fascinante. Juntos tendrán que aprender las peligrosas tácticas de la
guerra aérea, pues Francia, dirigida por un Bonaparte más audaz que
nunca, ha reunido a sus criaturas para transportar sus tropas sobre
suelo británico.
Editorial: Santillana.
Número de Páginas: 409.
El dragón de su majestad, de Naomi Novik, ha sido una experiencia dolorosamente agridulce. El concepto de este libro no es original; estamos ante un universo alternativo donde los dragones se crían y utilizan en las guerras como si fueran aviación. Se podría aducir que doña Novik da un punto «diferente» a sus dragones al hacer que hablen y sean inteligentes [R: al menos en ciertos casos. Los ingleses parecen criar especies tontas a propósito como contraste con los dragones chinos], pero esta característica en realidad es antigua y se puede encontrar en la Dragonlance o el afamado Smaug de El Hobbit. Sin embargo, no hay que ser original para escribir algo bueno. Lo que importa es cómo lo trates. Y es con eso con lo que tengo muchos sentimientos encontrados.
Todo comienza cuando el protagonista, el capitán Laurence de la marina inglesa, asalta un navío francés y roba un huevo. Su idea es entregarlo a los jinetes de dragón, que están obligados a dedicar su vida al ejército del aire y renunciar en general a todo lazo externo al mundo dragonil, pero el huevo eclosiona mientras están en alta mar. Poco dispuesto a volcar ese amargo destino sobre los jóvenes a su cuidado, Laurence decide renunciar a su cargo y ocuparse del dragón chino, al que bautiza como Temerario.
Hace bastante escribí un artículo sobre cómo muchos autores (en especial varones) se escudan en el historicismo de las violaciones, del maltrato contra las mujeres y todo eso para justificar la violencia, fetichización y sexualización de sus historias. En definitiva el «¡pero es que era así!». Y ya demolimos muchas de esas excusas.
Esta vez venimos a hablar de otro mito, que espero que pueda servir de referencia para quienes lean esto~.
Del orgasmo femenino y la masturbación
En las novelas se habla mucho de penes. No hay problema en hacer aparecer a hombres orinando —defecar ya es demasiado—, con erecciones y fantaseando en dónde les gustaría insertar sus falos. En el caso de las mujeres, sus genitales se mencionan menos porque la obsesión suelen ser los pechos, pero a los autores les encanta mencionar lo húmedas, apretadas y sabrosas que están. En especial si son jovencitas.
Todo suele enfocarse, pues, hacia un punto de vista masculino disfrutando de un sexo donde la mujer tiende a ser pasiva.
Por ello siempre encontraré absurdo leer sobre tantísimas muchachitas desconocedoras ya no solo del sexo (como tratamos en este artículo tan extenso), sino del placer, y que disfrutan como locas si descubren la penetración. A ello se suma, por supuesto, la sensación de que nunca se hubieran excitado por su cuenta, ni llegado a explorar regiones que los niños ya empiezan a manosear desde que son muy pequeños.
De modo que vamos a sacar referencias de un libro publicado en 1999, The Technology of Orgasm, de Rachel Maines para hacer entender a la gente que el sexo gira alrededor de la concepción masculina del mismo. Es decir, incluye tres etapas: la preparación o foreplay, penetración y orgasmo masculino.
Y no hace falta que en todas las representaciones perpetuemos esta idea ignorante.
Antes de nada, dejemos unas ideas claras de acuerdo a la concepción heterosexual del sexo:
1. Si una mujer no tiene un orgasmo mediante la penetración pero el hombre sí, se sigue considerando que ha habido sexo.
2. Si la mujer disfruta de un orgasmo y el hombre no, entonces el desenlace es un coitus interruptus.
Sin embargo, de acuerdo a doña Maines, alrededor del 70% de las mujeres —asumo que estadounidenses— no se corren mediante la penetración y necesitan estimulación externa. Y si no se da, entonces la ausencia de placer…
«La culpa debe ser de ella, puesto que era literalmente inimaginable que pudiera descubrirse algún problema en la hipótesis de la penetración. Si el pene no representaba la arma definitiva en las batalles sexuales, la insistencia en la superioridad masculina descansarían en el estadísticamente mayor potencial de los bíceps y deltoides masculinos, que en sí no parecían aptos para la tarea de sostener el patriarcado en la civilización occidental»
(Technology… p.6)
Hasta tal punto el mundo es androcéntrico que los términos de labia, vagina o útero no se emplearon durante mucho tiempo. Bastaba con términos masculinos como semen» o «semilla», de modo que cuidado con la interpretación de textos antiguos.
Ah, y, una pequeña aclaración antes de seguir:
¿Qué es la HISTERIA?
Aunque en 1952 se dejó de considerar la histeria como una enfermedad, este término ha perseguido a las mujeres desde el siglo IV a.C. sin descanso. Según los médicos, consistía un conjunto de «síntomas» que se echaban a un saco y se mezclaban aleatoriamente. En general, las mujeres parecían sufrir «excitación crónica» con ansiedad, falta de sueño, nerviosismo, fantasías eróticas, pesadez en el abdomen, edemas en la parte baja de la pelvis y lubricación vaginal. En ocasiones se daba el caso de que la «enferma» se desmayaba, sufría un orgasmo —pensemos en cómo se despiertan algunos hombres con un asunto del que encargarse y asumamos que el cuerpo se comporta como lo hace porque a veces tiene problemas de los que ocuparse— y se encontraban un poco mejor. Los ejemplos se retrotraen hasta Platón, que sugirió que estas reacciones se debían a inflamaciones del útero. A esto se le suele llamar «paroxismo de la histeria».
“Guard your honor. Let your reputation fall where it will. And outlive the bastards.”
¡Bienvenidos a la Mazmorra! Soy Rika y, aprovechando que en abril reeditarán la saga Vorkosigan, vengo a hablar de una de mis autoras favoritas: Lois McMaster Bujold.
Quizá lo primero que tendría que decir, aunque la opinión de Bujold sobre los premios no es muy buena, es que cabe resaltar que tiene más en su haber que el escritor clásico Heinlein. Él tuvo cuatro premios Hugo. Ella nada menos que siete. Y no es cuestión de hacer cuentas y ver quién es mejor o peor, sino que me sorprende que una mujer tan galardonada ni siquiera salga en las listas de «mejores autoras de ciencia ficción».
Solo quería comentarlo.
La verdad es que estoy convencida de que nunca me habría enterado de su existencia hasta la reedición de Vorkosigan de no haber sido por pura casualidad. La página de Nobody Suspects the Butterfly, que os recomiendo intensamente si os gusta leer de Canción de hielo y fuego, la recomendaba como una autora que trataba temas políticos, sentimentales y mágicos, pero con menos violaciones, menos violencia general, más diversidad sexual y de personajes y… Sonaba bien. Me lancé.
Oooh, cómo lo agradezco a día de hoy.
Empecé con La maldición de Chalion. Algún día sacaré un análisis, pero me cuesta porque siento que nunca voy a decir lo suficiente. El caso es que en un solo libro, doña Bujold deconstruyó el típico personaje masculino que debería ser adorado como un héroe de esos que abundan en tantas historias escritas por hombres —como, se me viene a la cabeza, don Sanderson—. Desarrolló a personajes masculinos vulnerables que se enfrentaban a la depresión, presentó a personajes homosexuales, me mostró amistades femeninas, creó maravillosas intrigas políticas y metafísicas, y todo con una prosa fluida y maravillosa.
Una vez terminé Chalion, fui a por más. Me leí Paladínde Almas, que expandía el universo de los Cinco Dioses donde transcurre Chalion. La protagonista era una madre(¡!) entrada en edad que buscaba su lugar en el mundo después de que su vida quedara destrozada a manos de otros y de que su hija se hubiera vuelto independiente. ¿Resultado? La elige su dios menos favorito para rescatar a un bello durmiente víctima de cierto abuso sexual y, de paso, con el objetivo de evitar una posible guerra. Devoré el libro en unos pocos días y casi me gustó aún más que Chalion.
Luego empecé la saga Vorkosigan, una serie de 18 libros space opera.¿Cuál era el principal atractivo? Pues un protagonista que, debido a ciertos sucesos traumáticos durante su nacimiento, mide menos de metro cincuenta, tiene la columna hecha papilla y los huesos tremendamente débiles. A cambio es un chico dominante, paranoico, muy inteligente y que lleva una doble vida como heredero del conde más poderoso de su planeta y capitán mercenario de una flota que consiguió por su cuenta antes de los veinte años. A lo largo de los títulos aparecen un creciente número de mujeres y personajes bisexuales o hasta hermafroditas —no intersexuales, los hermafroditas son un tipo de colonos concretos—. Debo reconocer que la saga Vorkosigan no me enamora como lo hacen los libros de fantasía de doña Bujold porque tienen otro estilo, con un ritmo mucho más ligero y menos tendencia a profundizar, pero siguen siendo libros muy notables.
Y ahora me encuentro en negación total porque aún me quedan cosas por leer de esta gran mujer, pero no quiero terminar pronto.
¿Cómo explicar este descubrimiento y por qué me alegro tantísimo de que la vayan a reeditar?
Desafiando la masculinidad tradicional
“Dresses are weapons, my dear, in sufficiently skilled hands.”
Lois McMaster Bujold decidió escribir historias con mujeres mayores, hombres destrozados que carecen de esa masculinidad que tanto aprecian u obsesiona a autores varones y se adelantó con protagonistas enanos que anteceden a Tyrion Lannister. En realidad, Tyrion parece muy inspirado en Miles Vorkosigan. En realidad hasta da la sensación de que sus aventuras limpiando las alcantarillas de Roca Casterly vienen a ser un reconocimiento a Miles, que dedicó parte de un libro a aventuras similares que, en su caso, incluían cadáveres. Claro que Tyrion fue «más lejos» al tener una clase concreta de enanismo mientras que Miles, técnicamente, no es enano.
Sinopsis: ¿Puede el amor, el poder del bien incluso en la adversidad, perdurar más allá de la vida que conocemos y prolongarse a través de siglos y lugares? Seis vidas se entrecruzan aquí de forma inesperada a fin de dibujar un mundo, profético y extraño a la vez, en el que la historia se puede reescribir. Los seis protagonistas de la novela, ajenos a la trascendencia de sus acciones, tienen un papel mucho más relevante en la posteridad de lo que pueden imaginar, en escenarios tan disímiles como un viaje por la Polinesia a bordo de un galeón en el sigloXIX, la California de los años sesenta, o una isla en un futuro postapocalíptico. Todos ellos comparten un destino común, el afán de poder que se sucede una civilización tras otra, y la búsqueda del amor como salvación. David Mitchell construye una aventura épica en la que no sólo todo está conectado, sino en la que también los gestos individuales pueden llegar a ser el germen de grandes revoluciones.
Editorial: Duomo
Número de Páginas: 599
¡Bienvenidos
a la Mazmorra! Soy Rika y vengo a presentaros un análisis de una obra que me
encanta.
El atlas de las nubes entra dentro de
esa extraña categoría de libros que resultan poco comerciales, pero que tienen
suerte y logran alcanzar cierto estrellato. Lo he visto recomendado en muchas
de esas listas de «cien libros que deberías leer» y, la verdad, siempre me hace
feliz encontrar su nombre. Además, en su día las hermanas Wachowski [R: cómo
odio escribir este apellido] lo llevaron a la gran pantalla, lo cual ayuda a
que la gente se interese por el título. Lo cierto es que se trata de una
película muy entretenida, con cambios comprensibles y necesarios para una
adaptación, y una banda sonora que te rompe el corazón y lo tritura muy
despacito. Así que si os queda alguna duda… Mirad la película y luego venid al
libro.
Es un libro
que, por cierto, exige un esfuerzo por parte del lector. El atlas desarrolla seis historias conectadas entre sí a lo largo
de distintas épocas, cada una de las cuales ocupa alrededor de cien páginas. El
quid de la cuestión radica en que las historias se dividen de una
forma…particular. Todas, menos la última, se organizan así: tenemos la primera
historia y, al llegar a la mitad, comienza la segunda. Y así una y otra vez
hasta alcanzar la sexta, que es la única completa. Después de terminar la
sexta, encontramos la segunda mitad de la quinta, luego de la cuarta… Y
cerramos con el final de la primera, creando un círculo perfecto.
Se trata de
una estructura cíclica intencional, que viene que ni pintada a la idea de
reencarnación, de repetición de errores y temas conectados que influyen a la
gente que nacerá en el futuro.
Los cliffhangers, por supuesto, son
molestos, incómodos, y dan ganas de saltarse todas las historias para tener una
lectura «normal», pero la gracia es aguantar y ver por qué el autor eligió
precisamente un formato que podía hacerle perder lectores.
Cada
historia imita un tipo de escritura típica de distintas épocas. Tenemos un
diario de viajes del siglo XIX, una novela epistolar, otra policíaca con estilo
muy ligero, una autobiografía cómica, una entrevista futurista y una narración
en voz alta de un anciano que cuenta su historia a un grupo de jóvenes. Cada una emplea un estilo completamente diferente de otro que permite que cada personaje tenga
una voz característica, propia y distintiva. Por fuerza, alguna os gustará más
que otra [R: yo me decanto por las cartas y por la entrevista. En este último
caso no porque sea lo más realista del mundo, sino por la personalidad de la
narradora. Tiene mis dieces de bruja] y casi sin duda gruñirá un poco al llegar
a la sexta, ya que se encuentra en un futuro distante donde el idioma se ha
resentido mucho. El trabajo del
traductor (Víctor V. Úbeda) para que, aun así, el texto resulte legible es
extraordinario.
Sin entrar
en spoilers, creo que lo más interesante del libro es que todas las ideas que
se critican resuenan con nuestra época. El racismo, el robo intelectual de
ideas, el peligro nuclear, el asumir que los ancianos no sirven para nada, el
creciente control del capitalismo sobre nuestras vidas y el miedo a lo que la
tecnología (mal empleada) puede causar en nuestro planeta son temas del día a día
y surcan esta historia de forma constante. Los personajes envueltos en estos
temas, por suerte, son fruto de su época y podemos encontrarnos con actitudes
que resultan contradictorias o deleznables, pero por eso mismo se permite que
haya cierto cambio y evolución en su forma de pensar y de actuar. La hipocresía
se puede curar. Por eso los protagonistas no son ideales.
Lo más
fascinante es que don Mitchell no tiene una buena opinión de la especie humana
en su conjunto y eso se ve con los saltos temporales. Los humanos se dirigen
solitos a su propia extinción. Pero, aun así, los personajes luchan por aquello
en lo que creen y muestran que la individualidad es importante dentro del contexto social. Casi tanto como
la capacidad de una sociedad de quererse u odiarse a sí misma. Por eso, a pesar
de los mensajes de advertencia, que no calarían tanto si no viéramos que con
cada historia, cada cambio, cada acto cometido por un personaje influencia a
otro del futuro. Puede que solo ayudes a una persona, o puede que cambies una
sociedad entera, pero nada es inútil. Los pecados, los asesinatos y las heridas
también influencian a gente en el futuro, desde luego, y por eso la historia
invita un poco a reflexionar sobre por qué hacemos lo que hacemos.
La prosa de
don Mitchell en general es sencilla y muy llevadera. Quitando la primera
historia —que adopta un tono más recargado para imitar a nuestro protagonista
decimonónico— y la última, son todas muy agradables al ojo y en general son
bastantes fluidas. Ya entraré en detalles en la parte del análisis, pero lo
cierto es que al ser narraciones divididas, da la sensación de que no estemos
ante un tocho y que se termina bastante rápido.
Además, don
Mitchell incluye muchos personajes femeninos con un respeto que me hace dar
palmas. El tema del feminismo está bien llevado, sin resultar un panfleto, y
los personajes hablan por sí mismos. Al contrario que en la película, donde la
dependencia de una de las chicas por su salvador se vuelve no solo física sino
emocional, en este libro los personajes femeninos tienen su propia agencia. Si
a la periodista la tienen que salvar de un tiroteo es porque no tiene un arma,
pero sobrevive por sí sola a persecuciones e intentos de asesinato, y cumple su
objetivo moral. Lo mismo ocurre con Sonmi en el futuro distópico de Corea: su
historia comienza literalmente como una impuestaBorn Sexy Yesterday—con la excepción de que nunca es un objeto de deseo.
Simplemente es un objeto— y se desarrolla junto a otros esclavos masculinos, cosa que nunca aparece en la
película y siempre me chirriará muchísimo.
No borro el anterior por los adorables comentarios <3. ¡Si queréis ir a lo nuevo podéis saltar directamente al apartado de la Mirada Actual! Aunque os recomiendo leer por encima el primer apartado porque pongo el inicio de varias ideas que quiero desarrollar en este artículo.
El aterrorizado ser superior
¿Sabíais que la Biblia tiene dos versiones del mismo mito del Génesis? La más antigua no establecía ninguna jerarquía entre hombre y mujer
Y creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó macho y hembra: y los bendijo Dios, diciéndoles: «Procread y multiplicaos, y henchid la tierra; sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra» Génesis 1:28
En cambio, la versión más moderna, la yahvista,
establece la «inferioridad» de Eva al explicar que esta surge de la costilla de
Adán.
Y se dijo Yavé Dios: «No es bueno que el hombre este solo,
voy a hacerle una ayuda semejante a él» […]. Hizo, pues, Yavé Dios caer sobre
el hombre un profundo sopor; y dormido, tomó una de sus costillas, cerrando en
su lugar con carne, y de la costilla que del hombre tomara, formó Yavé Dios a
la mujer, y se la presentó al hombre. El hombre exclamó: «Esto sí que es ya
hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta se llamará varona, porque del
varón ha sido tomada.» Génesis 2:21
Ay, casi es como si Adán hubiera tenido una hija (superando un breve e indoloro embarazo) y por tanto tuviera poder sobre ella como si fuera una niña pequeña, ¿eh? No, mejor no seguir por esos derroteros y hablar de la sexualización de la infantilidad.
Resulta curioso que una versión más temprana tenga que afirmar la superioridad del hombre. Da
que pensar sobre las religiones más antiguas. Eso sí, es cierto que hay muchos
mitos que establecen que la mujer nace de la costilla o de un hueso del hombre.
¿Por qué? ¿Por qué es necesario remarcar tanto la
inferioridad de la mujer? ¿Que solo es una parte innecesaria del hombre, hecha
para complementarle?
Pues... toca reflexionar sobre cómo los
hombres han inventado una figura malvada
o inferior, que hace las veces de
cabeza de turco para cualquier problema que os podáis imaginar: la mujer.
La curiosidad, madre de la inventiva, es algo de lo que se acusa a las mujeres. ¿No es interesante que siempre sen ellas las que se sientan a pensar sobre lo que las rodea y se pregunten si no quieren cambiar las cosas?