Recordatorio

No somos profesionales, simplemente nos gusta leer y tenemos tiempo libre, así que a veces cometemos errores.

martes, 3 de noviembre de 2015

Análisis: La Elegida de la Muerte. El Segundo Ocaso (I), Virginia Pérez de la Puente


Título: La Elegida de la Muerte. El Segundo Ocaso (I)
Autor: Virginia Pérez de la Puente.
Sinopsis: Issi, una mercenaria, camina por un campo de batalla cubierto de cadáveres tras una batalla entre Thaledia y Svonda. Entre los muertos hay una niña moribunda. Cuando se inclina para verla, la niña posa un dedo en su frente e incrusta mágicamente en su piel un símbolo plateado, el Öi, antes de morir. Pronto empiezan a suceder cosas inexplicables relacionadas con la muerte, que le provoca un placer casi sexual. Issi comprende que no puede ignorar el Signo, puesto que el Signo no se deja ignorar, otorgándole un poder que no desea. Y poco a poco el Signo se va revelando como algo mucho más poderoso, y mucho más terrorífico, que el simple dibujo que al principio había creído que era.

Los reyes de Thaledia y Svonda están muy interesados en localizarla, uno para hacerla desaparecer, el otro para utilizarla, mientras bregan en un soterrado juego de dominio. La guerra entre los dos países, las luchas internas y el juego político, el conflicto bélico, reflejan el conflicto que enfrenta a la Vida con la Muerte: la inevitabilidad de la Muerte y su unión inextricable con la Vida, que las convierte en enemigas y, al mismo tiempo, en hermanas.

Editorial: Ediciones B.
Número de páginas: 560

A quienes os guste la fantasía épica os sonará Pérez de la Puente como una de las actuales escritoras españolas de este género, e incluso habréis leído alguno de sus libros. En primer lugar, debo decir que esta ha sido mi primera excursión con ella; y en segundo lugar, que cuando empecé a investigar la saga del Segundo Ocaso, no tenía ni puñetera idea de dónde empezaba o qué libros eran independientes. Y no es que sea un hada algo despistada [G: Que lo eres], he visto a otros hacer la misma pregunta. Supongo que puede pasar lo mismo con Terry Pratchett debido a su extensa bibliografía; pero en este caso, el catálogo es menor y al mirarlo por primera vez para informarme, me sentí tan perdida como una niñita abandonada en medio de un bosque.

Como tenía otros libros pendientes, me olvidé de Pérez de la Puente hasta que Rika me orientó un poco y me prestó la novela que vengo hoy a reseñar, la primera de la saga del Segundo Ocaso. Y creo que la última de la que hablaré.

Antes de que ningún fan indignado se me lance al cuellecito, entremos en materia.

No, no vengo a hacerle alabanzas a la novela como las otras reseñas a las que he echado un ojo. No me ha maravillado en ninguno de sus aspectos, ni me ha encantado ninguna de sus escenas, ni he amado a ninguno de sus personajes. En ciertos momentos ha llegado a entretenerme, pero el conjunto no lo ha logrado ni por asomo. Y casi desde la mitad se me ha hecho muy pesada y monótona, intuía ya que no iba a darme ninguna sorpresa y así ha sido. En definitiva, me siento muy confusa. Si ha recibido tan buenas críticas, ¿cómo no me ha gustado nada?

Por partes, como siempre. Me va a ser muy difícil explicar mi decepción sin spoilers, así que pido paciencia en esta sección.

La historia comienza cuando Issi recibe el Signo, el Öi, de una niña moribunda en el campo de batalla. Sin embargo, la verdadera historia ha empezado mucho antes, con la guerra de Thaledia y Svonda, en la que Svonda intenta usar a la Öiyya (la portadora del Öi) contra su rival. Durante el libro se desarrollan paralelamente los acontecimientos alrededor de Issi y de las contiendas entre ambos, desde la perspectiva de soldados, nobles o reyes. Sin embargo, solo hay un momento clave (y otros en muy menor medida y casi insignificantes) en el que ambos panoramas confluyen… y no es muy importante.

¿Qué quiero decir con esto? Que si eliminas la perspectiva de Issi o la perspectiva de los reyes, te queda casi lo mismo. De hecho, yo he disfrutado mucho más con esta última, porque el viaje de Issi me parecía aburridísimo respecto a las intrigas políticas y maquinaciones de la nobleza. Si se hubiese centrado en una sola de ambas, habría desarrollado muchísimo más los acontecimientos alrededor de la aventura o del complot y habría quedado una novela con más trasfondo del que alardea por mostrar ambas.

El caso no es parecido a Canción de Hielo y Fuego. Este parte de una única familia (los Stark) y va introduciendo varias más, ampliando a su vez el espacio dentro del cual se mueven (el Muro, las Ciudades Libres) según se desplacen los personajes o surjan nuevos problemas. Es decir, su foco siempre son los personajes, no las tramas. Y el tema es siempre el mismo: quién se sentará en el Trono de Hierro cuando la agitación política se calme. A lo largo del tiempo ha ampliado muchísimo las subtramas y los últimos libros empiezan a ser sufridores, pero la esencia sigue siendo la misma.

La Elegida de la Muerte no se mueve con los personajes, sino que los acontecimientos arrastran a los personajes. Y como existen estas dos tramas tan diferenciadas, que se relacionan y que al mismo tiempo transcurren sin influir la una en la otra, da la sensación de que una de las dos sobra. Además, ninguna desarrolla un tema específico; si obviamos, claro, el que te dice la sinopsis, de «la inevitabilidad de la Muerte y su unión inextricable con la Vida, que las convierte en enemigas y, al mismo tiempo, en hermanas», porque no se desarrolla, se dice y se tiene que creer.

Y si has leído otros libros sobre fantasía épica, he de señalar que la Elegida de la Muerte no aporta nada nuevo al género, ni presenta alguna novedad. La aventura de Issi es insípida, apenas tiene emoción; y las intrigas, en fin, siempre son interesantes, pero no suponen algo desconocido del todo (lo típico de derrotar a un rey, sea al propio o a uno ajeno).

Sobre Issi, la protagonista, no puedo decir mucho sin entrar en spoilers, donde sospecho que sí voy a explayarme de lo lindo. Como personaje tiene un cierto desarrollo, con un gran fallo: que este no va acorde con la historia, sino con la conveniencia de la autora. Los hechos que vive Issi no la cambian. Supera traumas de su pasado porque es el momento de hacerlo, no porque haya cambiado su vida debido al Öi. En mi opinión, la aventura no le sirve para nada.

El resto de la plantilla de personajes presenta el mismo problema, sobre todo aquellos implicados en la parte del viaje, como Keyen, Antje o Nern. Otros, principalmente los de la parte de las intrigas, se desarrollan mucho mejor debido al encontronazo entre la realidad y sus deseos, como Thais, Carleig, Adhar o Adelfried. Y por un lado diferente esta Tije, quien no tiene desarrollo porque no está hecha para desarrollarse.

Por otra parte, el estilo de Pérez de la Puente no está mal, pero necesita pulirse. A veces entra en descripciones tan filosóficas que pierden contenido, más allá del abstracto. En otras, hay una transición entre una escena y otra tan poco perceptible que descoloca en la lectura (como los sueños de Issi). Y tiene horrorosos momentos de alinear palabras sin decir realmente nada, mezcladas entre todo lo demás. Supongo que intenta crear tensión a través de esta técnica, pero a mí más bien me frustra porque no es clara y siento que intenta engañarme.

Ejemplo (por cierto, escribe desde la tercera persona, aunque el párrafo engañe):

«No estaba allí. Ni había estado. Pero había gente, hombres, mujeres, niños…

Sed. Sangre. Déjame probarla, déjame beber, tan dulce…

El rostro asustado de un niño. Miedo, como el de la voz que retumbaba en sus sienes. “Cállate”. Sangre. El miedo, picante, la sangre, dulce, tan dulce… Se escurre, roja, entre mis dedos. Cálida, sed, ojos vacíos, sin vida.

Sangre. Öiyya.»


Por último, hablaré de los capítulos. Los hay de todo tipo: largos, medianos y cortos. Los peores, sin duda, los cortos, alguno de hasta poco menos de una página. El fragmento que he ejemplificado antes corresponde al final de uno de estos cortos, y el resto tiene la misma tónica. Algunos presentan a personajes haciendo una pequeñísima acción, para rescatarlo dos capítulos después continuando esta escena. En consecuencia, hay muchísimas partes de la trama, sobre todo a la mitad, donde parece que la historia no avanza, que realmente no ha avanzado demasiado desde el inicio. Es decir, la elección en la organización de unas escenas tan fragmentadas no genera misterio, como supongo que intenta, sino que de nuevo me frustra a mí, como lectora, porque se empiezan hilos que acaban poco después sin que hayan sido realmente relevantes.

Tal vez por ser una insufrible pro-héroes, soy una firme creyente de que los escritores pueden mejorar a través de aciertos y errores, como en todo. Algunos toman nota de las críticas y se aplican en corregirlas; otros… bueno, otros escriben La huésped (The Host) y más recientemente cosas peores. Han pasado cinco años desde la publicación de La Elegida de la Muerte y Pérez de la Puente habrá cambiado, a mejor o a peor, no lo sé. Lo que sí sé es que no lo descubriré con el Segundo Ocaso II, ni sus precuelas. La próxima vez que lea algo de ella será de un mundo nuevo (de uno de sus libros independientes, aunque creo que ahora mismo solo tiene uno), donde pueda comprobar desde cero qué ha aprendido durante estos cinco años.



¡Por fin! ¡Se acabó andar con pies de plumas!

En primer lugar, quiero decir que con la Elegida de la Muerte me he dado cuenta de lo harta que estoy de la fantasía medieval/épica. Siempre sigue los mismos esquemas y en pocos libros me he topado con algún intento real de experimentar o mostrar algo diferente. Veamos, enumeremos algunos elementos que tenemos: guerras, soldados violadores, gente analfabeta y bruta, nobles avariciosos de poder, reyes compitiendo entre sí, doncellas suspirando por hombres, prostitutas de generosos pechos y de vez en cuando más fauna como elfos, enanos, orcos y dragones. Mételo en el mismo bote, agita y ya tienes tu historia.

Supongo que esa ha sido una de las razones por las que no he disfrutado de la Elegida de la Muerte. Se atiene a su género y no aspira a nada. Para alguien a quien esto aún no le canse, posiblemente parta de una posición más permisiva respecto a la mía. Lo que quiero decir con esto es que, pese al aburrimiento que me ha supuesto la novela por esta serie de factores, intentaré valorarla objetivamente en lo que a contenido se refiere.

Empecemos con Issi, la protagonista. Ay, Issi. Issi, Issi, Issi. Se me ha ocurrido un buen ejemplo de la actualidad para resumir a este personaje.

Imaginaos que Issi, en vez de ser mercenaria, es una futbolista de hoy en día. Ha entrenado mucho y quiere dedicarse al fútbol profesionalmente. Hasta ahí todo bien. Pero ella, que es muy chula, se niega a jugar en la liga femenina, sino que quiere entrar a un equipo masculino. Obviamente, le dicen que no, que eso no puede ser. Ante esto, Issi no reflexiona sobre si debería haber equipos mixtos donde poder jugar con hombres, sino que se empeña en que quiere hacerlo y se va a otro equipo a preguntar. De nuevo, y como nadie dudaba (excepto ella), se niegan a contratarla. Podría pensar en disfrazarse de hombre o en protestar para que esta situación cambie, pero no lo hace y sigue insistiendo. Cree que tarde o temprano lo conseguirá.

Llegados a este punto del relato, ¿hay alguien presente que todavía no piense que esta chica es tonta?

Lo mismo ocurre con la Issi del libro. Se considera mercenaria y busca trabajo en los ejércitos, pero los comandantes rechazan pagarla lo mismo que a un hombre, así que se enfurruña y se va a buscar a otro que la contrate. No voy a entrar en el tema de que ningún ejército, por muy desesperado que esté, aceptaría contratar mujeres porque el otro bando va a bufarse de él tanto si ganan como si pierden (no me miréis así, este ejemplo viene en el libro); sino que directamente me voy a plantar delante de Issi y le voy a preguntar: ¿pero tú de qué vas? ¿Te has criado en la misma sociedad en la que vives? ¿Te saltaste la clase sobre agachar la cabeza y hacer lo que te ordenaran que se les impartía a todas las niñas desde muy pequeñas?

He dicho antes que estoy cansada de las historias de fantasía medieval, y es cierto. Sin embargo, lo bueno de que dentro del género se repitan continuamente los esquemas es que los lectores nos los conocemos de pe a pa. Sabemos perfectamente que las mujeres no tenían ni voz ni voto, salvo las reinas y en contadas ocasiones. Sabemos que tenían asimilado cuáles eran sus funciones: las del hogar, la vida privada y el cuidado de los hijos (Issi incluso imagina a un hombre cuidando de ella, ¿¡estamos locos!?). ¿Y me tengo que creer que Issi quiere ganarse la vida combatiendo, a pesar de «saber» en qué época vive y cuál es su rol de género? Porque razón no hay. Nada en su pasado da un motivo para que eligiera ese camino, entre muchos otros; de hecho, si lo hubiera, no me estaría quejando ahora.

¿Veis a alguna dedicada y vestida para la guerra? ¿No?

Así que no. Yo no me creo que Issi haya sido guerrera/mercenaria nunca (ya que afirma haber participado en algunas batallas). Y por mucho que la autora se empeñe en repetirlo, la propia historia lo contradice: ni una puñetera vez usa una espada en el transcurso del viaje (solo una, y no la suya, sino que la materializa porque… bueno, para algo tenía que servir el poder de la Muerte, ¿no? Para materializar espadas y romper columnas) y se escandaliza con cualquier tema/visión brutal o sangriento. Sobre esto último, entiendo que hasta el más duro se horrorice por empalamientos, pero, ¿me estás diciendo que te da repelús casi cualquier escena cruenta cuando supuestamente has estado en un campo de batalla, niña? ¡Como si en estos solo se cortaran cabezas o se atravesaran cuerpos limpiamente!

Issi es una mujer del siglo XXI, no del medievo. De hecho, el resto de mujeres del libro sí que son hijas de su tiempo; ella es la única que se salta la norma, por eso he dicho que es muy chula. Incluso Tije podría considerarse también como mujer del medievo (no muestra tener ideas modernas), sobre todo del medievo fantástico, aunque debería dejar a este personaje para más adelante.

Y reitero que es una mujer del siglo XXI por varias razones, y ya no solo por las mencionadas, porque puedo enumerar otras cuantas más: su moralidad (no quiere vivir del contrabando de las pertenencias de los muertos, porque no, porque se siente mal, aunque no da ninguna razón), su escepticismo a la magia (cuando lo normal habría sido crecer rodeada de leyendas, mitos y presagios) y su infantilidad. Sí, en mi opinión, Issi tiene en ciertos momentos una actitud muy, muy infantil, que dentro de la historia confunden con valentía. Estar frente a un rey o frente a la Muerte y decir «no, no, no, no, no» hasta que te salgas con la tuya es similar a lo que pasa cuando tienes un globo de Baymax y un hada más pequeña se encapricha de él: que se lo das para que se calle, por mucho que te duela. Issi no se enfrenta a ninguno de los dos, sino que de nuevo vuelve a enfurruñarse hasta que la autora acepta que ha llegado a un punto muerto en la historia y le concede su deseo a la niña.

Reflexionando sobre el tema, creo que el personaje habría salido mucho mejor parado si no fuera una mercenaria. Si, en vez de esa profesión, fuera cualquier otra cosa: campesina, comerciante, monja o lo que queráis. La autora no tendría que haberse esforzado por explicar en diversas situaciones por qué no usa la espada y no habría nada extraño en que le horrorizaran ciertas visiones escabrosas. En definitiva, pienso que Issi habría sido mucho más coherente y, sobre todo, pasable. Incluso podría haber llegado a ser un personaje curioso.

Por otro lado, Keyen, digamos que el hombre con el que Issi se ha criado, actúa acorde con su tiempo… en todo, menos en lo referente a Issi (y con una excepción). No se sorprende de que la chica quiera ser mercenaria, ni de que insista en ello. Y además, se alía con la autora para darle todos los caprichos que pide. El personaje existe por y para Issi, a pesar de tener una red de contactos que le habrían permitido contar cosas muy interesantes si se saliera de su obsesión por ayudar a la muchacha en todo lo que necesite. Todas y cada una de sus acciones giran en torno a ella. No tiene mucho más. Me dolió bastante que se dejara pegar por Issi, solo porque estaba muy preocupado de que no despertara de una pesadilla que tenía y la abofeteó para reanimarla. Manda narices.

Otra bofetada se merecía la niña.

La excepción de la que hablaba antes es una escena en la taberna, en la que Keyen juega a las cartas con unos desconocidos, mientras Issi se mantiene al margen. Los soldados llegan para llevarse a ambos, matan a un joven sin querer y Keyen e Issi tienen una breve lucha contra ellos. Esto no desencadena ninguna pelea en la taberna, sino que el resto de la clientela se mantiene al margen. Y Keyen, al verse arrestado, se siente herido de que no le hayan ayudado. ¿Perdona? ¿Por qué iban a ayudarte unos tipos que acabas de conocer? ¿No tendrías que estar enfadado de que les dé igual que hayan matado a su amigo, ceporro? ¡Menudo ego!

Me encantan las «reminiscencias» entre personajes (sé que tienen un nombre, pero ahora mismo no lo sé), es decir, cuando se evocan burlas o recuerdos amistosos de ambos. El problema de bromear de que el Öi es un tatuaje sobre las tetas de Issi es que la primera y la segunda vez hacen gracia, pero cuando estás en las últimas hojas del libro y han repetido el mismo chiste diez veces, harta. Harta mucho. Lo mismo se puede aplicar al recordatorio permanente por parte de Issi de que Keyen se ha acostado con Tije. Le escuece tanto y le da tanta envidia que no puede con ella, se la restriega al pobre hombre a la mínima oportunidad. Y claro, como he dicho antes, Keyen pasa por el aro y le permite que se enfade con él por esas tonterías. ¿Cómo puede dejarse hacer eso, él, que se enfrenta a todos los demás, pero con ella hace excepciones? Qué malo es el amor.

Y ya por último sobre estos dos, debo decir que el romance no me lo esperaba para nada, aunque la historia dé muchas pistas a que ambos sienten algo el uno por el otro. No me lo esperaba porque supuestamente te venden que eso es cosa del pasado y que Keyen fue casi como una figura paterna. Pues nada, todo esto se olvida y se lían (Freud estaría orgulloso) después de huir de una panda de psicópatas (y no se van tan lejos como para que no les puedan hacer una visita a la mañana siguiente). ¿De verdad hacía falta? Se forman como pareja, sí, pero la historia nos da indicios de que no tienen ningún futuro como tal. No tienen el mismo estilo de vida y no aspiran a nada juntos. Sin embargo, no es difícil de imaginar que Keyen abandonará su trabajo como contrabandista, como el calzonazos que es, para hacer caso a Issi y dedicarse a lo que ella le diga. Y vivirán felices y comerán perdices.

Creo que ya me estoy extendiendo demasiado respecto a personajes, así que entraré a describir solo a Nern y a Tije. El primero no sé qué pinta en esta historia y la segunda me parece demasiado cliché. Nern es un chico que está bastante loco, más por el aluvión de enseñanzas heredadas que ha recibido que por otra cosa. Y además, no sabe decidir por sí mismo, siempre necesita que alguien le diga lo que tiene que hacer. No digo que la inseguridad sea mala, sino que no desemboca en nada ni se desarrolla, el personaje nace y muere así. Ni su conclusión es decente, y confieso que no me enteré de nada, ni del motivo de su existencia. Como concepto, el chico que está entre el culto de la Vida y el de la Muerte es muy interesante, pero no se explota en absoluto. Si lo sustituyes por un chaval normal, te queda lo mismo.

Y sobre Tije, poco que decir. Me parece cliché en el sentido de que es la bruja misteriosa, una mujer fatal, que retuerce su lenguaje para sonar interesante cuando realmente no está diciendo nada. Ni me agrada, ni me desagrada. Existe para futuras novelas, supongo, porque en esta ni siquiera queda clara cuál es su identidad como para hablar de tú a tú con la Vida y la Muerte. En sí me parece mal construida porque si Pérez de la Puente quería dejar abierto el misterio sobre quién es y cuáles son sus motivaciones, conmigo no lo ha conseguido. No me interesa saber más de ella, me ha parecido una excusa para movilizar a Keyen hacia Issi y para ponerla celosa.



Con este destripe de los personajes que participan en el viaje (¿se nota que me he quedado a gusto?), ya me he cargado buena parte de la novela. ¿Entendéis ahora por qué me ha gustado más todo lo referente al politiqueo, incluso si no muestra nada nuevo? Pasaré a los personajes de esta parte, infinitamente más complejos, aunque no voy a extenderme tanto porque me estoy pasando de castaño oscuro.

Mi favorito creo que ha sido Adelfried. Como todo rey, tiene sus problemas, y estos son principalmente la guerra y su descendencia. Me gustó muchísimo la escena en la que intentaba ahogar al hijo de Thais y Adhar, para finalmente cambiar de opinión. Pérez de la Puente hace bien en no describir minuciosamente sus razones, sino que estas se ven e intuyen a través de sus acciones, aportando y marcando mucho más al personaje. Solo está enturbiada por el puñetero cambio de capítulo, en esa horrible fragmentación que he descrito antes. Unas cuatro páginas duraría la escena, CUATRO, y la autora decidió separarlo en dos y dos. No, lo siento, esto no aporta tensión ni misterio, esto ya me enfada porque se carga la propia esencia del momento.

A continuación os presento a Thais, mucho más merecedora del papel protagonista que Issi. Sabe cuál es su identidad, su posición y sus deberes. Es una reina y, por lo tanto, necesita un rey, así que interviene y enreda tanto como puede para ayudar en el asesinato de su esposo, porque quiere casarse con el hombre que ama, con el padre de su futuro hijo. Me pareció un poco tontita, con lo de los «nobles traviesos», aunque eso a su vez le daba cierto encanto, a mi modo de ver. Es una pena de que después de tanto trapicheo todo el esfuerzo sea en vano, como si ninguna de las maquinaciones hubiera ocurrido, porque nada habría cambiado si no se hubieran hecho (ni se llevan a cabo, ni hay consecuencias).

Mmm, veamos, por último tenemos a Carleig. A los que os hayáis leído el libro, estaréis en este punto en desacuerdo conmigo respecto a que Issi le conceden todos sus caprichos, ya que en sí Carleig no le dio nada. ¿Cómo qué no? En cuanto se enteró de que había distribuido erróneamente a su ejército (y que por lo tanto perdería la guerra) y de que la Öiyya se había escapado, se suicidó (también me parece absurdo que prefiera esto a «ser considerado como el rey que perdió Svonda», porque de todas formas se le recordará así). Prácticamente le regaló la libertad, en vez de ordenar que se la persiguiera hasta dar con ella. Si hubiese puesto un poco de empeño, la habría encontrado en un par de días tirada en una playa a la bartola (esto es en serio).

Y hay otros cuantos personajes más del ámbito político, como la reina de Tilhia o el emperador, pero tienen muy pocos capítulos y solo sirven para dar avances de la guerra o señalar cuál es la estrategia de cada uno. En mi opinión, no eran necesarios, pero presupongo que Pérez de la Puente quiso presentarlos de cara a la continuación de la saga.

Confieso que en esta reseña me estoy sintiendo un poco así.

He mencionado ya que Pérez de la Puente intenta crear misterio a través de diversas técnicas, como puede ser la división de capítulos o los diálogos enrevesados. En sí, yo diría que emplea dos fórmulas: dejar el asunto a medias o decirlo de forma indirecta. Ninguna de las dos me ha gustado. Son dos medios que emplean otros autores y que pueden funcionar. A Pérez de la Puente, en mi opinión, no. Cada vez que me encontraba con una de estas situaciones me sentía frustrada, como si me estuviera engañando. No me malinterpretéis, como lectora me gusta que me engañen, que me sorprendan con algo que creía obvio. Pero este recurso tiene que usarse de forma disimulada y sutil, porque si se ven las intenciones, pierde el toque y el lector desea que se revele cuanto antes el misterio para pasar al siguiente enigma.

Por ejemplo, es obvio que Tije tiene todas las respuestas, pero los personajes no le hacen las preguntas correctas. Se queda todo tan en el aire que he llegado a preguntarme si de verdad había algo más que saber, cuando hay muchísimas cuestiones alrededor del poder de la Öiyya que ni los personajes, ni el lector, llegamos a conocer.

Creo que ya no tengo mucho más que decir y que en realidad le he exprimido casi más chicha de la que tiene. En último lugar, me he dejado el tema del libro. Que es… Pues… Mmm… Esperad un momento, que esta hada tiene que irse arriba del todo para leer una cosa… ¡Ah, sí! «La inevitabilidad de la Muerte y su unión inextricable con la Vida, que las convierte en enemigas y, al mismo tiempo, en hermanas». Ocurre algo muy grave cuando la propia sinopsis te chiva cuál va a ser el núcleo principal. Pero ocurre algo peor si este no se desarrolla en realidad.

El tema podría haberme chiflado si hubiese estado mínimamente tratado, porque es curiosísimo cómo lo plantea cada autor en su mundo. Sin embargo, aquí estoy, dispuesta de nuevo a lloriquear por algo con tanto potencial que se ha desperdiciado para concederle a Issi el capricho de ser normal. El viaje, como dije al principio, no sirve para nada. Y no porque Issi deje de ser la Öiyya, que puede ser un final tan bueno como otro, sino porque el panorama del personaje o del mundo no cambia. Ah, bueno, sí, es verdad, que la protagonista se echa novio. Como al final de todas las novelas románticas, ajam.

Además, la Vida y la Muerte no tienen sentido en el mundo de Pérez de la Puente. Punto. No me puedo creer que la autora quiera hacer colar que la Vida puede «dar y arrebatar vidas» y que la Muerte pueda devolver y quitar la vida (Aubreï, ¿por qué existes? En serio, ¿qué pintas? ¿Sabes que eres el motivo de que Rika dejara el libro a la mitad? [R: I hate you]), y aún tener la cara de seguir distinguiéndolas como entes separados. La pena es que se lo carga todo en la última parte del libro, desde el momento en el que muere Carleig hasta los acontecimientos en Adhiel. ¿Y cuál es el objetivo? El final feliz. Únicamente ese, no hay más, a mí no me engañan. Porque si nos atenemos a lo lógico, Issi no habría salido con vida de Adhiel (ya que le extraen el Öi; o mucho mejor, podría haber aceptado que si las leyes mágicas dicen que del Öi solo te libras al morir, te jodes y punto, asumes que tu vida ya no es la misma), ni mucho menos Keyen y su hijo nonato. De hecho, me resultó muy chocante que Keyen sobreviviera al poder de Issi cuando atacó con el Öi a los asaltantes que querían violarla. Qué selectiva para estar descontrolada, ¿no?

El poder del Öi nunca queda claro. Parece que atrae las desgracias, le muestra a Issi si algún conocido va a morir pronto, le hace sentir placer ante la muerte y va perdiendo poco a poco su humanidad. No obstante, todas las personas que mueren durante el viaje de Issi lo habrían hecho de todas formas, el Öi no tiene nada que ver, y el mejor ejemplo es que Keyen sobrevivió, pasando más tiempo con Issi que ninguna de las demás. Sobre la capacidad de sentir placer en cada muerte, no sé, no entiendo cuál es la lógica de que la Öiyya experimente eso, ni cuál es el problema (si omitimos la incomodidad de tener un orgasmo mientras un amigo tuyo está estirando la pata, claro).

Respecto a la pérdida de humanidad, esto sí que definitivamente no lo entendí. Issi se pone a buscar montañas, sin ton ni son, para dar con la buena (Adhiel) y yo qué sé para qué, porque Issi no ha dejado de ser Issi en toda la historia y de repente te quieren vender que el Signo la está cambiando. ¿Y por qué no lo ha hecho durante el resto del tiempo, sino que se ha esperado al último tramo de la aventura? El diálogo con la Vida y la Muerte tampoco tiene sentido, no hemos visto una Issi sin sentimientos o muerta en vida que nos haga pensar que es la Öiyya en la que ellas piensan.

Si la magia y las leyes del mundo no se explican apropiadamente o favorecen a los protagonistas para su camino de rosas, ¿cómo puede esperar nadie que quiera continuar esta saga?

Releyendo lo que he escrito, me doy cuenta de que dije que iba a dejar de hablar de la pareja protagonista (Issi y Keyen, por si no ha quedado claro) hace muchos párrafos, pero los he ido sacando igualmente a colación. ¿Qué esperabais? Individualmente, Keyen se salva; en cambio, en pareja, se perjudican mutuamente. La lección de hoy es: ¡no le des a tu cuerpo alegría macarena si antes necesita otras cosas!


LO MEJOR: El politiqueo y las redecillas personales entre estos personajes.

LO PEOR:

-La historia no lleva a ninguna parte, no se produce ningún cambio significativo, salvo de fronteras en el panorama geopolítico. Y contando que la historia giraba en torno a una tal Issi y su Signo…

-La protagonista principal, a quien un patrullero espacio-temporal sacó de su tiempo para llevarla a una horrible Edad Media de otro mundo.

-La falta de unas bases sólidas sobre el funcionamiento de la magia, la religión y los dioses.

PD: Leyendo entrevistas de Pérez de la Puente, quiero resaltar dos cosas: la autora quería romper los esquemas del género (mezclándolo con otros) y las escenas siguen un orden cronológico (porque no le gusta que se desarrollen tramas en distintos tiempos). Puedo entender ambas cosas y aplaudo dichas ideas. Pero como he dicho, y me reafirmo en ello, en la Elegida de la Muerte no lo hace bien. No he visto nada diferente a lo que me he encontrado en otras novelas de fantasía épica y la elección en la distribución de capítulos me sigue pareciendo igual de nefasta. Entiendo que un buen orden cronológico ayude al lector a situarse, y yo en otros casos lo agradezco; en este libro, no, porque rompe continuamente escenas no muy lejanas en el tiempo, de minutos u horas, mientras relata algo que sucede al otro extremo del continente. En mi opinión, eso no funciona.

Otros blogs que han publicado reseñas de la misma novela:

Con K de FantástiKas 

Sueño en tinta 

Literature Watchers

La Friki Novata 

PD2: Veo que en general ha gustado mucho el personaje de Adelfried y me alegro por ello, porque a mi parecer lo merece de sobra respecto a los demás.

(Todas las imágenes pertenecen a sus respectivos dueños)

6 comentarios:

  1. Anda mira, por fin una reseña que opina lo mismo que yo. Me decepcionó mucho para las altas expectativas que tenía.
    unsaludo ^^

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    1. Lo mismo digo. ¡Por fin alguien que opina igual! :_) Debo decir que, al contrario, no tenía expectativas, pero toca temas muy interesantes cuya resolución me parece terrible. ¡Una pena!

      ¡Gracias por pasarte y comentar! =)

      Atte. Lyra.

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  2. Hola! Primero que nada, felicitarte por el pedazo de curro que te has pegado escribiendo este super tocho. Que realmente no debería llamarlo así, los tochos son tochos pq cuesta leerlos y tu análisis me lo he leído de cabo a rabo sin aburrirme en ningún momento. Enhorabuena!

    Al tema. Por tonto, me lei "Entre las dos orillas" sin saber que era la tercera parte de esta saga. Me quito el sabor que se me quedó de "pero esto de qué va, si parece la segunda parte de una saga". Ya que al informarme hoy sobre este libro he descubierto toda esta información, y por suerte he terminado en tu análisis.

    Digo por suerte pq la forma en la que sobrevaloran esta saga en otros blogs me estaba sorprendiendo, ya que "entre las dos orillas" no me pareció nada del otro mundo. Tu intuición es buena, no sigas leyendo la saga pq todos los puntos que enumeras sobre Issi, Keyen, Tije y lo poco creíble de la historia y la forma de cortar los capítulos aplican 100% a la tercera parte de la saga.

    Debo decir que la autora escribe bien. De hecho, escribe muy muy bien. Creo que su prosa seguramente haya mejorado desde esta primera parte a las siguientes.

    Lamentablemente, la ingeniosidad de las tramas y los personajes no está a la altura de su prosa. De estarlo, creo que estaríamos ante una obra maestra.

    Y es que en en el tercer libro ocurre más o menos como explicas. Curiosamente, la historia de Issi y Keyen junto con la de Adelfried terminan siendo las más interesantes.

    Sin embargo, la autora usa un recurso que odio muchísimo en los libros de fantasía. Crear personajes de paja con la única intención de matarlos al final de la historia para poder decir "mira! maté personajes! mira qué historia más interesante y épica!". Y es que los personajes paja se ven venir a la legua a nada que hayas leído unos cuantos libros. Coge a dos personajes, los hace pasar por situaciones demasiado forzadas. Demasiado forzadas, casi que te está obligando a que sientas empatía por ellos, pero se nota lo forzado por una razón muy simple: dichos personajes son un cero a la izquierda en la trama principal. Y no es ningún reto matar a personajes insustanciales. Es todavía peor incluso el crear situaciones rocambolescas para que sobrevivan los personajes que sí que darian epicidad a la historia si murieran, como es el caso que explicas de Keyen e Issi al final... y como vuelve de nuevo a hacerlo en la tercera parte con otros personajes.

    Después de todo esto, lo que menos me gustó todavía, es lo que explicas justo al principio. Los personajes no crean la historia. La historia arrastra a los personajes. Y tije es la omnipotente que nadie le tose y que crea los deus ex machina necesarios para que la autora consiga salir de los pantanales argumentales en los que se mete a veces. Restando automáticamente interés la historia.

    Eso no me gusta, no me gusta y me frustra leer páginas y páginas de trama y personajes y ver que todo ocurre a pesar de ellos. Frustra, pues te hace preguntarte el porqué existe ese personaje exactamente, cuál es su sentido o la intención de que exista en la historia. No te permite empatizar...

    En fin, que me extiendo y también entro en modo hate, que estuve leyendo el blog de la autora y entrevistas y ya es entrar en temas que tampoco son importantes aquí.

    El libro es ameno, increíblemente ameno. Lo devoré en una semana, y eso que eran más de 700 páginas. Sobrevalorado sin duda.

    Gracias por llegar hasta el final. Un saludo!

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    1. Gracias a ti por el comentario, me encanta la chicha <3

      Tienes mucha razón respecto a los "personajes paja". En realidad hay un par en La elegida de la muerte, pero por ese mismo hecho de ser tan insustanciales, ni he visto necesario meterlos en la reseña. Creo que le habría tenido más respeto a la historia si la autora hubiese matado a Keyen o a Issi, tal y como dicen las leyes mágicas que ella misma ha puesto, porque daría esa sensación de que ningún personaje está a salvo si no actúa acorde al juego (como le ocurrió al bueno de Ned Stark). En mi opinión, creo que les cogió demasiado cariño a ambos y por eso hizo todo lo que pudo para que tuvieran su final feliz. Intenta beber mucho de Canción de Hielo y Fuego sin entender qué es lo que le caracteriza realmente.

      No pasa nada, como digo, a mí también me resultaron frustrantes muchos de los aspectos del libro. Y hasta que no lo terminas no puedes estar segura de que no haya una sorpresa al final que justifique ese nefasto desarrollo. Tije para solucionarlo todo no es precisamente una sorpresa agradable.

      Por ese motivo creo que me va a costar volver a confiar en la autora. Y creo que tantas reseñas positivas no la ayudan nada, porque continuará en la misma línea. Y si eso le gusta a ella y a sus fans, ¡perfecto! Porque al fin y al cabo, lo disfrutarán ellos. Sin embargo y al mismo tiempo, ese encasillamiento le impedirá madurar y crecer como escritora a la larga, quedándose para siempre con los mismos errores.

      De nuevo, ¡gracias por pasarte y comentar! =)

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  3. La verdad es que no estoy de acuerdo, ya que creo que está bien que Issy insista en que la contraten en el ejército y luche por lo que quiere, en contrario de lo que tú piensas, este hacto es un gran ejemplo de moralidad feminista. Además me parece muy fuerte que digas que no es acorde a su época ya que la escritora lo que busca es eso, una protagonista diferente al resto que lucha por sus deseos y me parece bien que tenga la mentalidad de muchas mujeres del s.XXI. El ejemplo de la futbolista que has usado comparándolo con el de Issy me parece nefasto y el libro me ha gustado y me ha parecido entretenido y diferente a otras cosas a las que estamos acostumbrados.

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