Recordatorio

No somos profesionales, simplemente nos gusta leer y tenemos tiempo libre, así que a veces cometemos errores.

jueves, 21 de enero de 2016

Análisis: El fin de los sueños, Gabriella Campbell y José Antonio Cotrina

Título: El fin de los sueños
Autor: Gabriella Campbell y José Antonio Cotrina
Sinopsis: Dormir ha pasado a la historia en Ciudad Resurrección. Gracias a un sofisticado proceso que se creó durante la guerra, ya nadie malgasta ocho horas diarias en el descanso. Pero el cerebro humano sigue necesitando soñar. Por eso, una red controlada por el Gobierno elabora sueños artificiales, según las necesidades del inconsciente de cada individuo, con el fin de poner a punto la mente en pocos minutos.

Una misteriosa joven aparece en los sueños de dos chicos muy diferentes: Ismael es el hijo de un artesano onírico clandestino de los suburbios; Anna es una privilegiada que vive en las alturas de la ciudad, hija de una importante burócrata. La joven les suplica que la salven, que la liberen de la oscuridad. Anna e Ismael se sienten inmediatamente atraídos por ella, y pronto descubren que no han sido los únicos que han recibido esas enigmáticas visitas. Pero ¿existe esa chica en el mundo real?

Solo hay una manera de averiguarlo: adentrarse en el mundo onírico, donde no sirven las leyes de la lógica y la imaginación es la única vía para sobrevivir.

Editorial: Plataforma Neo
Número de páginas: 378

Lyra vuelve a las andadas. Y esta vez va a ser duro (y largo).

En primer lugar quiero hacer una declaración de intenciones: si habéis leído alguna de mis otras reseñas, sabréis que intento no extenderme ni divagar demasiado cuando toco temas irrelevantes o poco interesantes, para centrarme en los importantes y no saturar el texto. Pues esta vez no. Lo voy a sacar TODO. Por varias razones. Quizá las aclare al final.

Cada vez que empiezo a leer un libro que quiero reseñar, anoto a ordenador las partes que quiero mencionar o señalo las páginas con separadores para revisarlas a la hora de ponerme a escribir. Veamos cómo ha ido esta vez:

Y porque me daba apuro poner separadores en hojas seguidas

Además, este libro tiene algo de historia dentro del blog. Es uno de los pocos que hemos leído las tres, recientemente, y en los inicios de nuestra andadura por estas redes fue uno de los que comentamos que deberíamos reseñar y, sin embargo, curiosamente, ninguna se animó a ello cuando terminó de leerlo. El tiempo pasó, me acordé de él y decidí volver a echarle un ojo para hacerle por fin la crítica.

Voy a confesar también que la primera vez no lo pude terminar. O, mejor dicho, a partir de un determinado punto, empecé una lectura en caída picada, ni diagonal, ni amapolas, que consistía básicamente en leer la primera línea de cada párrafo y, si eso, los diálogos enteros. No me arrepiento porque ahora que para reseñarlo he tenido que hacer la lectura completa, me ha costado mucha sangre, sudor y lágrimas aguantarlo.

En definitiva, aunque esta reseña la hago yo, puede que Green y Rika quieran añadir algo que se me escape (lo dudo, voy a zampar mucho y pocos pedacitos les dejaré [R: pero comparte un poco D: ).

Fin de los preliminares. ¡Hablemos del libro!

Había escrito una breve explicación de la historia, pero he ido a revisar la sinopsis y la verdad es que está mejor resumido que lo que había hecho yo, así que os lo ahorro. Hay dos motores principales que impulsan el inicio de la historia: el primero, que varios adolescentes intentan resolver el enigma de la chica de los sueños; el segundo, la muerte de un funcionario por una pesadilla artesanal (e ilegal) y el temor desde el Gobierno de que se esté fraguando una nueva peste onírica.

Visto así, el planteamiento no está nada mal. De hecho, me atraía mucho la idea de la creación de los sueños, la forma en la que nos afectan y la representación que le quisieran dar los autores. He acabado muy decepcionada en estos tres puntos, puesto que en muchos casos confunden los sueños con la creatividad personal y las pesadillas con lo repugnante. Hay pocas descripciones de sueños que me parezcan verosímiles, que representen el subconsciente y cuenten algo sobre la persona a la que pertenecen.

Max os puede enseñar un poco sobre pesadillas
que te echan en cara todo lo que no quieres reconocer

La primera parte del libro tiene buen sabor, la historia se desarrolla paulatinamente por ambos lados y el misterio de cómo se relaciona todo mantiene bien el ritmo.

Sin embargo, puedo decir con absoluta precisión que la historia decrece en calidad de una forma alarmante a partir de la página 200. En la 178 se pierde cualquier pretensión de interés que los autores esperaran transmitir, porque caen en una sucesión de acontecimientos que realmente no sé ni cómo describir. Toda construcción anterior que habían hecho se va al traste, introduciendo numerosos elementos en la historia que son incoherentes, flojos y a veces hasta ridículos.

Y el contexto no es ninguna maravilla. La generación anterior ha pasado por una guerra reciente como reiteran continuamente, de la que surgió la tecnología del sueño, pero no parece condicionar demasiado a los personajes que la vivieron (que a saber cómo la vivieron), ni en su personalidad, ni en sus acciones, salvo cuando la mencionan ocasionalmente como si fuera algo que conocen y que les influyó… ¿de alguna manera? Los autores nunca llegan a explicar cómo funciona un mundo en el que ya no se duerme ocho horas, no dicen si ha modificado la forma de trabajar y de ocio o ya, simplemente, quién y cómo se forma el Gobierno del que tanto se habla. En parte no lo hacen porque no lo necesitan, puesto que han creado todo ese lore para conectar los elementos que les interesan en la página 200; el resto queda libre para la imaginación de cada uno [R: lo cual es un poco decepcionante para mi gusto].

Los personajes me parecen correctos dentro de la historia. Algunos más, otros menos. Seguramente sea más dura con ellos en la parte de los spoilers porque, a pesar de que tienen personalidades bien definidas, en muchas ocasiones actúan más acorde con las necesidades de la historia que con las suyas propias. No tienen un desarrollo digno de mencionarse ya que se les intenta hacer madurar en unas pocas horas y aunque viven situaciones duras, no tendría sentido que superaran problemas que han tenido durante años en ese pequeño rato.

De la prosa no tengo absolutamente nada que decir, ni siquiera he cogido apuntes sobre ello. Me parece correcta y disfrutable. La verdad es que tengo curiosidad sobre cómo se habrán organizado para escribir a cuatro manos (leí una entrevista hace tiempo en la que explicaban el proceso por encima, pero no a fondo), ya que no he notado el cambio de autor de un capítulo a otro. Por suerte. Esta crítica sería muy diferente si me enterara de que uno escribió las 200 primeras páginas y otro las 178 últimas.

En definitiva, probablemente si no habías oído hablar de este libro, al leer la sinopsis tengas unas expectativas muy altas. Entiendo el sentimiento, a mí también me ocurrió. En otros casos te diría «lee las primeras 200 hojas y luego déjalo» pero, desgraciadamente, no hay ningún final tras esas 200 hojas y las últimas 178 sirven para enlazar todo lo que ha quedado sin resolver al principio.

Creo que parte de la culpa de la decepción de este libro la tiene Campbell (no Cotrina, que del pobre no había escuchado nada): tiene un blog sobre literatura, que me parece bastante chulo, en el que publica entrevistas y consejos para escritores. Desgraciadamente, ninguno de ellos le ha servido para dar a El fin de los sueños una historia digna de contarse. No voy a deslegitimar sus sugerencias por los horrores cometidos en este libro, pero reconozco que no voy a volver a fiarme de ella como autora hasta dentro de mucho tiempo, cuando demuestre que me equivoco.

Ahora, sin más dilación, ¡spoilers incoming!


He decidido dividir la reseña en varias partes. Es la primera vez que lo hago y, espero, la última, porque me gusta mucho más divagar según me apetezca. Sin embargo, en esta ocasión tan especial que tenemos hoy aquí, necesito ordenar mis pensamientos para no dejar nada en el tintero.

Portada

¿Corresponde a alguna escena dentro del libro? No, que yo recuerde, y me estoy esforzando mucho por ubicarla. ¿A qué viene esa manía de poner expectativas falsas en las portadas?






SÍ, TE LO DIGO A TI, LIBRO QUE NO VA DE TRITONES Y SIRENAS.













Historia

Mi problema principal con El fin de los sueños es su decepcionante repertorio de sueños «creíbles». Entiendo que, como pueden crearse y modificarse completamente, haya sueños en los que sean la creatividad del artesano y las necesidades del soñador los que se impongan frente al significado interno que pudieran tener pero me parece imperdonable que empiece a aplicarse indiscriminadamente en sueños no artificiales y muy reprochable que no se hayan utilizado, siendo el tema principal, para reflejar los conflictos internos de los personajes principales.

Y digo yo, si en vez de dar poderes ilimitados a los soñadores lúcidos (que ya de por sí me parece aberrante esa división entre personas que no lo son y que sí, cuando cualquiera puede tener sueños lúcidos, aunque haya algunos más propensos que otros. Esta hadita, por ejemplo, no lo es, gracias a Herodes) les hubiesen limitado según su propia interpretación del mundo (y no por creatividad e imaginación), ¿no habría servido para profundizar y desarrollar a los personajes? Está bien, usaban armas y tacones que les eran cómodos. No es lo mismo tener dinero infinito y poder comprar lo que quieres, que tener dinero finito y estar obligada a seleccionar qué es lo imprescindible. ¿Entendéis lo que quiero decir? Anna ni siquiera sabía lo que era un wakizashi. Dentro de su realidad habría sido más lógico que se dedicara a lanzar zapatos y, aunque suene a broma, no habría estado nada mal y habría tenido una fuerte lógica interna para el personaje, mucho más que un sable que nunca había usado.

Además, como he mencionado, confunden las pesadillas con cosas repugnantes y prácticamente sacadas de películas de terror (aunque haya algunas que sí puedan ser interpretables más allá de lo asqueroso). Por ejemplo, la del principio del libro, en el que el funcionario ve a un bebé mutilado arrastrándose hacia él. Las pesadillas producen miedo, nos aterrorizan, se sufre con ellas, eso lo acepto. Sin embargo, no necesitan ser desagradables para infundirnos esos sentimientos, solo tocar los hilos necesarios. Creo que les habría tenido más respeto a los autores si hubiesen logrado omitir todo ese sensacionalismo fácil por situaciones complejas y repletas de significado, dobles interpretaciones y, ay, que me emociono. Cosas chachis que pongan a los personajes en apuros, no bañeras de excrementos.

Por eso, ante ejemplos de sueños en los que se puede apreciar que se han informado, los aplaudo: que se te caigan los dientes, estar ante un vacío o comer carne humana. Sin embargo, ¿de qué me sirven si, cuando tienen significado, se usan para personajes de relleno y no para algo tan obvio como desarrollar a los protagonistas, para mostrarnos cómo son en el fondo? Es un elemento que tenían a su alcance y han desaprovechado por completo.

Hay una escena en la que la Bestia los acorrala y comienza a usar sus miedos para atacarlos. Aquí. Aquí es el momento para complejizarlos. Pues no, mala suerte, resulta que se limita a recrearlos en situaciones que les da pavor o en pesadillas antiguas. El narrador (¿o debería decir narradores?) aprovecha para relatar la historia de un par de personajes, Vito y Lydia, en una densa descripción para que el lector entienda qué les está enseñando el monstruo para aterrorizarlos. ¿En serio soy la única que veía la oportunidad idónea para dejarse de tanto cuento y mostrar qué caracolas les pasó anteriormente a Vito y Lydia para que fueran así? ¿Para dejar de mascarme la comida?

Lo hacen posteriormente con personajes random, ¡córcholes! >:( Ya me he enfadado [R: ea ea, te estoy preparando un bañito de hierbas para que te relajes]. Muestran pesadillas con significados, lo que he dicho antes de los dientes, el vacío, excrementos, etc., sueños REALES con significado, que puede conocer o no el lector (yo no, pero intuyo cuándo alguien intenta contarme algo en relación a personajes IMPORTANTES y entonces me tomo la molestia de prestar atención). Y ahí está el problema, ahí, que lo usan solo para dar ejemplos de qué está soñando un montón de gente que te importa un rábano; pero eso no lo van a hacer con sus protagonistas no, claro, son tan infinitamente especiales que tienen una imaginación exclusiva que nadie más comparte; ellos tendrían sus propias islitas con sueños obvios y explicados, no vaya a ser que te pierdas.

Y no, un personaje no es complejo porque tenga un pasado traumático que lo persigue en sueños (¿ba dum tss?). El pasado me ayuda, como lectora, a entender por qué tiene esa personalidad. Sin embargo, los sueños son una materia que va siempre más allá. Pondré el ejemplo de Anna. Odia y ama a su madre, por ello, para luchar contra la Bestia adopta su aspecto y actitud (con tacones, y mira, esta es una de las pocas veces que no me puedo quejar porque está justificado). Y la Bestia le vuelve a mostrar el sueño en el que huye de un monstruo bicéfalo. Vale, pero eso no me dice nada nuevo de ella. Podrían haber experimentado más y haber profundizado en su psique. La Bestia podría perfectamente acusarla de admirar secretamente a su madre, a pesar de lo horrible que es, por el poder que ostenta. Podría acusarla de ser una niña mimada que se queja cuando otros viven en condiciones peores (como Vito y su asma). Podría acusarla que es una ignorante de la vida a pesar de lo mucho que estudia. Podría decirle miles de cosas para destrozarla psicológicamente. Pero no, mejor pongamos al monstruo bicéfalo que tiene un sentido súper importante porque las dos cabezas representan los dos sentimientos encontrados hacia la madre :D

Simple a más no poder.

Corre, corre, a ver si te caes y te pilla de una vez

En fin, que me desvío. Como he dicho antes, la historia se deja comer hasta más o menos la mitad del libro. Tiene sus reglas, te las enseña, deja ver que se trata de un mundo futurístico complejo (con comidas sintéticas, medicina avanzada y cara, distinción entre clases sociales, niños programados, etc.). Y de repente, se acabó, todo se reduce a luchar contra una Bestia secreta del Gobierno que permite la creación de sueños. Cualquier otro trasfondo que se hubiera asomado antes deja de importar una coliflor.

Hasta ese momento, recalco, me pareció muy interesante y tenía muchas ganas de ver en qué desembocaba todo. Sin embargo, a partir de este punto toma varios caminos que no me gustan nada.

No sé qué hago aquí, yo trabajo con rayos de la muerte.
No tengo ningún problema con la aparición de Armind Zola [G: Este señor siempre apareciendo de la nada... (?)], aunque a este personaje lo trataré en su apartado correspondiente, que tiene tela. Sí lo tengo con la obsesión de Campbell y Cotrina por culpar al «Gobierno» y a los «científicos» de haber mantenido a la Bestia viva tras la peste onírica. Vamos a ver, parece que volvemos a reducirlo todo a la lucha entre el Bien y el Mal; el primero, representado por los protagonistas (que son absolutamente inocentes, de verdad, remordimientos cero después de causar un desastre de esas dimensiones) y, el segundo, por una masa sin nombre de gente que es muy mala y hace cosas muy malas porque a eso se dedican los malos. 

No me malentendáis: no necesito que me pongan un nombre y un apellido a los responsables y culpables de la peste onírica. Lo que quiero es que no los escondan detrás de una cortina de humo. ¿Quién ha tomado las decisiones en ese Gobierno, de origen inexplicado? ¿Por qué los científicos colaboraron en el proyecto tras la guerra? Así, a bote pronto, se me ocurre que podrían haberse basado en el Proyecto Manhattan para dar claroscuros a una situación que presentan demasiado blanca o negra para quitarse de líos y plantarle la etiqueta a la novela de juvenil, porque obviamente los jóvenes no habrían entendido lo otro.

La sociedad en sí, salvo algunos detalles sin importancia, se presenta al final muy de fondo; la mayor parte del contexto te lo tienes que imaginar. Que sí, que ha habido una guerra muy chunga, pero no sabemos ni cuál es el sistema político, ni el económico. Ya he dicho antes que esto no hacía falta para la historia que se quiere contar, y es verdad, pero resulta que si quieres justificar que hay un Gobierno (lo estoy escribiendo en mayúscula aposta, porque así figura en el libro) y unos científicos muy malos que han montado un negocio muy rentable, niños míos, a lo mejor que tienes que contar algo para que encajen las razones de esos comportamientos.

Es decir, ya de entrada tengo preguntas muy burras: ¿En qué beneficia al Gobierno al proporcionar a la ciudadanía la tecnología del sueño si esta es pública? ¿Acaso tiene algún tipo de subscripción/compra de nanomitos? Esto no puede ser, ya que Ismael, Vito y Aaron no tienen demasiado dinero. Me cuesta creer que en una sola generación se generalice tanto, sobre todo si es caro (pensad en el coche, por ejemplo). Por otro lado, en caso de ser accesible para todos, ¿es que el Gobierno solo recibe los ingresos de los sueños vendidos a la clientela rica en la clandestinidad? Pues qué tontos fueron cuando prohibieron ejercer a los artesanos del sueño, ¿no?, porque seguro que con su cuota de autónomos algo más obtenían.

La respuesta habría sido tan simple que me sorprende que los autores hayan preferido meterse en ese barullo (bueno, vale, acabo de mentir, Campbell y Cotrina no se metieron en ningún barullo, optaron por omitirlo y silbar como locos para ver si nadie se daba cuenta): que una empresa fuera la causante de todo. Simple y lógico. Una empresa que lo mueva todo: la publicidad del sueño, la distribución de nanomitos, un pago adecuado a científicos cuya moral se compre con dinero, el mantenimiento de las granjas, etc. Tal vez parezca que no tiene más sentido que la idea del Gobierno, pero en absoluto, habría cambiado el panorama completo de la novela (a mejor, en mi opinión, claro), porque no habría responsabilidades gubernamentales, ni objetivos estúpidos (¿tener feliz al contribuyente…?), ni la chorrada de que la tecnología del sueño es de uso generalizado (¿acaso tiene todo el mundo coche?). Nada de que el Gobierno hace cosas conspiratorias y malas por y para nosotros. Eso que vaya a otro libro con su correspondiente desarrollo, por favor, esto inicialmente iba de sueños.

Vale, otro problema más: zombis. Zombis. Zombis. Osea, zombis. Maldita sea, lo llaman de otra manera, pero son zombis. [R: por esa parte empecé a llorar de risa.]

La Bestia usa zombis, aka personas que les han lavado el cerebro durante años en una pesadilla, para que creen en unos minutos un programa capaz de afectar a toda la nube de durmientes. Omitiendo que un lavado de cerebro no se consigue simplemente por ponerle mucho empeño... ¿Qué caracoles? ¿La Bestia tiene conocimientos informáticos? ¿Consigue fácilmente a los zombis que sí lo tienen? ¿Cómo funciona eso? ¿Cómo diantres no hay, yo qué sé, alguna base para suponer que eso sea siquiera posible, aunque tengas que echarle otra vez la culpa al Gobierno?

Tal vez mi error está en interpretar la nube como si fuera internet así que veo inconcebible (y si no, que venga un informático a aclarármelo) que un simple programa hecho por un puñado de personas sea capaz de conectar a toda la gente con ordenador a internet forzosamente, aka gente con nanomitos, a la nube.

Incluso si quitara todo lo que he criticado anteriormente, el mayor error de la historia, a mi parecer, es la introducción del tiempo en los sueños. O mejor dicho, la capacidad de los personajes para manipularlo a su antojo (solo lo usan para ralentizarlo). Ay, Áine, lléveme pronto. Mejor dejo esto para la última parte de la reseña.

No puedo cerrar esta sección (mentira, sí puedo) sin mencionar un aspecto positivo que me ha gustado mucho: cómo se reúne el grupo. Y es algo tan sencillo como por medio de la tecnología, de la búsqueda Google para encontrar datos de la chica de las mariposas y el chat (¿por qué consideraron tan importante que fuera privado? o.o Si Obama no nos ha arrestado a todos aún, este Gobierno se reirá en la cara de los críos estos) que forman para intercambiar información. Me parece increíble que en la literatura se siga ignorando en gran medida el papel de las redes sociales incluso en mundos futurísticos (que NO distópicos, esto no es una distopía). Personalmente me hubiese gustado ver más conversaciones de grupo antes de decidir de golpe ir a investigar la zona muerta, porque de ese modo habría resultado más natural su encuentro respecto a las expectativas y la des/confianza entre ellos.

Tampoco habría estado mal que alguno de los miembros no viviera en Ciudad Resurrección, ya que la Bestia tenía unos requisitos muy estrictos a la hora de mandar su mensaje y, supuestamente, mandó muchos cuyos destinatarios tenían mejores cosas que hacer y optaron sabiamente por ignorar y tomar la señal como un sueño más. Esa es otra: nunca se llega a saber qué dientes le pasa a todos con su obsesión por la chica y los autores no se molestan en explicarlo más que con un «ocurrió por alguna razón, quizá por culpa del sueño, y ya». En fin. Juraría haber mencionado que acabaría esta parte con algo positivo.

Cielos, en qué momento dije que me iba a explayar.

Personajes

Curiosamente, aunque sean muchos, no me parece que Campbell y Cotrina hayan sobresaturado la historia con los personajes. Cada uno tiene su lugar, en mayor o menor medida, y su justificación para lo que querían contar.

Ismael. Protagonista principal y primer soñador que se encuentra con la chica. Creo que es el único del grupo con una justificación real (aparte de Vito, pero por su naturaleza paranoica) para pensar que Lydia es una persona real, que pide ayuda porque está en peligro. La razón es que se le aparece en un sueño que está creando, del que debería tener control absoluto, y que revisándolo no encuentra ningún código que se corresponda con las imágenes que vio.

Y, sin embargo, se le presentan razones de peso para abandonar la búsqueda. Después del episodio con el anciano que ahoga a su esposa mientras dormía en uno de sus sueños artesanos, Ismael reflexiona sobre cómo el amor puede destruir (en el caso de su padre y del anciano) y cómo a él le está obsesionando la chica de las mariposas. Un razonamiento perfecto que desemboca en «Ah, no, la diferencia es que este amor no es imposible (los otros tampoco), sino un amor cautivo porque ella está presa». Qué bien. Vale, él se imagina a sí mismo como un caballero de armadura dorada que tiene que rescatar a la damisela ¿y qué? Como mínimo tendría que temer que le ocurriera lo mismo que a sus dos casos conocidos. Al final, esta escena de la venta del sueño al anciano y sus consecuencias no sirve para nada, solo para colarte que las personas tristes están desesperadas (algo cuestionable).

Podría pensar que Ismael busca a la chica para huir de la realidad de su hogar, de tener que afrontar que quizá les cierren la tienda y que su padre no va a salir de la depresión. Por desgracia, Campbell y Cotrina me han enseñado a no masticar la comida y sé que todas mis suposiciones no eran razones intencionadas, o me lo habrían explicado minuciosamente. Ismael es un personaje simple, con un problema familiar grave en casa y unas dotes de artesano del sueño necesarias para la historia. No aspira a nada más. Siendo sincera, esta sencillez no me desagrada, aunque sirve a los propósitos de los autores de hacerlo tan voluble como la historia necesite.

Por otro lado, para cumplir las expectativas de los autores en el desarrollo, el personaje tiene varias contradicciones a lo largo de la historia (que no internas, es decir, de su personalidad). En el sueño compartido con Lydia, Ismael descubre la dificultad que tiene para crear elementos dentro del sueño, con la oportuna explicación de Armind Zola [G: Me sigue haciendo gracia este personaje porque ya hay otra historia en la que está metido en un ordenador XD Badum tsss] de que la causa es que lleva toda la vida diseñando sueños para los demás. La verdad, este razonamiento me gusta mucho y me habría gustado más si lo siguiera aplicando durante el resto de la novela cosa que, como imaginaréis, no ocurre. Al poco rato pasa de ser un deficiente soñador lúcido a crear ejércitos inmensos de muñecos/relojes, burbujas para ralentizar el tiempo y hasta aspira a ser una nueva Bestia (jajajaja, error 404 lógica not found. Try again).

Sobre la puerta vacía que crea en la escena que describí, pues no sé qué decir. ¿Sirve para algo? ¿Se come? Porque a Lydia le impresiona mucho (no tiene ni puñetera idea de lo que es) y pum, no hay una explicación sobre ella, no tiene un uso, ni una reaparición, ni un significado para el desarrollo de Ismael. Supongo que los autores pensaron que un protagonista exhibiendo un poder molón era algo innovador.

Qué tiernos.

Por desgracia, tengo que terminar el personaje con otro punto negativo por la simpleza de Campbell y Cotrina, que puede haberos pasado desapercibido. Cuando Armind Zola [G: ¡¿Pero dónde está el Capitán América?!] cuenta la historia de la revolución onírica, se cuida mucho de explicar que al principio se usaban programadores para generar los códigos de los sueños. Fue luego, con el crecimiento de la demanda, que tuvieron que servirse de fuentes primarias humanas para satisfacer a quien demandaba. Esta, para mí, intencionada o no, es una excusa para Ismael. Es un modo de redimirle por haber estado utilizando códigos de personas sometidas a las condiciones infrahumanas de la granja, porque no, eh, resulta que se pueden generar sin necesidad de personas enchufadas, que Ismael lo ha hecho todo de la forma tradicional y no se ha beneficiado de ese infame método. Ni siquiera se le ocurre pensar en las copias piratas o datos de la nube que salieron de allí y que él empleó para el negocio de su padre. Lo mismo para los demás, que disfrutaban de la tecnología del sueño como todos.

¡Agh!

Bueno, por último, quisiera decir que estuvo bien que los autores rescataran al ejército de relojes en la (infinita) batalla final (luego hablamos de eso). Está bien a secas, porque no representan ningún rasgo subconsciente de Ismael, sino que los imaginaba como soldados que le protegían durante su infancia. Emplear detalles del personaje anteriormente mencionados me parece maravilloso, aunque sigue siendo insípido en este caso.

Anna. La chica del grupo. ¡Oh, mirad, no es el interés romántico de Ismael! Espero que hayáis leído eso sarcásticamente. Por una vez, creo que no me puedo quejar de que haya una única chica en un grupo numeroso de hombres (ni cuento a Lydia, ella juega en otra liga), porque está justificado. Increíble, pero cierto. Ya que uno de los requisitos que la Bestia imponía para activar su señuelo era que la persona en cuestión se sintiera atraída por Lydia, entiendo que debido a la heteronormatividad (uff, perdonad el vocablo tumbleriano) de la sociedad, el número de mujeres bisexuales o lesbianas era menor que el de hombres.

Anna se involucra en la historia para desafiar a su madre. Vaya, no está mal, me parece muy bien. No obstante, apenas tiene motivos para sospechar que el sueño de la chica morena no ha sido más que eso, un sueño (no, lo siento, no me trago lo de que le pareciera muy real, eso también pueden hacerlo los sueños). La única pista válida sería que no ha sido un sueño controlado por su madre, aunque digo yo que le debería de haber preocupado más una posible reprimida atracción sexual hacia las mujeres que por la niña de las mariposas en particular.

La verdad es que no entiendo demasiado bien cómo querían los autores tratar la homosexualidad de Anna. Es decir, sospecho que en su sociedad no es algo muy común o muy aceptado, ya que todos los chicos recelan de ella. Pero ¿qué más da? No hay por ningún lado alguien que se oponga a esa realidad. No hay razones (salvo sociales inexplicadas) por las que Anna tenga tantas dudas de su sexualidad. En nuestra cultura sí, por supuesto; no obstante Campbell y Cotrina se esfuerzan por convencerme de que la suya es diferente, por lo tanto, tengo que intuir que su único propósito en esa trama era que Anna aceptara su amor por Lydia y se llevara el premio. Sin pasos intermedios, más allá de preguntarse constantemente si está enamorada o no de ella.

¿He dicho ya que Sammy ha sido mi personaje favorito? Sospecho que es la representación del lector, que se pregunta continuamente qué puñetas le pasa a todo el mundo para enamorarse del mismo sueño y que se deja arrastrar a medida que avanzan las páginas por un tinglado que no tiene ni pies ni cabeza. Por desgracia tiene tan poco papel que no merece una mención aparte en la sección.

Cordelia. La firme y estricta madre de Anna. Me parece bien caracterizada, se comporta como se espera de ella para triunfar y tiene planteamientos muy seguros sobre cómo educar a su hija. Al principio, por un par de detalles que debí de interpretar mal, pensé que había tenido a Anna de forma artificial, es decir, que se la habían diseñado genéticamente para ser una descendiente perfecta; pero no, fallo mío, se hizo con amorrrr.

Sin embargo, su aparición en la segunda parte del libro enturbia un poco toda esta buena base. Para empezar, pasa de considerar que los niños (Sammy y Dominic) acaben en una cabina de la granja para silenciarlos, a contarles toda la historia de la Bestia solo porque Dominic está convencido de que la ha matado en cuestión de minutos (aunque parezca más tiempo por la fragmentación de la escena). Y ya me mató la parte en la que le dice a Sammy que es un chico muy espabilado porque ha deducido que van a desconectar al monstruo. ¿Deducir? Dos páginas atrás ya habían dado órdenes desde la centralita de eliminarlo.

A este personaje la rematan en el final (pero final, final), cuando le pregunta a Anna, convaleciente, si volverá a casa con ella y su hija le responde que necesita un tiempo. ¿Eran pareja y no me había enterado? ¿Cuántos años se supone que tiene esa niñata, 15, 16, 17? ¿Y se va de casa tan ricamente porque necesita espacio con su madre? Y un cuerno, estas no son cosas que se planteen personas tan jóvenes (¡os lo dice un hada!), ni mucho menos acomodadas, ni madres tan estrictas deciden soltar a su mariposa tan rápido. La conversación de por sí parece de dos adultas, sin tener en cuenta que una de ellas ni será mayor de edad.

Dominic. ¿Qué pinta aquí?


Aaron. Aún sigo sin comprender qué lleva a alguien a sacrificarse a sí mismo por un puñado de personas que ha conocido horas antes. Creo que hay hasta un diálogo posterior comentando eso mismo, sin dar ninguna respuesta razonable. Si es algo rarísimo ¿cómo es que sucede? ¿Para que hubiera una muerte dentro del grupo? Juro que es lo único con sentido que se me ocurre. Y, digo yo ¿de qué sirve una muerte que no significa nada? Los protagonistas recuerdan constantemente su sacrificio, pero nada más. Ni siquiera llegan a empatizar con él.

Por otro lado, me gusta mucho la idea de que el monstruo no pudiera atacarlo en el supuesto trauma de haber nacido distinto, de ser un mutante, porque lo aleja del cliché del marginado trágico por sus diferencias. El problema es que en su contexto no tiene sentido. La misma Bestia lo dice: todo el mundo tiene miedo de algo. Aaron también. Si no es a la discriminación, será otra cosa, pero nunca me creeré que exista alguien así, que no le tema a nada. Mejor no mencionaré demasiado lo ridículo que me parece que muera a causa de exponerse a los miedos ajenos, porque si son ajenos, niños míos, no deberían de afectar más que a la persona a la que pertenecen. Gracias.

Vito. No hay mucho que decir sobre él. Está bien caracterizado, aunque pasa muy desapercibido respecto a los demás miembros del grupo. Su historia personal apenas sirve para describir la pesadilla que le muestra el monstruo. Solo al final parece que de repente decide tomar la iniciativa, aunque no por ello diría que ha cambiado, solo que se siente más seguro dentro del sueño respecto a los recién descubiertos soñadores lúcidos.

Armind Zola. Os presento a Gabriella Campbell y José Antonio Cotrina. Dentro de El fin de los sueños lo llamarán Armind Zola pero ¡no os dejéis engañar! ¡Son ellos, disfrazados y en el mismo cuerpo, lo juro! 

Armind Zola pasa a ser el motor principal que logra avanzar la historia durante la segunda parte (de hecho, no hay otro motor). Podríamos considerarlo como el personaje del Mentor, aquel que guía a los protagonistas y que tiene la solución para sus problemas y que se solucione el conflicto. Su problema radica en que tiene la solución PARA TODOS. Cada vez que leía un diálogo de Armind, veía detrás a Campbell y Cotrina, susurrándole a los protagonistas lo que querían oír, lo que necesitaban saber y despejándoles cualquier duda (/cabo suelto) que pudiera quedar.

En Armind Zola yo no veo un personaje, sino una forma de contar todo lo que el lector necesita saber para afrontar la segunda parte de la novela.

Pondré el ejemplo que más me enfada: después de descubrir que la Bestia los ha guiado hasta una trampa, aparece este Mentor y les asegura que no deben sentirse culpables por el mal que han desencadenado, ya que la responsabilidad tiene que ser de los científicos (niños malos) y las personas que decidieron mantenerlo con vida. Veamos, si yo mañana dentro de esta cuevita tan rica echo veneno a la sopita de nuestra Green, obviamente no puedo sentirme culpable, ¡yo no tengo la culpa de que existan mata-dragones o de que Rika me lo haya sugerido [R: shhhh, no se vaya a enterar] [G: Pero que malas personas]! Y la muerte de Green es apenas un efecto secundario de esta pequeña historia.

Armind Zola (quiero gastarle el nombre, sí) sirve para explicar extensamente todo lo que había detrás del velo de la historia y para redimir a los protagonistas. Él les dice que no deben sentirse culpables y ya; ellos le hacen enseguida caso y se suman alegremente a la lucha a muerte que les propone. La única que guarda algo de resquemor es Anna y simplemente porque la engañó a ella con Lydia, no como tal por haber ayudado a que mueran miles de personas (:D).

Odio a Armind Zola [G: Todos odiamos a ese tipo, el muy capullo regeneró HYDRA dentro de SHIELD] por dos motivos: no me deja a mí, como lectora, disfrutar de la historia (no para de interrumpirte para masticarte la comida) y no deja a los protagonistas tener conflictos, desarrollo o, al menos, mente propia. Que alguien se atreva a negar que después de su muerte no haya una notable mejoría respecto al papel del resto de personajes y un respiro de tanto rollo justificante (excepto cuando Lydia abre la boca).

Por cierto, he decidido responder a la pregunta de antes sobre Dominic. Obviamente el papel del muchacho era matar a Armind para dejar desamparados al resto de sus compañeros. Le das un toque de drama familiar y ya está, ¡apañao!

Lydia. El descubrimiento de que había sido la Bestia quien a través del aspecto de Lydia les había conducido a una trampa me hizo albergar esperanzas. Muchas esperanzas. Creí, por un momento, que Lydia era una PARODIA de las Santas, esos personajes femeninos que son perfectos, que son siempre amados y divinos (y muy guapas). Resulta que no, que una vez Ismael la despierta cual caballero en su letargo, realmente es tan perfecta, amada y divina (incluso enchufada a una máquina) como se esperaba de ella. Supongo que es una parodia a las damiselas en apuros porque, oh, sorpresa, es una soñadora poderosísima. Y perfectísima. ¿Lo había dicho ya? [R: la peste a Mary Sue me está matando]

Sabe valerse por sí misma dentro del sueño, porque lleva allí toda la vida y es una soñadora lucidísima. Al igual que en el caso de Vito, su pasado traumático nos importa bien poco. Es tan buena y santita que hasta perdona y se siente compasión de la Bestia cuando es derrotada. Me niego a dedicarle más líneas, no quiero que nadie se piense que tiene algo más de chicha para masticar.

La Bestia. La verdad es que no sé qué decir de este personaje. Me parece muy sacado de la manga, es decir, logra que los problemas se reduzcan a matarlo, porque una vez muera todo se solucionará. Por tener, no tiene ni nombre, se refieren a él como Bestia o monstruo, y no es más que una persona mala que hace cosas malas porque está loco. Simple y aburrido. Se deja caer que tuvo un pasado traumático pero, dentro de este libro, ¿quién no?

En mi opinión, la Bestia se equivocó de rival. Tendría que haber sido Aaron, y no Lydia, a quien este hubiera respetado como un enemigo imbatible dentro de su lógica del miedo (a pesar de lo que he comentado antes).

Incoherencias varias.

¿Creíais que ya había acabado? Qué ingenuos. Pues no, me he dejado tantas situaciones inverosímiles en el tintero (¿del ordenador…? [R: no sabéis lo divertido que es verla saltar sobre las teclas cuando hace cosas tan largas. Miradla, si está sudando mini gotitas]) que tienen su propia sección. Hagamos el repaso de forma más esquemática:

—La idealización de Lydia [R: AMÉN]. Todos los que sueñan con Lydia se enamoran de ella inexplicablemente. Incluso Ismael se plantea si es efecto del sueño o de una belleza tan arrebatadora. Da igual. No tiene sentido y los autores no se molestan en dárselo. Supongo que podría haber aceptado que el sueño fomentaba ese amor, pero seguiría sin explicar por qué fuera de este, sobre todo cuando la conocen, siguen tan atontados.

En algunos momentos, hay quien se plantea que la tragedia de la revolución onírica que está aconteciendo pueda significar el Fin de la Humanidad. Cada vez que leo algo tan prepotente y etnocéntrico se me colapsa el cerebro. Aún en el hipotético caso de que todas las personas que lleven nanomitos en su cerebro mueran, yo diría que aún quedarán MUCHAS a las que no les haya llegado tecnología tan avanzada.

—Creo que era Isaac, aunque no pondré la mano bajo la nariz de Green [G: No lo hagas, se me caen los mocos últimamente], quien pronosticaba el fin de la revolución onírica a causa de las miles de personas asesinadas por la Bestia. Esto, no. Anda que no hay una extensa lista de cosas perjudiciales para el ser humano que se siguen fabricando. Quizá ninguna haya originado jamás una masacre de tal calibre, pero a mí no me cabe duda de que, dentro del mundo de El fin de los sueños, la gente se lamerá sus heridas y comenzarán a programarse sueños de forma artificial, sin granjas, sin nube, solo para una pequeña parte de la población, que crecerá paulatinamente para que no sea un cambio de golpe. O cualquier otra cosa, vaya, lo que sí no me creo es que se abandone la tecnología del sueño definitivamente.

PERO POR QUÉ ME ENGAÑÁIS ASÍ
—Armind Zola puede entrar en las cabezas de los protagonistas y conocer su pasado, aunque amablemente les informa de que no puede acceder a los pensamientos porque «están a un nivel más profundo». ¿… en serio? ¿No es al revés? Me parece más lógico que, si lees la mente de alguien, accedas primero a lo superficial (lo que piensa en ese momento) que a la información que tiene que rememorar para acceder a ella. Y, qué caracoles, a mí me preocuparía más que alguien supiera cosas que me han ocurrido a que lea el par de tonterías que estoy pensando en ese momento. No tiene ni punto de comparación.

—La conexión entre la Bestia y la nube. Todavía no me la explico. Supongo que esa conexión se daba porque algunos funcionarios corruptos estaban extrayendo códigos a la Bestia, pero es estúpido: para extraérselos no necesitas tenerlo en la red. Bastaría con que estuviera en un terminal aislado del que se recoge la información cada cierto tiempo y se trata por separado.

—Como he dicho antes, se prohíbe la venta de sueños a causa de la peste, pero si la provocó el mismo Gobierno… ¿qué injusto, no? Sería más lógico que simplemente decidieran controlar mejor a los artesanos, hacer un censo y un examen de calidad para que ninguno provea a personas de material contaminado. En vez de pensar en alternativas, mandaron a un montón de autónomos al paro. Muy mal.

—El primer motor principal, la pesadilla de Garibaldi, no llega a ninguna parte. Puedo suponer que la Bestia corrompió el sueño (consciente o no) y por eso encuentran en él códigos similares a los que produjeron la peste onírica. No obstante, sigue sin dar un final a dichos acontecimientos, solo sirve para situar a Isaac en el centro del huracán cuando llegue el momento, mientras finge hacer cosas.

—La Bestia mata durmientes y se alimenta de sus almas para obtener poder. ¿Necesito explicar por qué esto es tan inverosímil?

—La sexualidad pública y privada. Jo…petas, si es que podría hacer un artículo entero sobre cómo está tratada la sexualidad en este libro. Pero este blog va de literatura y este tema específico corresponde a la reseña de la novela. Aun así, lo prometido es deuda, voy a extenderme todo lo que dé y más, si puedo.


La sociedad de El fin de los sueños es claramente machista, tiene muchos elementos que la delatan y no tengo ningún problema con ello. Mi preocupación viene de que no creo que los autores sean conscientes de lo que han transmitido. Espero sinceramente que sea así, aunque no me han dado mucho en el resto de la novela para fiarme.

A pesar de ser una sociedad futurística, nos encontramos con que Cordelia piensa en posibles maridos para su hija y que esta declara estar en edad de casarse (¿con menos de veinte años…?). Esto no ocurre con ninguno de los otros chicos, incluido Sammy, por lo que la conclusión más lógica es que ha habido un gran retroceso respecto a la liberación de la mujer y que casi parece que se ha vuelto a la burda tradición noble de asentar a la hija cuanto antes.

A su vez, los autores representan la sexualidad de dos maneras constantes: la pública y la privada.

La masculina siempre es pública. Aaron no tiene ningún reparo en declarar que las bailarinas del sueño pertenecen a su mente. Sammy bromea con los condones y el orgullo de su padre por llevarse a Anna con él. Dominic se junta con chicas a las que el propio narrador juzga por su poca cantidad de ropa (aplausos, por favor). La Bestia quería que Lydia bailara desnuda para él si lograba ganar la batalla. La Lydia falsa se muestra desnuda ante Anna. Los hombres de la granja prácticamente animan y promueven la violación a las soñadoras. De la pareja que hace el amor en el sueño compartido, solo a ella se la describe desnuda.

La femenina siempre es privada. Cordelia reprocha la actitud de una trabajadora que violó a un soñador (cuando del lado contrario hay cientos más de casos…). Anna se avergüenza cada vez que recuerda la desnudez de Lydia. Anna está cansada de su amiga Veronique por solo pensar en chicos (y quien me diga que es una pista de su bisexualidad/homosexualidad, lo echo a la dragona [G: Ñam <3]).

El colmo llega cuando Cordelia le echa en cara a la doctora todos los embarazos no deseados. ¿A quién le importa que haya un bebé de por medio, si lo que habría que cuestionar es que se han producido violaciones? La escena al completo es ridícula, parece más una forma de redimir a Cordelia por admitir sus crímenes que algo que realmente haría una doctora achantada por la situación.

Y aunque no correspondería a esta sección, no voy a cerrar la reseña sin decirlo: Campbell y Cotrina han cometido el mismo error que la mayoría de autores que, ansiosos por ser muy progres, crean protagonistas fuera de toda lógica. Anna es guapa e inteligente y Lydia es una soñadora equiparable al monstruo. No es algo que me guste, porque no las hace interesantes, solo santísimas y poco originales, fórmula que se repite constantemente y no ayuda a promover personajes femeninos complejos. Y lo que le remata es que tenga que haber una escena en la que los autores justifiquen por qué las chicas van a despertar a los dormidos, mientras los chicos se quedan peleando. Si esta escena no existiera, porque la justificación es muy obvia, habría pasado desapercibida el ansia por demostrar que sus féminas no eran como las de otras historias de damiselas en apuros o heroínas que no saben luchar. A otro con ese cuento.

Final

He reservado esta parte para el final (BA DUM TSS).

Le voy a robar a Rika el resumen, en una palabra, del final: Digimon. Creo que me voy a ahorrar la explicación del por qué, sería redundante y ofensivo para vuestra inteligencia.

Como ya he dicho, no sé en qué momento pensaron Campbell y Cotrina que marcar un tiempo variable dentro de los sueños era una buena idea. ¿Cuánto se alarga la batalla ininterrumpida contra la Bestia? ¿100 páginas? Mira, no lo voy a contar, pero diría que a Namek le dio tiempo a explotar dos o tres veces.

En realidad, la variabilidad del tiempo solo se emplea realmente para dar un «final feliz» a los soñadores, a cuyos cuerpos ya no podrán regresar. No sé, me parece todo tan reduccionista y de fácil desenlace que no me gusta, no me gusta nada. Me recuerda a un problema que nos planteó una vez un profesor en clase: «Si pudierais engancharos a una máquina en la que viviréis una vida plena que os proporcionará siempre, siempre la felicidad necesaria, e incluso alicientes para que esta no se agote, ¿lo haríais?». Algunos decían que sí, otros que no. En mi caso, no, y no porque no me fíe de máquinas, sino porque creo que hay cosas más importantes que la felicidad. Tal vez por eso no considero que el final sea bonito o justo, sino una forma de cerrar la historia de los soñadores por la vía fácil.

Como siempre, acabaré la reseña con una moraleja: si vas a cocinar sopa de marisco, ¡no sustituyas el pescado por carne!


LO MEJOR… la diversidad de personajes.

LO PEOR… el contexto desaprovechado, la falta de profundidad, el suplicio del interminable final (para el lector).

(Todas las imáenes pertenecen a sus respectivos dueños)

Otras reseñas de El fin de los sueños:




Sueños de papel - (Necesito encontrar a esta bloguera y darle un abrazo).


PD. Hay muchas reseñas de este libro y, la verdad, es la primera vez que me siento defraudada. No pienso juzgar a ninguno de estos blogs, ni a otros, porque cada persona tiene sus gustos y lo importante es tener argumentos para explicarlos. Lo que me ha dolido es que, obviamente, a todos nos ha interesado el tema de los sueños y no veo más que alabanzas y halagos por la creatividad de los autores para representarlos. ¡Setas y amapolas, eso no son sueños, son cosas imaginarias sin ningún significado subconsciente!

Me retiro a la mazmorra.

6 comentarios:

  1. ¡Hola!

    Como tengo derecho a comentar, ya que me he leído el libro (nótese el sarcasmo XD), comentaré.

    Ya que la reseña tiene muchas cosas que contar, me he apuntado todo lo que quería decir en un Word jeje. ¿A que soy normal? Bueno, procedo.
    Lo primero, ¿no os parece que el título se ha hecho spoiler a sí mismo? Quiero decir, "El fin de los sueños", ¿no puede ser que como has dicho que en el final se acaba con los sueños artificiales, ¿no querrá decir algo parecido? Quizá sea yo, que no me he leído el libro y actúo como si lo hubiera hecho...

    Después, debo decir que el mundo futurista que nos plantean los autores me ha gustado. Luego hay cosas raras/fuera de lugar (de las que luego hablaré). Me ha gustado mucho la base en general: que los sueños sean artificiales, que haya artesanos de sueños, que ya no se duerma. Aquí añado que pienso como tú. ¿Cómo afecta no dormir a la gente?

    Luego, están las cosas que los autores han decidido saltarse. Por ejemplo, lo de usar los miedos de Anna (no es buen ejemplo, ya), lo de saltarse explicaciones. Se que lo que estoy diciendo es muy vago, no sé si me entenderéis, pero no me apetece mucho hablar sobre algo que no he leído. Además, no estoy muy de humor, es jueves, puff.

    Luego tenemos a nuestro precioso bebé mutilado. Es la pesadilla de un funcionario, según me acuerdo. A ver, las pesadillas no tienen por qué ser terroríficas, como muy bien dices. Puede que en algún momento sí, por lo que sea, pero nó suele ser el caso. Los autores son humanos y deberían haberse dado cuenta. Por ejemplo, yo una vez soñé con una dragona (os juro que no es broma), pero no de esas con colmillos y garras o lo que tengan a lo Harry Potter, sino de esas que salen en los dibujos animados para niños pequeños que sueltan risas malvadas. No era especialmente terrorífica, pero a mí me causó tal pánico... Desperté convencida de que me iban a matar, y, aunque este sueño ocurrió hace mucho, se me quedó grabado en la mente. Si sueño con un bebé mutilado, ¡me quedaría un trauma de por vida! ¿A eso lo llaman sueños?

    Luego, cambiando de tema completamente, tenemos a Anna, Wannabe donde las haya. Creo que en este libro ella es la Wannabe y Lydia la Mary Sue. Bueno, pues quiero destacar en ella lo de que "está en edad de casarse". A ver, ricura, tienes dieciocho años (o menos), la gente ya ni se casa y además quien lo hace, con veinticinco para arriba (¿debería haber dicho de veintisiete para arriba?). NO estáis en edad de casaros, alteza, así que dejad de decir chorradas. Y luego está lo de que "necesitará tiempo" para volver a casa con mami. Esa sensación de "a ver, niña, ¿tú eres tonta?) me quedó con "Mandrágora", cuando Miriam le soltó a su padre que Spoiler
    se iba del castillo a encontrarse a sí misma. A ver, en el principio decía que tenía trece o catorce años. Aunque estén en el siglo XIX, ¿cómo va a hacer eso la niña? Es que con estas cosas, no puedo.

    De haberme leído el libro, mi personaje preferido también habría sido Samy. ¿Quién se ha creído la peña para enamorarse de un sueño e ir (como quien no quiere la cosa) a buscar a la niña? A ver, chavales, esto es de lo más surrealista. No tiene sentido. Los sueños son sueños (yo, por ejemplo, no me he enamorado de mi dragona). ¡A ver si espabilamos! Luego está lo de no tener contacto antes de emprender el camino. ¡Por lo menos que me sigan en Twitter,
    para saber lo que hago! ¡Que me cojan confianza/desconfianza! ¡Qué gente!

    Y luego,
    tenemos vuestras intervenciones. EN este párrafo diré que la reseña me ha encantado y que no habéis dejado un cabo suelto. Habéis sabido soltar toda la ira que te hacen sentir este tipo d libros. Me han encantado las intervenciones de Rika y Green, sobre todo la de la sopita. ¡Me encantáis, seguid así!

    XD,
    A.

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    1. Yo también me he tenido que abrir un Word para que no se me olvide decirte nada xD

      Sobre el título en sí, aunque no lo comento directamente, sale explícitamente y pronosticado por Isaac (padre de Ismael), y sí, en referencia a que nadie volverá a soñar artificialmente (ja).

      La construcción del mundo es uno de los mayores errores de este libro, porque parece que se asientan ciertas bases futuristas que, al final, no sirven para nada. No afectan al desarrollo de la historia, ni al contexto de los personajes. Y por supuesto, se saltan completamente la parte de las siete horas extras que se tienen por dormir solo una hora (que es el tiempo necesario que necesita el cerebro conectado a la nube de sueños para no volverse loco). Se la saltan por dos razones: no hace falta para lo que quieren contar (derrocar a la malvada Bestia) y el tema de los sueños les interesa en su ámbito creativo. Es decir, si la gente siguiera teniendo que dormir ocho horas diarias, esta historia sería la misma, salvo que los sueños serían creados artificialmente.

      En sí, el sueño del bebé mutilado hacía referencia al hijo nonato muerto del funcionario, al que este le tenía pavor mientras se arrastraba hacia él. Sinceramente, habría disfrutado mucho más de una escena en la que una dragona (lo siento, Green) acechara al hombre que un bebé mutilado, con la innecesaria ficha de quién es y qué fue lo que le pasó. Las pesadillas no tienen por qué ser racionales, pero causan malestar, pánico, tensión, sentimientos desagradables, con significados importantes, y a mí me dice más sobre el funcionario que huye de una dragona que la visión de su bebé con el poco papel que tiene en la historia.

      No suelo usar mucho esos términos, pero correcto, Anna sería la Wannabe y Lydia la horrible Mary Sue. Lo de que está en edad de casarse es una referencia que hace Anna sobre su mundo futurista. Pero si lo piensas bien, ¿qué estupidez, no? Resulta que tenemos un nuevo mundo futurista en el que el feminismo ha muerto y las mujeres vuelven a quedar relegadas, o peor, a creerse integradas cuando no lo están (no si se procura que se casen cuanto antes). Podría entenderlo si los autores me dieran la confianza de que lo están haciendo a propósito, de que saben de lo que hablan cuando hacen esas menciones. Pero lo triste es que no, dichas menciones no pasan más que de dar un contexto innecesario y poco trabajado para lo que quieren contar (básicamente, una excusa para que Anna odie a su madre por haber preparado una lista de posibles maridos).

      La excusa de que decidan buscar a Lydia es que se han enamorado durante el sueño de ella, ya sea por efecto del mismo sueño o porque es bellísima y fantabulosa. Estúpido, sí. Por suerte, también se menciona que hay muchas más personas que soñaron con ella y desoyeron su petición de auxilio. ¡Y luego llamarán listos a los protagonistas!

      ¡Gracias por pasarte y comentar! =)

      Atte. Lyra.

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  2. Pues me dejas un poco chafada. Este libro lo tengo desde hace tiempo en pendientes y me habían hablado muy bien de él: que si la historia era muy original y atrapante, los personajes bien desarrollados y el mundo en el que transcurre muy bien construido y trabajado. Ahora me haces dudar sobre si leerlo o no. Sobre todo porque cuando un libro me parece malo, pues bueno, pero si empieza bien y tenía papeletas para ser bueno luego me sienta peor que se estropeé. El desperdicio de potencial siempre me deja un regusto amargo.

    Saludos y apoyo completamente lo que decís de las portadas engañosas. Anda que no me he comido truños porque tenían una portada muy chula, sólo para descubrir que el mínimo parecido de estas con el libro era mera coincidencia.

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    1. Veamos, creo que no le pongo pegas al inicio de la historia, porque aunque tiene sus fallos, me parecen fácilmente solucionables si los autores se hubieran centrado en atar bien los cabos que se dejan sueltos. Sin embargo, como he dicho, a partir de un giro de guion de lo más aburrido, el interés decae en picado y aburre muchísimo.

      En cuanto a los personajes, simplemente no tienen tiempo para desarrollarse, pero en sí los considero bien caracterizados y diferenciados, dentro de algunos clichés no molestos y acciones estúpidas más acorde con la trama que con su carácter.

      No sé quién te habrá dicho que el mundo está construido, pero eso es falso. Da la impresión de que sí, ya que hacen mención a muchas mejoras tecnológicas que son parte de la vida del futuro; sin embargo, estas solo sirven para describir ligeramente cómo viven los protagonistas y poco más. El mundo en general no está explicado, ni cómo repercute las horas que antes se usaban para dormir, ni quiénes componen el Gobierno (un ente malo, malísimo), ni qué tipo de educación se da (la única que estudia es Anna, los demás es un misterio, así que podría suponer que no es pública), ni cuál es la opinión de la sociedad sobre las mujeres y la homosexualidad. En definitiva, nada.

      Lo siento, no puedo venderte el libro de alguna forma porque, como bien has dicho, tenía mucho potencial, pero se desinfla a la mitad para encasillarse en una historia más entre el Bien y el Mal. Te decepcionará. Ya lo creo que te decepcionará de ver tal estropicio.

      Igualmente, si te animas a leerlo, ¡coméntanos tu opinión! Puede que sea diferente a la mía (a la nuestra) y veas otros aspectos positivos y negativos.

      ¡Gracias por pasarte y comentar! =)

      Atte. Lyra.

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  3. Cuando leí el libro hace meses me dio por buscar reseñas para comparar impresiones, pero se me hizo raro que en distintos blogs ponían muy bien al libro y como errores o lo que no les gustaba soltaban cosas bastante abstractas o superficiales, que no me decían nada. Lo que se me hizo más raro de esos blogs fue que en otras reseñas no se cortaban y en este caso apenas iban más allá de una sinopsis. Me alegra encontrar esta, aunque a deshora.

    La historia promete mucho al inicio, me gano cuando explicaban más o menos la peste con eso de tiras de sueños de animales mezclados con sueños humanos, que concepto tan potente me pareció, porque quería ver como se desarrollaba, pero la resolución de todo el conflicto me pareció muy mundana, toda idea interesante o se pierde o se resuelve de forma convencional. La historia prometía pero me perdió más o menos cuando inicia el combate en el mundo de los sueños.

    El libro se lee rápido y fácil, creo que es su mejor cualidad, de lo contrario me habría quedado a medio camino. No diría que es un mal libro, pero si es una oportunidad desperdiciada.

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    1. ¡Bienvenido a la mazmorra!

      Creo que lo has resumido a la perfección, poco tengo que decir. La primera parte del libro me parece interesantísima, en cambio la resolución se plantea tan desligada al inicio que he acabado por no encontrarle sentido. Promete mucho y se desinfla después.

      En cuanto a otras reseñas, no puedo opinar porque cada persona tiene su blog y hace lo que quiere con él. Lo que sí veo mucho y no me gusta nada es el miedo a reseñas negativas de autores más o menos famosos, digamos mejor de autores presentes en las redes sociales, porque parece que te busques su enemistad. Nada de eso, a mí el libro me lo vendió Campbell y no desprestigio en absoluto su labor bloggera, aunque me haya decepcionado como autora en este caso. Quizá tenga otros libros mucho mejores, ni lo sé ni temo su odio, porque no tengo nada que ver con ella como persona, sino como autora (por ser yo su lectora).

      ¡Gracias por pasarte y comentar! =)
      Atte. Lyra.

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