Fanfiction: ¿un género literario?

¡Bienvenidos a la Mazmorra, Frederika a vuestro servicio!

Esta vez toca un artículo cortito y de reflexión. Si has leído el título, has entrado aquí casi seguro por dos razones: para reírte o porque alguna vez has leído/escrito fanfiction y lo aprecias lo suficiente para interesarte por una reflexión sobre el mismo.

En cualquier caso, espero que no acabes riéndote, porque hablo muy en serio.

¿Qué es el fanfiction?

Para empezar, tal y como lo concebimos ahora en la era de Internet, es el producto de un fan que toma aspectos o personajes de una obra, sin importar el medio al que esta pertenezca, y trabaja sobre ello. En concreto, la palabra fanfiction suele referirse al formato escrito y no incluye otros elementos como puede ser música, dibujo, videojuegos, etc. Es decir, entendemos que es una suerte de novelita que sitúa a personajes favoritos en ciertas circunstancias que no se han dado en el libro o medio original. A menudo trata más de parejas que de un único personaje.

Por otra parte, su terreno es Internet, en concreto ciertas páginas como Fanfiction.net o Archive of our own, donde se catalogan los fanfictions por duración, temática, personajes, etc. Por tanto, y es importante recordarlo, no se crea con intenciones económicas, sino que es una forma de demostrar lo mucho que te gusta un producto. Lo suficiente para sentarte y dedicarle tu tiempo escribiendo sobre ello.

Luego encontramos a traidoras como la autora de Cincuenta sombras de Grey, E.L. James, los demonios se la lleven. Pero en general todos los fanfiction tienen un disclaimer nacido de la época de caza de fickers como la infame Anne Rice, donde aseguran que no son sus personajes y no pretenden sacar ningún beneficio económico. Es pura diversión y una forma de promocionar, a su modo, la historia que tanto les ha inspirado.

Pero quizás uno de los elementos que menos se nombran y que es más definitivo es que el suele estar escrito por mujeres. En concreto, mujeres muy jóvenes.

Eso es el fanfiction hoy en día.

En realidad se tratade algo mucho más grande pues si pensamos en la propia palabra, ficción de fan, puede ser cualquier proyecto realizado por un fan con relación a otro trabajo. Es decir… prácticamente cualquier cosa puede entrar dentro de la categoría dependiendo de la flexibilidad de pensamiento que tengamos.

Pero centrémonos en lo que hoy en día consideramos como tal y hagámonos una pregunta:

¿Por qué está tan denostado?

Bien, como suele pasar en todo se conoce más lo malo que lo bueno. Seguramente a más de uno le resulte familiar el nombre de Perla Shumajer y no pueda mencionar a un ficker concreto decente —en particular en español—. No es raro, la verdad.

Pero yo me pregunto: ¿por qué esta persecución si cuando alguien ve un fanart lo considera —si es bueno dentro de sus estándares— una obra propia digna de retwittear o de colgar en su pared? ¿Por qué se puede ir a ver un mini cómic de una película o de un libro entre saltitos de alegría y compartirlo sonriendo de oreja a oreja y los escritores se apresuran a reírse como hienas de un fanfiction cuando básicamente es la misma idea?

Cada vez que leo críticas a la literatura femenina, con ciertos tópicos de los que cuesta escapar, no puedo evitar relacionarlo con esto. La mayoría de las autoras empiezan muy niñas, con fallos gramaticales y ortográficos y sin mucha idea de estructura narrativa. Representan mal a los personajes y van a ideas muy básicas, a menudo relacionadas con el sexo, ese campo tan prohibido a las mujeres pero que «tan bien» dominan los hombres. No es que pueda culparlas ya que muchos autores profesionales todavía no saben escribir por mucho que estén bien entrados en años. Lo que tiene narices es que les compramos igualmente sus obras.

Creo que predomina este desprecio porque es un campo de mujeres apartado donde se desatan muchas fantasías prohibidas. Lo femenino siempre se denosta y en cuanto se puede, se tilda de mala calidad. Sin embargo, la «inferioridad» de los fanfiction está más justificada que la de la mayor parte de libros profesionales que he leído, cuidados (en teoría) por un editor y todo un equipo que todavía no comprendo cómo han tenido los cojones de publicar algo tan malo. Una autora de fanfiction no tiene experiencia, no tiene editor, ni tampoco presenta un precio abusivo para la historia de siempre. Porque sus historias no cuestan dinero.

Entonces, ¿es cuestión de dinero?

Puede ser. Al fin y al cabo, lo que es caro adquiere de inmediato un aura de validez típica del capitalismo. Es divertido porque buena parte de los lectores y escritores son autores de fanfiction, solo que cobran por ello.

O es posible que sea por el nombre fan, que inmediatamente lo sitúa por debajo de un «creador». Lo cual es, sea todo dicho, bastante absurdo pero las etiquetas siempre nos influencian en la forma de entender un producto.

Es decir, pensadlo un momento. Si os digo: esta es la historia del doctor Watson, que conoce a un genio drogadicto que ayuda a la policía en sus pesquisas, ¿sabríais si os estoy hablando de los libros o de la adaptación a la época actual de las aventuras de Sherlock Holmes? ¿Qué es si no un fanfiction la saga de novelas de Star Wars y las nuevas películas, las adaptaciones de Alicia en el País de las Maravillas, Hannibal Lecter, las leyendas de Arturo, Robin Hood y Peter Pan? ¿Qué hace Disney si no inventarse la historia que les viene bien de cuentos originales? ¿Y la propia doña Rowling con El legado maldito? 

Cada vez que veo este genderbend lloro porque Disney JAMÁS me lo dará. Solo hará cosas como Maléfica.

El fanfiction es tan antiguo como el tiempo y, remontándonos a un ejemplo conocido, podemos leer la Eneida de Virgilio y sonreírnos por cómo recupera la Guerra de Troya e inventa una historia para Eneas y así justificar el nacimiento de Roma. No hay nada que no se haya hecho ya y las autoras de hoy en día no son una excepción.

Podría decirse, entonces, que es una cuestión de derechos y que cuando estos se liberan, ya no se trata de fanfiction como tal. Y sería cierto. Pero la idea sigue ahí. Todos los artistas clásicos han hecho fanart de la Biblia y de mil historias diferentes. A veces cobraron por ellas y a veces no. Y hoy en día los exponemos en museos por su calidad, y no por qué es lo que están representando. La literatura histórica inventa a personajes que existieron y los emplea para sus fines comerciales, incluyendo elementos mágicos o de obras de teatro a los Shakespeare y, hoy en día, se considera un género tan digno como cualquier otro.

Supongo, entonces, que podemos afirmar que el problema radica en cómo usamos las etiquetas hoy en día y la tendencia a generalizar. No voy a negar que una gran parte del fanfiction es malo. Solo a decir que lo mismo pasa con la literatura por la que pagamos un ojo de la cara.

El caso es que, asumiendo que hay millones de fanfics en diversos idiomas ¿no tendría que considerarse un género? Mal visto o no, hay miles de personas compartiendo sus escritos sin esperar nada a cambio excepto comentarios y encontrar alguna que otra amistad. Con ello contribuyen a elaborar teorías, mundos alternativos —como hacen Marvel y DC cobrando por ello—, más o menos tóxicos, pero siempre desde la pasión y sin el «lee mi libro».

Si todavía hay quien piensa que por escribir sobre el trabajo de otro no merece reconocimiento, pido una pequeña reflexión y que se recuerde la insatisfacción que nos produce jugar un videojuego, ver una película o, por qué no, leer un libro que es adaptación de una obra que hemos adorado. Y no consiguen reflejar bien al personaje o el mundo. ¡Qué frustración y hemos pagado por ello para conseguir una mierda a cambio! ¿La película de Eragon, señores? ¿Qué hay del whitewashing de las adaptaciones americanas, que copian la trama y el nombre de los personajes pero dejan su esencia de lado porque no les importa? ¿Y esas segundas partes donde parece que estemos ante personajes diferentes?

Pero ¿y cuándo el trabajo es bueno? ¿La felicidad que experimentamos?

Todo eso es el mismo trabajo que se ejerce en el fanfiction.

Un género que se centra en los personajes

Escribir sobre otros personajes y un mundo ya construido tiene su reto y exige una gran capacidad analítica y de adaptación. ¿Interpretar a un personaje original es fácil? No. ¿Y al de otra persona, que puede pensar de una forma radicalmente opuesta a ti? Tampoco. Los que se ríen del fanfiction es porque nunca han probado a escribir uno o porque lo han hecho y no les ha salido. Y es que es difícil. Exige respeto —no siempre lo hay, como no lo hay en muchos libros comerciales— amor, atención y esfuerzo. En especial porque escribir un fanfiction implica alejarse de la obra original pero sin perder su espíritu.

Y es que, en general, los fanfiction son un género aparte porque no se centran en la historia, sino en los personajes.

Excepto en ciertos casos, en general un autor de fanfics quiere ver a su personaje X en una situación distinta a la del libro/película o profundiza lo que el autor no hizo en su obra original. Siempre habrá algún personaje que te haga llorar y preguntarte por qué estás leyendo la historia del protagonista de turno y no la de esta persona en particular —a mi me pasa mucho con Harry Potter y Snape. Adivinad qué historia sí habría querido leer— y ahí es cuando puedes dedicarte a buscar fanfiction. También son el gran terreno para los what if. ¿Nunca habríais deseado que Sansa y Arya pudieran llevarse bien? Pues ahí hay que sentarse a pensar qué es lo que se necesita para que se dé el caso. Quizás un autor menos machista de Martin, quién sabe. ¿O fantasear con qué habría pasado si Ned no hubiera muerto? ¿Qué habría sido necesario para que los acontecimientos no condujeran a su muerte?

¿Y qué tal historias donde los Slytherin no sean los chivos expiatorios de la autora? ¿O una versión donde Jack y Kirtash se enamoraron en vez de la pava de Victoria? ¿O una versión de Star Wars menos machista donde Leia tuviera amigas o simplemente hubiera sido ella la elegida que se crió en el desierto y Luke como el príncipe que necesita auxilio?

¿Y si Darth Vader/Anakin hubiera sido mujer y Padmé hombre? ¿Estáis seguros de que la historia hubiera sido igual? Pues no, majos. No.

Fanfiction equivale a posibilidades perdidas. Y eso exige un profundo conocimiento de los personajes para llevarlos por otros caminos. A veces saldrá bien. En general, mal. Como la vida misma. Pero he leído fanfics que tratan mejor el desarrollo de la guerra contra Voldemort escritos por chicas de 17 años, tanto en inglés como en español, que lo que me ofreció doña Rowling. Y he visto reflexiones más interesantes que las que hacen las películas de Star Wars sobre la Fuerza o la relación entre Obi Wan y Anakin que lo que ha conseguido jamás George Lucas. Qué diantres, todas las novelas de la franquicia de Star Wars, de Warcraft y demases son fanfictions por los que se pide dinero, cada uno con su interpretación distinta. Sorprendentemente, no siempre tienen que ser románticos o sexuales, aunque son los que más triunfan porque resulta evidente que a una buena parte de la población femenina no se le da algo donde descargar sus frustraciones sexuales.

No os preocupéis, luego tocaré un poco el tema del sexo.

El caso es, un fanficker puede molestarse en crear una historia detallada y compleja, pero no suele ser el objetivo. Porque lo que importa son los personajes. A menudo, son los que salen peor parados en una novela en pos de crear un argumento sorprendente o que atienda a los clichés típicos para satisfacer al público objetivo. Es lo que hay. No es el caso del fanfiction, que no tiene ataduras editoriales. No tiene la restricción de que se le exija un romance hetero y blanco, no vaya a ser que el libro no venda lo suficiente. No tiene problemas con dedicarse a examinar y desentrañar el interior de un personaje, sin miedo a que no sea una historia sorprendente o a crear algo sencillito donde los protagonistas funcionen bien.

Cuando la gente lee fanfiction, no quiere ver más a los personajes y explotarlos, sin llegar a dejar de ser continuista con el producto original. A menudo he encontrado autores que tratan todos una misma premisa —pongamos, X tiene que unirse al grupo enemigo— y aun así, presentan ideas tan variadas de la misma base que fascina dentro del límite de su calidad. No es como las copias de Crepúsculo que son eso, copias a pesar de ser «originales» y merecer, al parecer, más mérito por ello. Es más bien encontrar verdadero amor por un personaje y sus circunstancias y atreverse a probar qué pasa si le metes tal detalle o haces que el trauma que sufrió en la historia tenga verdadero efecto. O, al menos, que se vea cómo le impactó. Por ejemplo, fanfictions que tratan a Draco durante el curso que trabajó para Voldemort.

El fanfiction tiene una perspectiva diferente a las novelas convencionales. Igual que en ciencia ficción lo que importa es la situación y describir los detalles del mundo, en el misterio resolver el caso a partir de ciertas reglas inevitables o en la distopía estudiar la evolución social y hacer una crítica a la sociedad, en fanfiction hay unas reglas básicas.

Por eso mucha gente deja de leer novelas cuando descubre el fanfiction. No lo apruebo, pero entre que es una lectura gratuita, accesible y que permite explorar personajes en todo tipo de ambientes, es algo que atrae a cierto tipo de personas.

Como gente que sabe montar historias mejor que Disney, esta usuaria hizo que todo en Frozen fuera igual. Solo que Hans no es un cabrón sin sentido dentro del guión y actúa por salvar el reino (como sería lógico) y trata de matar a Elsa cuando va a destrozarlo todo porque ve que su beso no consigue salvar a Anna. ¡Sin plotwist salidos de la nada, Disney!

Fanfiction como porno para chicas

Pues en muchos casos, sí. Lo cual no es equivalente a feminista, pero eso es tema para otro artículo. La pregunta es ¿por qué hay tanto porno? Bien, la respuesta es simple una vez que se piensa sobre ello. El fanfiction es casi un estigma. No conozco a muchas chicas que vayan diciendo con una sonrisa que escriben fanfic, incluso si se esfuerzan por desgranar personajes o hacer algo que vaya más allá del fetichismo de turno. Algo curioso ya que se espera de las mujeres que escriban romance. Así que, ¿por qué se mira tan mal?

Porque el porno no es territorio femenino. Por eso las niñas acaban creándolo por su cuenta, con muchas reminiscencias machistas de lo que consideran tan morboso y prohibido, pero más adaptado a sus gustos y las fantasías que no se les permite tener. Muchísimas de estas historias son homosexuales —predominando las parejas gays antes que las femeninas en ciertas historias, aunque esto lo achaco a que los medios no saben lo fácil que es shippear a dos hombres que tienen un 90% de interacción en una película o serie antes que con el interés romántico impuesto femenino que aparece un 5%. Lo siento, la química es la química y la tienes con ciertas personas. Cuanto más salgan contigo, más interesantes son— y una forma de explorar la propia sexualidad, tanto si se es gay, bi, hetero u otra sexualidad. También está acicateado en parte por el morbo de las relaciones condenadas —encontraréis muchas parejas tóxicas defendidas a muerte porque la sociedad se niega a reconocer lo que es una relación de maltrato, así que tampoco se quiere plantear como tal en el fanfiction (y en la mayoría de los libros). A veces, con todo, hay relaciones tóxicas planteadas como lo que son y con la intención de explorarlas— y también porque no se encuentran en otro sitio.

Es decir, si veis que en fanfiction se arranca a personajes, vamos a decir… como Draco y Harry, de su ambiente natural y los meten en una relación romántica es porque se sabe que nunca se tendrá nada igual en la novela. Ni en ninguna otra. Tendremos el cutre equivalente hetero —los fanfics de Crepúsculo están por todas partes y descargan toda esa sexualidad contenida que doña Meyer se negaba a tratar— pero que no satisface y quieres más. Y lo quieres de formas que se salgan de la línea controlada del medio original. A lo mejor quieres ver a Brienne y Jaime juntos, ayudándose mutuamente, tanto como hay gente que romantiza la relación de Sansa y el Perro o quería un affair lésbico entre otras chicas —lo lésbico está mucho menos popularizado, supongo que en parte porque casi nunca vemos a mujeres interactuar unas con otras, así que no hay posibilidad de shippear. Por eso parejas como Asami y Korra de Avatar ya eran muy populares antes de que los directores decidieran hacer su cobarde salida sin confirmarlo del todo—.

Es decir, el fanfiction a menudo es una forma de dejarlo salir todo, con morbo incluido, sin miedo a lo que nos vayan a decir en Internet. En la vida real es otra cosa porque niña, cómo te atreves a escribir porno. Pero en silencio, se buscan más los one shot de sexo rápido que los largos que elaboran una nueva historia y eso dice mucho de la frustración de las adolescentes.

Eso no hace que sea malo. Leemos todos los días sexo metido gratuito en las novelas hetero y donde se reduce a la mujer a una posición ridícula. A menudo fatalmente escritas. Y lo compramos, aunque lo criticamos, mientras buscamos otro tipo de literatura y no solemos encontrarla porque nos llega o se promociona lo más comercial.

Conclusiones

He hecho este artículo porque se me ha recordado que se ve el fanfiction como algo malo que un escritor serio no debe realizar. Pues no estoy de acuerdo, aunque depende de la persona. No por hacer fanfics vas a escribir mejor en el futuro. Eso es inherente a tu esfuerzo y a cómo enfoques tu historia. Igual que se anima a leer y escribir de todo, el fanfiction no debería ser una excepción. Al fin y al cabo, puede que un día quieras escribir una adaptación más digna que Percy Jackson de la mitología griega y eso exigirá investigación y comprensión de los dioses. O puede que un día quieras escribir una novela ambientada en un capítulo de la Biblia.

Y puede que entonces te encuentres con que escribir sobre cosas creadas es más difícil de lo que pensabas.

¿Es el fanfiction un género? Personalmente considero que sí, pero tampoco me enfrentaré a quien me diga que no opina igual. Después de todo, es difícil hacerse una imagen completa de este mundo y, por tanto, resulta aún más complicado clasificarlo. Pero tiene su mérito, su existencia y definición como grupo que tiene muchísimas cosas que la literatura comercial… no.

Aunque de momento es imposible, considero que habría que dejar de denostar un producto en el que no se ha trabajado. Es el equivalente a mirar por encima del hombro hacia la literatura YA en general y no a libros o autores concretos. Puede no gustarte, pero tiene su esfuerzo y sus exigencias. Lo mismo con el fanfiction, que es un producto, literalmente, hecho de sentimientos porque no pide nada a cambio.

Yo, por mi parte, no dejo de dar gracias por los buenos ratos que me ha dado y que me haya hecho lloriquear más de una vez. Así que gracias a todos los que habéis leído hasta aquí y a las escritoras que dedican su tiempo a expandir el fandom y a romperme el corazón en sus ratos libres.

 

 

 

 

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