Recordatorio

No somos profesionales, simplemente nos gusta leer y tenemos tiempo libre, así que a veces cometemos errores.

martes, 26 de enero de 2016

Análisis: Steelheart, Brandon Sanderson

Título: Steelheart
Autor: Brandon Sanderson
Sinopsis: Diez años atrás, Calamity irrumpió en la ciudad en la forma de una explosión en el cielo que otorgó a algunos seres poderes extraordinarios. A estos se los empezó a llamar Épicos, y pronto subyugaron a la población empleando sus increíbles poderes con el afán de gobernar la voluntad de los hombres y conquistar el mundo. Ahora, un tirano y furioso Épico llamado Steelheart se ha proclamado dueño y señor de la ciudad de Chicago Nova.

De él se dice que es invencible; ninguna bala puede hacerle daño, ninguna espada puede atravesar su piel, ningún fuego quemar su cuerpo. Nadie se atreve a desafiarlo… Nadie salvo los Reckoners, un grupo clandestino que no goza de poderes pero sí de una férrea disciplina, conseguida tras pasarse la vida estudiando el comportamiento de los Épicos con el objetivo de hallar sus puntos débiles y poder así exterminarlos.

El joven David Charleston se unirá a ellos con el fin de vengar la muerte de su padre a manos de Steelheart. Los Reckoners quieren venganza, y el chico tiene una cualidad que le distingue del resto: sabe que el Épico no es invencible. David es el único que ha visto sangrar a Steelheart.

Editorial: Ediciones B
Número de páginas: 416

Voy a confesar algo que a lo mejor algunos consideran un pecado: No tenía ni idea de quién era Brandon Sanderson hasta que leí este libro. Según tengo entendido, todo el mundo (o casi todo el mundo si descontamos a Rika) adora a este escritor porque escribe fabulosamente bien y yo no sé posicionarme porque sólo he leído un libro suyo y me pareció normalito, así que no vais a ver aquí alabanzas exageradas ni babas por todas partes hacia este autor.

Steelheart me llamó la atención porque la narrativa de «superhéroes» es rara y yo soy una friki de los supers. En realidad no es tan rara si no sujetamos la temática a la definición más estricta de superhéroe, de persona con poderes y mallas de colores chillones, pero sí es raro que se escriban libros de ello porque la mejor plataforma para desarrollar una historia de supers es el cómic. No hay ningún misterio en esto, simplemente los cómics son más vistosos y permiten un desglose casi infinito de líneas. Los que leéis cómic americano sabéis a qué me refiero.


Así pues, Steelheart me entró por los ojos con su portada y su sinopsis en un momento en el que quería devorar cualquier cosa que llevara la etiqueta «superhéroe» [R: las dragonas tienen antojos curiosos]. No me arrepiento, me gustó, me gustó mucho pero... no es una maravilla.

El libro, que es la primera parte de una trilogía, está esquematizado como si fuera un videojuego, con un método de escritura que mantiene la tensión a intervalos que yo llamo «Cajas». Tras la introducción y presentación del mundo cotidiano, los personajes y el conflicto, la narración te lleva a través del hilo de la trama pasando por puntos claves, que son esas cajas. Las cajas contienen información y situaciones conflictivas y de tensión desde las cuales se avanza hacia el siguiente punto o caja. Esto en sí no está mal, es algo muy sencillo de hacer y, aunque reconozco que durante la gran mayoría de la historia me contentaba con ello, pensar en frío sobre la técnica me ha hecho recapacitar.

No era para tanto y te pierdes un montón de cosas.

Seguramente Rika os diría un montón de fallos más y cosas que no son del todo aceptables. Me siento un poco culpable porque le recomendé el libro alegando que estaba bastante bien pero a ella no le gustó casi nada y le hice pasar, no mal rato, pero quizá sí perder un poco el tiempo [R: ¡como recompensa no tuve que cuidarle las uñas durante una semana! Lo cual significó más trabajo al final]. No voy a enrollarme más con anécdotas, vamos al lío.

La historia de Steelheart es sencilla y lineal, tal y como dice la sinopsis (que no miente, o miente muy poquito, y es muy grandilocuente). Un buen día aparece en el cielo un astro extraño al que llaman Calamity. Al poco tiempo de dicha aparición algunas personas por todo el mundo empiezan a desarrollar o mostrar poderes de diversa índole, convirtiéndose así en los llamados Épicos (los superhéroes, vamos). Sin embargo... esta gente con poderes, al contrario que muchos personajes de cómic, no tiran del cliché de tener poderes y usarlos para hacer el bien porque es lo correcto, si no que absolutamente todos usan sus nuevos poderes para dominar, paulatinamente, al resto de humanos con un sistema territorial bastante animal.




En medio de este panorama tenemos al protagonista, David, que era pequeño cuando explotó definitivamente la burbuja de los supermalos, que tiene enquistado un terrible deseo de venganza que... bueno, es infantil, no lo niego [L: Huelo a Eren Jaeger], y que es el único que conoce la debilidad de uno de los Épicos más chungos de toda Chungolandia (el tal Steelheart). Esa es la única razón por la cual la Alianza Rebelde, digo... los Reckoners, que son un grupo de disidentes en contra de los Épicos, dejan que David se una a su grupo y forme parte del tinglado terrorista. En dicho grupo encontramos personajes bastante arquetípicos, al interés amoroso y el tropo del protagonista que sabe hacer cosas mejor que los secundarios a pesar de que dichos secundarios son, supuestamente, una fuerza de élite por encima del protagonista.

En realidad no está tan mal, la narrativa es muy ágil, sencilla y, aunque la historia nos la narra David con su a veces irritante primera persona, he leído primeras personas peores, mucho peores. Recuerdo que leí este libro inmediatamente después de Seraphina y me supuso un alivio porque la primera persona de Seraphina era más pesada, densa y aburrida. Con Steelheart, salvo momentos puntuales, no te aburres o, al menos, yo no me aburrí tanto. Sanderson es buen escritor, aunque no fabuloso. Sé que está mal juzgar a un autor por una única obra cuando tiene bastantes más y quizá haya mejorado o cambiado, pero... este libro no es tan viejo.

Por eso le doy ciertos puntos a la novela, porque al menos consiguió entretenerme y porque, después de todo, no tengo un universo donde personas con poderes deciden hacer el Bien por alguna razón superior de Dios.

Dicho esto, pasemos a lo gordo.



La historia, como ya he dicho, es muy simple: trata sobre Rebeldes contra el Poder Opresor. No es original, ni fresca, salvo en mi opinión por el asunto de que por una vez el ser humano provisto de repente con poderes salidos casi de la nada no se pone a bajar gatos de los árboles porque es lo que hay que hacer.

No.

Aquí tenemos una historia de El Poder Corrompe (aunque sea mitad conscientemente, mitad inconscientemente), una historia donde los épicos más poderosos, como Steelheart, derrocan gobiernos y matan gente que se entromete en su camino sólo porque pueden hacerlo, porque tienen el poder y nadie ni nada es capaz de detenerles.

Steelheart es un épico-homenaje a Superman [G: Cuando David lo describe por primera vez pensé: Ostris, un Superman chungo], cuyos atributos son el epítome del super hiper poderoso, que todo lo puede, al que todos temen y al que nada puede dañar. Todos los épicos tienen una debilidad que los hace vulnerables y quitan los poderes, por más chorra que sea. Que la gente la conozca te resta poderío, obviamente, porque así se te puede contrarrestar. Nadie sabe cual es la debilidad de Steelheart porque, creo, al principio ni él mismo lo sabe (y por eso se asusta cuando lo averigua). Eso le ha dado una ventaja considerable gracias a todos sus poderes, con los que se hace con el control total de Chicago, la cual pasa a llamarse Nueva Chicago [R: originalidad +1000] [L: Si yo tuviera una ciudad la llamaría Lyralandia] después de que Steelheart la recubra por completo de acero durante el prólogo [G: Sí, ese es su poder principal, el que le ha puesto el mote. La superfuerza, el vuelo y todo lo demás son añadidos].

En realidad el estallido de Steelheart para controlar la ciudad y sumirla bajo su yugo es consecuencia de saber que alguien ha podido descubrir su debilidad porque, hasta que un épico menor no entra al banco donde están David y su padre para atracarlo y aparece Steelheart para decir «Este es mi territorio», su forma de tomar el poder y el control había sido paulatino. 

Durante la refriega los épicos pelean, muere gente, y el padre de David (que es un idealista y confía en que Steelheart y muchos otros épicos pueden ser buenos, esos héroes que salen en sus cómics, y les salvarán de los épicos malos) coge una pistola de un policía abatido y dispara al épico menor, rozando de pasada a Steelheart. 

Esto es un hecho inaudito porque hasta entonces nada ni nadie le había sacado una gota de sangre a Steelheart, así que se pone en relieve que algo en la situación de la pelea es la debilidad del épico, ya fuera la pistola, la posición de los presentes, el material de la bala, el número de implicados, cualquier cosa…

Asustado de que alguien pueda averiguar qué es, Steelheart se enfurece, mata al padre de David y empieza a recubrir la zona de acero. Quiero señalar que ese poder sólo afecta a la materia inorgánica, por lo que los supervivientes son rescatados al poco por los servicios, todavía parcialmente libres, del gobierno. David, que no se fía un pelo de ningún épico, se salva de la purga siguiente porque baja de la camilla en la que le han subido y se esconde en los callejones contiguos al banco, a tiempo para ver cómo Steelheart se trae a una mujer que puede generar terremotos, a la que ordena que sepulte el banco, a todos los supervivientes y a los equipos de rescate bajo tierra.

Después de eso Steelheart recubre toda la ciudad con su acero y derroca al gobierno, proclamándose Emperador de Nueva Chicago.

Ese es el prólogo, frenético, en el que se nos asientan algunas bases para el mundo cotidiano del resto de la historia. En el fondo creo que, salvo la parte final y momentos puntuales, el prólogo fue una de las cosas que más me gustaron del libro, no sabría decir exactamente por qué. Quizá porque estaba empezando o porque lo que me estaban contando era diferente a lo que me esperaba de una historia de supers o porque no me estaban narrando la vida de un pobre huérfano, o del elegido, o de… [L: ¿Simplemente porque es genial como comienzo?]

Voy a ser sincera. Después del prólogo el ritmo y el interés cae un poco en picado porque David salta a la actualidad y a contarnos cómo fue su vida después de que Steelheart se hiciera amo y señor de su ciudad natal. Nos va narrando su estadía en un orfanato-escuela llamado La Fábrica, sobre su aprendizaje en dicho orfanato, lo que sabe hacer, lo quiere hacer, a lo que aspira y, por supuesto, nos habla de su odio hacia Steelheart, del que quiere vengarse por haber matado a su padre.

Como punto a favor diré que, de nuevo, la tónica de personaje sigue la línea del interés. Los épicos no son buenos por amor al arte y este chico no quiere derrocar a Steelheart porque crea o sepa que es lo correcto y quiera salvar al mundo de él, sino por pura rabia, ira y rencor infantil. A algunos quizá esto les parezca malo, pero el chaval es un pobre adolescente que no tiene nada salvo los recuerdos de su padre y el saber que ha visto sangrar a Steelheart y que probablemente sabe cuál es su debilidad para matarlo aviva la llama de la venganza. Esto justifica un poco que David quiera, aunque de forma bastante irracional, buscar y unirse al grupo disidente y terrorista denominado Reckoners, que está en contra del gobierno dictatorial de los épicos.


En este punto voy a acotar un poco porque al principio no me di cuenta de una cosa y que Rika me hizo ver cuando ella se leyó el libro. Vale, David se aburre mucho, tiene mucho tiempo libre y se pasa años y años haciendo un compendio exhaustivo tanto de épicos, sus poderes y debilidades, como de los Reckoners, su formación, sus métodos de actuación, sus horarios y su, en fin, todo. Vale, de acuerdo, es un nerd, pero... ¿por qué no se le ha ocurrido hacer eso a ninguno de los épicos en el poder, no sé, para neutralizar a esos enemigos tan molestos que están haciendo estallar tus edificios de vez en cuando y asustando a tus ovejas? ¿Por qué no se le ocurre a Steelheart o a alguno de sus manos derechas, izquierdas y pies hacerlo? Si un mocoso completamente humano [R: y sin recursos] ha podido, ¿por qué no ellos?

Porque, si no, la subtrama del topo dentro de la organización Reckoner no es tan divertida ni tan justificada, por así decir. Vamos, que es mucho más sabroso hacer las cosas difíciles o que puedan joderse a mitad de plan. Esto es un fallo grande como un castillo porque si tienes que meter a un épico espía dentro de los disidentes para averiguar su funcionamiento, cómo operan y todo el rollo en lugar de hacer el mismo trabajo de investigación que un adolescente aburrido, es que algo no anda bien con los de arriba [R: y por tanto pierdes confianza de los lectores que se dan cuenta de esto].

David te dice mil veces que Steelheart es un paranoico con lo de su debilidad y que por eso nadie sabe dónde está realmente, siquiera dentro de su fortaleza de la soledad, que vive escondido hasta de sus aliados (aunque en el fondo sabemos que si esos aliados supieran de la debilidad de Steelheart, se lo comerían con patatas). Bien, sí, yo entiendo que el pobre hombre esté asustado, todos los dictadores terminan asustados hasta de su propia sombra [G: Hola, Domiciano], pero también me han dado a entender reiteradas veces que Steelheart es alguien que hacía las cosas con sus propias manos. Estoy segura que, de no haber sido por exigencia del guión, Steelheart habría salido a dar un paseo y se habría cargado a esa resistencia tan cojonera en un plis.

No lo hace porque es un paranoico.



Meh [R: los villanos miden el nivel de la historia y nuestro super Steelheart no es capaz ni de cargarse a una organización terrorista de menos de diez miembros].

Bueno, el asunto es y sigue con que David intercepta y se mete en medio de una operación de los Reckoners, jode un poco las cosas, intenta ayudar, la jugada le sale medio bien y por gracia de Dios (porque lo de que sepa la debilidad de Steelheart es una mentira como una casa) termina uniéndose al grupo disidente. Esto está muy resumido porque es un rollo y además, salvo en el caso del interés amoroso de David (Megan), sirve para luego presentarse a los demás secundarios uno tras otro como si fueran etiquetas de cosas que cada uno saber hacer mejor dentro del equipo.

A partir de que David se une a los Reckoners se sucede la trama lineal, como un pasillo recto, de averiguar cuál es la dichosa debilidad de Steelheart, formar un plan para hacerlo salir y matarlo. Ya está, lo que pase después de eso a ellos (A NINGUNO) le preocupa porque ya se encargarán otros. 

La verdad es que tengo sentimientos encontrados con esto porque, por una parte, no es la típica organización que hace el Bien porque es el Bien y restaurará el balance del mundo porque alguien tiene que hacerlo, y por otra... ¡Por amor de Smaug, si le cortas la cabeza a la hidra asegúrate de que no vayan a salir más cabezas! [L: Pero es que entonces esto no sería una trilogía] Quiero decir, si tu plan es derrocar a Steelheart, piensa que vas a tener que lidiar con un vacío de poder muy feo hasta que se instaure un gobierno democrático o alguno de los siguientes épicos ocupe el lugar de Steelheart. Comprendo que el objetivo y aspiración de David sea vengarse pero, ¿por qué también lo es el de los Reckoners?

Los Reckoners hacen lo hacen porque consideran que los épicos y su gobierno son malos y que necesitan volver a lo que tenían antes de Steelheart. Matan épicos porque los odian, matan épicos porque los épicos son malos y subyugan y a su vez matan a gente inocente. Sí, no es justo, sí, de verdad, pero como dice Megan (la cual creo que es la única que dice algo con sentido en ese momento), no se puede volver atrás. Que no puedes matar a Steelheart y esperar sentado a que las cosas se arreglen, que dentro de lo que cabe en Nueva Chicago no se vive tan mal porque al menos aún tienen electricidad, agua corriente y comida, que podría ser peor. Admito que le veo sensatez a su premisa, porque es cierto que algunos cambios no puedes rebobinarlos: si cambias algo, cambias hacia adelante. 

Matar a Steelheart más que bien podría traer el caos que existe en el resto del continente y el mundo. Y qué demonios, no puedes ser tan hijo de lagarta [L: ¡Esa lengua, señora!], decir que vas a matar al dictador y luego lavarte las manos porque, eh, tú sólo quieres matar superhombres y que del resto se encargue otro. No, señor, eso me parece muy feo. Entiendo y estoy de acuerdo con la rebelión, pero no con la idea de no responsabilizarte después si eres el único que se está rebelando.

Por supuesto Megan es minoría y el grupo decide seguir adelante con su plan inicial. Aquí es donde entra la construcción de guión de videojuego y cajas de la que os he hablado antes. La historia se desarrolla a través de períodos de calma y pequeños conflictos, que son las cajas pequeñas, para llegar al final, que es la caja grande. La verdad es que la investigación para saber o ayudar a recordar a David sobre la dichosa debilidad de Steelheart es un mareo de perdiz impresionante, que sirve más para rellenar páginas y dar vueltas que para desarrollar nada en general, aunque hubo momento interesantes.



Ni siquiera llegan a la pelea final sabiendo la famosa debilidad y, si vencen a Steelheart, es por pura potra. Por un lado me dejó buen sabor de boca, porque fue un BUM inesperado, pero por otra... No sé, yo no creo en la suerte y las casualidades.

El libro cierra con la derrota y muerte de Steelheart y deja cabos sueltos para la segunda parte, Firefight, que tengo pendiente de leer y reseñar. Y, a ver, salvo las cosas que he comentado, disfruté como una lagartija porque literalmente me bebía la información, mascada eso sí, sobre estas personas con poderes. Bueno, miento, me bebía en general toda la información porque era poca y un poco pobre y yo necesitaba saber más cosas.

La construcción del sistema de poderes y épicos está bien, es un pelín diferente a lo que estoy acostumbrada a ver en mis cómics, y no está fijado a ninguna directriz, sino al azar de Calamity. Cada épico tiene un poder, dos, tres, los que sean, tan variados y diferentes entre sí que no sigue la lógica y eso determina su clase y su clasificación, al igual que les cae por azar la debilidad. David explica algunos ejemplos como el de una épica a la que sólo se la podía vencer si cinco individuos se enfrentaban a ella a la vez o el de un épico al que se le anulaban los poderes si le tocaba una piel de plátano. Los poderes y las debilidades son muy balanceados y pueden ser tanto grandiosos como tonterías. Fue algo que me gustó ver, porque normalmente un autor quiere que todas sus supercosas sean geniales.

Sin embargo el mundo es muy cerrado, limitado únicamente a Nueva Chicago. De vez en cuando te dejan caer que en el resto del país y el mundo lo están pasando fatal, que hay zonas aparte controladas por épicos fuertes como Steelheart y todo eso pero, en general, la historia se remite al área que toca. Lo cual está bien porque el protagonista no está interesado en ir más allá y no te deja tantos vacíos legales como en el mundo de Los Juegos del Hambre (o en Divergente), que ni sabes qué pasó en el resto del Mundo fuera de Panem durante y tras aquella terrible guerra que lo asoló todo.

Los personajes son decentillos, con mi especial predilección por el Profesor a pesar de que apenas tiene desarrollo y su única función es la de ser líder de los Reckoners (es decir, un Mentor). Quizá tenga que ver con su sorpresa final, pero tampoco es que me avergüence admitir que me interesa más él que el propio protagonista, que no para de babear por Megan, de hacer chistes y malos juegos de palabras cuando a veces no viene a cuento y de ser un marisabidillo pedorro.

Los demás integrantes del equipo de Reckoners están clasificados por su función en el equipo y no salen ni dan para más. Algunos nos cuentan su pasado, el de otros se averigua entre líneas, y tenemos trasfondo, pero al final tampoco te importa porque la historia te empuja más a querer saber si de verdad conseguirán su objetivo que el que te intereses por los personajes (de los épicos no hablo porque de esos sólo te hablan por los poderes. Su psique y circunstancias no importan).

En general, igual soy yo. Puede que a otros no les ocurra.

¿Lo recomiendo? Si eres fan de Sanderson, por supuesto. Si te gustan los superhombres, supermujeres y superpowers en general, también. Y, de igual forma, si no sabes qué leer este trimestre, recomiendo Steelheart como lectura ligera para el metro o el autobús.

Disfrutarlo, seguro que lo disfrutarás.

LO MEJOR... Superhumanos corruptos en general. La batalla final y sus tres sorpresas. Algunas escenas de batalla intermedias.

LO PEOR... Megan como pequeño trocito de carne con patas. Lo grandilocuencia del autor para mantener a David como el más guay cuando no lo es. Sus chistes... SUS CHISTES.


(Todas las imágenes pertenecen a sus respectivos dueños)


Otras reseñas de Steelheart:

Durmiendo entre libros




2 comentarios:

  1. SPOILERS \o/

    Yo soy muy fan de Sanderson (creo que has mencionado tanto a Rika que no le gusta que casi me da miedo de que decir esto me catalogue de poco fiable xddd no prob aún así) desde sus comienzos casi por 2008 o así xddd Siiin embargo no diría que Steelheart sea su mejor libro. Aún así lo disfruté muchisimo por cosas que tú has mencionado: no hay libros de superhéroes (como si solo valiese hacerlos en comics xd o en pelis ahora) y realmente el libro está /bien/. También hay que verlo como un libro juvenil. Lo menciono porque cuando lo leí me sorprendió porque me pareció algo sencillo para lo que suele ser Sanderson, pero realmente Steelheart es como El Imperio Final en versión juvenil y con superhéroes. Digo esto porque me decepcionó mucho que el esquema MUY parecido (personalmente yo recomendaría mil veces antes El Imperio Final y al trilogia Mistborn que esta) y espero que Fireflight no sea El Pozo de la Ascensión 2.0. (aka, el segundo libro de esa trilogia). Sin embargo sigo manteniendo que Brandon Sanderson se curra las ambientaciones y tiene un talento para dar una vuelta de rosca a las cosas. Quizá a alguna gente le aburra o no le convenzca, quizá podría ser aún más original, pero también es cierto que no hay muchas sagas donde si el objetivo superprincipal es "derrotar a X" lo derroten en el primer libro xdd Y es algo que yo abracé a Sanderson muchisimo porque llevaba MEDIA VIDA esperandolo. Yo siempre era de los que veia x peli y decir "oye, y no os van a juzgar o denunciar por haber asesinado a los malos? por muy malos que sean habeis cometido un delito" y cosas así xddd y en la mayoría de cosas el asunto es "derrotas al malo = TOTAL FELICIDAD PARA TODOS FOREVER AND EVER :D *flower power*" (seguramente Sanderson no habrá sido el primero en ir más allá pero sin duda no son muchisima gente lo que lo hace xd). Al igual que quizá el tema de gente con poderes que se corrompe no es 100% novedoso, pero tampoco es el mayoritario y... guilty pleasure porque el razonamiento de cómo acaban sometiendo a los humanos solo porque se sienten superiores es muy humano y muy posible xd Al igual que me encantó el detalle de que tuviesen una debilidad delimitada cada épico, me pareció muy de superhéroe clásico y ahhh.

    Si quieres seguir leyendo a Sanderson un buen libro autoconclusivo es El Aliento de los Dioses y es el que siempre recomiendo :3

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    1. Rika dice que sigues siendo fiable, que es culpa mía por darle a ella mala fama (?).

      Ahora en serio, gracias por comentar, amable anónimo (aunque sepa quién eres 8D) y tomarte a bien los comentarios negativos sobre la historia aun siendo super fan del autor. Es cierto que como fue el primer libro que me lei, mi filtro es más neutral, pero aún así el libro no es un completo desastre. Como comentas y como digo en la reseña, uno de sus aspectos que me parecieron tan atractivos fue la CORRUPCIÓN INEVITABLE DEL SER SUPER.

      Es que no es algo que todo el mundo haga, a lo sumo cuatro zorros perdidos por ahí.

      Tomaré en cuenta tu recomendación y quizá en el futuro haya más reseñas de libros de Sanderson.

      Un saludo <3 Green.

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