Recordatorio

No somos profesionales, simplemente nos gusta leer y tenemos tiempo libre, así que a veces cometemos errores.

martes, 2 de febrero de 2016

Análisis: Laberinto, Víctor Panicello

Título: Laberinto
Autor: Víctor Panicello
Sinopsis: En Gronjor, un mundo mitad luz y mitad sombras, un grupo de cazadores se adentra en la agreste zona oscura en dirección al laberinto, el territorio más salvaje del planeta, poblado de criaturas depredadoras cuya principal función es dificultar la llegada hasta el núcleo. 

El delicado equilibrio de Gronjor depende de ese cruel proceso de selección, controlado por el hechicero Milosh. Queda poco espacio para la esperanza, pero existe una profecía que habla de un cambio inminente... Laberinto es una novela de amor y lucha, de fe y resistencia. De rebelión. De libertad.

Editorial: Bambú
Número de páginas: 395

¡Hola a todos, bonitos míos! Al teclado vuestra hada Lyra, que de salto en salto de tecla os trae esta nueva reseña.

Antes de este libro estaba perdiendo la fe en las editoriales pequeñas, lo admito. Simplemente no cumplían mis expectativas. Teniendo más dificultades para distribuir que las grandes, siempre espero de ellas que tengan unos estándares de calidad más altos, puesto que tienen un número limitado de libros que pueden publicar. Y, sin embargo, no veo que apuesten por historias originales, ni siquiera por fórmulas seguras (mainstream) para especializarse en un género o ir creciendo poco a poco. Por el contrario, huelo amiguismos y leo a escritores muy, muy noveles que empiezan con cosas que los demás preferimos guardar en el fondo de la mazmorra. Parece que quieran adoptar a todos esos escritores rechazados por las grandes marcas, y mira, eso está bien, pero córcholis, no todos los rechazados son genios incomprendidos con una gran obra que el mundo necesita conocer.

A estas alturas creeréis que vengo a venderos que Laberinto es una novela que me ha devuelto la esperanza y la fe en la humanidad. Pues no. Bueno, sí, un poco, pero tampoco nos pasemos.

Digamos simplemente que Laberinto hace muchas cosas bien y muchas cosas mal. No sé cuántos libros más habrá publicado Víctor Panicello, pero me da igual, veo en él a un escritor novel, que comete algunos fallos de base y puede mejorar, así que lo trataré como tal durante el resto de la reseña. Es decir, no voy a escupirle ni nada, pobrecillo.

He escogido esta sinopsis, aunque creo que hay otras, porque es la que leí en su momento y me sigue pareciendo igual de confusa. Tienes que leerla un par de veces más para darte cuenta de que el Laberinto tiene que ver con una especie de prueba, a saber por qué, y que algo va a cambiar (obvio). Vamos, que no te cuenta nada, porque lo de mundo mitad luz y mitad sombras suena muy metafórico, y no, por una vez resulta que es literal.

Así que ¿por qué no confiamos en esa especie de dragón que vemos en la portada? Dentro del libro lo llaman dogarth, no tiene ni nombre el pobre, así que he decidido llamarlo Red, el primo *spoiler* de Green [R: ¿no te da vergüenza, Green? Él sale en portadas y tú aquí, poniéndote como una ballena] [G: Yo al menos sé hablar balleno]. En fin, que os voy a explicar cuál es la verdadera sinopsis de este libro.


Laberinto trata sobre la prueba de selección de unos jóvenes cazadores, cuyo objetivo es llegar al núcleo para elegir esposa, ser reconocidos por su pueblo y ganarse un nombre de hombre. Debido a la dura vida en Gronjor, se impuso esta tradición con el único fin de perpetuar la especie humana, ya que los más débiles no alcanzan el final (ay, Darwin, si vivieras para ver esto…) y solo los supervivientes pueden formar una familia. Como supondréis, diferentes sucesos tanto dentro como fuera del laberinto delatan que la prueba no transcurrirá con normalidad y varios factores imprevisibles intervendrán en el resultado. Y hay una profecía por ahí, sí.

Gronjor es un planeta dividido en dos zonas: una de siempre día y una de siempre noche. Los humanos se han adaptado a vivir en la primera parte, mientras que en la segunda existen todo tipo de bestias feroces que, por suerte, solo cazan en su territorio. El caso es que el mundo es pequeño y hay escasez de alimento, de ahí que regulen el número de individuos para que la especie no se extinga mediante peleas y guerras por los recursos.

Y lo hacen mediante el Laberinto, una zona en la parte oscura construido hace mucho tiempo, con multitud de trampas mortales y pruebas para demostrar la valía de los cazadores (ah, y las bestias ya mentadas). El objetivo es llegar al núcleo, pero antes de este deben atravesar la guarida del dogarth (Red para los amigos) [G: También tengo un abuelo que se llama Yellow], la criatura más fiera y temible de todo Gronjor, a la que nadie es capaz de hacer frente.

El desarrollo está bien, a veces algo pausado, pero disfrutable. Incluso me ha enganchado. El libro tiene un narrador omnisciente, que cambia según la necesidad de un lugar a otro en cada capítulo. El hilo principal es el de los chicos dentro del laberinto, pero a estos les influyen diversos acontecimientos que ocurren y se muestran fuera de este.

Me ha gustado especialmente que sean los propios personajes, los actores de la obra, quienes en sus diferentes relaciones y objetivos lleven el motor que hace avanzar la historia. Pueden ser mejores o peores pero los acontecimientos se suceden por las acciones de cada uno individualmente, dando lugar a todo el conjunto.

Dentro de lo que cabe, los personajes están bien caracterizados y presentados. Cada uno tiene su personalidad y sus fines, aunque hay pocas confrontaciones a razón de estos porque casi todos comparten los mismos. En sí son poco interesantes, sirven para su historia y poco más.

Sin embargo, una de las grandes carencias en el estilo de Panicello es su falta de descripción. De descripción para todo. No recuerdo si en algún momento se digna a mencionar cómo es el laberinto (ya sabéis, de piedra, de setos…). Ni siquiera los protagonistas se salvan, menciona por encima rasgos de algunos, como los ojos grises de Viento del Norte, las facciones duras de Piedra (¿o eso era solo su expresión?), el pelo largo de Árbol, etc. Y las únicas minuciosamente descritas son Lea y Tilam, para recalcar lo bellísimas que son a su manera. ¡Ni el pobre dogarth se salva! Aunque para mí siempre será un dragón, porque veamos, estamos en género fantástico, es una bestia grande, tiene una portada, colmillos y garras. Hasta que alguien me contradiga es primo de Green.

No le voy a echar flores, porque hay muchas cosas que criticarle. El núcleo, mensaje o como queráis llamarlo está muy mal construido, muy obvio y aburrido. No obstante, con lo poco que tiene bien hecho ha sido una lectura buena y mejor que algunas otras que he reseñado para el blog.

Sí que lo recomendaría. La situación planetaria es interesante, la historia se lleva bien y se deja leer. Tiene algunos toques originales que se salen del mainstream. Pero si tu interés en él radica en su postura ante la igualdad de sexos (sí, ese es el mensaje), querido/a mío/a, ignóralo. No sacarás de aquí nada que no sepas ya, ni algún tipo de contenido útil. Incluso diría que ciertas ideas están tratadas y representadas de forma nefasta y, por lo tanto, espero que no se extiendan.

Ahora pasemos a explicar las razones de estas declaraciones.




Empecé a leer Laberinto con la sensación de que este libro no estaba hecho para mí. Todo era demasiado varonil, demasiado enfocado a ellos y a los grandes valores masculinos. Con esto no quiero decir que no pueda leer historias que carezcan de presencia femenina importante, pero entendedme: me resulta igual de estúpido que escribir una historia en África y no incluir a nadie de la población negra. El problema no mejoró con la aparición de Lea y Tilam, pero con la primera se le veían las intenciones al autor y poco a poco se me quitó el malestar para sustituirlo por exasperación; e interés, claro, ya dije que me enganchó, disfruté del libro y me esperé a analizarlo en esta reseña.

Vayamos por partes, de lo general a lo particular.

El problema del mundo que construye Panicello es que está hecho para nuestra mentalidad. A nadie de Gronjor le gusta su modo de vida. Ni adultos, ni jóvenes, ni el propio Milosh respetan sus tradiciones e incluso las cuestionan. ¡Las cuestionan, hada mía! Mirad, os pondré un par de ejemplos. Es obvio que en nuestra sociedad se debate sobre la práctica de la tauromaquia. Pero, ¿por qué? ¡Pues porque podemos compararnos con otros lugares donde está prohibida! Y podría decir algo más, de menor polémica: el pensamiento nacionalista-católico dejó de estar tan arraigado en la mentalidad española a partir de los años 60, cuando el turismo floreció y comenzaron a vislumbrarse los primeros bikinis de extranjeras. Hasta entonces ¿qué otras referencias había? Ninguna. Nadie concebía una forma diferente de vivir, ni se introdujeron mejoras que obligasen el desarrollo social.

¿Veis a dónde quiero llegar? Panicello se molesta en construir una cultura bárbara y no adapta a sus protagonistas a ella. No se arriesga a que el lector no esté satisfecho con que acepten vivir así, sino que les acerca a un modo de vida moralmente aceptable para nosotros. Y el mundo no funciona así.




He estado reflexionando sobre si Panicello poseía conocimientos de antropología. Sin embargo, al final he llegado a la conclusión de que no, probablemente no, ya que muchas de sus bases tienen errores garrafales a partir de la premisa que acabo de explicar. Voy a enumerar las principales contradicciones:

1) La individualidad. Según el autor, «[e]n Gronjor se fomentaba el individualismo como medida de control, pues siempre era más fácil dominar a personas que a grupos compactos». Vale, no me miréis así, no voy a explicar por qué la premisa es errónea, sino por qué no tiene sentido que el individualismo funcione en Gronjor. Cierto es que la concepción del individuo como único responsable de su destino es la clave fundamental que fomenta la competitividad. Pero Gronjor no es una sociedad capitalista. Es una sociedad en la que los recursos se agotan. Simplemente, la desvinculación de los individuos con su grupo solo serviría para propiciar la guerra, ya que no se vería al vecino como un igual, sino como un competidor por el alimento. Habría sido infinitamente más sencillo dotarlos de un sentimiento colectivo que los una y los haga fuertes, aunque exista la práctica del Laberinto. Sin embargo, supongo que a Panicello no le interesaba esta idea porque necesitaba que se criminalizara que los cazadores decidieran afrontar las pruebas todos juntos. Una pena.

2) Las quejas de los padres. En la presentación de Milosh, dos padres se le acercan para pedirle que su hija no participe en la tradición. Qué os voy a contar de todas las cosas que están mal en esta escena. En primer lugar, la hija no corre peligro, salvo de no ser escogida por ningún cazador y convertirse en esclava. En segundo lugar, la prueba ya ha empezado, esto no tiene sentido. Y en tercero, ambos padres participaron (él de cazador y ella en el núcleo), si les fue bien ¿por qué no quieren el mismo destino para su hija? Es como si unos padres devotamente cristianos de repente no quisieran bautizar a su bebé. ¿Por qué no? ¿Qué justificación hay para esto? Puedo entender que sea por el peligro, pero anda que las corridas de toros no son peligrosas y aun así existen muchísimos padres a los que no les importa que sus hijos corran delante del toro [R: o padres que directamente se llevan a sus hijos a correr con ellos].

Sí, todas las chicas son guapas
3) El Risco de la Redención. El narrador explica que en la cultura de la tribu, cuando un cazador estaba demasiado mayor para participar en las batidas, lo dirigían al peñasco para que dejara de ser una carga. La idea me gustó mucho. Se puede comparar con la cultura inuit, cuyos ancianos mismos eran los que, una vez dejaban de ser útiles y comprendían que su presencia durante los inviernos duros (ya que también tenían poco alimento) podía costar la vida de toda la familia, se marchaban solos para morir fuera de frío [R: en Japón también pasaba]. El problema en Gronjor es que se contextualiza como una situación dramática a la que la familia se resiste. Por supuesto que las familias inuit también sufrían la marcha de sus mayores, pero si de verdad vives en una zona de escasos recursos y sabes que tu supervivencia no está garantizada, comprendes por qué ocurre y lo aceptas, como lo aceptaban los ancianos inuit. Del mismo modo tendría que ocurrir en Gronjor. Pero, de nuevo, Panicello quiere que aborrezcamos la cultura de Gronjor y deseemos el cambio a mejor, osea, a mejor para lo que nosotros creemos que es mejor.

Estos son los ejemplos más remarcables, lo demás lo puedo dejar pasar.

En cuanto a los personajes, arrastran en mayor o menor medida este malestar con su planeta, con cómo viven y con cómo podrían vivir si todo fuera chupiguay y la realidad no fuera otra. Poco tengo que decir sobre los protagonistas de Laberinto. Todos se comportan acorde con su cultura y quieren superar las pruebas, tanto para elegir esposa como para considerarse hombres (y cuando no lo hacen es porque les arrastran sus padres o las chicas, no se plantean que la práctica del Laberinto sea algo aborrecible, ni siquiera cuando participan en el cambio). Se forman poco a poco como grupo y eso está bien, pero a su vez, por eso de intentar llevar el tema de la «individualidad» apenas interaccionan de forma amistosa, no mencionan cómo ha sido su vida o forjan vínculos que no tengan que ver con lo que les ocurre en el Laberinto. Es decir, todos sus intereses giran en torno a los desafíos que tienen que superar juntos. Cielos, ni siquiera hablan entre ellos sobre qué chica quieren escoger cada uno.

Mi personaje favorito ha sido Viento del Norte. No sabría deciros por qué. Supongo que, porque dentro de todos ellos, es el que más se ajustaba al rol que les asignaba el autor. Porque era el que hacía que la parte del Laberinto fuera más interesante (los demás iban un poco arrastrados por Piedra). Tuvo un final propio, pero me resultó amargo. No porque muriera, ya que habían muerto muchos por el camino, sino porque no tiene uno merecido. Simplemente lo hace por accidente, como varios chicos antes que él, cuando había demostrado ser mejor cazador que todos ellos.

El otro merecedor de analizarse es Milosh. Podría haber incluido su papel de hechicero en las contradicciones, pero lo haré mejor aquí, ya que forma parte del personaje. El cargo de hechicero como líder de la tribu no se sostiene por la simple cuestión de que no impone respeto. Nadie le teme, nadie le glorifica. Porque de hechicero solo tiene el título, hasta Rika sabe más brujería que él [R: ¡¡!! ¡Hoy te quedas sin cenar! ¡Y la poción para tus alas te la hará Green!] [G: ¡Ojojojo, sapos y culebras!] [L: ¡No, todo menos eso! ¡La última vez se me quedaron resecas y mustias! D:]. No hace magia, solo rituales para serenarse o algo así que no afectan a nadie más. Panicello podría haberse basado en los mitos sobre hechiceros de África, a los que sí se les tenía un miedo terrible (y en algunas partes se les sigue teniendo) [R: no hace falta ir tan lejos; en Europa el Cristianismo ha perseguido a las brujas (y brujos) desde siempre, pero entiendo que te refieres al chamán dentro del grupo], lo cual justificaría que tanto sus antepasados como él se mantengan en el poder. No obstante, no lo hace y por eso me sorprende que sea el desarrollo de la historia lo que le deponga del cargo, y no se hubiera intentado en ningún momento anterior (¡con conspiraciones chachis!).

Y por supuesto, no iba a olvidarme de Lea y Tilam. Sobre todo de Lea.

Veamos, amores, si queréis escribir sobre mujeres que se imponen a una mentalidad machista, ¿por qué no empezáis con un ejemplo tan sencillo como Mulán? ¿Se cuestiona términos como «hombre» y «mujer»? ¿Es «marimacho»? ¿Con qué razones decide ignorar su rol de género y cómo se siente al respecto? Mirad otra vez la película con esos ojos. Por favor. Vais a disfrutarla muchísimo y a aprender varias cosas. Lea es la típica protagonista que está ahora de moda. Le gustan más las cosas que hacen los hombres que las que hacen las mujeres. No quiere limpiar, no quiere recoger frutos, no quiere ponerse vestidos, quiere cazar. Y nadie más, salvo ella, quiere lo mismo (es especiaaaal). Y resulta que eso es bueno. 



Ya.

No, vuelvo a repetir, el feminismo no se originó por la lucha de una única mujer. No, que todos seamos iguales no significa que todos seamos como hombres [G: O debamos ser como ellos]. No, la vestimenta de una mujer no importa, sino que pueda llevar lo que quiera. ¿Entendéis ahora por qué no recomiendo leer el libro si te interesan los temas de igualdad? Porque es un libro que no expresa realmente una igualdad, sino una igualdad parcial, que enmascara aún el patriarcado, porque el autor no ha tratado en profundidad el tema.

Y su tema de libertad me parece horripilante. Lea sueña con ser libre y poder cazar, sin que su condición de mujer se interponga en ello. Argumentalmente está justificado que tenga dichos sueños porque cazaba con su padre a escondidas. Vale, pero ¿acaso los hombres son libres por enfrentarse a un Laberinto lleno de peligros en el que seguramente mueran? Están tan atados a las leyes de la tribu como las mujeres, pero el autor sólo fija el punto de vista en la liberalización de la mujer. Lo demás son consecuencias secundarias. ¿Igualdad, dónde?

A estas alturas estaréis pensando que me estoy metiendo mucho con Panicello por proclamar igualdad, cuando puede que el mensaje sea otro y yo lo haya malinterpretado. No. La razón de que le esté metiendo tanta caña es que en la propia contraportada del libro viene bien claro: «Novela fantástica + Igualdad de sexos». Él declara sus intenciones. Y yo analizo los resultados.

Por otro lado, Tilam es mucho más hija de su planeta que Lea y, por lo tanto, mejor construida. Sin embargo, me aburría muchísimo su amor por Milosh, parece demasiado idealizado para un mundo en el que las parejas conciertan sus matrimonios y no se casan por amor. Además, ¿nadie ha pensado lo pederasta que es que él la vea de lejos crecer y se vaya enamorando de ella [R: según las reglas de ahora, el amor lo puede todo. Aunque sea vigilarte de noche asomándose siempre por tu ventana ¿verdad, Edward?]?

Tilam funciona mucho mejor cuando no tiene a la insufrible de Lea cerca, porque es una mujer más, como deberían ser todas las mujeres. Pero entonces se junta con la especial y pasa esto:

«―No te he engañado. Tal vez no sea un gran plan, pero es mejor que el tuyo. Además, mi padre no dedicó mucho tiempo a intentar descifrar el contenido de esas claves y no contaba con un factor que juega a nuestro favor.

―¿Cuál es?

―Somos mujeres…

Lea esperó a que continuara, pero como no parecía tener intención de hacerlo, volvió a intervenir.

―¿Y…?

―Mi padre es un gran cazador, pero yo soy más lista que él. [G: ¿Igualdad, dónde?]

―¡Ja, ja, ja!» [R: ja, ja, ja, ¿en serio hacía falta ponerlo? ¿No habría quedado más elegante “y estalló en carcajadas”? Sería más informativo, al menos.]

Creo que quiero llorar. No sé si de risa o de tristeza.

¿¡Qué tiene que ver que seas más lista con que seas mujer!? ¿¡ESTO es lo que me quiere transmitir un libro que proclama llevar un mensaje sobre igualdad!? Os voy a cambiar la frase, para convertir esta escena súper graciosa en una machista, a ver si así sigue siendo igual de chistosa: «Mi madre es una gran trabajadora, pero a mi lado no da para mucho». JA, JA, JA, me parto. Y no me vengáis con que biológicamente los cerebros entre mujeres y hombres tienen diferencias de blablabla, porque os echo a la dragona [G: Oh, sí, por favor ~].

Por no hablar de que ninguna sociedad retrógrada y profundamente machista como la de Gronjor consideraría a la mujer más inteligente que el hombre. Ellas siempre se concebían como más pasionales, más sentimentales y recluidas a su ámbito. Así que no, nadie que se pasa el día recolectando frutos se creería más lista que un cazador, por pura lógica.



Por último respecto a personajes, tenemos a Préndola y su innecesaria profecía. Diría que es culpa de esta profecía la que hace que el desarrollo final flojee un poco. El autor consigue reunir a todos sus actores en la guarida del dogarth, pero sus siguientes intervenciones son más por orden de guion que por propia iniciativa. Lea y Piedra se van a por la bestia sin más, porque un mural se lo ha dicho. Los padres intervienen cuando se supone que no pintaban nada (en varias ocasiones la iluminada de Préndola les dice que el destino está en manos de los tortolitos). En definitiva, si todo esto lo hubiera sustituido por un dogarth cazador, cruel y aterrorizador, y no tonto (lo siento, Green) [G: Qué le vamos a hacer, la lista de la familia soy yo], ¿no habría sido un final mucho más increíble?

En su lugar, el dogarth, que debería imponer, es atacado por varios cazadores a la vez y, sorpresa, matan a su cría y se vuelve loco (porque tonto ya era). Tan loco que tira el cadáver de su cría a la fosa de donde vino él (¿o ella? Estoy confusa. ¿Se reproduce consig@ mism@?) y le hace un funeral mientras unos ridículos humanos le clavan pinchos. Tiene suficiente ¿inteligencia? (qué contradicción) como para tener un pensamiento simbólico, equiparable al de algunos Homos, y al pobre ni le ponen nombre. Red, como he dicho, no suena mal.

Supongo que si el tema de la igualdad hubiese estado mejor tratado, me habría gustado el detalle de que la profecía no se cumpliera gracias a Lea. A que Lea no sea un hombre y, por lo tanto, no fuera a morir si mataba al dogarth [R: «Necio, ningún hombre puede matarme» «¡Yo no soy un hombre!» by Tolkien]. Pero la escena pasó sin pena ni gloria, porque Lea no se parece ni remotamente a una mujer. Panicello la caracterizó completamente como un hombre, así que, ¿cuál es la diferencia?

Finalizo aquí con los personajes para hablar de cosas más alegres y graciosas. A veces los diálogos me resultan muy artificiales y no podía hacer menos que poneros algunos ejemplos:

«―Parece que allí abajo hay un paso ―confirmó Pertgraf.

―¿Un paso? ¿Hacia dónde?

―Hacia la verdad y el futuro ―le respondió Préndola, sonriendo». [L: Sí, sí, ¿pero hacia dónde, so mística?]

«―Bueno, no nos han educado para que nos sintamos a gusto estando juntas, ¿no?

―Sí, es cierto». [L: Si de repente Rika mañana se acerca a Green y le dice algo como «Bueno, no me han educado para sentirme a gusto con una dragona», ¿qué creéis que llevará la cena? Puede que lo que diga Rika a Green sea cierto, pero nadie habla así. Y nadie piensa en el sentido de «Me han educado de esta forma», sino que mediante esa educación te has formado una idea de lo que éticamente es correcto e incorrecto. Para cuestionar que las cosas no son así de forma natural necesitas, como he dicho antes, concebir otro modo de que lo sean].

«―Gracias, Derthom… por haberme salvado.

El aludido ni siquiera se dio la vuelta, limitándose a decir en un susurro.

―Si algo le pasa a Piedra, nadie te salvará la próxima vez.

―No me amenaces, soy el hechicero.

―También lo era tu padre». [L: Estoooo… no es por nada, pero Piedra está en el Laberinto, ¿qué te hace pensar que no puede morir dentro de él por culpa de las pruebas?]

Al estilo de Panicello aún le queda pulirse un poco. Por suerte, no tiene esa manía novata de poner puntos suspensivos hasta en la sopa, pero alguno se le escapa en frases que se cerrarían estupendamente con un único punto. Lo que no entiendo es por qué escribe «Vendré» cuando se refiere a «Iré», si está hecho aposta o no se ha corregido, porque lo hace en varias ocasiones. Para que os hagáis una idea: «Vendré contigo, te ayudaré a salir de aquí y a encontrar a Piedra… si sigue vivo». En serio, me siento muy confusa.

Hablemos un poco de tecnicismos. Mi conocimiento sobre la rotación terrestre no pasa de la ESO y una rápida búsqueda en Wikipedia no me ha dado las respuestas, así que está bien, me creo que haya sido un meteorito el que originara la paralización del planeta. Por qué no (aunque, errr, la traslación alrededor del astro sí movilizaría la línea divisoria entre una parte y otra en determinadas estaciones…). El problema de explicar esto científicamente es que si una parte siempre está expuesta a un sol, debería estar taaaan sobrecalentada que la vida en ella sería imposible. Lo mismo para la parte nocturna respecto al frío. Por lo tanto, este se convierte en el mayor fallo del mundo concebido por Panicello. No sé si creérmelo o dejarlo pasar, ya he dicho que de estos temas poco sé, pero siendo literatura fantástica, podría haber optado por una solución más mágica para suplir este tipo de errores.

Además, los años en Gronjor se llaman ciclos (y no recuerdo si el autor explicaba cómo se calculan). El caso es que un año no corresponde a un ciclo, ya que Gronjor es más pequeño que la Tierra. No le habría dado importancia (aunque resulta frustrante no saber ni la edad de los protagonistas) si no encontrara en la historia ciertas contradicciones que no sé si he malentendido o qué.

Por el final, te dicen que Gronjor tarda casi dos años en dar la vuelta al sol, es decir, lo que sería un ciclo. Los cazadores varones tienen que afrontar la prueba del Laberinto a los quince ciclos. Y existe una madre a la que Milosh describe y que ronda la edad de veinte ciclos. ¿Cómo puede llevarse una madre cinco ciclos con su hija? Serían como máximo diez años. DIEZ. Imposible de entrada, puesto que el Laberinto se afronta (cada uno en su rol) a los quince años. O yo me he hecho un lío, o se lo ha hecho Panicello (probablemente yo, quiero resaltar, los números no son lo mío).

Terminemos con la moraleja. Si quieres hablar de amapolas blancas, asegúrate de no liarte con las rojas. Y si quieres hablar de ambas, ni pintes las blancas de rojo, ni te olvides de tratar igualitariamente a las rojas. Porque entonces le plantas (je, je) a tu jardín una etiqueta de «Igualdad de amapolas» y te pillo. Vamos que si te pillo.



LO MEJOR… la situación planetaria, el desarrollo de la historia, la caracterización de los personajes y un final correcto.

LO PEOR… la mentalidad moderna de los personajes, la falta de descripción y la forma incorrecta de plasmar el mensaje.

(Todas las imágenes pertenecen a sus respectivos dueños)

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Atrapada en unas hojas de papel



10 comentarios:

  1. Si es que a la gente no le cabe en la cabeza la igualdad, para que luego digan que ya no hace falta feminismo, si la gente no sabe ni lo que es. Porque desvalorizar lo tradicionalmente femenino o poner a una única mujer fuerte que desprecie todo lo femenino y muchas veces a las demás mujeres NO es feminismo. Sigue siendo machismo rancio porque parte de la premisa de que femenino=no deseable y de que las mujeres en general son débiles e inútiles y lo contrario es sólo una excepción. Feminismo sería cuestionarse por qué algo es necesariamente masculino o femenino y reivindicar que todos tienen derecho a hacer lo que quieran sin ser juzgados e independientemente de su sexo.

    En otro orden de cosas, se dice que se publica poco, pero yo creo que en realidad se publica demasiado, muchas veces buscando vender y no la calidad. Por eso demasiada gente sueña con dedicarse a escribir y vivir de las rentas como si fuera algo muy fácil. En realidad es algo muy complicado que puede tomar muuuchos años dominar si se quiere hacer bien, igual que cualquier otro arte. Los editores deberían ser más selectivos y currárselo más, ya que muchos de los fallos que mencionas son cosas totalmente evitables; y es una lástima porque hay libros que tienen ideas interesantes, pero es que los autores no han sabido trabajárselas.

    Saludos.

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    1. Completamente de acuerdo con el primer párrafo, no podía haberlo resumido mejor xD

      La política de las editoriales es colmar las librerías de su sello editorial para echar a la competencia. Esto no quiere decir que se publique cualquier cosa (y mucha de esa cosa no es literatura). La pena que me da es que un editor de una editorial pequeña, que no tiene tanta carga de trabajo como alguien de una gran empresa (o eso me figuro), no ponga más empeño en trabajar el manuscrito para publicar algo verdaderamente bueno, como dices. Y en corregirlo, claro.

      ¡Gracias por pasarte y comentar! =)

      Atte. Lyra.

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  2. Madre mía como esta el patio. Este escritor me recuerda a Steven Moffat, el guionista de Doctor Who y Sherlock que ante las criticas de no ser feminista sus series cogía y ponía a un personaje femenino (o a veces uno masculino) a decir que los hombres eran inútiles cada ciertos capítulos.
    El libro en si no me parece muy interesante y menos si tenemos esa prota y ese romance extraño que parece no aportar demasiado (que supongo que dentro de lo malo eso es bueno)
    Saludos

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    1. ¡Como si un buen personaje femenino tuviera que hacer las cosas mejores que uno masculino para ser "bueno"! En primer lugar, eso no se le exige a uno masculino (por lo que posee mayor profundidad); en segundo lugar, de nada me sirve poner a una única mujer rodeada de hombres y que destaque entre ellos, porque de hecho significa que no hay ninguna otra como ella y que es especiaaaal; y en tercer lugar, escucho a Green y a Rika desde el fondo decir "Mary Sueeeee".

      El romance no tiene desarrollo y por tener, no tiene ni importancia (está relacionado con la profecía, pero a la profecía no le hace caso nadie). Ya que hablamos de matrimonios concertados, podría haberlo enfocado de otro modo más interesante, la verdad.

      ¡Gracias por pasarte y comentar! =)

      Atte. Lyra.

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  3. Hola :) Podría ser una novela para mi, pero no me termina de convencer muchos de los puntos que reflejas, siento que me decepcionaría profundamente. Un besin y gracias por la reseña :)

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    1. Veamos, como ya estás advertido, puede que no te decepcione tanto como a mí, o que encuentres otros puntos positivos que haya pasado por alto. Como he dicho, en realidad me parece una historia bien llevada, salvo por su mensaje. En fin, no voy a vendértela, si decides darle una oportunidad, espero que no te arrepientas.

      ¡Gracias a ti por pasarte y comentar! =)

      Atte. Lyra.

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  4. El libro sonaba interesante hasta que he llegado a lo del tema de la igualdad. Paso.

    Por cierto, creo que el autor puede ser catalán porque me quiere sonar que la gente que es bilingüe en Cataluña (catalán-español, se entiende) suele confundir los verbos ir y venir. O puede que sea del pueblo de mi novio donde confunden "tirar-caer" ("cuidado, que lo caes") o "quedar-dejar" ("me quedé el móvil en casa"), a parte del laísmo+loísmo+leísmo (Valladolid, ese fantástico lugar donde se habla español "puro" y sin acento, ¿eh?).

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    1. Correcto, es catalán, y aunque la editorial Bambú quizá sea catalana también, ¡leches, para eso se hace una corrección, y esos verbos no significan lo mismo! por cierto, qué interesantes son esos matices lingüísticos, me encantan estos temas xD

      ¡Gracias por pasarte y comentar! =)

      Atte. Lyra.

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  5. Holaaaa

    Yo estoy de acuerdo con todos los comentarios anteriores (para no repetir lo mismo otra vez XD). El tema de la igualdad... no sé, no sé. Ya me entiendes (creo, porque yo a veces...)

    ¡Buenísima reseña!

    XD,
    a.

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    1. Sí, sí, no te preocupes, que te entiendo perfectamente. El tema de la igualdad es muy complejo para ponerlo en un mensaje tan superficial de "Mira, las chicas también pueden hacer cosas". Y opino como tú en que esa tal Lyra es muy mona, sí.

      ¡Gracias por pasarte y comentar! =)

      Atte. Lyra.

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