Recordatorio

No somos profesionales, simplemente nos gusta leer y tenemos tiempo libre, así que a veces cometemos errores.
Mostrando entradas con la etiqueta suspensión de la incredulidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta suspensión de la incredulidad. Mostrar todas las entradas

sábado, 7 de mayo de 2016

La Suspensión de la Incredulidad o tragarse las milongas que te cuenta Don Fulano Menganez




¿Cuántas veces nos hemos sentado a ver una película y hemos terminado pensando: «Eso no hay quien se lo crea»? ¿Cuántas veces hemos abierto un libro y a medida que avanzábamos hemos pensado: «¿Pero qué narices me estás contando?»?

No sé a vosotros, pero a mí sí que me ha pasado varias veces y todo porque el autor de esa película o ese libro no ha sabido hacer que me sumerja del todo en su historia. Suele pasar, aunque no todos tenemos el mismo listón a la hora de creernos las cosas. Por eso que el tema que voy a tratar es un poco subjetivo. Como dice el título, me refiero obviamente a la Suspensión de la Realidad o Incredulidad.

La Suspensión de la Incredulidad es, en resumidas cuentas, la capacidad que posee cada uno para aceptar o rechazar una historia o concepto fantástico dentro de una obra de ficción. Vamos, creerte o no lo que te están contando en determinado libro, película, etc, para beneficio o detrimento de tu diversión. Generar el efecto de Suspensión es algo fundamental para las novelas de cualquier ficción, ya que si el lector no consigue quitarse de encima la idea de que la historia que está leyendo es falsa o imposible, es muy probable que cierre el libro y abandone.

Claro que el grado de Suspensión no es absoluto: quizá a un lector una historia le resulte imposible y, a otro, bastante creíble (aunque es cierto que hay historias tan falsas que no hay modo de ejecutar el más mínimo grado de Suspensión). Así que, para abarcar al mayor número de lectores con bajo nivel de Suspensión, el autor tiene que hacer un gran alarde de habilidad y conseguir que en su novela existan las menores inconsistencias posibles para que así el lector pase por alto esos detalles y quiera seguir la trama.

Generar la Suspensión no es algo nuevo aunque el concepto sea relativamente moderno. Resulta obvio que, desde que se cuentan historias, el objetivo de muchas de ellas, además de transmitir cultura, enseñanzas o aleccionar, ha sido entretener. Cuanto mayor sea y más dure la burbuja de la Suspensión de Incredulidad, mayor será la diversión y el entretenimiento, porque estarás totalmente sumergido en la historia y su mundo sin cuestionar porqué son así las cosas. Obviamente no todos los escritores consiguen esto, pero les queda el consuelo de que siempre existirá alguien que tenga el grado de Suspensión tan alto, que se lo crea absolutamente todo porque, eh, es ficción, puede pasar cualquier cosa de cualquier manera (incluso si está mal hecho) [L: Puede, no sé, desvelarse que alguien tiene una máquina del tiempo para cambiar la historia después de que se hayan atado todos los cabos para alargar el libro cuarenta hojas más] [G: Touché].