Título: Testosterona
Autor: Guillermo Jiménez
Sinopsis: La capitana de la brigada pilomántica, Mila Kiwua, está tomando una ronda con sus compañeros cuando un policía nuevo de fuerte temperamento entra en el bar. Desde el primer momento que la fría y azulada capitana mira su ardiente melena y su barba rojiza, solo tiene un objetivo: llevárselo a la cama. Sin embargo, sus avances son truncados por una emergencia en los barrios marginales, en la que los dos deberán rescatar a una turista secuestrada.
¿Será Mila capaz de cumplir con su deber y controlar sus impulsos?
Una historia corta de fantasía policial, con tintes de ciencia ficción, thriller y erótica, ambientada en una ciudad turística isleña del siglo XX.
Número de Páginas: 51
Me encanta cuando alguien te promete una cosa y luego no la cumple. Me encanta sobre todo porque entonces tengo derecho a hacer llorar al Niño Jesús [R: mientras no lo ases...].
Bien, voy a empezar haciendo un apunte sobre la portada, concretamente sobre el texto y más que nada para que en el futuro no se cometa el mismo error. El texto de una portada de libro se tiene que poder leer BIEN, ya esté arriba, en el centro o abajo. El texto de la portada de Testosterona es blanco sobre gris parcial y líneas de dibujo y queda muy MAL, le hace falta el trazo negro que se pone con Photoshop. Eso sí, la ilustración me mola un montón, con el contraste de los grises y el color de pelo como punto de atención.
Pasemos a lo importante.
Testosterona es un relato corto, de menos de cincuenta páginas si quitamos la portada y las páginas de cortesía. Lo conseguí gratis durante un período de oferta porque, la verdad sea dicha, me daba curiosidad el pelo mágico de colores y como no sé comprar por internet, pues ala... A los diseñadores gráficos nos gustan mucho los colores y una magia que se haga con ellos tiene que ser cuanto menos curiosa.
La sinopsis tiene una de esas preguntas de novela rosa que obviamente te contestas en cuanto la lees (ya os lo chivo yo, la respuesta es No). Lo de que la chica que tienen que salvar es una turista te lo dicen en la sinopsis, pero es mentira porque en el propio relato pasan de decírtelo (lo he buscado por palabra en el propio PDF: es triste, te dicen que los padres están de vacaciones, pero bien podrían ser nativos de la isla que pasan el puente de mayo). No tengo muy claro que la cosa sea policial ya que durante tres cuartas partes del relato los protagonistas no hacen apenas nada relacionado con la policía. Le concedo la fantasía y el hecho de que a la tía azul sólo le importe triscarse al tío rojo.
Eso sí que está conseguido.
Por otra parte tenemos una narración en primera persona pasado, algo que agradezco porque estoy harta de la primera persona presente que utilizan mucho hoy en día y que me resulta tan cutre cuando la usan mal. Claro que con el tiempo narrativo termina mi agradecimiento porque resulta que cualquier cosa medianamente buena que pudiera tener el relato se lo carga la existencia del panfleto ideológico que te estampan en la cara [R: oh, eso también es muy común hoy en día] y que se te intenta meter a la fuerza por la boca. Si hay algo que me cansa en una historia es la nueva moda de que, por medio de un personaje, se chille un discurso con el que se pretende denunciar una injusticia de nuestra realidad, inconexa con la del relato [L: la sutileza brilla por su ausencia].
Mira, mejor os voy a poner un poco en situación.
Historia
Algunos me decían que de un relato corto, tan corto como este, no se podía sacar mucho. En cierto modo tenían razón: no cuenta nada, no tiene un núcleo consistente, pero cosas puedes sacar todo lo que quieras. Voy a empezar contándoos un poco más de lo que lo hace la sinopsis.
Estamos en lo que parece ser un mundo como el nuestro, sólo que la gente tiene el pelo de colores más diversos, como el amarillo de los plastidecor. En primera instancia no se nos coloca en ningún sitio ni tiempo concreto, aunque por las pistas que la protagonista nos da, parece ser que estamos en algo similar a Hawaii. En la sinopsis nos dicen que andamos en el siglo XX, pero en la narración no nos dan un dato que nos explicite en qué década nos encontramos. No sé, yo andaba todo el tiempo pensando en los años sesenta (quizá por Lilo&Stitch). ¿Estamos en los sesenta, en las últimas décadas de los ochenta o los noventa? Las camisas hawaianas no son tan modernas como parece, de modo que no sirven de verdadera referencia. Aunque sea un relato corto habría estado bien tener un poco de detalle con eso y no dejarnos todo el ejercicio de imaginación a los lectores. Una cosa es ser flexible y otra ingenuo por pensar que la portada puede ser sustituto de la narración y las descripciones.
Resulta que Mila, la protagonista, es capitana de una especie de policía especial que usa la pilomancia (el pelo mágico de colores) para combatir el crimen. Ella en concreto tiene el pelo azul, como te ilustra el dibujo de la portada. No llegamos a saber si sólo existe esa policía o si también está la que nosotros usamos. No importa, eso lo dejo para la parte de Mundo. El caso es que Mila está con sus compañeros de patrulla (subordinados, debería decir. Me encanta el que se llama Mahui, no me recuerda a nadie) en un bar tomando unas cañas mientras ella divaga sobre el ambiente y cómo los desgraciados de los turistas han acaparado el bar de los polis (bar que, por cierto, se llama Kahuna como si nadie hubiera jugado a Pokémon hace poco).
Entonces pasa esto:
«Otra chispa rojiza devolvió mi atención a la mesa.
—Anna.
—¿Qué? —me preguntó ella, con el cigarrillo en los dedos.
—Aquí no se puede fumar.
La forzuda de pelo burdeos torció el gesto. Era el doble de grande que yo, y siempre parecía a punto de soltarle un guantazo a alguien.
—¿Desde cuándo? —me espetó de mala manera.
Todavía no terminaba de acostumbrarme a sus formas. Pero claro, no podía culparla. Había nacido roja [L: COMUNISTA].
—Desde la última normativa del ayuntamiento —le dijo Mahui.
Él era mucho más razonable y fácil de tratar. Igual que yo, había nacido azul, pero como le pasaba a la mayoría de policías, su pelo se había vuelto añil—. Prohibido fumar en establecimientos.
—¡Pero si estamos al aire libre!
—Apágalo.
Anna me bufó y apagó el cigarrillo contra la mesa de madera.»
Tengo la sensación de que este diálogo existe para cumplir con el Test de Bechdel (además mal, es una conversación insustancial y los personajes no vuelven a hablar de verdad sin que sea sobre un hombre). No tiene ninguna finalidad; si lo quitas no cambia nada para los personajes y además ganas espacio de relato.
Uno de los muchos tonos de añil (o índigo) |
Por cierto asumo que el azul al que se refiere Mila es el azul del pelo de la portada, y no sé exactamente a qué se refiere esta frase «Igual que yo, había nacido azul, pero como le pasaba a la mayoría de policías, su pelo se había vuelto añil». Quiero decir… Como averiguaremos más tarde, el color del pelo de la gente azul o roja se cambia con emociones fuertes, estrés, hormonas, etc… Y el añil es un color que no se diferencia mucho del azul de la portada. Vale, no es un color básico, pero no es como si lo tuviera violeta (color típico de los isleños por alguna razón) debido al estrés del trabajo policial.
El caso es que un tipo grandote y con pinta de bruto (y pelo rojo, que no pelirrojo) entra al bar. Este tío es policía también, pero al pobrecito le han asignado a los parquímetros. Además todo el mundo le tiene miedo porque es rojo [L: COMUNI…].
Por supuesto a Mila sólo le interesa tener sexo con él, del modo que sea, así que ni corta ni perezosa se acerca al hombretón y empieza a coquetear mientras le marea la perdiz al lector y te regala perlas como estas:
«[…] Yo me quedé mirando al hombre. No escondí mi sonrisa. La verdad es que llevaba bastante tiempo sin nadie que me calentase la cama. Eché un trago largo al Deep Blue y me retoqué un poco el pelo. Era mi mejor baza, tan profundo y azul como el cóctel. Incluso más.»
Diferentes tipos de azul |
Hay tantos tipos de azul… Si no fuera por la portada no sabría a qué se está refiriendo. Ni ella misma te dice si es azul claro u oscuro, o cian, o cualquier tipo de azul con nombre. Profundo como sinónimo de intenso no lo deja muy claro, porque precisamente no es de sus primeras acepciones, con “intenso” habría estado bien. De todas formas, “azul intenso” tampoco esclarece el tipo de azul, un azul claro puede ser muy intenso, como el cielo en días muy soleados y sin nubes altas, o uno oscuro serlo igualmente, si no tiene gris en la mezcla.
«[…] Me senté a su lado, sin demasiada confianza en mi aspecto físico. Acabábamos de salir de servicio, así que me faltaba una ducha y todavía tenía puesta una camiseta sencilla sin escote. Tampoco es que tuviera mucho que enseñar, aparte de mi sensual bronceado sin líneas de bañador.»
Me encanta [R: OH POR MEDEA, MI SENSUAL QUÉ. No se suponía que no tenía confianza, qué demonios...] [L: ¿Y no había dicho antes que la mejor baza era su pelo? ¿Me he perdido algo o eso no forma parte de la apariencia?].
¿Por qué deberías tener algo para enseñar? Por cierto, supongo que esa camiseta sencilla sin escote es del uniforme de polis, porque si no has parado por casa para ducharte y acabas de terminar de trabajar…
Para desgracia de Mila, al poco de entablar conversación con el rojo (que se llama Aleksei y un apellido muy largo y hawaiano), todos los polis reciben un aviso de secuestro realizado en un barrio marginal llamado «de la Alegría».
Raudos como galgos con Mila y Alek a la cabeza llegan al lugar de los hechos y se lleva a cabo la operación más absurda que he leído por parte de una fuerza del orden: Mila, la fría, azul y responsable capitana que tanto se nos dice que es, deja que Alek guíe al grupo porque él sabe dónde se han escondido los maleantes en lugar y cuando NOTA que les está guiando por medio de descampados y casa derruidas, sitios chungos donde podrían emboscarles, se limita a pensar que es un temerario y ya.
«Aleksei se conocía el terreno, pero era un maldito temerario. Nos hizo atravesar un solar abandonado y con las enclenques paredes casi derruidas, nos subió a los tejados de chapa con cuidado y nos metió dentro de una casa en la que dormía una familia muy numerosa y harapienta. El padre se despertó y Aleksei le enseñó la placa con un gesto muy peculiar [R: ¿Qué es un gesto muy peculiar?] [G: Yoquése]. Nos ignoró durante los cinco segundos que tardamos en atravesar su maltrecha casa de una sola habitación. Nos dejamos caer por una alta cornisa y salimos a un patio de tierra y hierbajos iluminado con lámparas de queroseno. No pudimos dar ni dos pasos antes de que se diera la alarma.
—¡La pasma! —gritó un hombre en uno de los tejados que nos rodeaban.
Aleksei, maldito temerario. Estábamos en medio de la nada, sin ninguna cobertura, y había pirómanos por todas partes.»
No sé por qué le dieron el aviso de secuestro a un agente de estacionamiento, para empezar.
Extraemos algunas cosas de aquí, como que Alek vivió en ese ambiente o el propio barrio y creo que es de las pocas cosas que de verdad me llego a creer porque las acciones de Aleksei lo demuestra. Bien, bastante bien.
Sin embargo, mi pequeña alegría por esos detalles se esfumaron porque Mila podría haberle parado o podría sencillamente haber tomado el mando con Alek diciéndole por dónde tenían que ir o el edificio donde se esconden los malos. Lo normal hubiera sido eso, que se lo dijera y se RODEARA EL EDIFICIO ENTRE VARIOS AGENTES, no meterse de cabeza en un patio DONDE TE PUEDEN RODEAR A TI. Así, como idea. Por cierto, lo de chillar «la pasma» es gracioso cuanto menos.
Por supuesto se sucede una pelea entre el grupo de polis y los malos en la que se usa pelo mágico de colores y nos da un poco la idea de cómo funcionan. O lo intenta, porque no se termina de pillar para qué sirve cada color cuando al parecer cada uno hace dos cosas (X y la opuesta a X) porque luego te enteras de que un color frío enciende emociones. Y eso no tiene sentido, al menos con lo que nos han mostrado del sistema porque sus colores y sus asociaciones son similares a los nuestros. Otro gran problema es que te confunden colores demasiado similares como el rubio, el amarillo y el dorado (porque todos sabemos que no existen diferentes tipos y tonos de rubio o amarillo).
Los polis ganan la pelea usando los pelos que tienen tanto en la cabeza como en los brazaletes. Dato curioso es que cuando usan su propio pelo este se les queda blanco por un lapso de tiempo, como si fuera una batería descargada. Literalmente “queman” el color del pelo y eso me gusta, aunque la inspiración de Sanderson se nota demasiado ahí.
Tras apresar a los maleantes, Mila y compañía encuentran una peluquería, un símil de nuestros laboratorios de drogas, donde cortan el pelo a personas secuestradas para venderlo. En este mundo al parecer la droga más potente es el pelo morado [G: Dato curioso: el morado no es un color real, si no la denominación de un conjunto de varios colores purpúreos diferentes que pertenecen a la misma familia pero que entre ellos no hay grandes diferencias]. Esta droga provoca un gran placer a quien lo quema (creo, no sé cómo alguien no pilomante usa el pelo de otro. Bueno, no sé si todo el mundo puede llegar a ser pilomante, en realidad) y me pica la curiosidad si los morados y los púrpuras han sido colores de poder, lujo y reyes antaño como en nuestro mundo.
«Volví a la habitación principal y me guardé unas cuantas bolsas de morado en el bolsillo. Digamos que las confisqué.»
Digamos que eres una mierda de poli (¡Corrupción policial! Luego no volvemos a saber nada de ese pelo, no sería importante).
Por desgracia, resulta que no han asegurado el perímetro tras la pelea contra los pirómanos estos, y hay dos malos más que de repente aparecen y disparan. Como son pilomantes parece que la cosa se pone interesante, pero el asunto no dura mucho. Nos vuelven a intentar dar más datos sobre poderes de diferentes pelos y te confundes un poco más porque entra en escena el pelirrojo, que no el rojo.
Y también entra el villano en escena, nada más y nada menos que un tío al que Alek conoce.
« —¡Morid, polis de mierda!»Davidson
Ay, por Dios... Este tío ya no es el villano, es un payaso que habla como si estuviéramos en un guión malo de Ley y Orden. Ha durado… dos segundos. Entre la pasma y los polis de mierda se te va la sensación de peligro por la taza del váter. En fin, el tal Davidson hace estallar toda su barba, Alek cubre a Mila con su cuerpo [L: ¿Por qué iba a proteger a alguien que acaba de conocer? Mira, da igual] y utiliza su pelo rojo para contrarrestar el fuego de Davidson… con frío.
Mira, no, un color tan vivo y caliente como el rojo no debería hacer frío como poder. Lo siento mucho, de verdad. Aunque sea fantasía, ¡por más que sea fantasía!, si me presentan un mundo similar al nuestro en el que se utilizan en combate los poderes que sacas de colores tan diversos como el violeta, el dorado y el azul, y no estableces qué ideas existen sobre esos colores… Pues está mal construido y no va a tener sentido.
Los colores son como los nombres, son conceptos poderosos que se usan desde la época de las cavernas. Los cavernarios creían que el rojo era el color de la vida porque era el color de la sangre, y que el ocre era el color de la sangre vieja y que por tanto aún podía poseer poder. El púrpura se extraía de caracoles que tenían una tinta que cambiaba al contacto con el oxígeno. Era tan costoso de fabricar que no tardó mucho en convertirse en el color del adinerado, y en consecuencia, de la realeza. En la Roma imperial, siglo IV más o menos, sólo el Emperador podía vestir con ese color. Nadie más, bajo pena de muerte, estaba autorizado a usar púrpura aunque fuese tinte de imitación, aunque pudieses permitírtelo.
En este relato el significado de los colores parece bailar, no sé si a propósito o no, entre nuestras asociaciones culturales, y es un error gordo de cara a evitar confusiones y tener la historia mejor atada. Si en el futuro el autor quiere seguir escribiendo de esto, yo aconsejo que mire bien qué quiere hacer con este tema. Con la cantidad de tonos y tipos de color que existen puedes ponerle el fuego al rojo, el agua al azul, el calor al naranja y el frío al cian, por ejemplo, y no pasaría nada por ello, hay espacio de sobra en cincuenta páginas.
Retomando, los dos se salvan y cuando termina todo el malo ha desaparecido. Al menos en eso ha sido listo. El problema ahora es este:
«Él masculló una maldición con la respiración agitada, y no pude evitar admirar otra vez su temperamento ardiente. Aleksei me devolvió la mirada, acalorado. Solo necesité un vistazo hacia abajo para darme cuenta de que él estaba tan cachondo como yo.
—¿Qué? —dijo, apartando la mirada. Su erección era normal. Después de haber estado al borde de la muerte, era normal que su cuerpo quisiera eso. Era un instinto natural. No lo digo yo, lo dice la ciencia [L: lo dice la cencia]. Yo también tenía ese instinto y ya me había dominado por completo. No existía nada más. Me acerqué a él, le agarré el culo y lo puse a medio palmo de mi cara.
—¿Quieres follar como si no hubiese un mañana?
Tras un instante de estupor, Aleksei resopló como un animal en celo.
—Joder, sí.»
Menos mal que esta tía era fría y todo eso que dice que es, porque si no… Por otra parte, sí, es cierto que tras experimentar situaciones cercanas a la muerte e inflado de adrenalina te pones cachondo perdido, tú y el vecino. ¿El problema, como he dicho antes? Que no lo hacen ahí mismo como debería ser, si no que se esperan a llegar a la casa de él, y yo lo siento pero de camino a casa con un pilomante psicópata suelto por ahí desde luego que te paras a pensar un poco qué es lo que tienes que hacer primero (como tu trabajo, por ejemplo, no me creo que Mila sea capitana de policía).
La últimaa negrita es otro ejemplo de cutrez.
Lo dicho, la pareja pasa de ser responsable, se van a la casa de él y tienen sexo, y aquí termina el intento de trama policial que se nos vendía alegremente en la sinopsis.
Ahora voy a ser clara con una cosa: Incluso si el narrador es una chica, se nota que quién ha escrito los pornos del relato es un tío [R: y de lejos]. Los estoy llamando pornos porque esto de erótico no tiene nada y mira que he leído mucha novela romántico-erótica.
Al leer las partes sexuales tenía la sensación de que Mila se comportaba de acuerdo a cómo puede creer el autor que una chica es sexy en la cama. Me sentí muy decepcionada que no se describiera a Alek cuando está desnudo, algo impensable durante un porno desde el punto de vista de una mujer. Lo peor de todo es que está enfocado como una fantasía masculina en la que el hombre macho y rudo satisface a la mujer metiendo y sacando y ya. De hecho, en ningún momento él hace nada sexy para ella o nosotros salvo ponerse el condón y meterla. Ni una mirada, ni un gesto, una caricia, NADA. Los gestos lascivos, cualquier gesto sexual, son de ella hacia él para que él se anime a meterla, para terminar de tentarlo y que él haga todo lo demás. Lejos de sentir libido, me dio asco.
«Cuando me quité el sujetador se quedó aturdido durante un instante, un breve instante. El tiempo suficiente para soñar que me arrancaba las bragas empapadas y me empotraba contra la primera superficie disponible.»
«Pero yo tenía muchísimas ganas de sentir la fuerza de sus empujones. Lo quería muy fuerte y lo quería ya.»
«Estaba muy tenso y duro, pero era más pequeño de lo que me esperaba.» [L: Me hace gracia este tipo de pensamiento en una mujer porque los complejos sobre el tamaño vienen de los hombres. A nosotras eso no nos importa mucho porque tiene que ser muuuuy pequeño para que no llegue. Si te paras a analizar ese comentario, puedes pensar que es de lo más pequeño que Mila ha visto, que le preocupa que no vaya a ser muy bueno o que esperaba algo más de un comunista. Obviamente te intentan vender que es esto último por la sorpresa de superar las expectativas PESE al tamaño. Mirada masculina] [G: Se llama Aleksei, si no fuera comunista sí que sería preocupante. Ahora en serio, incluso si es muy, muy pequeño, con que roce el clítoris nos vale, ni puntos G ni leches, así que nos importa un bledo el tamaño]
«Le quité los pantalones mientras cogía el condón a toda prisa y le masturbé hasta la habitación, usando la mano libre para tocarme bajo las bragas.»
[R: joder, esto es lo que sueñan los hombres. Mujeres sumisas que se deshacen por ellos.] [L: Cuyo disfrute se basa en realidad en satisfacer al masculino]
No sé cómo habrá hecho eso, pero ya te digo yo que andar y a la vez masturbar el pene de otra persona no es ejercicio sencillo.
«Yo me quité las bragas y le dediqué mi mejor mirada lasciva.»
«Me lamí un dedo y empecé a tocarme otra vez para hacerle cambiar de opinión.»
«Estaba sobre mí, en toda su gloria, y yo le esperaba con un deseo que llevaba demasiado tiempo enterrado.»
En toda su gloria, la frase más socorrida del mundo. ¿Cómo es una mirada lasciva, qué cara se pone?
«—¿Cómo te gusta? —me preguntó, muy suave, como si se estuviese conteniendo—. ¿Cómo lo quieres?
Le agarré de la cabeza y le acerqué a mis labios.
—Duro y fuerte —exhalé. Le mordí el labio—. Quiero que me hagas gritar.
Tragó saliva.
—¿Segura?
—¡Joder, ¿no has visto cómo me tienes?! ¡Hazlo! ¡Dame fuerte!»
«Nunca había estado tan empapada. Entró con una facilidad asombrosa. Al principio fue duro y seco, pero noté que se estaba conteniendo. Yo quería un rojo muy rudo que hiciese que me diera vueltas la cabeza, hacía mucho tiempo que fantaseaba con ello.»
«No tardó en volverse una fiera que gemía con fuerza. Entonces empezó a follarme de verdad. Me dio la vuelta y me la metió hasta el fondo, agarrándome las caderas con una firmeza muy salvaje. Me embestía tan fuerte que su pubis me azotaba el culo con un sonido muy satisfactorio. Me dio un buen azote de verdad. Me estremecí y se me escapó un gemido de placer inesperado.»
Y la joya de la corona:
«—Sigue, joder. ¡Dame más!
Me dio un azote más tímido.
—¡Dame fuerte!
—No quiero hacerte daño.
—¡Ya te avisaré yo! ¡No te contengas, mastúrbate con mi coño, joder ya!»
Mastúrbate con mi coño, olé.
Este es el nivel. |
Sí, la fantasía de una tía puede ser de estas en las que un armario empotrado te folla mientras tú te dejas hacer. Y no tiene nada de malo esto, de verdad lo digo. El problema está cuando en lugar de que te narren una fantasía femenina, te narran una masculina en la que a Macho McMacho le piden que sea todo lo rudo que quiera sin miedo a hacer daño.
Como si no doliera NADA NUNCA.
De verdad que por muy cachondo que estés, las cosas NO funcionan así. Qué casualidad que la tía se moje tanto y tan deprisa sin que él la masturbe (se tiene que masturbar ella, err, un poco a matacaballo, pero incluso así ya estaba super mojada) o le chupe sus cosas, ¿eh? Para qué le va a hacer él nada más que meterla.
Es que no me puedo creer que en ningún momento se mencione el cuerpo escultural de Alek más allá del finísimo comentario de agradecimiento a la policía por entrenar a un espécimen grande y peludo. Tampoco me creo que ella no quiera cabalgarlo o yo qué sé, que él haga algo por complacerla de verdad aparte de meter y sacar. Puestos a perder espacio de relato, qué menos que hacer un porno realista… ¿Qué pasa, daba miedo hablar desde un punto de vista femenino real y tener que sexualizar al macho? Hasta en los pornos más machistas se soban un poco, y aquí ni eso. De los preliminares hemos pasado, claro, la gente está demasiado cachonda para molestarse en hacer cunnilingus o tocar con los deditos (pista: con un cunnilingus todo habría ganado como diez puntos más, pero para qué si lo importante es que se meta y se saque y se sea lo más cliché del mundo).
«Tuve un orgasmo de esos que ponen el resto de los que has tenido a la altura del betún y que te dejan temblando cuando acabas.» Received text cutre.
Pasado el porno, Mila se da cuenta de que su pelo ya no es azul puro, como ella dice que es [G: dato curioso, un color puro es aquel que en su composición no contiene mezcla de gris, pero en nuestra realidad es muy difícil que un color no contenga negro o blanco en algún porcentaje. Como lo que comenté antes sobre la intensidad]. Alek parece que tampoco tiene el pelo rojo escarlata y nos enteramos que junto con emociones intensas te puede cambiar el pelo de color, hacia el rojo si son emociones fuertes, y supongo que a azul si son emociones calmadas (pero no es así por lo que te explican más adelante, así que es todo muy confuso).
«Cuando recuperé un poco el sentido me di cuenta de que el pelo se me había vuelto violeta. El de Aleksei también estaba del mismo tono. Me asusté como nunca me había asustado en mi vida.
—¿¡Qué coño!? ¿¡Qué le ha pasado a mi pelo!?
—¿Qué, qué le pasa? —me preguntó él, medio adormilado.
—¿No lo ves? ¡Está violeta!
Me miró como si le hablase en otro idioma.
—Claro que está violeta. Eres isleña.
—¡Mi pelo siempre ha sido azul! ¡Azul puro! —cuanto más me alteraba y más furiosa me ponía, más se enrojecía mi cabello.
Me iba a dar algo. ¿Cómo iba a salir a la calle con ese color?
— ¡Jamás he dejado que llegue hasta el añil!
—Eh, eh, tranquila. Es normal.
—¿Cómo que es normal?
Aleksei se ruborizó.
—A las… a las más azules os pasa después de… una noche muy intensa. Tranquila, se te pasará en un par de horas.»
Diferentes tipos de violeta |
[G: dato curioso: el violeta es el color con longitud de onda más alta, por encima de los azules. También es un color considerado frío. En mezcla de luces se consigue con porcentajes altos de Azul y porcentajes más bajos de Rojo. En mezcla de pigmentos se consigue combinando primero Cian y Magenta y luego el Azul resultante otra vez con Magenta. El Violeta y todas sus variantes pertenecen a la familia del Azul Púrpura.]
Bueno, tiene un poco de sentido dado que cada color está en un extremo del espectro de colores visibles, el rojo de frecuencia más baja y el azul de frecuencia más alta (que el rojo, como he dicho, el violeta tiene la frecuencia más alta discernible) con el resto de colores en medio. Lo que no tiene sentido es que tras una experiencia tan salvaje, a Alek el rojo se le haya ido y cambiado por violeta, en cuyo caso hablamos de mezcla de colores, del azul de Mila con el rojo de Alek. Entonces ¿qué ha pasado? ¿Las intensas emociones afectan a uno pero no al otro o qué? ¿O a Alek le ha relajado tanto el polvo que se le ha cambiado el pelo de color? ¿Se ha quedado frío? Si es así, ¿A Mila no se le debería de haber puesto azul en cuanto tuvo el orgasmo? ¿Lo que importa es el significado cultural de los colores? Who knows.
[R: lo más divertido es que explota la ignorancia sexual de una mujer como si fuera virgen porque es “la primera vez” que le pasa eso, porque claaaaro, nunca había tenido un orgasmo tan fuerte. Nada de machismo por aquí, nope.] [L: Nunca nadie se lo había hecho bien]
En fin, tienen una segunda ronda que el autor no narra, gracias, y saltamos a otro capítulo avanzado en el tiempo y con un cambio radical de tema. De repente la vida policial no existe y se nos lleva de la manita hacia el intento de núcleo ideológico.
No falta el pequeño spoiler a lo Stephen King de que todo está en calma, pero que es la calma antes de la tormenta, received text de regalo. Parece que se ha olvidado el suceso de Davidson, nadie le está buscando, ni Mila o la patrulla de amigos (que parece que ya no sirven para la historia) tienen trabajo, porque ella pierde el tiempo acompañando a Alek a una revisión psicológica.
«Ya llevábamos un par de semanas revolcándonos en su casa o en la mía. Lo nuestro empezaba a parecerse a una relación. Aunque seguía con los parquímetros, ya era uno más en el Kahuna y la patrulla lo había adoptado como si fuese un perrillo abandonado. La isla estaba tranquila, en esa calma antes de la tormenta, con la temporada alta acechando en el borde del calendario.» Otra cutrez al canto junto con resumen narrativo. Entre esto y los cafelillos…
Sigamos. Mientras Mila espera a que Alek salga de la consulta (ella ya ha recuperado su color normal de pelo), aparece en escena un doctor-turista estereotipado hasta las cejas y que denota el profundo desprecio del autor hacia el estereotipo mencionado.
«Tras unas treinta páginas, un hombre mayor de barba verde oscura me llamó la atención con un gesto. Era enjuto, llevaba unas gafas redondas bastante gruesas que le colgaban de la enorme nariz, una camisa isleña con estampados de palmeras y estrellas de mar, y, horror, llevaba sandalias con calcetines. Olía a turista a kilómetros.»
Qué genio, no me lo habría esperado. Cliché estúpido, por cierto. Supongo que el autor pretendía ser gracioso, pero es que esto está tan manido que ya no hace gracia. Es más, en todas mis viajes de vacaciones he visto a locales del pueblo de playa llevar calcetines con las sandalias, así que no sé.
Prosigamos. El malparado doctor se acerca a Mila y le dice que la conoce porque la capitana de la susodicha le ha hablado sobre ella. Como nota y detalle, la superiora de Mila NUNCA aparece y habría sido mucho más coherente que en lugar de pasar el Test de Bechdel con un diálogo sobre fumar o no fumar en la terraza de un bar, hubiera salido la jefa de Mila mandando trabajo a la protagonista. No sé, algo de lo policial que me prometieron en la sinopsis.
Otra nota adicional, el doctor este tiene el pelo y la barba verdes. ¿Qué hace el verde? [G: Dato, el verde es el color neutro por excelencia, debería haber sido el calma-emociones en lugar del azul].
«Aparté el libro y ladeé la cabeza. Era imposible que me hubiese olvidado de alguien tan extravagante.»
«Daba igual como le mirase, aquel hombre parecía un chiflado más que un eminente científico [L: cientéfico]—. ¿Qué le trae por aquí? ¿Está de vacaciones?
—¿Su superiora no le ha puesto al día?
—Me temo que no.»
Claro que no la ha puesto al día, la superiora no existe.
Por otra parte, los prejuicios de Mila son tan… absurdos. Salvo por las sandalias con calcetines, nada en ese hombre nos ha dado a entender que sea siquiera excéntrico. Simplemente se ha acercado a ella y le ha dado su tarjeta de visita, aclarando que la jefa de Mila les concertó la cita y que no es un completo extraño. ¿Habrá sido por la camisa de palmeras y estrellas de mar que parece llevar todo el mundo en la isla? ¿Por qué este turista es un chiflado y los que abarrotaban el bar eran majos?
Reverie, que así se llama el simpático doctor, está en la consulta porque es amigo del psicólogo de Alek y tenían una cita concertada. Desgraciadamente esto no puede ser, para conveniencia del nuevo topic del relato:
«—Maxime, lo siento pero tengo que cancelar nuestra cita. Tengo un compromiso ineludible.
—¿Comida familiar imprevista? —preguntó el doctor con tono jocoso.
—Funeral.
—Oh. Mis condolencias.»
Me ahogo.
El doctor verde engatusa a los protagonistas para que tomen café con él y este les cuenta por qué está en la isla y todo el rollo. Aquí vienen las dos mejores (no) cosas del todo el relato: El diálogo imposible y el panfleto ideológico.
«—¿Saben ustedes algo sobre piloquímica? Es el estudio de los compuestos que permiten los distintos tipos de pilomancia. No crean que estoy en esta isla por casualidad, no, he venido a estudiar a los camaleones como ustedes. Como ya sabrán, fuera de esta isla cada uno nace con sus colores, pero ustedes los isleños son diferentes. Vuestro pelo es el único que puede cambiar de color, y a todos os cambia en el mismo espectro.
»Y no solo eso. Este cambio de tono lleva también un montón de cambios comportamentales [L: Dato curioso, “comportamental” no es una palabra reconocida por la RAE, aunque se emplea a raíz de una mala traducción. Lo correcto sería “conductual”, aunque no seré yo quien le diga a nadie que siga la RAE], que otros colegas han documentado. ¿Por qué, me pregunté? Fuera de esta isla, el color de pelo no determina la personalidad o el comportamiento. Sin embargo, ya saben ustedes cómo está dividida vuestra comunidad. “Tenga cuidado con los rojos, son irascibles y pueden llegar a ser agresivos”. Sois enormes, musculosos, peludos y de voz grave, ¿no es así, señor Aleksei? Y las personas azules, por el contrario, son calmadas, sociables. Tenéis menor masa muscular, menos vello. Las diferencias temperamentales son abismales.
»¿Qué es lo que causa el cambio de color? ¿Qué explica esta correlación entre tono capilar y temperamento? ¿Por qué hay tantos hombres rojos y tantas mujeres azules, y tan poco de lo contrario? Tras varios años de ardua investigación, hemos hallado la respuesta.
»¿Sabían ustedes que un alto porcentaje de hombres azules y añiles fueron castrados cuando solo eran bebés? Por su falta de horror en sus rostros, veo que saben lo habitual que es esta práctica en la isla. Esta fue la clave para hallar el denominador común de todas estas variaciones: la testosterona.
»La testosterona es una hormona que todos tenemos en cierta medida, pilomantes o no, camaleones o no, tanto hombres como mujeres. Causa gran parte de las diferencias, tanto en el físico como en el comportamiento de ambos sexos. Los hombres tienen unos altos niveles de testosterona y las mujeres no. Las personas rojas tienen altos niveles también, y las azules muy bajos. Esta correlación se ha sostenido en todos nuestros estudios hasta el momento.
»Pero por supuesto, de nada sirve la ciencia si no encontramos una aplicación práctica a los descubrimientos que hacemos. Ya hemos comprobado que administrando testosterona, o fomentando su presencia, tanto el color como el temperamento de las personas tiende hacia el rojo. Pero esto no ayuda a la gente, por supuesto. ¿Quién querría ser rojo por voluntad propia? Está demostrado que los rojos son los causantes de tres cuartas partes de los crímenes, aún más si nos centramos solo en los crímenes violentos. Son infieles a sus parejas, irracionales, agresivos. Así que me pregunté cómo podía conseguir el efecto contrario.
»Mi experimento consiste en administrar unas dosis controladas de ciproterona acetato. Es un antiandrogénico, reduce el efecto de la testosterona. En poco tiempo, hasta el pelo más rojo se convierte en un azul tan profundo como el suyo, capitana. También se reduce el nivel de agresividad, de impulso sexual descontrolado, de vello y del sebo que produce nuestro cuerpo, algo que afecta sobre todo a las mujeres rojas. Con un buen tratamiento, el criminal rabioso se vuelve un azul dócil y calmado.
»Por supuesto, tiene algunos efectos adversos, pero desaparecen tras interrumpir la medicación. Un pequeño precio a pagar por recuperar el control de su cuerpo.
»¿Qué me dice, Aleksei? En un par de semanas, no habrá más estallidos, no más agresividad descontrolada. El mundo dejará de verle como un rojo descontrolado, y ayudará a que otros rojos, incapaces de controlarse, escapen de las garras de la química de su propio cuerpo. ¿Qué me dice? ¿Estaría interesado en participar en mi experimento?».
Ay… vamos a ver, aparte de lo que re-citaré y comentaré más adelante, os voy a resumir todo para que nadie se pierda:
Rojo = Naces con este color si tienes altos niveles de testosterona, así que la mayoría de individuos con este pelo es de hombres. Por supuesto, la hormona provoca alta agresividad, ira, infidelidad y un montón de típicos clichés que describen a un hombre con muchos músculos, mucho pelo e incapacidad para controlarse. Sufren discriminación y marginación por todas estas cosas.
Azul = Todo lo contrario. Si tienes este color posees bajos niveles de testosterona (asumo que entonces el porcentaje de progesterona será alto, pero para qué mencionarlo), eres una persona bajita, con poco o ningún vello, dócil, calmada y pacífica (algo que me resulta gracioso porque Mila encaja con el estereotipo físico mencionado, pero no con el carácter).
El sueño del doctor verde es administrar ciproterona acetato (un eliminador de testosterona, vaya) a todas las personas de pelo rojo para convertirlas en pacíficos individuos de cabellera azul. Y diréis: Oye, Green, pues no suena tan mal, ¿no?
Y no, no suena mal, pero suenan mal muchas otras cosas. Pasemos a analizar parte del discursazo de nuestro simpático doctor:
«Como ya sabrán, fuera de esta isla cada uno nace con sus colores, pero ustedes los isleños son diferentes. Vuestro pelo es el único que puede cambiar de color, y a todos os cambia en el mismo espectro.»
¿Por qué? No, en serio, explícame por qué. Ten la decencia de explicar una cosa tan sencilla como esa. ¿Sólo nace gente de pelo rojo, azul y derivados en la isla o hay gente con otros colores? ¿Los pilomantes sólo son los polis? ¿Hay pilomantes no camaleones? ¿Y viceversa? ¿Existen los calvos, un calvo podría ser pilomante? ¿Y un ciego que no ve los colores?, ¿y los daltónicos?
Por cierto, este es el espectro de ondas electromagnéticas que existe en nuestro mundo, supongo que en este también, y las ondas que podemos ver:
Así que en la isla sólo nace gente de pelo rojo, azul y colores en relación con ellos, pero no de los demás colores (ya que insisten tanto en que lo habitual en un isleño es ser violeta). De ahí que sólo los turistas sean los amarillos, los verdes y tal. Nos enteramos tarde aquí de que la morada del principio es turista y debería haber quedado claro en su momento. ¿Nacen rojos, azules y mezclas de ello fuera de la isla? Si no, ¿por qué no?
Los cambios de rojo a azul, viceversa y pasando por todas las mezclas y tonos de estas según una persona está enfadada o calmada, no es cambiar en un mismo espectro, es cambiar de frecuencia de onda. ¿Una persona con el pelo amarillo podría llegar a ser azul o roja? ¿Y una de color verde? ¿O los cambiapelos son sólo azules y rojos y sus derivados? ¿Por qué saltan tan fácil de color si es una hormona determinada la que te lo cambia? ¿Las hormonas te afectan tan rápido a las emociones no estando embarazado? [L: ¡la cencia! Vale, ya paro].
«Este cambio de tono lleva también un montón de cambios comportamentales, que otros colegas han documentado. ¿Por qué, me pregunté? Fuera de esta isla, el color de pelo no determina la personalidad o el comportamiento. Sin embargo, ya saben ustedes cómo está dividida vuestra comunidad.»
De nuevo, ¿por qué? ¿Por qué fuera de la isla el color de pelo no determina el comportamiento y dentro sí? Se contradice con lo que explica después, con la testosterona presente en todos los individuos, ya sea en mayor o menor grado. ¿Qué fue antes, la testosterona o el pelo rojo? Quiero decir, ¿cómo funciona fuera? ¿Un tío que nace rojo fuera tiene testosterona pero eso no determina su comportamiento? ¿O es que no existen pelos rojos fuera de la isla? ¿Y azules? ¿Qué hormonas tienen las personas de colores diferentes al azul y al rojo?
«¿Qué es lo que causa el cambio de color? ¿Qué explica esta correlación entre tono capilar y temperamento? ¿Por qué hay tantos hombres rojos y tantas mujeres azules, y tan poco de lo contrario? Tras varios años de ardua investigación, hemos hallado la respuesta. ¿Sabían ustedes que un alto porcentaje de hombres azules y añiles fueron castrados cuando solo eran bebés? Por su falta de horror en sus rostros, veo que saben lo habitual que es esta práctica en la isla. Esta fue la clave para hallar el denominador común de todas estas variaciones: la testosterona.»
Yo te respondo a la pregunta, Reverie: Es por el imaginario del autor, que no sé si sabe que existen muchas mujeres con mucha testosterona y muchos hombres con baja testosterona.
Pero a ver, a ver, vamos a ver… ¿En serio? ¿Los agresivos rojos no se han levantado en armas y quemado todo a su paso para evitar que castren a sus bebés? ¿De verdad es esta una sociedad occidental del siglo XX? ¿No hay quejas, nadie protesta, no existen los Derechos Humanos?
Vale, sí, el rojo va con la testosterona (dentro de la isla) y el azul con la progesterona (aunque no lo digan nunca). Por eso hay mayoría de hombres de pelo rojo y mayoría de mujeres de pelo azul (dentro de la isla) más los castrati, que también son azules y algún que otro estereotipo de tía con mucha testosterona que también tiene el pelo rojo. Bueno, en teoría, porque según el relato lo típico de un isleño es que seas violeta por… por alguna razón (a pesar de ello, existen barrios enteros de rojos que nunca cambian de color). La diversidad hormonal nos la pasamos por el forro. Pero es que luego resulta que con emociones super fuertes te cambia muy rápido el color del pelo y yo ya no sé...
Me decepcionó mucho que lo principal sea de nuevo temática sobre los hombres, su testosterona y su agresividad tópica como si no existieran hombres calmados o mujeres agresivas e iracundas teniendo o no altos grados de testosterona [L: como si todo eso pudiera explicarse sólo a nivel químico…].
«La testosterona es una hormona que todos tenemos en cierta medida, pilomantes o no, camaleones o no, tanto hombres como mujeres. Causa gran parte de las diferencias, tanto en el físico como en el comportamiento de ambos sexos. Los hombres tienen unos altos niveles de testosterona y las mujeres no. Las personas rojas tienen altos niveles también, y las azules muy bajos. Esta correlación se ha sostenido en todos nuestros estudios hasta el momento.»
Venga ya.
Por cierto, sólo te dicen el nombre de la isla una vez y no es hacia el principio (se llama Kahu).
«Está demostrado que los rojos son los causantes de tres cuartas partes de los crímenes, aún más si nos centramos solo en los crímenes violentos. Son infieles a sus parejas, irracionales, agresivos.»
Tópicos y prejuicios a granel. El problema de que todo esto esté insertado en el discursazo es que queda muy mal. En todo momento estás viendo la mano visible del autor y su ideología, no la del personaje.
«Con un buen tratamiento, el criminal rabioso se vuelve un azul dócil y calmado. Por supuesto, tiene algunos efectos adversos, pero desaparecen tras interrumpir la medicación. Un pequeño precio a pagar por recuperar el control de su cuerpo. ¿Qué me dice, Aleksei? En un par de semanas, no habrá más estallidos, no más agresividad descontrolada. El mundo dejará de verle como un rojo descontrolado, y ayudará a que otros rojos, incapaces de controlarse, escapen de las garras de la química de su propio cuerpo. ¿Qué me dice? ¿Estaría interesado en participar en mi experimento?».
[G: Dato curioso, el azul es el color de la tristeza, no la calma... Creo que esta información llega un poco tarde].
Os voy a decir una cosa. El relato no te ha mostrado ningún rojo violento de verdad, ni que la sociedad de la isla la dominen los azules realmente, salvo que la gente azul es rica y la gente roja pobre, pero vamos, como pasa en nuestra realidad con las clases sociales.
Oh, sí, ha salido Aleksei siendo un salvaje en la cama (no cuenta, eso lo hace mucha gente), y una banda de criminales que no recuerdo ya si eran rojos o no, y el super malo olvidado, Davidson, que te los pintan como personas normales. Criminales, sí, pero nada que no hayamos visto en CSI. La narración me ha estado diciendo continuamente una cosa que no he visto, y lo siento mucho, pero si es por esas, por mí la gente con el pelo rojo no necesita tratamiento alguno. Hay mucha gente agresiva, eso no lo niego, pero en NINGUNA parte me han enseñado a alguien que de verdad sea un peligro digno de castración química. Ahí la OMS debería meter mano, si es que existe, o cualquier organización que tuviera en cuenta los Derechos Humanos.
Pero todo esto no es lo mejor. Lo mejor es la respuesta de Aleksei, merecido ejemplo de panfleto ideológico barato y la propia ideología indignada y rabiosa del autor hacia una situación concreta de nuestra realidad que probablemente le escueza… mucho:
«Apreté los puños bajo la mesa. Pude sentir la mirada expectante de Mila.
—¿Que qué le digo? —Me hervía la sangre. Mi pelo se volvió del rojo más intenso—. ¡¿Que qué le digo?! ¡Le digo que quiero conseguir un mundo en el que los rojos puedan ir por la calle sin que les tachen de criminales y violadores! [L: EL COMUNISMO NUNCA HA MATADO A CIEN MILLONES DE PERSONAS] ¡Un mundo en el que no se vea como algo normal que los rojos solo sepan usar la violencia como forma de relacionarse con los demás! ¡¿Sabe usted lo que es la profecía autocumplida, cabrón cientificucho de mierda?! —le espeté, envuelto en una furia ardiente—. ¡Tratáis a los rojos como criminales, ¿y os sorprende que acaben convirtiéndose en eso?!
Me levanté de la silla y apoyé los puños en la mesa con un severo golpe contra la madera.
—¡Pero claro, droguémoslos! ¡Así se convertirán en azules, porque los rojos son malos e incivilizados por naturaleza! ¡Usemos la testosterona como excusa de su comportamiento, y así nadie se sentirá mal por no hacer nada por ellos! ¡Es culpa de la biología, de la química o de lo que usted quiera, mientras no sea culpa vuestra! ¡Culpa de todos los putos azules que nos miran como si fuésemos bestias! ¡Culpa de todos los que piensan que no se puede ser rojo y a la vez ser una persona decente y civilizada!
Volví a golpear la mesa, sin llegar a romperla. Todo el mundo me estaba mirando, pero me daba igual.
—¡Si en vez de encerrarnos en chabolas, apartarnos de los trabajos dignos, señalarnos con el dedo, y llamarnos criminales por no saber controlar nuestro temperamento nos enseñaseis a controlarlo! ¡Pero claro, ¿para qué intentarlo?! ¡Es nuestra naturaleza, ¿verdad?! —Ya estaba vociferando con tanta fuerza que no tardarían en llamar a la policía. La gente se apartaba de mí. El condenado doctor conseguía parecer estoico, pero yo podía ver el miedo escondido en su rostro—. ¡Pues que sepa que estoy muy orgulloso de ser rojo! ¡Estoy orgulloso de ser como soy, y soy la prueba viviente de que somos capaces de controlarnos y canalizar nuestra ira! ¡¿Que qué le digo a que consolide todos los prejuicios y quiera quitarme mi identidad como rojo, mi forma de vida como rojo tan válida como la suya y la de cualquiera?! ¡Le digo que se meta su puta química por el culo y haga algo para ayudarnos de verdad!»
Nadie se ha visto Zootropolis hace poco, no. Lo digo porque todo esto se parece al discursito de Nick cuando le tocaron mucho los cojones.
Bueno, en resumidas cuentas: #NotAllMen
[L: Hagamos un esfuerzo y pensemos en un símil que anule el factor testosterona. En vez de hombres y mujeres, pensemos en blancos y negros. En una sociedad extremadamente racista donde un blanco propone a un negro una fórmula que lo “blanquee” para que le dejen de discriminar y sea uno más. ¿Sabéis qué? Puede tener orgullo de su comunidad, de lo que siente y vive, y negarse. O bien puede estar harto, querer las mismas oportunidades que todos, y aceptar. Lo interesante no es que haga un discurso indignado sobre la propuesta, sino la realidad que subyace a la misma. La falsa integración, la presión social para forzarles a dar el paso, etc. Un tema creíble pero que, como se basa en química y no en factores sociales, se va al garete. Ser rojo y violento está justificado por la puta magia, otra cosa es que la persona quiera controlarse PERO de entrada no puede moldearse porque ha nacido con esa “personalidad mágica”. Y para rematar, volviendo al tema de hombre-mujer, sustenta sus argumentos en factores biológicos, así que a la porra cualquier temática relacionada con el género. Digamos que si planteara un tema sobre blancos y negros en términos biológicos y químicos, todo el mundo le sacaría los dientes y le lincharía. En cambio es lícito decir que hombres y mujeres somos diferentes porque lo dice la cencia en vez de escribir los datos con rigor y plantearlos adecuadamente. No, no somos iguales biológicamente, nadie lo es porque cada cuerpo es un mundo, pero SOMOS la misma especie y eso no entra en la cabeza de quien piensa que el hombre representa al ser humano y la mujer es su complemento].
Cuando terminé esto por primera vez me quedé con la vista fija en la pantalla, como si no estuviera segura de lo que acababa de leer. Aunque sí estaba segura y me reí alto, muy alto, por lo ridículo y rancio que era el contenido más que mascado de los chillidos del personaje. Esto, por desgracia, está tan de moda que te encuentras discursos masticados a voces en cualquier parte, personajes que berrean sobre las injusticias de NUESTRO mundo cuando el de la historia no se ha construido ni se ha mostrado nada salvo turistas asustados. Lo peor de todo es el tema de este panfleto, que grita estar harto de que a todos los hombres los tilden de violadores, criminales y un montón de cosas muy malas por parte de cofcoflasmujerescofcof los demás. De hecho no es que esté mascado, es que nos lo han regurgitado para que no tengamos problemas al tragar, y como lo han vomitado huele muy mal.
Pero lo siento mucho, yo no trago con esto. Cuando dejéis de escribir octavillas reivindicativas en lugar de hacer el núcleo reflexivo y de tratar al lector de imbécil, entonces habréis aprendido a escribir de verdad.
De momento vamos a seguir con la historia.
Tras el episodio colérico y reclamativo de Alek, ambos tienen, otra vez, unas ganas de follar inmensas y van a la casa de Mila. Por suerte se nos ahorra la sesión de cama y pasamos a la conversación cliché sobre qué somos como pareja a raíz de lo que ha pasado en la cafetería. Por suerte Mila confiesa que es o era tan prejuiciosa como el doctor verde y que se acostaba con Alek por la rudeza y la insaciabilidad, algo que alguien pacífico desea todos los días.
«—Mila, ¿qué somos? ¿Qué soy para ti?
Ella volvió a quedarse bloqueada. Se sentó, se apartó el pelo violeta con evidente disgusto por el color, y suspiró.
—¿De verdad estamos teniendo esa conversación ahora?
—No, si de verdad no quieres, no. Lo siento, quizás no es el momento, es solo… hoy me has visto como lo que soy.»
Intento de hacer ver al violento rojo como alguien con sentimientos.
«Y en ese momento yo estaba temblando por dentro. Quizás fuese por mi pelo violeta, pero si tenía que preguntarlo, prefería tener la cabeza despejada de testosterona.»
Según las teorías fantásticas del doctor verde, ahora mismo tu pelo refleja tu nivel de testosterona, ergo tienes menos de la que sueles tener normalmente (si eso es posible en tan corto espacio de tiempo) con tu pelo rojo. Ergo… deberías tener más control sobre tu ira. ¿He dicho ya que el violeta es un color frío? Hay algo que falla aquí.
Se sucede una conversación donde los personajes medio discuten porque el uno utiliza al otro para su placer y viceversa durante un rato largo de espacio de relato desperdiciado. Hace tiempo leí por ahí al autor diciendo que los pornos de este relato y las conversaciones de cama daban profundidad a los personajes. Bueno, la profundidad de un plato de sopa quizá, pero no más. No he visto ningún cambio en los personajes desde que los conozco y no es que falte espacio.
Lo bueno y malo al mismo tiempo es que nos apartan de la tramilla esta ideológica y nos intentan devolver a la primera trama, la policial, que le concedo que conecta débilmente con el inicio. De repente llaman al teléfono (de casa) y Mila contesta. Como se oye la voz, Aleksei enseguida reconoce al que llama:
«Davidson. Por supuesto que era Davidson, aunque no dijese nada.»
CHAN CHAN CHAAAAAAAN.
Fuera bromas, si la trama de verdad hubiera sido policial y hubieran buscado al tío ese desde el principio podríamos habernos ahorrado el suplicio de este final. Habría que reescribir casi todo, sí, pero al menos habría tenido sentido. Y mira que tiene el único momento que me gusta de todo el relato, pero es que no puedo. ¿Por qué nadie tenía a este tío en busca y captura? ¿Por qué Mila y Alek se olvidaron de él, el segundo sabiendo que era peligroso? Obviamente se conocen del pasado, sería coherente que Alek hubiera podido y querido rastrear sus andanzas, yo que sé, haciendo gala de lo comprometido que está con la policía y querer demostrar que ha cambiado de verdad.
Fantasía policial, ya...
«—¿Policía peliazul bajita?
Esa voz…
—¿Quién es usted?
—Alguien a quien no hay que tocarle los cojones, policía.
Era él. Se escuchó un pequeño forcejeo y una voz asustadiza, casi infantil. Sollozaba. Aquello me daba muy mala espina.
—Ni hijas, ni hermanas, ni sobrinas, ni nada, peliazul de las narices. Me ha costado mucho encontrar familia tuya en la isla. Dile hola a tu primita.»
Si Mila no tiene más familia en la isla aparte de esa primita, ¿quién cuidaba de la niña?, ¿dónde vivía?, ¿por qué no ha existido hasta ahora? ¿Por qué no se mencionan miembros masculinos de la posible familia? ¿No existen? ¿Estamos ante el nuevo Síndrome del Padre Muerto? ¿O es que Davidson buscaba miembros femeninos a propósito porque patata? ¿Por qué no un primito? ¿Si hubiera sido un primito habría tenido el pelo violeta o rojo? ¿En verdad es Davidson el artífice o es el autor, que no puede evitar secuestrar mujeres por la razón que todos imaginamos? ¿Davidson de verdad es malo cuando va por ahí diciendo «peliazul de las narices»?
Reitero, si hubieran trabajado en el caso Davidson a lo mejor esa pobre niña no tendría traumas por el resto de su vida. En fin. Por supuesto, el efecto conseguido es que Mila se enfade tanto que su pelo va gradualmente cambiando de color… como yo esperaba, del azul al rojo pasando por las mezclas de ambos en sus diferentes porcentajes. Volveré sobre esto en la segunda parte de la reseña.
«Mila se quedó de espaldas a mí. No pude ver su expresión, pero su pelo se volvió escarlata. Al girarse para coger su ropa vi su falta de emociones en el rostro y me asusté.»
A ver, A VER, otra vez vamos a ver… ¿Mila tiene ahora emociones muy intensas o le ha subido la testosterona de golpe? Si es así, ¿no debería haberse hinchado y parecerse a Anna? Si el rojo indica emociones intensas, ¿por qué Mila no tiene emociones en su expresión? ¿De verdad las emociones influyen en las hormonas a esa velocidad? ¿Y viceversa? Por favor, que venga un experto en estas cosas y me lo explique, por favor lo pido.
«—Mila…
No respondió. Se vistió a toda prisa y yo hice lo mismo. Mila ni siquiera había visto su pelo cambiar de color antes de conocerme. Solo Dios sabía lo que era capaz de hacer en ese estado. Abrió un cajón y sacó una pistola y un guante forrado por dentro de pelo de muchos colores. Cargó el arma en completo silencio, inexpresiva, y se puso el guante pilomántico.
—Eh, Mila, ¡Mila! Conseguí detenerla durante un instante. Su mirada seguía siendo de hielo. Yo cogí su arma reglamentaria y su brazalete pilomántico policial. —Voy contigo.»
(Falta una raya antes de "Conseguí" y ese punto tras «policial» está mal puesto)
No, Alek, lo que tendrías que haber hecho era pararla del todo y que no fuera. Llamar a la policía, pedir refuerzos y no dejar que Mila vaya a ese sitio, por mucho que el malo le haya dicho que vaya sola. ¿Sabes por qué? Por la implicación personal. Nunca, NUNCA, jamás, se deja a un policía implicado personalmente con un caso estar dentro de ese caso. Porque pueden pasar cosas malas, como que muera gente por culpa de la ira, la rabia o la venganza. Esta situación concreta no es distinta y vista la falta de observación de Davidson más adelante, el plan de rodearlo con polis de paisano en el hotel habría salido rodado. ¿Era mucho pedir esa coherencia interna?
Por cierto, sigo sin entender para qué llevan pistolas si no las usan. ¿Por qué existen las pistolas si llevan guantes llenos de pelo de todos los colores? ¿Por qué Mila sigue teniendo el pelo escarlata y falta evidente de emociones? ¿Sabéis lo que hubiera molado? Que de tan enfadada, de tan furiosa, se hubiera vaciado de emociones por completo y el pelo se le hubiera puesto por debajo del azul y los violetas.
¿Adivináis qué hay por debajo del azul y los violetas?
Exacto.
Por supuesto pasa lo que tiene que pasar: Salvan a la primita, pero Mila paga las consecuencias de su furia incontrolable, mi parte favorita de un relato al que no le quedaban cartuchos por quemar (pretende ser un chiste, literalmente Mila le derrite la cara al malo y te dan a entender que tiene problemas para bajar del color rojo, así que toma parte del experimento castroquímico del doctor verde). Así te quieren cerrar el intento de trama y núcleo sobre la agresividad, que hace aguas por todas partes por las razones expuestas.
Tenemos la historia de una capitana que no ejerce como tal y un agente de parquímetros que desde el principio no debería haber pintado nada en el trabajo de policías de facto. Se nos intenta vender una trama policial, pero que en realidad son dos capítulos sueltos y que apenas tienen relación entre sí. Oh, sí, Davidson quería venganza, ¿pero exactamente por qué? ¿Porque un grupo de polis de mierda truncó un pequeño secuestro y tu salón de drogas? Uy, que malo. Y luego tenemos el injerto ideológico que intenta darnos una lección al final con Mila pasada de rosca y teniendo que tomar las pastillas para quedarse azul. Una absurdez, si se me permite decirlo una última vez. ¿Se te va la pinza en un momento concreto por una causa emocional externa, que no hormonal, y te tienes que tomar pastillas que te regulan las hormonas? ¿En serio?
Querido autor, mi único veredicto en esta primera parte de la reseña es: Con lo próximo que escribas, piensa más y mejor qué es lo que quieres hacer y cómo quieres hacerlo para dejarlo todo atado y sin contradicciones. Pero de verdad, sin “inspirarse” tanto en cosas de autores más mayores. El dúo de personajes Rojo-Azul, aunque trillado, es siempre bienvenido, pero sólo si quitamos todas las referencias a otras cosas y obras recientes que hay en la historia (me sacaron mucho del ambiente, todo sea dicho). Creo que intentaste hacer esta historia feminista, pero por motivos y razones es obvio que no lo es. Colocar una protagonista femenina badass no soluciona nada.
Y olvida los panfletos, la vida será más fácil así.
Bueno, van ya veinte páginas, creo que con lo que hay es suficiente para que os hagáis una idea. Ojo, la reseña no está completa, me faltan apartados importantes que dejaré para la segunda parte, apartados que tienen que ver con la idea de los colores que me han presentado aquí y las incongruencias generales que ya he comentado un poco por encima con respecto a la magia inventada esta.
Pepinazos y tomates contra la puerta de la mazmorra, por favor.
[R: y luego se supone que soy yo la que hace reseñas largas, por Medea] [L: ¡Lo dice la cencia!]
Estoy bastante de acuerdo con todo lo que dices. La historia tenía buena pinta y llamaba la atención, pero creo que no terminó de tratar bien la idea por las razones que has expuesto. Me sobraron muchas cosas (especialmente la escena de sexo) y me faltó algo de explicación extra. Y los personajes tampoco me parecieron nada del otro mundo. Pero bueno, es su primera obra, ya irá aprendiendo.
ResponderEliminarUna reseña excelente, por cierto. Guille habrá aprendido un montón de ella (aunque tengo bastante miedo de que leáis algo mío, la verdad)
Un abrazo! :)
Siento haber tardado tanto en contestar, don Eduardo, entre unas cosas, otras y que mi teclado gigante estaba estropeado no he podido ponerme a contestar todos los comentarios pendientes que tengo :(
EliminarTodo lo que tuviera que decir de la historia está dicho, y eso que en su día tenía planeada una segunda parte analizando el mundo, pero como sé que al autor no le importa mucho el wb, lo dejé estar. No sé si habrá aprendido mucho, sé que tomó en cuenta mi consejo sobre las letras del título (aunque he visto la portada nueva y hay nuevos fallos de composición, pero bueno, se lo voy a perdonar), así que ya sólo con eso me siento satisfecha.
¡Y no tengas miedo de que leamos algo tuyo!, mientras no sea ofensivo no seremos malas... no mucho (?). Si algún día te animas estaremos más que encantadas.
Un abracito, que tengo las garras muy grandes ;)