Recordatorio

No somos profesionales, simplemente nos gusta leer y tenemos tiempo libre, así que a veces cometemos errores.

martes, 12 de enero de 2016

Análisis: Mañana todavía. Varios autores (II)

¡Y aquí seguimos con los relatos que pretenden ser distopías, pero no lo son! Sin más dilación, vamos al grano:



Camp Century de Marc Pastor

En esta historia sí se puede ver algo distópico… Si no fuera por los claros tintes de ciencia ficción con los zombies.

El relato nos sitúa en un ambiente post-apocalíptico dondel los zombies han conquistado la Tierra. Los escasos supervivientes intentan sobrevivir, bien de forma independiente —como es el caso del protagonista, que no tiene otro remedio que ir a Camp Century una vez muere su padre y se queda solo— o en grupitos estrictos donde todo se intenta teñir de un aire utópico. Al parecer don Pastor quiso representar la enseñanza y la literatura como algo claustrofóbico y que se emplea para dominar a la gente y, bueno, es que para eso sirve la educación hasta ciertos niveles.

En una entrevista declara: «Opté por coger alguna de las coordenadas clásicas y subvertirlas. Si los libros siempre se han visto como una forma de liberar a la humanidad de sus cadenas y ayudar a descubrirse a uno mismo, quería que aquí fueran todo lo contrario»

¿Veis el mismo problema que yo? ¿No? Permitid que os ilumine: lo cogió como una idea a la que quería darle la vuelta, NO porque lo vea como algo peligroso que pase en nuestra sociedad actual. Eso sucedía antes, pero ahora existe Internet, existen escuelas públicas, bibliotecas de libre acceso, la posibilidad de aprender y, ante todo, opinar —¿que hay que soportar opiniones ignorantes? Claro, pero nadie te quita la libertad de aprender antes de abrir la boca y opiniones diversas y estúpidas las habrá siempre—. No digo que tengamos una sociedad perfecta, ni de lejos, pero el planteamiento de la educación como algo nefasto no es un peligro inmediato [G: Ni debería serlo].


No me malinterpretéis, es una idea interesante pero la forma en que se plantea o, más bien, cómo se origina, significa alejarse de una distopía, porque no pretende criticar, sino ser «innovador». Por otra parte, tenemos un grave problema y es que don Pastor quiso enmendar cabos sueltos de una novela anterior, así que esto es una continuación de algo que no hemos leído y que, sinceramente, si existe para completar y no como historia independiente no me extraña que tenga tantos cabos sueltos.


En fin, la historia del protagonista es que le obligan a aprender a leer —es más, hay horarios obligatorios de lectura— y a escribir para que pueda desarrollar su imaginación y que no se vuelva «hueco» como los zombies.

Entonces sucede algo que nadie, jamás, habría podido imaginar: el protagonista —ni recuerdo su nombre— empieza a tener ideas propias; por ejemplo, que no tienen que vivir encerrados en un sitio tan pequeño y que podrían repoblar zonas vacías porque los zombies no viven cerca de lugares fríos. Si los humanos se establecieran por estas zonas no tendrían que arriesgar la vida de los miembros masculinos de la comunidad de Camp Century en expediciones para obtener comida y objetos y tendrían sus propios recursos, algo mejor que alimentarse de sobras.

El caso es que el protagonista se enamora de una chica y termina por decidir que quiere largarse porque no está de acuerdo con las ideas de Camp Century donde, entre otras cosas, no existe una concepción de «familia» ya que es un grupo donde todos cuidan de todos y se comparte a las mujeres de forma «comunitaria». Curiosamente son las mujeres la propiedad que pertenece a Camp Century de forma clara, en vez de los hombres No es nada que se haya visto, no sé, MILES de veces. Esperaba algo más de alguien que pretende ser innovador. Tampoco hay miedo al incesto a pesar de que la monogamia está prohibida y son un grupo cerrado y pequeño.

Al final… De alguna forma que no se te explica, el líder de la comunidad, llamado El Escritor, le hace un lavado de cerebro al protagonista, de modo que se queda para siempre en Camp Century sometido a las ideas del grupo.

Podría haber una crítica a que se vea a las mujeres como objetos, pero no es el tema principal de la historia así que queda como una típica idea mediocre y sin peso para volverlo todo más gratuitamente desagradable a nuestros ojos monógamos y «modernos». El relato se inclina más hacia que la sabiduría puede ser peligrosa porque da ideas y debe ser controlada para que se impongan unas normas concretas.

Es decir, leer muchas cosas diferentes te da libertad de pensamiento.

¿Veis la contradicción con lo que dice el autor en su entrevista y lo que ha planteado en su historia? Porque sí, Camp Century es un sitio donde nadie desobedece a los jefes pero es que el protagonista es especial y es al único a quien la literatura y el aprendizaje le afecta como a una persona normal.

Quizás si no hubiera leído la entrevista habría pensado que el relato era interesante, pero lo dudo porque está fatalmente planteado y además presenta el plan de un señor (el Escritor) que más que un tirano dictador es un tipo con el cerebro de mosquito.

Es decir, pretenden dominar a la gente pero ¿les enseñan a leer, a escribir, les dan libros de aventuras, de opiniones, de sueños de libertad y con ver más allá de las paredes de Camp Century? Todo para que acaten las normas y no quieran abandonar el refugio.

¿Estamos tontos?



No entiendo cómo don Pastor o El Escritor [R: en la parte anterior os avisé que este conjunto de relatos es de todo menos sutil] pensaron que esto podría funcionar, es más, no comprendo cómo se organiza esta sociedad donde se promueve la lectura y la igualdad pero pretenden que una organización jerárquica y abusiva se mantenga. Lo peor es que te planteen que la mayoría de la gente se deja dominar por un pequeño grupo de personas sin discutir. Es cierto que, otro error, al ser narrado desde el punto de vista del protagonista no sabemos por qué el resto acepta el sistema o cómo es que no ponen nada en duda, pero queda un relato flojo y sin mucho sentido.

Por otra parte, está el tema de los zombies.

Zombies.

En una historia distópica.

Creo que con eso ya lo he dicho todo.

[EDIT: Resumí la idea como zombies porque es la sensación que me quedó, pero la explicación más exacta nos la ha dado el autor en los comentarios, echadle un vistazo para enteraros bien.


En el ático de Rodolfo Martínez

Bien, estamos ante una historia enfermiza y no en el buen sentido, si es que lo hay, ya que no tiene más que trazos vagos de distopía y está construida sobre una idea machista, sexista y retorcidamente incestuosa que no tiene ni motivo ni lugar para ser narrada.

La historia gira sobre una asesina a la que contrata un multimillonario de dieciocho años para que mate a las dieciséis réplicas de su padre que le impedirían heredar el negocio familiar. En realidad lo que importa es la tensión sexual que mantienen la asesina y el chaval y cómo él busca acostarse una y otra vez con ella hasta que la soldado —cuyo nombre creo que solo se revela al final— deja de utilizar chips de estimulación sexual porque disfruta gracias del acto.

En fin, que la protagonista se dedica a matar a los clones del padre de su jefe. Parece ser que viven en una especie de rascacielos donde todo se organiza por pisos; cuanto más arriba, mejor vives. Y ya. La sociedad no se vuelve a tocar. Como mucho sabes que es un mundo violento por las escenas que ella narra de vez en cuando sobre matanzas en las que participó.

La revelación final consiste en que Alberta es el decimoséptimo clon, solo que femenino.

Por lo que he entendido, su «yo» original mandó crearla por morbo al mismo tiempo que nacía su hijo y aceleró su crecimiento para convertirla en «el juguete sexual definitivo». Sí, para lo que estáis imaginando.

La gracia es que Alberta se acostó con uno de los clones para matarlo y lleva todo ese tiempo teniendo relaciones con su jefe, es decir, con su hijo, que buscó poseerla para «vencer a su padre» pero terminó enamorándose de ella… Hasta que decidió que debía eliminarla también, muy a su pesar. Así que ya os imagináis de qué va este relato y de qué no va.

¿Señor Freud? ¿Sí? Creo que tiene aquí a un paciente que le resultaría francamente interesante.

En fin, Alberta asesina a su hijo-amante y se va por ahí y se supone que en algún momento heredará toda la fortuna de «sí misma».


No sé vosotros, pero la distopía no la veo por ninguna parte.

En el resumen te aseguran que la historia está llena de «humor negro», cosa que dudo que el autor sepa qué es, «altas dosis de violencia y sexo». Madre de Medea, esto es cosa de la HBO, morbo completamente gratuito y sin fundamento. No hay ninguna, ninguna crítica social actual porque hasta donde sabemos no existen clones. Si fuera una crítica de la prostitución o de las matanzas de los soldados debería haberse enfocado a eso y no en el sexo ni meter a hijos o padres perturbados por ahí. Y como alguien me salga diciendo que es una crítica a las violaciones, me reiré mucho. [L: ¿Y si es una crítica a los culebrones malos? ¿Eh? ¿Eh? Vale, no]

En definitiva, don Martínez ha querido cumplir sus sueños más húmedos de acostarse consigo mismo y ver cómo ese «yo» es dominado por su hijo, narrándolo desde un punto pasivo, sin fuerza y sin propósito en un melodrama barato y que no es perturbador por su significancia social, sino por lo mal que hay que estar para escribir esto sin más motivo que por el puro placer de hacerlo y publicarlo.

El mismo autor lo reconoce en una entrevista:

«Así que en el relato, además de eso, hay algunas de mis obsesiones personales favoritas: las mujeres fuertes, las relaciones enfermizas, la obsesión por el pasado, un cierto toque de humor negro… Todo eso está ahí, arropando la idea central, dándole fuerza y cuerpo al elemento distópico alrededor del que gira.»

Pero no, señor mío, esto no es una distopía ni tampoco la representación de «un presente que se dirige a pasos agigantados al abismo» y si alguien me dice que lo que importa es que está ahí, de modo sutil, respondo que en un relato a menos que seas un maravilloso escritor no hay lugar para ser sutil. Hay poco espacio, unas palabras limitadas y una crítica que hacer. En su lugar, don Martínez se centra en el sexo, en asesinatos que ni se dignan a aparecer en escena y conversaciones insípidas del jefe indicándole a Alberta que se acueste y sea pasiva o que lo domine mientras lo monta, además, claro, de las impresiones de esta de cómo su no-hijo pasa de ser un torpecillo a dominar el tema de la cama.

Yo me voy de este mundo. Quiero cerrar a cal y canto la mazmorra y no volver a salir.


La inteligencia definitiva de José María Merino

Los escritores de este libro, aparte de un terror profundo por Internet, profesan temor por los móviles, por eso en este relato nos situamos en un grupo también pseudo-ecologista donde se vive sin móviles, chan chan, hasta que una inteligencia artificial nacida de las redes de comunicación [R: cualquiera que haya leído La voz de los muertos o la saga de Hyperion sentirá cierto déjà vu] llamada Lid irrumpe en sus tranquilas vidas. Quiere llevarse a los niños porque, al contrario que los del resto del mundo, no se han adormecido por culpa de los móviles.

Pero ¿de qué hablas Rika? Esperad que os lo aclare: los móviles han avanzado hasta facilitar cuestiones físicas a los usuarios, como ayudarlos a caminar porque cada vez están más gordos, etc., etc. En fin, que Lid quiere niños frescos para dar un poco de imaginación a su sociedad. Los padres se niegan y planean escapar con los niños a un lugar sin tecnología donde Lid no pueda encontrarlos.

Al final resulta que todo es un relato que está leyendo la propia Lid y que nunca sucedió en realidad, pero que le da ideas para promover los cuentos y la literatura entre su gente, consiguiendo renovar la sociedad.

Pero —siempre hay un pero— la sociedad con el tiempo se volvió violenta, así que doña Inteligencia Superior decide limitar libertades y comprendió que era DIOS y que toda la humanidad debía servirla y adorarla por los siglos de los siglos —todo esto narrado en mayúscula al final del relato porque sabemos que los ordenadores son muy melodramáticos—. [L: Esto me recuerda a los Simpson y las referencias a que los iPods dominarán el mundo]

Menos mal que era una inteligencia superior y no pudo prever sus propios errores desde el principio, eh.


Vamos a resumir: de acuerdo a don María Merino, los móviles e Internet matan la creatividad, te hacen gordo, promueven las faltas de ortografía, la escasez de vocabulario y demás males. Son evidentes críticas a las terribles conversaciones por mensaje en los que se usan abreviaturas —que, por cierto, existen desde la Edad Media y las usaban habitualmente los monjes cultos en sus textos religiosos para ahorrar tiempo y espacio—, a la obsesión de los adolescentes por los móviles, cosa que causará probablemente dolor de espalda por andar encorvado y dolor de ojos, y a la malsana tentación de dar tu opinión inmediata en foros sin pensar bien lo que estás diciendo.

Es evidente que Internet y los móviles tienen sus cosas malas, que deberán ser tratadas con el tiempo, y que la obesidad mórbida se extiende por las sociedades primermundistas, pero hasta donde sé es un problema más de comida y de aditivos que ponen las empresas en los alimentos de fácil acceso, sin olvidar los dramas personales por vivir una sociedad alienadora. Es un problema de gente que prefiere los videojuegos, leer en la cama o ver películas a salir a la calle contaminada o a hacer ejercicio a un gimnasio.

Pero da la sensación de que todo lo moderno sea malo; don María Merino olvida la cantidad de literatura que se ha difundido gracias a Internet, la ampliación de las comunicaciones, la posibilidad de hablar con gente de otros países, que un móvil puede salvar la vida de una persona, que ahora los padres pueden comunicarse con sus hijos para asegurarse de que no les pase nada si vuelven tarde a casa; que los móviles e Internet ponen a disposición de todos información, que a veces puede ser negativa o poco clara, pero que no se diferencia de leer un libro propagandístico de hace unos años —situación, en mi humilde opinión, bastante peor porque no se podía acceder a mucho más—.

En cualquier caso, parece que hay un temor claro a que una Inteligencia Artificial quiera dominarnos y destruirnos porque eso es algo tan lógico viniendo de un programa que no posee ninguna clase de ego…

En una entrevista, don María Merino afirma que «En La inteligencia definitiva he decidido enfrentarme al móvil desde la perplejidad de constatar que esa nueva tecnología de la comunicación, tan apropiada para enriquecer nuestro conocimiento de lo que nos rodea y de nosotros mismos, es utilizada por la mayoría con una banalidad que me atrevo a calificar de alienante y embrutecedora. En mi cuento, llevo los efectos de ese banal uso masivo a sus últimas consecuencias».

Las últimas consecuencias son la aparición de una Inteligencia Superior egocéntrica que se comporta como una dictadora humana y decide controlar a la Humanidad por saciar su ego.

Comprendo. [L: Creo que yo necesito otro croquis D:]

Lo sentimos don Asimov, NOS AVISASTE y aun así no pudimos seguir las reglas
 más simples para que nuestras creaciones no se volvieran en nuestra contra.

De nuevo tenemos el gran problema de que los autores no se centren en lo que es importante; si quieren criticar los móviles, que hablen de la sociedad que ha llegado a su extremo, ¡no de ecologistas que viven sin comunicación! Si de verdad el autor teme que nos volvamos unos vagos —algo me dice que no ha visitado los miles de blogs interesantes y otras tantísimas redes sociales como Twitter que se tienen para dar opinión, conocer a más gente y no quedarse estancado en las ideas con las que te criaron, que pueden ser correctas o no—, ¡que se centre en ello y haga una evolución lógica con humanos detrás de ello, no con una inteligencia abstracta de ciencia ficción que ni pincha ni corta en este tipo de futuro! [L: GLaDOS >>>>> Lid]

En fin, quitando eso la historia no está mal narrada pero no tiene personajes destacables ni inteligentes y el ritmo es un poco endeble.

¡Vivan el campo, la ausencia del malvado Internet y las viejas costumbres! ¡Vivan!


Gracia de Susana Vallejo

La historia se sitúa en Barcelona que tras independizarse el Pico ha perdido todos sus avances tecnológicos y habla de dos mujeres, una abuela y una hija, ambas llamadas Gracia. En realidad sería más correcto decir que es un relato sobre las lamentaciones de ambas Gracia, ya que son mujeres que han perdido la esperanza por el futuro, que se presenta negro, sin tecnología, degradado y brutal. Poco más.

Los personajes, como Vane, se mencionan muy por encima, no están bien definidos y apenas sí nos explican qué fue el Pico, cómo es la sociedad o cómo hemos llegado a este punto. Todo se centra más en seguir los monólogos internos de Gracia Menor o de dejarte un regusto agridulce ante escenas que no terminas de comprender ya que no hay ni contexto ni motivos para justificar esta historia. Gracia Mayor parece ser una comadrona que, de paso, vende cuerpos de niños deformes —¿canibalismo?— a coleccionistas, o los asesina porque «nadie los quiere». Aparte de quedarme pensando que es una monstruosidad matar niños pero que es algo que pasa demasiado a menudo y más entre gente pobre, terminé el relato sin entender cuál era la crítica aparte de que vamos a perder todo lo que tenemos.

Se te insinúa que cada vez los niños nacen más deformes, pero no sabemos por qué. Hay patrullas que controlan las calles de noche, pero desconocemos quién gobierna o por qué se ha llegado a este estado.

Es una historia de perder la fe en el futuro pero si no se nos muestra bien el contexto creo que te puede dejar frío sin problemas y…


Adivinad: no es una distopía si no hay una crítica clara a nuestra sociedad y escribir algo de forma tan ambigua y sin centrarse en el tema es un error cuando tienes poco espacio.


Colapso de Juan Jacinto Muñoz Rengel

Otro relato del que hice lectura en picado y que no dejaba de recordarme a Cell de Stephen King.

La verdad es que no tengo mucho que comentar ya que me parece uno de los relatos más confusos, con frecuentes saltos de escena, desarrollo de hechos que no comprendes —algo que se puede hacer en una historia más larga donde ya conoces a los personajes— y que pretenden, creo, ser confusos a propósito y un desenlace que te deja frío.

Básicamente dos padres dejan a su hija con una canguro, en un mundo mucho más informatizado que el nuestro [R: punto positivo, lástima que no estuviera mejor desarrollado, pero en principio me pareció todo creíble] y que les permite saber que la chica les está robando toda la comida de la nevera, pero como están en una cena no dejan de poner excusas para no darle un toque de atención. Al menos hasta que, a la vigésima llamada, la canguro no contesta y dedicen ir, por fin, a ver qué está pasando.

Se ponen paranoicos, claro, y aquí el relato pretende hacer una crítica a cómo controlamos cada instante de nuestra vida, registrándolo de alguna forma, y cómo nos gusta ser «repetidores de información» —¿oléis la crítica a Twitter, Facebook y demás? Yo sí, pero al menos no es descaradamente directo… O no tanto en comparación con otros relatos de este libro— y al final nos dejamos llevar sin más.

Es una idea interesante pero muy, muy aguada y que se ve bastante mal tratada porque al final la preocupación tenía lógica: hay un virus que se transmite rápidamente por todos los dispositivos que usa la humanidad [L: Espera un momento, ¿dónde se ha quedado esa crítica chulísima de antes? ¿A qué viene esto de dominaciones mentales paranoicas?] y, durante un momento de locura, estalla la violencia y el mismo padre protagonista aparece en medio de un escenario del crimen, porque ha matado a una perra, la de su jefe, en una oleada de furia —me suena a los inhibidores de Kingsman. ¡Planes malignos para reducir a la población mundial!—. Al final resulta que la canguro, a pesar de no tener microchip, está muerta, no se sabe bien si asesinada por la niña pequeña a la que tenía que cuidar, a la que también le habían puesto un microchip a pesar de que se supone que eso no se hace con niños pequeños.



¿Mi opinión? Que es una idea buena pero que la narración lo estropea todo al ser un poco obtusa, confusa e incongruente. Es un hecho que la tecnología cada vez está más y más presente en nuestras vidas y que ya hay problemas sobre hasta qué punto se debe invadir la intimidad de una persona. La idea de que un virus nos pueda afectar a todos ya me deja un poco más floja porque habría que explicar por qué diantres todos los chips funcionan con una misma red, pero bueno. Esto sí que se acerca a una distopía, incluso podría ser la única más o menos decente del libro, pero la narración y presentación de los hechos la dejan por los suelos.


Los centinelas del tiempo de Javier Negrete

Este es el relato más largo de todo el libro, casi una novela corta, y el único que no me he terminado.

Me gustaba mucho Javier Negrete a pesar de todos los problemas que tenían sus libros y, para ser sincera, le di una oportunidad a Mañana todavía por él. No pensé que acabaría cortando de forma tan radical con uno de mis escasos autores favoritos y que me llevaría tal decepción con él, con su mentalidad y con el mundo en general que ha halagado este relato.

Es posible que, si le hubiera dado una oportunidad y hubiera llegado hasta el final resultara que no es algo tan ridículo como lo que voy a presentaros pero soy incapaz de leerlo sin echarme a llorar a lágrima viva de pura decepción [L: :(]. Así que os hablaré de lo poco que he leído y por qué, personalmente, no quiero más ni volver a acercarme a las cosas nuevas que pueda escribir don Negrete.

Como ya he dicho mil veces, y debéis estar enfermos de leerlo, se supone que una distopía es coger un factor de esta sociedad y llevarlo al extremo. Algo que te preocupe, de lo que quieras avisar a la gente o que creas que es inevitable y nos llevará por un camino terrible.


Bien, Los centinelas del tiempo habla de un futuro donde la censura y la corrección política predominan en todo: se ha cambiado El señor de los anillos —Frodo es Froda, se han eliminado el racismo, las escenas de acción, la comida no sana, etc., etc.—, ya no se dice «mujer u hombre» sino «persona femenina» y «persona masculina»; hay una distancia obligatoria de dos metros entre adultos y niños por protocolo de «pervertidos»; no se puede ligar —tampoco se permite usar la palabra— porque es un «comportamiento sexista»; se ha eliminado el alcohol, el tabaco y demases.

Nos centramos en un colegio donde domina una mujer que nunca consiguió aprobar ni bachillerato y se graduó en un curso de igualdad de género. El desprecio del autor es más que palpable cuando abre una escena donde esta mujer exige que se le multiplique la nota por un 1.2 a las chicas porque históricamente se las ha tratado mal; averiguamos entonces cosas como que en los temarios se ha cambiado la revolución de Irán para afirmar cosas como que ahora las mujeres pueden vestir como quieren (burka) sin que los occidentales puedan meterse con ellas.

Algunos probablemente no conozcáis la plataforma de Tumblr y sus lados más extremos, pero don Negrete ha cogido todos sus elementos reivindicativos más radicales y los ha hecho una «realidad».

Y, siendo sincera, si esta novelita hubiera sido una PARODIA no me habría importado.

Pero no es una parodia.



¿Esto es lo que te preocupa de nuestra sociedad, don Negrete? ¿Que el feminismo llegue a ese extremo donde oprima a los hombres —eso no es feminismo, pero bueno— cuando las mujeres todavía no han alcanzado un salario equivalente al del hombre? ¿Te preocupa que la «censura» de género, que casi no sale de algunos grupos minoritarios de Internet, se imponga a nivel mundial?

Podría, quizás, tomármelo en serio si el propio don Negrete hubiera querido, pero es simplemente cruel burlándose de todas estas cosas. Sí, a menudo son absurdas, pero de momento no suponen un peligro ni remotamente real; se trata de reacciones a agresiones que sí existen y que son mucho más acuciantes ahora mismo. Si don Negrete hubiera querido hablar de corrección política podría haber tratado el tema de la crisis y las víctimas, de los emigrantes sirios, de los chorizos gobernantes. Podría haber hablado de la venta de armas, de la censura política, de la «democracia» actual. En su lugar, esta es su idea de distopía.

Dejad que os ponga una perlita, de las últimas que leí de esta «distopía»:

«Luisa lo sabía, pero comprendía que alguien como Rufino no podía tener el chip mental preparado para alternar sistemáticamente masculinos y femeninos cuando no podía recurrir a términos genéricos como "alumnado", "infancia" o "ciudadanía".

—Deberías saberlo —respondió Eric—. Has dicho "todos" y "vegetarianos". Cuando te diriges a un colectivo intergenérico como éste exclusivamente con términos masculinos, estás invisibilizando a las personas femeninas presentes, y al invisiblizarlas niegas su existencia, las conviertes en no-personas y por lo tanto, al cosificarlas, te haces cómplice y partícipe de la violencia estructural que permite asesinarlas desde tiempos inmemoriales». (pp. 416-417)

Sí, estas ideas están flotando por ahí a nivel minoritario —don Negrete parece ignorar a los transexuales, las protestas contra la sociedad binaria etc., porque, ¡oh sorpresa!, para la gran mayoría del mundo no existen— en círculos pequeños cuya voz sólo se escucha en internet o para criticarlas y catalogarlas de «feminazis» [L: yo prefiero denominarlas hembristas para eliminar esa absurda palabra del vocaublario] o tonterías de adolescentes. Algunas las son. Otras no. Si tanto preocupan deberían tomarse en serio, ver de dónde vienen y no representarlas de forma tan ridícula para catalogarlas como una estupidez peligrosa.

Este relato no es una crítica. Es una parodia que pretende ridiculizar y que, además, no está justificada en la sociedad que don Negrete ha creado.


Os explico:

Parece que la mayor parte de la población, incluyendo a los niños, ignoran la verborrea que exponen algunos profesores y que no la usan a menos que les fuercen. Según lo que leí, se sigue bebiendo, la gente liga a pesar de los controles; es más, la generación de profesores parece de nuestro tiempo y no de una próxima generación joven.

Una sociedad es como es y, si ha cambiado tanto, sus películas, sus libros, sus medios de entretenimiento no se considerarían aburridos o ridículos por sus propios miembros, al menos no comparándolos con cosas violentas que ya no existen.

Por ejemplo, don Negrete adora El señor de los anillos y por eso se regodea en una escena donde el niño protagonista se aburre con los libros adaptados, ya que no pasa nada «emocionante». Luego, cuando el nene descubre un ejemplar original, casi chilla del gusto porque tiene cosas diferentes y emocionantes —que yo recuerde, las primeras cien páginas son de la vida cotidiana de los hobbits, pero bueno— a pesar de que para él las palabras crudas, la falta de diversidad étnica o incluso la idea del racismo deberían horrorizarle. En realidad lo que vemos es a don Negrete descubriendo su libro favorito y demostrando a sus lectores lo maravilloso que es en vez de crear a un niño con una mentalidad lógica de su propia sociedad.

Irónicamente, los padres son de esa época futurista y reprimida llena de censuras y de corrección mientras que los niños no lo son porque usan un vocabulario crudo o intentan evadir las normas que les impone la sociedad no de una forma normal —infantil— sino porque el relato quiere mostrarte lo antinatural que es obligar a los niños a que usen etiquetas o que vivan de una forma tan «poco sana». [L: Ah, claro, las etiquetas no existen, sino que la gente se las inventa. Entiendo, entiendo, osea, no].

Bravo.

Aparte, el tema del «chip machista» es ridículo porque si la sociedad ha cambiado tanto, ni debería existir esa mentalidad.

Si esto fuera una distopía, todos los personajes excepto uno se comportarían como se espera de ellos y eso podría llegar a agobiarnos y a angustiarnos, porque no los comprendemos, pero vemos que un día nuestros descendientes podrían llegar a convertirse en eso. Aquí por supuesto, varios van a luchar y a rebelarse porque es una sociedad terrible e injusta y lo saben desde siempre.

La gente ha aclamado este relato porque se burla de las etiquetas y de las discusiones de los últimos años acerca de nuestro neutral masculino que, según algunos, no es machista. Con perdón, y sin entrar al tema de «miembros y miembras», sí que lo es. Se habla en masculino porque para la sociedad sólo han contado ellos hasta hace muy poco y es una reacción normal que la mitad de la humanidad reivindique cambios. No puedo estar más en desacuerdo con estas reseñas, no porque apruebe o no el uso de «elle», sino porque el planteamiento de don Negrete es despectivo, sin la menor intención de profundizar o entender de dónde vienen los problemas de género.

En cualquier caso, este un tema para otro artículo, pero si consideráis esto una distopía entonces os preocupan más las etiquetas extremistas que los problemas reales de nuestra sociedad, como mi antiguo respetado don Negrete. No tengo interés por una historia así y dudo que alguna vez la vaya a terminar, pero estáis invitados a hacerlo si estas cosas no os molestan.



En fin, voy perdiendo lentamente la fe en los muggles, en especial cuando no dejo de leer críticas maravillosas a esta novela, y creo que me voy a quedar en mi mazmorra mientras quemo las páginas de este libro.

LO MEJOR... ¿Que se acaba?

LO PEOR... La incapacidad de los autores de hacer distopías, los mundos mal construidos, las críticas inexistentes y la prosa enrevesada para parecer más de lo que en realidad es. Preguntarse cómo diantres doce autores no han podido criticarse unos a otros para hacer distopías decentes.

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11 comentarios:

  1. Se ve que esta tanda es peor que la anterior pero ambas tienen el defecto de la incoherencia argumental. Ninguno de los relatos me han parecido atrayentes para comentar nada de lo que ya has expuesto y el segundo me ha dado un poco de mal rollo, Decir que aplaudo especialmente lo que has dicho del ultimo. AMEN, HERMANA. Las criticas a las sociedades se hacen cuando hay algo absurdo en ellas, y pedir la igualdad de genero o de cualquier tipo de persona no lo es. A ver si la gente se entera que lo que digan tres hembrista en una red social no cambia el hecho de que hay un machismo institucionalizado. También decir que de todos los libros que podía elegir no entiendo porque puso el señor de los anillos, ¿afecta algo a la trama que Frodo sea mujer o negro?. No se creo que hubiera sido mas efectivo como critica coger un libro de historia y cambiarla.
    Muy buena entrada.
    Saludos

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    1. Cuanto más se reacciona con actitud despectiva hacia las demandas radicales, más demandas extremas se consiguen porque claro, como no se les hace caso... Es un poco triste, pero mientras se sigan ignorando esas cosas no vamos a conseguir avanzar.

      Supongo que eligió El señor de los anillos para demostrar lo maravilloso que es ese libro (creo que lo menciona en varias entrevistas) y porque, omg, qué horror cambiar de sexo a Frodo. En cierta parte mostró que los temarios de historia mentían sobre la revolución de Irán y tal, pero como no he llegado mucho más allá no sé si trató más los libros de historia.

      A mí el segundo relato me dejó con ganas de vomitar y no en el buen sentido, porque hay historias que saben revolverte por dentro y ser buenas. Con este sólo podía obligarme a seguir leyendo y fue una tarea muuuuy ardua. ¡Mantente alejada de ese escritor, que seguro que lo repite en alguna de sus novelas!

      ¡Gracias por pasarte y comentar, como siempre!

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  2. Estoy muy de acuerdo contigo.

    Desde “Los Juegos del Hambre” no dejan de publicarse libros con la etiqueta de distopía, pero que luego los abres y piensas que el autor debería mirar el diccionario para aprender lo que significa la palabra. O te han colado un post-apocalíptico, que no entiendo por qué se confunde tanto con la distopía, la verdad; o se han quedado sólo con la parte del gobierno maloso al que seguramente se acaban enfrentando adolescentes, muy rollo shounen hecho novela ahora que lo pienso.

    Pero lo cierto es que lo entiendo. El mundo lo mueve el dinero y si lo que da pasta ahora es la etiqueta distopía entendida como lo anterior, pues todo el mundo aprovecha para sacar las historias remotamente parecidas que tiene en el cajón a ver si puede jubilarse antes de tiempo. Pero bueno, esto pasa siempre con las modas. La parte buena es que gracias a ellas la gente puede volver a interesarse por el tema y acercarse a las distopías auténticas, además de que obras buenas sobre el tema que no verían la luz de otra manera por no ser comerciales puedan publicarse al ser la moda.

    Sobre otra cosa que has mencionado que siempre me hace reflexionar, y luego ya me callo, que no soy mucho de comentar, pero cuando me pongo suelto cosas kilométricas (he hecho es la primera vez que comento, aunque ya llevo un tiempo por aquí). Jamás entenderé por qué cada vez que se crea una sociedad futurista los autores meten tecnología avanzadísima en muchos casos, pero el feminismo vuelve a la Edad Media porque sí. Que parece que cualquier cambio al respecto sólo puede ser para atrás, jopé. ¿Tan difícil es imaginar un futuro con una mentalidad avanzada en temas de género aunque luego sea nefasto en otras cosas? No está anclado el machismo ni nada.

    Saludos y buena reflexión.

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    1. ¡Bienvenida!

      ¡Pero no seas tímida, si nos encantan los comentarios largos! En cualquier caso me alegra muchísimo que hayas decidido comentar (después de llevar un tiempo por aquí, jo ¡qué ilusión, de verdad!)

      Si, si yo también entiendo que las etiquetas son lo que al final venden, pero no deja de hacerme gracia que este libro lo recomendó un booktuber cuando criticaba las no-distopías que son los Juegos del Hambre. A cuadros me he quedado al encontrarme este libro, que de distopía no tiene nada. A cuadros.

      Sobre lo que comentas, creo que tengo la respuesta: es mucho más fácil atenerse a algo que ya se ha creado. Hacer una sociedad igualitaria (que todavía no existe) exigiría pensar demasiado, currarse muchas formas de hablar, de comportarse, de vestir y cambiar la estructura social. ¡Demasiado trabajo! Además, obligaría a pensar en otra forma de sometimiento que no fuera sexista (como dices, una sociedad nefasta en otros aspectos) y sencilla (y que no daría chistes tan fáciles o situaciones cliché) por lo que es mejor tirar por lo conocido y a lo que la gente se aferra.

      Sonará muy sarcástico pero de verdad creo que es el motivo general, aunque esté muy soterrado. Eso o les gusta el machismo.

      Muchísimas gracias, de verdad, por pasarte y dejar comentario, esperamos verte de nuevo por aquí~

      Atte. Rika.

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  3. Hola!
    Ante todo, gracias por reseñar la antología y mi relato en concreto.
    Me gustaría puntualizar un par de detalles.
    Ante todo, mi cuento no es de zombies. Se trata de un mundo donde una invasión alienígena ha convertido a casi todas las persones en ultracuerpos: seres sin emociones que ni siquiera saben que son extraterrestres y siguen creyendo que son humanos.
    Lo de impulsar la lectura en ese ambiente cerrado lo hace el Escritor para sentir algo. Quiere experimentar sentimientos y por eso obliga a los humanos a escribir. Quiere sentir lo que ellos sienten. Y si alguien le cuestiona, lo convierte.
    Sí, así explicado suscintamente queda muy muy reducido, pero esa es la idea bàsica.
    Si en el relato no se ha entendido, no es problema del lector, claro, sino del autor. Así que asumo mi parte de responsabilidad.
    Lo que sí me gustaria dejar claro es que este cuento no sirve para atar ningún cabo suelto. Forma parte del mismo universo de una novela anterior, El año de la plaga, donde asistíamos a la invasión. Son los mismos bichos, pero en diferentes contextos, diferentes escenarios, diferentes personajes, diferente estilo e incluso te diría diferente genero. Son historias independientes entre sí.
    La parte de distopía se desarrolla dentro del campamento. Es una Sociedad distinta a la nuestra, con sus propias regles, sus propias dinámicas y con un elemento de control muy marcado. ¿Quería criticar algo? Sinceramente: no. No era mi intención al escribir el cuento.
    A partir de ahí, acepto cualquier crítica sobre si el relato es flojo o malo o lo que te parezca, sin problema. Tan solo me sabe mal la imagen de mi adorada Emma Stone llamandome estúpido un poco gratuitamente.
    Un saludo y disculpa algunas faltas de ortografía que el corrector predeterminado en catalán desde el ordenador en el que escribo no me permite cambiar.

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    1. ¡Hola don Pastor!

      Primero de todo, estamos encantadas de tenerte por aquí —aunque sea en estas circunstancias— y te agradezco mucho que te tomaras la molestia de leer la reseña por mucho que fuera negativa. No muchos autores lo harían.

      He puesto en rojo, al final de la crítica a tu relato, que el término «zombie» está equivocado y he pedido que vengan a leer tu comentario para que se comprenda mejor el tema de los Ultracuerpos. Siento no haber prestado más atención en esa parte y pido perdón, si bien es cierto que me quedé más con la impresión de que su papel era el de zombies ya que son una especie quizás contagiosa que no tienen vida social al estar hueca y es un peligro para la humanidad.

      Respecto a lo demás, lo siento mucho pero, aunque me expliques lo del Escritor —ya lo comprendí con el relato, donde el mismo personaje creo que lo explica en voz alta—, sigue sin tener sentido ya que hace las veces de dictador pero ofrece literatura de viajes y da sueños y esperanzas a su gente cuando tienen la posibilidad de acceder a nuevas tierras aunque sea peligroso. No es la actitud de alguien inteligente y de ahí el uso del gif, que no pretendía ser insulto concreto contra ti, sino contra la situación. Si te has sentido ofendido —algo normal— lo siento de verdad pero no voy a retirarlo ni tampoco a cambiar de mi opinión.

      Por cierto ¿puedo preguntar cómo convierte a la gente? Es una duda que me quedó y a la que no dejo de dar vueltas.

      Por otra parte, aunque entiendo que El Escritor sea un personaje hipócrita ya que convierte en «huecos» a aquellos que no siguen sus directrices, sinceramente, cualquiera con dos dedos de frente sabría que, si quieres, por ejemplo, un mundo ultracatólico debes dar enseñanzas católicas y no permitir ideas protestantes, judías o islámicas —a menos que las distorsiones y presentes como el Mal— ya que hacen que la gente haga preguntas o no tenga la misma opinión que el Papa. Si el Escritor solo diera literatura de obediencia, sobre la importancia de la comunidad y del culto al líder o lo que fuera, entendería que convirtiera a los disidentes pero, con su política de lectura, lo realista sería que casi nadie le hiciera caso y todos estuvieran convertidos.

      Me alegra que este relato no tenga cabos sueltos de la otra novela; no puedo decir más y la gente lo sabrá al leer tu comentario.

      Por otra parte, una distopía no tiene sentido si se desarrolla sobre una premisa de zombies, extraterrestres o cualquier elemento no-lógico/posible… Así que lamento decir que la sociedad de Camp Century no es distópica sino la consecuencia lógica de una historia de ciencia ficción y no de algo que ocurra en nuestra sociedad y vaya a mayores. Así mismo, la ausencia de crítica es un problema ya grave que rompe la idea de distopía.

      De nuevo, reitero que la imagen de nuestra querida Emma no es un insulto gratuito y que siento que hayas tenido que verlo. ¡No esperábamos que un autor entrara a cotillear en un blog tan chiquitito como el nuestro!

      Otro saludo y, de nuevo, gracias por las aclaraciones. ¡Mucho ánimo con tus próximas historias.
      Atte. Rika.

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  4. ¡Hola!
    Como veis, llevo un tiempo pasándome por varias entradas antiguas que me han llamado la atención...
    Solo quiero comentar que de todos los relatos de esta antología, el que más me ha llamado es este último. A mí me parece una buena idea crear una sociedad basada en la exageración de la corrección política (que no es una distopía, pero bueno). No sé me parece un tema interesante.
    Ahora bien, por lo que contáis, no me gusta nada cómo trata el tema el autor, da la impresión de que se burla del feminismo y no, no veo que esté bien construido. Por no hablar de la falta de coherencia con lo de los niños.

    Un saludo,
    Laura.

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    1. ¡Hola, Laura! Muchas gracias por leer nuestras entradas y dejarnos comentarios <3.

      El tema es interesante, no lo niego, pero el enfoque es despreciable. Todos tenemos un autor idealizado y yo tenía a Negrete, ignorando las violaciones que metía en sus libros, el trato sexista a sus mujeres (por mucho que intente ser feminista) y este libro me dio tal tortazo en la cara que no es mentira cuando digo que me eché a llorar de frustración al ver lo que Negrete piensa de verdad sobre estas cosas y se me vino el mundo encima.

      Claro que no he terminado el relato y, quién sabe, puede que el final tenga una reflexión interesante, pero lo dudo. Mucho. Muchísimo. Te animo a leerlo si te quedaste con las ganas. Negrete escribe bien y puede hacer cosas muy chulas... cuando solo habla de hombres.

      ¡Un saludo!

      Atte. Rika~

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    2. Sí, sin duda es un autor del que he oído hablar y lo tengo pendiente, pero tengo claro que con esta antología no será ;)

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    3. Sobre el tema de ese relato, es MUCHO mejor un capítulo de la serie "Black Mirror", donde los Likes que reciben las personas otorgan una nota, y esa nota te permite acceder a servicios, trabajos, etc...

      Impresionante

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  5. Interesante articulo sobre los repetidores wifi, me sirvió mucho!

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