Recordatorio

No somos profesionales, simplemente nos gusta leer y tenemos tiempo libre, así que a veces cometemos errores.
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jueves, 22 de agosto de 2019

Hablando en femenino: un poco de historia sobre el orgasmo y la masturbación



¡Bienvenidos! Frederika a vuestro servicio.

Hace bastante escribí un artículo sobre cómo muchos autores (en especial varones) se escudan en el historicismo de las violaciones, del maltrato contra las mujeres y todo eso para justificar la violencia, fetichización y sexualización de sus historias. En definitiva el «¡pero es que era así!». Y ya demolimos muchas de esas excusas.

Esta vez venimos a hablar de otro mito, que espero que pueda servir de referencia para quienes lean esto~.

Del orgasmo femenino y la masturbación


En las novelas se habla mucho de penes. No hay problema en hacer aparecer a hombres orinando —defecar ya es demasiado—, con erecciones y fantaseando en dónde les gustaría insertar sus falos. En el caso de las mujeres, sus genitales se mencionan menos porque la obsesión suelen ser los pechos, pero a los autores les encanta mencionar lo húmedas, apretadas y sabrosas que están. En especial si son jovencitas.

Todo suele enfocarse, pues, hacia un punto de vista masculino disfrutando de un sexo donde la mujer tiende a ser pasiva.

Por ello siempre encontraré absurdo leer sobre tantísimas muchachitas desconocedoras ya no solo del sexo (como tratamos en este artículo tan extenso), sino del placer, y que disfrutan como locas si descubren la penetración. A ello se suma, por supuesto, la sensación de que nunca se hubieran excitado por su cuenta, ni llegado a explorar regiones que los niños ya empiezan a manosear desde que son muy pequeños.

De modo que vamos a sacar referencias de un libro publicado en 1999, The Technology of Orgasm, de Rachel Maines para hacer entender a la gente que el sexo gira alrededor de la concepción masculina del mismo. Es decir, incluye tres etapas: la preparación o foreplay, penetración y orgasmo masculino.

Y no hace falta que en todas las representaciones perpetuemos esta idea ignorante.

Antes de nada, dejemos unas ideas claras de acuerdo a la concepción heterosexual del sexo:

1. Si una mujer no tiene un orgasmo mediante la penetración pero el hombre sí, se sigue considerando que ha habido sexo.

2. Si la mujer disfruta de un orgasmo y el hombre no, entonces el desenlace es un coitus interruptus.

Sin embargo, de acuerdo a doña Maines, alrededor del 70% de las mujeres —asumo que estadounidenses— no se corren mediante la penetración y necesitan estimulación externa. Y si no se da, entonces la ausencia de placer…

«La culpa debe ser de ella, puesto que era literalmente inimaginable que pudiera descubrirse algún problema en la hipótesis de la penetración. Si el pene no representaba la arma definitiva en las batalles sexuales, la insistencia en la superioridad masculina descansarían en el estadísticamente mayor potencial de los bíceps y deltoides masculinos, que en sí no parecían aptos para la tarea de sostener el patriarcado en la civilización occidental»
(Technology… p.6)

Hasta tal punto el mundo es androcéntrico que los términos de labia, vagina o útero no se emplearon durante mucho tiempo. Bastaba con términos masculinos como semen» o «semilla», de modo que cuidado con la interpretación de textos antiguos.


Ah, y, una pequeña aclaración antes de seguir:

¿Qué es la HISTERIA?



Aunque en 1952 se dejó de considerar la histeria como una enfermedad, este término ha perseguido a las mujeres desde el siglo IV a.C. sin descanso. Según los médicos, consistía un conjunto de «síntomas» que se echaban a un saco y se mezclaban aleatoriamente. En general, las mujeres parecían sufrir «excitación crónica» con ansiedad, falta de sueño, nerviosismo, fantasías eróticas, pesadez en el abdomen, edemas en la parte baja de la pelvis y lubricación vaginal. En ocasiones se daba el caso de que la «enferma» se desmayaba, sufría un orgasmo —pensemos en cómo se despiertan algunos hombres con un asunto del que encargarse y asumamos que el cuerpo se comporta como lo hace porque a veces tiene problemas de los que ocuparse— y se encontraban un poco mejor. Los ejemplos se retrotraen hasta Platón, que sugirió que estas reacciones se debían a inflamaciones del útero. A esto se le suele llamar «paroxismo de la histeria».


domingo, 24 de marzo de 2019

¿Por qué leer a Lois McMaster Bujold?


“Guard your honor. Let your reputation fall where it will. And outlive the bastards.” 


¡Bienvenidos a la Mazmorra! Soy Rika y, aprovechando que en abril reeditarán la saga Vorkosigan, vengo a hablar de una de mis autoras favoritas: Lois McMaster Bujold.

Quizá lo primero que tendría que decir, aunque la opinión de Bujold sobre los premios no es muy buena, es que cabe resaltar que tiene más en su haber que el escritor clásico Heinlein. Él tuvo cuatro premios Hugo. Ella nada menos que siete. Y no es cuestión de hacer cuentas y ver quién es mejor o peor, sino que me sorprende que una mujer tan galardonada ni siquiera salga en las listas de «mejores autoras de ciencia ficción».

Solo quería comentarlo.

La verdad es que estoy convencida de que nunca me habría enterado de su existencia hasta la reedición de Vorkosigan de no haber sido por pura casualidad. La página de Nobody Suspects the Butterfly, que os recomiendo intensamente si os gusta leer de Canción de hielo y fuego, la recomendaba como una autora que trataba temas políticos, sentimentales y mágicos, pero con menos violaciones, menos violencia general, más diversidad sexual y de personajes y… Sonaba bien. Me lancé.

Oooh, cómo lo agradezco a día de hoy.



Empecé con La maldición de Chalion. Algún día sacaré un análisis, pero me cuesta porque siento que nunca voy a decir lo suficiente. El caso es que en un solo libro, doña Bujold deconstruyó el típico personaje masculino que debería ser adorado como un héroe de esos que abundan en tantas historias escritas por hombres —como, se me viene a la cabeza, don Sanderson—. Desarrolló a personajes masculinos vulnerables que se enfrentaban a la depresión, presentó a personajes homosexuales, me mostró amistades femeninas, creó maravillosas intrigas políticas y metafísicas, y todo con una prosa fluida y maravillosa.

Una vez terminé Chalion, fui a por más. Me leí Paladín de Almas, que expandía el universo de los Cinco Dioses donde transcurre Chalion. La protagonista era una madre (¡!) entrada en edad que buscaba su lugar en el mundo después de que su vida quedara destrozada a manos de otros y de que su hija se hubiera vuelto independiente. ¿Resultado? La elige su dios menos favorito para rescatar a un bello durmiente víctima de cierto abuso sexual y, de paso, con el objetivo de evitar una posible guerra. Devoré el libro en unos pocos días y casi me gustó aún más que Chalion.
Luego empecé la saga Vorkosigan, una serie de 18 libros space opera. ¿Cuál era el principal atractivo? Pues un protagonista que, debido a ciertos sucesos traumáticos durante su nacimiento, mide menos de metro cincuenta, tiene la columna hecha papilla y los huesos tremendamente débiles. A cambio es un chico dominante, paranoico, muy inteligente y que lleva una doble vida como heredero del conde más poderoso de su planeta y capitán mercenario de una flota que consiguió por su cuenta antes de los veinte años. A lo largo de los títulos aparecen un creciente número de mujeres y personajes bisexuales o hasta hermafroditas —no intersexuales, los hermafroditas son un tipo de colonos concretos—. Debo reconocer que la saga Vorkosigan no me enamora como lo hacen los libros de fantasía de doña Bujold porque tienen otro estilo, con un ritmo mucho más ligero y menos tendencia a profundizar, pero siguen siendo libros muy notables.

Y ahora me encuentro en negación total porque aún me quedan cosas por leer de esta gran mujer, pero no quiero terminar pronto.

¿Cómo explicar este descubrimiento y por qué me alegro tantísimo de que la vayan a reeditar?

Desafiando la masculinidad tradicional


“Dresses are weapons, my dear, in sufficiently skilled hands.”

Lois McMaster Bujold decidió escribir historias con mujeres mayores, hombres destrozados que carecen de esa masculinidad que tanto aprecian u obsesiona a autores varones y se adelantó con protagonistas enanos que anteceden a Tyrion Lannister. En realidad, Tyrion parece muy inspirado en Miles Vorkosigan. En realidad hasta da la sensación de que sus aventuras limpiando las alcantarillas de Roca Casterly vienen a ser un reconocimiento a Miles, que dedicó parte de un libro a aventuras similares que, en su caso, incluían cadáveres. Claro que Tyrion fue «más lejos» al tener una clase concreta de enanismo mientras que Miles, técnicamente, no es enano.


miércoles, 6 de marzo de 2019

Análisis: El atlas de las nubes. Nunca es tarde


Título: El atlas de las nubes
Autor: David Mitchell
Sinopsis: ¿Puede el amor, el poder del bien incluso en la adversidad, perdurar más allá de la vida que conocemos y prolongarse a través de siglos y lugares? Seis vidas se entrecruzan aquí de forma inesperada a fin de dibujar un mundo, profético y extraño a la vez, en el que la historia se puede reescribir. Los seis protagonistas de la novela, ajenos a la trascendencia de sus acciones, tienen un papel mucho más relevante en la posteridad de lo que pueden imaginar, en escenarios tan disímiles como un viaje por la Polinesia a bordo de un galeón en el sigloXIX, la California de los años sesenta, o una isla en un futuro postapocalíptico. Todos ellos comparten un destino común, el afán de poder que se sucede una civilización tras otra, y la búsqueda del amor como salvación. David Mitchell construye una aventura épica en la que no sólo todo está conectado, sino en la que también los gestos individuales pueden llegar a ser el germen de grandes revoluciones.

Editorial: Duomo
Número de Páginas: 599

¡Bienvenidos a la Mazmorra! Soy Rika y vengo a presentaros un análisis de una obra que me encanta.
El atlas de las nubes entra dentro de esa extraña categoría de libros que resultan poco comerciales, pero que tienen suerte y logran alcanzar cierto estrellato. Lo he visto recomendado en muchas de esas listas de «cien libros que deberías leer» y, la verdad, siempre me hace feliz encontrar su nombre. Además, en su día las hermanas Wachowski [R: cómo odio escribir este apellido] lo llevaron a la gran pantalla, lo cual ayuda a que la gente se interese por el título. Lo cierto es que se trata de una película muy entretenida, con cambios comprensibles y necesarios para una adaptación, y una banda sonora que te rompe el corazón y lo tritura muy despacito. Así que si os queda alguna duda… Mirad la película y luego venid al libro.

Es un libro que, por cierto, exige un esfuerzo por parte del lector. El atlas desarrolla seis historias conectadas entre sí a lo largo de distintas épocas, cada una de las cuales ocupa alrededor de cien páginas. El quid de la cuestión radica en que las historias se dividen de una forma…particular. Todas, menos la última, se organizan así: tenemos la primera historia y, al llegar a la mitad, comienza la segunda. Y así una y otra vez hasta alcanzar la sexta, que es la única completa. Después de terminar la sexta, encontramos la segunda mitad de la quinta, luego de la cuarta… Y cerramos con el final de la primera, creando un círculo perfecto. 

Se trata de una estructura cíclica intencional, que viene que ni pintada a la idea de reencarnación, de repetición de errores y temas conectados que influyen a la gente que nacerá en el futuro.  

Los cliffhangers, por supuesto, son molestos, incómodos, y dan ganas de saltarse todas las historias para tener una lectura «normal», pero la gracia es aguantar y ver por qué el autor eligió precisamente un formato que podía hacerle perder lectores.

Cada historia imita un tipo de escritura típica de distintas épocas. Tenemos un diario de viajes del siglo XIX, una novela epistolar, otra policíaca con estilo muy ligero, una autobiografía cómica, una entrevista futurista y una narración en voz alta de un anciano que cuenta su historia a un grupo de jóvenes. Cada una  emplea un estilo completamente diferente de otro que permite que cada personaje tenga una voz característica, propia y distintiva. Por fuerza, alguna os gustará más que otra [R: yo me decanto por las cartas y por la entrevista. En este último caso no porque sea lo más realista del mundo, sino por la personalidad de la narradora. Tiene mis dieces de bruja] y casi sin duda gruñirá un poco al llegar a la sexta, ya que se encuentra en un futuro distante donde el idioma se ha resentido mucho. El trabajo del traductor (Víctor V. Úbeda) para que, aun así, el texto resulte legible es extraordinario.

Sin entrar en spoilers, creo que lo más interesante del libro es que todas las ideas que se critican resuenan con nuestra época. El racismo, el robo intelectual de ideas, el peligro nuclear, el asumir que los ancianos no sirven para nada, el creciente control del capitalismo sobre nuestras vidas y el miedo a lo que la tecnología (mal empleada) puede causar en nuestro planeta son temas del día a día y surcan esta historia de forma constante. Los personajes envueltos en estos temas, por suerte, son fruto de su época y podemos encontrarnos con actitudes que resultan contradictorias o deleznables, pero por eso mismo se permite que haya cierto cambio y evolución en su forma de pensar y de actuar. La hipocresía se puede curar. Por eso los protagonistas no son ideales.


Lo más fascinante es que don Mitchell no tiene una buena opinión de la especie humana en su conjunto y eso se ve con los saltos temporales. Los humanos se dirigen solitos a su propia extinción. Pero, aun así, los personajes luchan por aquello en lo que creen y muestran que la individualidad es importante dentro del contexto social. Casi tanto como la capacidad de una sociedad de quererse u odiarse a sí misma. Por eso, a pesar de los mensajes de advertencia, que no calarían tanto si no viéramos que con cada historia, cada cambio, cada acto cometido por un personaje influencia a otro del futuro. Puede que solo ayudes a una persona, o puede que cambies una sociedad entera, pero nada es inútil. Los pecados, los asesinatos y las heridas también influencian a gente en el futuro, desde luego, y por eso la historia invita un poco a reflexionar sobre por qué hacemos lo que hacemos. 

La prosa de don Mitchell en general es sencilla y muy llevadera. Quitando la primera historia —que adopta un tono más recargado para imitar a nuestro protagonista decimonónico— y la última, son todas muy agradables al ojo y en general son bastantes fluidas. Ya entraré en detalles en la parte del análisis, pero lo cierto es que al ser narraciones divididas, da la sensación de que no estemos ante un tocho y que se termina bastante rápido. 

Además, don Mitchell incluye muchos personajes femeninos con un respeto que me hace dar palmas. El tema del feminismo está bien llevado, sin resultar un panfleto, y los personajes hablan por sí mismos. Al contrario que en la película, donde la dependencia de una de las chicas por su salvador se vuelve no solo física sino emocional, en este libro los personajes femeninos tienen su propia agencia. Si a la periodista la tienen que salvar de un tiroteo es porque no tiene un arma, pero sobrevive por sí sola a persecuciones e intentos de asesinato, y cumple su objetivo moral. Lo mismo ocurre con Sonmi en el futuro distópico de Corea: su historia comienza literalmente como una impuesta Born Sexy Yesterday —con la excepción de que nunca es un objeto de deseo. Simplemente es un objeto— y se desarrolla junto a otros esclavos masculinos, cosa que nunca aparece en la película y siempre me chirriará muchísimo


viernes, 15 de febrero de 2019

De feminismo y personajes masculinos (III): Abrazar la feminidad

           ¡Bienvenidos a la Mazmorra! Rika a vuestro servicio.

         Este artículo es, en parte, una reescritura de otro que sacamos el año pasado… Pero lo he ampliado y escrito mejor.

          O eso espero.

         No borro el anterior por los adorables comentarios <3. ¡Si queréis ir a lo nuevo podéis saltar directamente al apartado de la Mirada Actual! Aunque os recomiendo leer por encima el primer apartado porque pongo el inicio de varias ideas que quiero desarrollar en este artículo.



El aterrorizado ser superior

  
        ¿Sabíais que la Biblia tiene dos versiones del mismo mito del Génesis? La más antigua no establecía ninguna jerarquía entre hombre y mujer

Y creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó macho y hembra: y los bendijo Dios, diciéndoles: «Procread y multiplicaos, y henchid la tierra; sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra» Génesis 1:28

            En cambio, la versión más moderna, la yahvista, establece la «inferioridad» de Eva al explicar que esta surge de la costilla de Adán.

Y se dijo Yavé Dios: «No es bueno que el hombre este solo, voy a hacerle una ayuda semejante a él» […]. Hizo, pues, Yavé Dios caer sobre el hombre un profundo sopor; y dormido, tomó una de sus costillas, cerrando en su lugar con carne, y de la costilla que del hombre tomara, formó Yavé Dios a la mujer, y se la presentó al hombre. El hombre exclamó: «Esto sí que es ya hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta se llamará varona, porque del varón ha sido tomada.» Génesis 2:21

Ay, casi es como si Adán hubiera tenido una hija (superando un breve e indoloro embarazo) y por tanto tuviera poder sobre ella como si fuera una niña pequeña, ¿eh? No, mejor no seguir por esos derroteros y hablar de la sexualización de la infantilidad.

Resulta curioso que una versión más temprana tenga que afirmar la superioridad del hombre. Da que pensar sobre las religiones más antiguas. Eso sí, es cierto que hay muchos mitos que establecen que la mujer nace de la costilla o de un hueso del hombre.

¿Por qué? ¿Por qué es necesario remarcar tanto la inferioridad de la mujer? ¿Que solo es una parte innecesaria del hombre, hecha para complementarle?

Pues... toca reflexionar sobre cómo los hombres han inventado una figura malvada o inferior, que hace las veces de cabeza de turco para cualquier problema que os podáis imaginar: la mujer.

La curiosidad, madre de la inventiva, es algo de lo que se acusa a las mujeres. ¿No es interesante que siempre sen ellas las que se sientan a pensar sobre lo que las rodea y se pregunten si no quieren cambiar las cosas?

jueves, 31 de mayo de 2018

De feminismo y personajes en general: la victimización de las mujeres


¡Bienvenidos a la Mazmorra! Soy Rika y esta vez vamos a hacer una suerte de extra en la serie de De feminismo y personajes femeninos/masculinos porque no sé bien dónde debería incluir este artículo. Por una vez cae una reflexión corta, al menos para los estándares de esta serie, y menos detallada. Quiero hablar de cómo las mujeres somos potenciales víctimas… Y cómo el ocio no duda en explotarlo como fetiche. 

Sé que parece evidente pero, como con todo, a veces las cosas evidentes hay que detallarlas un poquito para que seamos conscientes de ellas. 
No soy particular fan de la novela negra, pero de vez en cuando cualquiera tiene capricho y se sienta a leer un par de libros o, con más asiduidad, ve series o películas. No soy la excepción. Y siempre, siempre, siempre me fastidia una cosa: las víctimas casi son solo mujeres. Eso por no hablar de la negación a escribir sobre mujeres asesinas.

Ellas son la gran mayoría pesar de que, y no estoy entrando en el «20 hombres muertos por violencia de género», sabemos que hay muchos varones de todas las edades que mueren a manos de asesinos. O puede que no lo sepamos. Cuando hablé con mi señora madre sobre el tema, me miró con cara de pasmo y dijo así que ¿hay asesinos en serie de hombres? Me dieron ganas de arrancarme el sombrero y aplastarlo en el suelo. 

Nos hemos acostumbrado a que los asesinos en serie, da igual el formato, solo persigan mujeres. Los asesinatos de hombres parecen ser más casuales, quizá porque se interponían en su camino o porque estaban en el lugar menos adecuado. No es la regla, claro, pero sí lo más habitual. Al final se crea la sensación de que solo se persigue a las mujeres. Y eso es mentira. 

Jack el Destripador es de los favoritos para reimaginar asesinos con mujeres vulnerables

martes, 1 de mayo de 2018

De feminismo y personajes masculinos (II): Padres autoritarios


Bueno, bueno, bueno, hace mucho que no me paso por la Mazmorra pero no tenemos abandonado el sitio. De momento (?). ¡Bienvenidos a la Mazmorra! Soy Rika y vengo a hablaros de padres autoritarios desde un punto de vista feminista. Los que no sepáis de qué hablo, podéis echar un vistazo a este post para ver de qué van a ir más o menos los próximos artículos.

La verdad es que le he dado bastantes vueltas a este artículos. ¿Por dónde empezar cuando vas a hablar de hombres en la literatura? Hay muchas posibilidades, bastante más variadas que con mujeres. Los clichés están más diferenciados, los personajes (buenos) se disuelven más en el mar de referencias y hay más sitio para respirar antes de poner los ojos en blanco y pensar que ya has leído esto en otro sitio. Así que he optado por uno de los grupos más «minoritarios» en cuanto a que no son tan habituales o tan… numerosos. Al fin y al cabo, padre solo hay uno —y a las madres hay que matarlas, así que son todavía más relevantes por lo únicos que son—.

En concreto, vamos a hablar de padres autoritarios, porque lo que queremos es deconstruir un poco los personajes. Es difícil crearlos bien, es decir, reconociendo todos los terribles elementos misóginos, machistas y demases que suelen ir asociados a este tipo de figuras.


Y es que son el ejemplo clásico del patriarcado. Qué digo, son la figura del Patriarcado. El Dios de la tradición judeocristiana, el dios-padre prácticamente omnipresente de todas las grandes religiones politeístas (Zeus, Odín, Osiris… bueno Osiris no tanto porque acaba muerto muy pronto, pero os hacéis la idea), la figura del Papa o de los Patriarcas, el señor de la familia, el Presidente, el Gran Hermano. El padre es quien engendra y quien posee, por tanto, quien domina. El máximo reflejo del machismo, porque es quien lo crea, establece y enseña. Irónicamente, ese mismo sistema tiende a devorarlo porque llega alguno de sus hijos para ocupar su lugar. Con todo, su presencia marca para siempre a su descendencia.

No es muy habitual sentarnos a ver padres autoritarios jóvenes —que los puede haber. Generalmente la metamorfosis les da cuando tienen una niñita, tipo El rey león 2, pero se los nota más «blandos» y en proceso de aprender, así que no los incluiría en esta categoría. A menos que estén locos, un poco como el padre de Danny Torrance de El resplandor. Solo que ahí te dicen que es el hotel. Más o menos—, ya que la idea de padre es la de un hombre mayor, casi anciano. No suele ser el ejemplo ideal para convertirse en protagonista.

Sin embargo, a pesar de no ser el foco de la acción, hay muchas figuras de este estilo. Como no puede ser de otra forma, hablaré de Tywin Lannister, patriarca de una de las familias más disfuncionales de Canción de Hielo y Fuego —lo cual ya es decir—, Robert Baratheon y el padre de Sam Tarly. Pero también saltará Tritón de la Sirenita y su familiar lejano Zeus, en este caso de mano de Javier Negrete en Dioses del Olimpo.Entre otros perosnajes, claro.

¡Vamos allá!


lunes, 19 de febrero de 2018

De feminismo y personajes masculinos (I): La masculinidad no está definida


¡Bienvenidos a la Mazmorra! Frederika a vuestro servicio.

Durante bastantes meses me he dedicado a hablar sobre los personajes femeninos de la literatura y el feminismo. En general, me he concentrado en temas muy mal llevados por culpa del machismo y una idea superficial del feminismo que sigue sin ser deconstructora ni se molesta en autoexaminarse. Por ejemplo, he hablado de las mujeres que adoptan papel de hombre y que solo gracias a eso son mejores que las demás, de la constante Mirada Masculina que plaga todos los libros de forma consciente e inconsciente, del odio que hay contra las madres, motivo por el que se las borra de la literatura, de la estúpida ignorancia sexual que tienen las mujeres solo para satisfacer al lector (y escritor) masculino y un largo etc.

Sin embargo, por mucho que el feminismo sirva para dar el respeto y dignidad a las mujeres que estas se merecen, también tiene que estudiar a los hombres y librarse del machismo que los encadena.

Es decir, que toca hablar de hombres y de cómo las ideas machistas plagan la literatura. Parece evidente decirlo pero cuando se examina de cerca… es todavía peor.

Pero como hay que empezar por algún lado, os lanzo una pregunta: ¿qué es ser masculino?



domingo, 26 de noviembre de 2017

De feminismo y personajes femeninos (VII): Sociedades hembristas escritas por hombres


¡Bienvenidos a la Mazmorra! Soy Rika y vengo a hablaros, por séptima vez, de personajes femeninos y feminismo en los libros.

En concreto, de una cosa que odio con toda mi alma y son las sociedades «hembristas» de fantasía/ciencia ficción descritas por hombres.

¿Y por qué las escritas por hombres, Rika? Bueno, porque son los que suelen crearlas como un sueño húmedo y me ponen muy mala. Malísima. Tanto como cuando veo las horribles armaduras con tetas o guerreras con los pechos al aire. Lo siento mucho, pero cualquier mujer que tenga los pechos mínimamente grandes sabe que una se las recoge para que no le duelan al correr, montar o hacer cualquier ejercicio, más allá de que el sujetador sea una cosa horrible creada para realzar senos y que gusten al espectador masculino. No pido que las mujeres vayan con sujetador, sino que las que salen al campo de batalla tengan lógica. ¿A cuántos hombres habéis visto desnudos del todo con el elefantito —imaginadlo resoplando y moviendo la trompa ahí de forma intensa— saltando por ahí y diciendo a su enemigo: ¡córtame, CÓRTAME, ME MUEVO, CÓRTAME!

Incluso los atletas griegos que corrían desnudos se recogían con un lacito el elefante para que se estuviera quieto y no molestara. Un poco de lógica, por favor, que todavía no hemos salido de las chicas en top que gritan, como diría Goyo Jimenez, «córtese por aquí, rájese por este lado». En fin, se me va. ¿Por qué estaba hablando de guerreras con las tetas al aire?

….ah sí, sociedades «hembristas» escritas por hombres.

La lucha contra la no-sexualización de las bolas de grasa que son los senos es una muy digna y desde la Mazmorra agitamos una banderita a su favor. Probablemente por eso me resulta terriblemente odioso ver cómo se plantea a las amazonas, valquirias y demases en la imaginación calenturienta de los autores. Ellos son muy conscientes de que mujeres y hombres somos diferentes en términos físicos y el efecto que esto tiene… en el lector. Y cuando escriben, lo hacen en consecuencia. Por ejemplo, en este artículo hablé de cómo el paseo de la vergüenza de Cersei no es históricamente correcto pero se la desnudó del todo para que los espectadores/lectores actuales comprendiéramos. ¿El qué? Bien, pues lo que para una mujer del siglo XIV era que la obligaran a pasear en camisa por la ciudad. Y lo siento, pero no. Ya comenté que era puro morbo y lo sostengo ya que ni siquiera se emplea como crítica de ninguna clase.

Ideas así pululan por todos lados. Algunos, como don Negrete, autor de la tetralogía de Tramórea, promueve por ejemplo la idea de que, en medio de una pelea, un soldado sediento de sangre es capaz de dejarse engatusar por la visión de una carga de gigantescas mujeres montadas en caballos… Y desnudas. ¡Hay que emplear el factor sorpresa! ¡Qué valientes por ir desnudas al campo de batalla!

Ahora la idea es: ¿las mujeres que realizan esa carga de caballería, siendo hembristas, pensarían de esa manera? A pesar de ser orgullosas, considerar que los objetos sexuales son los hombres, ¿lo primero en lo que pensarían es que su desnudez distraería a los hombres (lo hace) y que querrán violarlas (lo intentan) y podrán aprovecharse de su distracción para matarlos o capturarlos (lo consiguen).




viernes, 3 de noviembre de 2017

La génesis de un género: los pioneros olvidados de la espada y brujería



¡Buenas a todas y todos! Podéis llamarme Xeethra. Estoy muy contento de poder estar hoy con vosotros en esta Mazmorra donde se habla de cosas tan chulas e interesantes. ¡Gracias a Frederika por invitarme! Tengo muchas ganas de presentaros este primer artículo, y espero que os guste tanto leerlo como yo he disfrutado escribiendo. ¿Empezamos?


Soy un guiverno rosa, sí. Lo comprenderé si no sois capaces de soportar tan desbordante masculinidad.
Teniendo en cuenta lo inmensamente popular que es, hoy en día, la fantasía heroica (también llamada “de espada y brujería”), siempre me ha sorprendido lo poco que se habla sobre los orígenes del género (o cualquier cosa anterior a los años cincuenta, vaya). Cuando yo empecé a leer literatura fantástica, hubo una pregunta que se me vino de inmediato a la cabeza: ¿por qué Tolkien decidió escribir El Señor de los Anillos? Permitidme ser más específico: ¿por qué un hombre como J.R.R. Tolkien, en un momento histórico determinado, escribe una novela con las características específicas que tiene El Señor de los Anillos? Y es una de esas cosas que las piensas y ya no se te van, que le sigues dando vueltas día tras día. Así que me puse las pilas y empecé a clavar codos delante del ordenador, para entender de dónde viene toda esta obsesión con las espadas y los brujos…

No, Geralt, esta vez no venimos a hablar de ti. Egocéntrico, que eres un egocéntrico.

Solemos entender que Tolkien se distingue de otros novelistas de su tiempo porque se inspira en la mitología antigua, las epopeyas y la épica, los cantares de gesta y los cuentos folclóricos para construir un mundo secundario (imaginario, que sustituye al real) habitado por magos, dioses y criaturas de leyenda donde se desarrolla la historia de sus libros. Pero una cosa son las fuentes de inspiración, y otra muy distinta los precedentes directos. Tolkien, al igual que todos los escritores, no es más que el producto de una evolución histórica. Y lo mismo podemos decir de C.S. Lewis, de Ursula K. Le Guin, de Michael Ende y de cualquier otro autor o autora del género. La idea de la fantasía como una literatura de mundos imaginarios precede por muchos años a la obra de Tolkien y sus contemporáneos. De lo que quiero hablaros hoy es de esos primeros valientes, los pioneros que se atrevieron a imaginar una forma distinta de hacer literatura. Esta es la historia de cómo nace la novela fantástica moderna.


domingo, 17 de septiembre de 2017

Worldbuilding con ejemplos: Creando una religión occidental


¡Bienvenidos a la Mazmorra! ¡Frederika a vuestro servicio! Esta vez vamos a buscar ejemplos para crear una religión basada en nuestra cultura occidental. Recordad que esto no es un cómo hacer una religión, sino una serie de reflexiones con novelas existentes sobre dónde buscar buenos referentes para empezar a trabajar.

¿Qué es una religión? ¿Cómo funciona? ¿Se come? ¿Es algo más que ir a misa todas las mañanas? ¿Tienes que creer para ser partícipe de una religión?

Pues definir una religión es un asunto complejo, así que dejaré ese asunto en manos de gentes más capaces que yo, de modo que imaginad lo delicado que es elaborar algo así en una novela de fantasía. Puede que por eso no se le preste mucha atención. Hasta donde he visto, te sueltan cuatro dioses para rezar, un sacerdote malo, una bruja y tirando. ¡Y eso si hay sacerdotes! En ocasiones la figura del sacerdote se mezcla fuerte con el de brujo/a y tenemos así a las Aes Sedai de La rueda del tiempo o a los hechiceros de la Dragonlance —sí, sé que hay sacerdotes, pero su papel como religiosos es casi nulo al lado de los hechiceros que respetan y promueven las enseñanzas de sus respectivos dioses—.

¡Ojo! No en toda historia tiene que haber religión, pero debería ser una decisión consciente. Por ejemplo, la que hizo don Tolkien al señalar que no deseaba que hubiera en la Tierra Media nada similar a una religión o la opción de doña Fuyumi Ono en sus Doce Reinos, donde hay dioses pero su presencia es muy superficial porque para eso están los Emperadores. En cambio, don George RR Martin metió una religión aparentemente importante (la de los sentones) pero que no tiene un especial desarrollo, solo el justo para atraer a un lector y doña Rowling metió toda la religión cristiana pero jamás la profundizó ni la explicó desde el punto de vista de los magos.


Sin duda Tolkien tenía unos Valar impresionantes,pero no hay ninguna religión  a su alrededor.
Así que, en general, considero difícil encontrar un libro que tenga una religión bien construida. Por ello y para desgracia para los lectores, a veces hablaré más de la Biblia o religiones actuales que de novelas pero ¡qué se le va a hacer! Si algún alma caritativa muggle quiere recomendarme libros donde se toquen estos temas, iré encantada a leerlos.

Para empezar, una breve explicación. La religión suele ser institucional, al menos desde el punto de vista del worldbuilding, pero puede no serlo. Si cogemos por ejemplo la idea animista del Clan del oso cavernario —y mirad que no me gusta el libro pero tiene buenos puntos— encontraremos que hay unas ideas muy básicas relacionadas con la naturaleza que se comparten entre varias familias o clanes. Se rinde culto a estas criaturas y hay una suerte de chamán para interpretar sus designios.


¿Es una religión? Nnnno. El animismo que encontramos entre los dioses de los árboles de Canción de hielo y fuego o los kami japoneses es eso, animismo, no religión.

Una religión, a nivel general, tiene ciertos puntos que se comparten en cualquier lugar: un dios, diosa, dioses, o figura divinizada —como ha pasado con el budismo—; un texto escrito (no es imprescindible, pero en religiones grandes suele pasar para recoger las enseñanzas de los mayores sacerdotes), una especie de ley básica (puede ser la shari’a o los textos canónicos de la Iglesia Católica), sacerdotes ordenados, un templo, un símbolo para representar a la religión y fechas. Muuuchas fechas. ¿Hay más? Ooh, sí. Las religiones se suelen relacionar con una lengua concreta, como el cristianismo con el latín, el Islam con el árabe o el judaísmo con el hebreo. También hay reglas a la hora de vestir, a la hora de comer, de rezar, de enterramiento, de boda.

¡Pero calma! No se puede ver todo en un único artículo y vamos a tratar lo más simple posible de forma superficial. ¡Allá vamos!


domingo, 4 de junio de 2017

De feminismo y personajes femeninos (VI): ¡Pero es histórico...!

¡Bienvenidos a la Mazmorra! Frederika a vuestro servicio. Últimamente se me ocurren muchas cosas de las que quejarme sobre personajes femeninos así que aquí tenéis la sexta entrada. Y las que quedan, por desgracia. 
Creo que todos hemos leído o escuchado decir a muchos autores y, tristemente, autoras, que la violencia, en concreto la sexual, está justificada porque es históricamente correcto. ¡Y cómo van a mentir y a ocultar una verdad del día a día de las mujeres! Eso no es justo, no es honesto. Deben hacerlo por el bien de la historia.

Ejem.

Permitidme que me ría ante tamaña hipocresía. Ah, y que os advierta que en este artículo voy a dar muchas vueltas antes de llegar a la conclusión lógica sobre que no hay que ser hipócrita. Habrá menciones a la Historia y spoilers de violaciones, acoso sexual y maltrato femenino que han causado los autores que señalaré a continuación. Así que... ¿cuidado con los spoilers supongo? También cabe señalar que me voy a centrar en fantasía medieval (aunque tocaré alguna otra clase de fantasía) occidental. No es un artículo completo ya que va dirigido a una clase concreta de autores y de tópicos machistas y sexistas. 

Esto... esto parece histórico, sí.


Dicho esto, vamos al tema.

A ver, resulta evidente que el mundo ha sido machista desde que prácticamente hay Historia —asumir que la Prehistoria era igual sin pruebas ya es problema de los historiadores, que no son infalibles y a menudo la han cagado interpretando culturas propias y ajenas—, y también que muchos autores no se molestan en investigar antes de ponerse manos a la obra. Algunos, como Stephen King (¡chupito por cada vez que le mencione en un artículo!), casi se enorgullecen de ello. Paolo Bacigalupi recibió críticas suaves en Tailandia por inventarse cositas de su cultura y ya sabemos que Martin ha representado a una amalgama de hunos, mongoles y demases como sus famosos dothraki que apenas sí saben hablar y no tienen gran papel en su historia quitando a Khal Drogo. Diantres, si Tolkien puso que literalmente los enemigos eran orcos (muy oscuros de piel) y el bien estaba representado siempre en personajes blancos.

Este tipo de forma de organizar una novela a veces es resultado de ignorancia, a veces subtexto. Lo mismo pasa con el rol de las mujeres. Hoy en día hemos dado un pequeño paso al frente pero parece que no se quieran dar más: la Pitufina. ¡Una mujer por grupo ya es más que suficiente! Pero ya quedas divino si incluyes a un personaje gay y te importa un camino convertirlo en un estereotipo.

¡Y, claro, debes demostrar lo mierda que era su vida dándoles palizas, matándolos, violándolos (si son mujeres mejor) y un largo etc.!

La fórmula HBO de la violencia sexual predomina en muchos, muchos libros. Mujeres vistas con la Mirada Masculina, tratadas como un pedazo de carne o a base de estereotipos poco trabajados plagan las novelas son el pan de cada día en cualquier sitio pero en particular en las de fantasía. En este último caso tenemos ejemplos que me parecen insoportables: esas mujeres no modernas convertidas en adalides panfletistas del feminismo (siendo ellas las únicas del grupo que defienden su libertad y sus derechos pero comportándose como hombres). Esta clase de personajes, además, sufren toda clase de vejaciones como si así, al alzarse triunfantes, fueran a demostrar que merecen ser feministas.

Ya lo trataremos en otro artículo. De momento centrémonos en lo... bien, en lo histórico.


lunes, 22 de mayo de 2017

Y comieron perdices


It’s over, isn’t it?, canta Lyra mientras llora porque se acerca una terrible época...

Como os imagináis, hace tanto calor en la mazmorra por el fuego de cierta dragona que hay que distraerse de alguna manera mientras te deshidratas. ¡Os traigo un nuevo artículo! Puede que se publique cuando ya esté achicharrada.

Voy a romper una de las sagradas reglas de blogueros literarios y a escribir sobre un tema tabú: los finales de las historias.

Digo esto, no con intención de hacerme la chula, sino porque los análisis literarios se suelen centrar en aspectos como el desarrollo, los personajes, las escenas, etc. Los consejos sobre escritura rara vez tratan el tema de cómo ha de acabar una novela. En las reseñas sí se menciona en ocasiones, pero a modo de opinar qué le ha parecido al lector y poco sobre cómo influye en el resto de la obra. Porque, al fin y al cabo, ¡son spoilers!

Pero a veces sí ocurre que se resalta como uno de los puntos más importantes, ya sea de forma positiva o negativa. Porque causa impacto y representa un punto tan importante como maravilloso. Y que no deje indiferente a nadie es un aspecto que ha de tratarse con cuidado.

Toda historia tiene su final, valga la redundancia. En ocasiones parece que cuesta un poco y se extiende de alguna manera u otra. Por mencionar algunos de los casos más famosos, tenemos a Rowling que sigue expandiendo la historia de Harry Potter (el innombrable The Cursed Child), pese a que como escritora está probando otros géneros; o a Meyer, cuyo libro de Crepúsculo iba a ser una bilogía pero viendo el éxito le añadió dos innecesarios tomos más.

Pondré varios ejemplos de finales a lo largo del artículo. Para evitaros spoilers, resaltaré en negrita las obras a las que hago mención en cada párrafo para que lo leáis o no bajo vuestra responsabilidad. ¡Avisados quedáis!

¡Vamos al lío!

domingo, 23 de abril de 2017

Fanfiction: ¿un género literario?

¡Bienvenidos a la Mazmorra, Frederika a vuestro servicio!

Esta vez toca un artículo cortito y de reflexión. Si has leído el título, has entrado aquí casi seguro por dos razones: para reírte o porque alguna vez has leído/escrito fanfiction y lo aprecias lo suficiente para interesarte por una reflexión sobre el mismo.

En cualquier caso, espero que no acabes riéndote, porque hablo muy en serio.

¿Qué es el fanfiction?


Para empezar, tal y como lo concebimos ahora en la era de Internet, es el producto de un fan que toma aspectos o personajes de una obra, sin importar el medio al que esta pertenezca, y trabaja sobre ello. En concreto, la palabra fanfiction suele referirse al formato escrito y no incluye otros elementos como puede ser música, dibujo, videojuegos, etc. Es decir, entendemos que es una suerte de novelita que sitúa a personajes favoritos en ciertas circunstancias que no se han dado en el libro o medio original. A menudo trata más de parejas que de un único personaje.

Por otra parte, su terreno es Internet, en concreto ciertas páginas como Fanfiction.net o Archive of our own, donde se catalogan los fanfictions por duración, temática, personajes, etc. Por tanto, y es importante recordarlo, no se crea con intenciones económicas, sino que es una forma de demostrar lo mucho que te gusta un producto. Lo suficiente para sentarte y dedicarle tu tiempo escribiendo sobre ello.


martes, 11 de abril de 2017

Ciencia Ficción: Distopías



¡Bienvenidos a la Mazmorra! ¡Green a vuestro servicio!


Bueno, bueno, aquí vengo con uno de los géneros y etiquetas más populares desde que empezó la ola juvenil de Los Juegos del Hambre. Esta vez voy a ahondar un poco más en otros aspectos de la distopía como tal, más que en sus categorías o sub-subgéneros, por cierta confusión que de aquellos años a esta parte aún se sigue arrastrando. Espero que no os aburra mucho.

¡Bien, y sin más dilación…!


¿Qué es una Distopía?



Distopía, o antiutopía, nace como término y concepto en 1868, en el discurso parlamentario de un señor inglés llamado John Stuart Mill. Al igual que la utopía, la distopía tiene raíz griega (“Mal Lugar”) y significa, según la Real Academia Española «[…] representación imaginaria de una sociedad futura con características negativas que son las causantes de alienación moral». Es decir, todo lo contrario a las sociedades ideales que veíamos en el anterior artículo.

Nadie se pone de acuerdo sobre cuál es la primera historia escrita como distopía. Lo que sí es cierto es que mucho antes de que Mill utilizara el término y lo acuñase, ya existían historias que poseían tintes distópicos correspondientes a la descripción del concepto. En 1726 Jonathan Swift escribió «Los Viajes de Gulliver», historia que casi todos conoceremos y que con fin satírico ya se denunciaban sociedades horribles, corruptas y en declive.

Ambos tipos de sociedad, utopías y distopías, son críticas de la sociedad en la que vive en el autor o autora, pero la distopía busca concienciar sobre lo que podría pasar o ser mediante visiones pesimistas del futuro. No apela a la esperanza para lograr su objetivo sino que utiliza el temor y el miedo para advertir hacia dónde está avanzando su sociedad actual. Este es el punto en el que se entra en materia real sobre cómo está constituida una distopía y qué la diferencia del género post-apocalíptico.

La distopía se emplea para intentar averiguar hacia dónde nos dirigimos, a qué atenerse si se sigue con la sociedad en la que se vive y qué futuro se está modelando, todo sujeto a una visión pesimista y crítica pero sincera. Es un recuerdo constante del peligro latente de aspirar a una utopía social, de las consecuencias desastrosas de no alcanzarla. El género distópico recoge y expone los temores humanos para que el lector reflexione sobre ellos, miedos que pueden ser fruto del progreso tecnológico, político, la incertidumbre diaria y el rol del ciudadano en el presente. Las distopías están estrechamente relacionadas con la época y contexto social y político del momento en que fueron escritas. Por ejemplo, muchas de las historias distópicas escritas hasta mediados del siglo XX eran claros avisos y advertencias sobre el malvado Socialismo, el control social y de masas, el individualismo extremo, el consumo desmedido y la libertad democrática que podía evolucionar a nuevos totalitarismos.

La verdad es que no iban tan desencaminados.

lunes, 20 de marzo de 2017

Ciencia Ficción: Utopías






¡Bienvenidos a la Mazmorra! ¡Green a vuestro servicio!

Continuamos con la serie de artículos de Ciencia Ficción, esta vez con temáticas un poco más complejas y de índole social que van más allá de meros artefactos y cachivaches futuristas. Bien, no voy a enrollarme mucho esta vez, así que vamos al lío sin más dilación.



¿Qué es una Utopía?

Utopía es un término utilizado por primera vez en 1516 (muy anterior al propio género de la ciencia ficción) de mano de Thomas More, pensador y escritor, entre otras cosas, en su obra más importante Utopía. Significa de forma literal «No lugar» y describe una sociedad ideal cuyo sistema es deseable pero difícil de realizar en el mundo real. Se utiliza como una crítica a la sociedad, la política o la economía. Debido a esto, el término también se emplea de manera peyorativa para describir programas o teorías sobre sistemas políticos que se consideran irrealizables.

Aunque More fuera el primero en utilizar la palabra «Utopía» tal como la conocemos hoy, no existe realmente un antes y un después para el género o las características del mismo. Muchas obras clásicas, de las que se inspiró More, contienen elementos utópicos que podrían considerarse precursores de las utopías modernas. Así, en La República de Platón se describe una sociedad idealizada e inalcanzable en la práctica del mundo real. Igualmente muchos mitos de Hesíodo pueden considerarse utopías de la misma manera que lugares concretos de textos como el poema de Gilgamesh o la Inscripción Sagrada de Evémero.

Me atrevería a decir que escribir una utopía es lo más fácil de entre los subgéneros que abarcan estos artículos, por el simple hecho de que no tienes que preocuparte de que tu sistema ideal sea imposible. De hecho, debe serlo para que la realización final se dé. Puedes imaginar la fórmula utópica deseada y que más te guste y eliminar todo lo que eche por tierra tu mundo feliz (¡já!, con su propia lógica interna, claro). Ni siquiera tienes que estar pendiente de que, como en las distopías, sea un sistema que de manera coherente haya evolucionado desde uno de los nuestros.

Rayos, gracias al Señor que no.

En resumidas cuentas, una utopía es una sociedad o sistema ideal pero irreal, usado para criticar los defectos de la sociedad, orientar sobre las teorías o sistemas proyectados, esperanzar a la población sobre una vida mejor y valorar el propio mundo en el que se vive.

Y como hay diversos tipos de utopías según el tema concreto que se quiera tratar, vamos a ir despacio y por partes.

domingo, 5 de marzo de 2017

Anne Rice y la apología de la violación



¡Bienvenidos a la Mazmorra, Rika a vuestro servicio!

Aunque ya es noticia vieja, hace un tiempo me enteré de que Crónicas Vampíricas iba a tener una serie. Y que querían que fuera a lo Juego de Tronos. No solo eso, sino que el papel de doña Anne Rice y su hijo va a ser muy prominente en la dirección de la serie.
¿Sentís eso?

Es el susurro del Miedo
 
Aparte de provocarme un profundo horror, esta noticia me recordó que, de adolescente, disfruté de unos cuantos libros doña Rice —y hasta leí el primero de su trilogía de la vida de Jesús porque… why not—. Nunca probé, por suerte, sus historias de brujas. 

Hace mucho que no leo nada de doña Rice y ni siquiera he echado un vistazo a su última novela porque hasta las fans se quejaban de lo Gary Stu que se había vuelto Lestat. También su cruzada de odio y persecución contra sus propios fans, que se atrevían a escribir sobre Crónicas Vampíricas y ella respondía mandándoles abogados para destrozarles la vida, hizo que perdiera toda clase de respeto por ella y me alejara de su mundo.

Pero debido a que encontré por tumblr unos post que analizaban a Louis y su depresión, he acabado leyendo aquí y allá sobre elementos de los que no me di cuenta cuando era adolescente. Y solo he conseguido horrorizarme más y más.

Incluso si la forma de escribir de doña Rice siempre me agotó, y la traducción nunca ha hecho demasiado trabajo por cambiar mi opinión, sí me atrajeron sus personajes, la sexualidad que te saltaba cada cinco minutos, y el mundo de los vampiros. Fue con doña Rice y El vampiro Lestat que encontré a un personaje femenino fuerte, independiente (Gabrielle, madre de Lestat), que era badass, vestía de hombre y se podría relacionar vagamente —porque doña Rice no apunta tan fino y es… bien, entre otras cosas, muy misógina e hipócrita— con un personaje transexual. Fue con doña Rice que vi que un hombre, o dos o tres, podían ser dramáticos, llorar y desear que les muestren cariño y no el típico estereotipo de los libros. Tiempo después leí sobre sus diosas creadoras —que eran whitewashing a morir, y si no, a la única de color (Akasha) te la ponía como malvada, pero al menos eran mujeres— y mujeres con poder incluso si estaban vistas con una mala luz y me plantó ciertas ideas en la cabeza.

Así, incluso hoy en día puedo afirmar que su worldbuilding es mucho más interesante que el de Crepúsculo o cualquiera de sus pobres sucedáneos y que se merece más una adaptación que este aunque solo sea por el débil y torpe trabajo que hace en el mundo queer. Aunque caiga en contradicciones y desprecie abiertamente las leyendas de Drácula —en Entrevista con el vampiro casi se encuentra un pasaje entero dedicado a atacar el tipo de vampiro que creó Stoker, con un par—, al menos tiene detrás algo más que el romance entre los protagonistas. Hay traumas, reflexiones religiosas, morales, y mucha, mucha mierda tóxica porque el género de los vampiros está MALDITO, os digo, y cuenta con pocos escritores buenos.

Y es que esas cosas buenas que tenían Crónicas Vampíricas se han perdido con el tiempo y se perderán todavía más por culpa de la intromisión de doña Rice y su hijo en la serie que pretenden crear. Entre otras cosas, porque será desde el punto de vista de Lestat. Incluso la historia de Louis y Claudia —que por fin recibió su propia narración con Claudia’s story, un manga muy bonito y recomendable— quedará en manos de Lestat. Permitidme que grite.

Bueno, antes de eso permitidme que vayamos por partes y empecemos por lo que Entrevista con el vampiro y El Vampiro Lestat hicieron bien. Y eso es lo queer.

miércoles, 22 de febrero de 2017

Ciencia Ficción: Viajes por el Tiempo y el Espacio







¿Cuántas lunas hacía que no escribía un artículo para la Mazmorra?

En mi defensa os diré que tengo las patas y las garras muy grandes y es difícil escribir en el teclado de Rika, no es culpa mía. ¿No? Je, bueno. Espero que después de haberos acostumbrado a los artículos de una bruja disculpéis la no tan profunda sabiduría de esta dragona. Como diría Rika…


¡Bienvenidos a la Mazmorra! ¡Green a vuestro servicio!

Hace mucho tiempo vi una película que se llama Otra Tierra. Recuerdo que, hace aún más tiempo, vi el trailer y me interesó muchísimo su argumento. Giraba en torno a la aparición repentina y misteriosa de un duplicado de la Tierra junto a nuestro propio planeta. No se exploraban las consecuencias físicas de dicha aparición, no se hablaba de cambios en las mareas o la gravedad o el campo electromagnético (habría dado para otra película entera). De lo que sí se hablaba y especulaba era sobre el impacto emocional y espiritual, sobre si esa era una copia real de la Tierra, si existían duplicados exactos de las mismas cosas, de las mismas personas. Nunca se ve cómo se viaja a esa otra Tierra, nunca vemos la nave espacial, si hubo o no problemas para llegar… No era un aspecto importante para la historia. Lo único que nos importa es el resultado, ya que supone la culminación de la trama de la protagonista, una trama que nada tiene que ver con disparar rayos láser, viajar al espacio y moverse a velocidad de la luz.

La gente se quejó porque el trailer prometía ciencia ficción y al final no había nave espacial alguna, pero yo creo con todo mí ser de dragona que esa película es una de las más puras formas de ciencia ficción de los últimos años junto con La Llegada, aunque no haya cohetes ni batallas entre naves espaciales (que en La Llegada haberlas haylas, pero son casi anecdóticas). En ese momento se gestó un pequeño germen, que ha culminado en este artículo (que he dividido en dos partes, como hace Rika).

Este primero trata de los Viajes Espaciales y Temporales, temas muy recurrentes del género, para que podáis dilucidar un poco más dónde está el límite de la Sci-Fi. Nunca me he fiado de las temáticas, la verdad, pueden ser muy variadas y contener elementos futuristas todos los que quieras, pero aun así no ser ciencia ficción.

Antes de empezar voy a dejar este artículo por aquí: Qué es la Ciencia Ficción, de David Olier, en el que se detalla mucho más todo lo que os voy a contar en esta entrada. Tiene muchos otros artículos relacionados muy interesantes y que os recomiendo leer, como Clasificación de la Ciencia Ficción y los que tratan sobre Viajes Espaciales y Alimentación

Ahora sí, vayamos por partes.



¿Qué es la Ciencia Ficción?


La ciencia ficción es un género de ficción basado en (o que gira en torno a) hechos o logros científicos posible o imposibles para el tiempo y lugar del autor, y que podrían desarrollarse en el futuro. Es un género especulativo, que desarrolla las consecuencias y el influjo de dichos hechos o logros sobre la sociedad y/o el planeta. Su verosimilitud será mayor o menor dependiendo del nivel científico de las hipótesis expuestas en la historia. 

Y añado personalmente que la ciencia ficción se usa como una crítica a la sociedad en la que vive el autor. O, al menos, antes era uno de los principales objetivos. 

Dentro de la ciencia ficción podemos encontrar, en correlación con la verosimilitud y el rigor científico de cada historia, dos facetas, matices o subgéneros, llamados Ciencia Ficción Dura y Ciencia Ficción Blanda.

domingo, 12 de febrero de 2017

Worldbuilding con ejemplos: creando dioses.


¡Bienvenidos a la Mazmorra! ¡Frederika a vuestro servicio!

No voy a dar una clase de cuántas mitologías puedes rapiñar para incluir dioses en tu historia. Eso lo tendrás que hacer por tu cuenta, hincando codos, leyendo y tomando nota de cómo se adora a los dioses dependiendo de en qué época y sector del mundo viva una cultura. O acudiendo a blogs que lo hagan por ti, claro, que Internet está para eso. Yo, por mi parte, quiero tratar unas cuantas formas, no todas, que hay de construir dioses, que no religión (eso para otro artículo). Y para ello usaré algunos ejemplos; unos menos conocidos y otros seguro que más. Cabe resaltar que vamos a hablar de dioses mayores que tienen una influencia directa en los orígenes de la historia humana o de la raza que puebla el libro. Es decir, aquellos dioses a los que se adora y que definen la cultura.

Evidentemente, puede haber otros desconocidos, como todos esos libros donde los magos, los vampiros, las hadas y demás existen pero los humanos no lo saben. Ya que se podría discutir el papel de ese tipo de recursos y hasta poner en duda si llegan a ser dioses, no los incluiré en este artículo. Vamos a andar por un terreno más conocido sobre la cosmogonía y cómo influencia eso al mundo.

Cabe advertir que habrá ciertos SPOILERS por las novelas que vamos a tratar. Así que cuidado a los exploradores de la Mazmorra.


sábado, 28 de enero de 2017

Hielo y Fuego. Tras los versos de la Canción (I)



¡Bienvenidos! Frederika a vuestro servicio. Esta es la primera entrada en la que estudiaremos (a medida que avancemos en más profundidad) cómo nos presenta Martin el mundo de Canción de Hielo y Fuego. ¿Qué personajes saca antes, por qué? ¿Cuenta demasiadas cosas, hay un número excesivo de nombres? ¿Qué pasa con la magia? ¿Y con toda la trama política? A lo mejor aprendemos cosas por el camino, tanto las que deberíamos aspirar a hacer como las que no. 

Por ejemplo, sin ir más lejos, no me gusta el prólogo de Juego de Tronos [L: +1]. Pero eso no significa que no haya temas interesantes que podamos pasar por alto.
Estos ensayos tendrán SPOILERS de este libro y puede que referencias a los siguientes, así que si no has leído el libro, adéntrate por tu cuenta y riesgo.

¡Sin más dilación, empezamos!






jueves, 1 de diciembre de 2016

De feminismo y personajes femeninos (IV): la ignorancia sexual


¡Bienvenidos! Frederika a vuestro servicio.

¡Vamos a hablar de personajes femeninos en la literatura por cuarta vez!

En este artículo haremos varios spoilers de los siguientes libros y no irán marcados como tal, así que si tienes interés en leerlos mejor que no sigas a partir del recuadro en que avisamos de spoilers: La Elegida de la Muerte, Graceling, Nos mienten, La hija del Nilo, Mago y Cristal (la Torre Oscura). También se usarán algunas imágenes con tonos sexuales.


Sin más dilación, iré al grano.


¿Creéis que las mujeres son ignorantes?