Recordatorio

No somos profesionales, simplemente nos gusta leer y tenemos tiempo libre, así que a veces cometemos errores.

viernes, 27 de noviembre de 2015

I Encuentro de autores independientes



Hola, holita a todos, mortalillos. Al habla vuestra hada (favorita).

El pasado 24 de octubre salimos de nuestra mazmorra (sí, sí, como leéis) para acudir al I Encuentro de autores independientes que celebraba Amazon. Nos interesaba saber cuál era la motivación de esta reunión, qué perspectiva iba a darse en las conferencias y cuál es el papel de esta plataforma y sus participantes en el negocio literario. Así que nos colamos cual criaturas mágicas entre algunos humanos que no recordarán posteriormente nuestra presencia allí.

He de reconocer que nunca he comprado un libro en Amazon. Por ahora. Los libros digitales suelo conseguirlos mediante la página de la editorial o del autor, y no termino de desengancharme al libro en papel.

Además, siento cierta pena. Pena porque haya sido una gran multinacional online quien se arriesgara por este negocio, quien aceptara publicar casi cualquier ebook a un precio razonable sin la burocracia editorial detrás. Puede que hubiese sido imposible de otro modo, que ninguna editorial fuera capaz de construir una plataforma semejante, debido a que, como centro comercial que es, Amazon llega a mucha más gente que las pequeñas empresas; y, por lo tanto, puede asumir riesgos al almacenar productos que quizá ni el mantenimiento les salga rentable (como esos libros de tres hojas que hay por ahí para ver si cuelan).

Y por supuesto, el factor online lo facilita todo. Si en algo está de acuerdo todo el sector editorial es que este lleva varios años de retraso respecto al mundo digital. El miedo a la desaparición del libro en papel echaba mucho para atrás. Hoy en día ese miedo ya no existe y el ebook cada vez está más presente, aunque no siempre de la mejor forma.

Este retraso ha beneficiado muchísimo a una plataforma como Amazon, que durante estos años ha podido conseguir hacerse con un público despechado lanzando Kindle e impulsando el mercado de los ebook. Y todo mediante el nicho del mercado (un nicho enorme) que les quedaba: los autores independientes que no pudieron publicar con una editorial.


Estoy intentando poneros en situación, así que no me malinterpretéis en este punto. Actualmente un autor tiene las suficientes opciones como para decidir en qué formato quiere publicar y no infravaloro en absoluto a quienes escogen Amazon y ni siquiera lo intentan mediante las editoriales convencionales. Sin embargo, me parece innegable que hace cinco años el panorama era radicalmente distinto: quien no podía publicar con una editorial, guardaba su libro en la cajonera o lo subía gratuitamente, y se olvidaba de él (no niego que existieran más alternativas, pero no eran muy conocidas). Con la llegada de Amazon, estos autores tenían la posibilidad de hacer un último intento de vender su obra, aunque fuera a unas pocas personas; y, con el tiempo, tanto autores como lectores de Amazon han ido creciendo.

He leído muchísimas veces la queja de que existen más escritores que lectores, lo cual explica la crisis del mundo literario. Supuestamente, Amazon ha empeorado esta situación porque motiva a que cualquier persona con un ordenador pueda escribir y publicar su libro, incluso si esta calidad es nefasta y perpetúa la existencia de una literatura pobre y poco novedosa.

Este argumento queda invalidado cuando sabes que el modelo actual de negocio editorial consiste en colmar al mercado de tu sello para echar a la competencia de las librerías; es decir, que si una editorial pudiera, intentaría publicar MÁS (que no mejor), por lo que ninguna garantiza la calidad. No incidiré más en este punto porque me empiezo a desviar del tema; puede que en otra entrada os hable de ello, si os interesa saber más.

Es cierto que muchos de estos autores tendrán poca cultura literaria o no serán asiduos lectores. Pero seamos francos, ¿de verdad lo son indudablemente aquellos que publican en las editoriales? Probablemente haya muchos que tampoco puedan considerarse buenos lectores. Y sin embargo, respecto a estos autores-Amazon, hay algo de lo que podemos estar seguros: que su obra no está restringida al movimiento del mercado o a la moda. No son mainstream, no están predispuestos para vender en masa con historias cuyos esquemas estén socialmente aceptados, ni hagan furor en el público más amplio por la fama del tema (por ejemplo, Crepúsculo y los cientos de libros derivados sobre vampiros enamorados de humanos que le sucedieron). Pueden experimentar, pueden ser únicos y salirse de los clichés. Ellos, aunque ni la mitad se den cuenta, son los motores del cambio.

No quiero venderos Amazon, ni mucho menos. El colectivo de autores es muy variado, incluso dentro de la propia plataforma. Hay quienes ignoran todo lo que he dicho sobre ser original, bla, bla, bla y caen en crear historias dentro de la media, de lo que conocen y de lo que han leído. Como en cualquier profesión, aprenderán y mejorarán, quizá siguiendo el mismo camino o probando nuevas cosas. Pero las posibilidades están ahí. Yo tengo fe.

Amazon no es ni bueno, ni malo. Solo diferente. Por favor, aceptemos la diversidad editorial.

Y ahora, entremos al tema que nos ocupa (¿tendría que haber colgado este tostón en un artículo diferente de opinión para ahorraros tantas obviedades?). A lo largo de esta entrada, pretendemos relataros nuestra experiencia en este I Encuentro de autores independientes, junto con nuestras impresiones y reflexiones sobre lo que se dijo e hizo durante la jornada.

Créditos a José Sotonovo (‏@sotosinmas)

El Encuentro tenía como objetivo, según nos contaron, crear una red de autores independientes entre los presentes para conocerse entre ellos, ayudarse y compartir sus experiencias (en Amazon).

En primer lugar, debo decir que se dio mucha importancia al modo en que se lee ahora. Ya no es raro ver o tener Kindle/otros ebooks, por lo que la forma de vender una novela tiene que cambiar. Amazon ha triunfado tanto entre los lectores (aparte de por su modelo de centro comercial) porque llega a todo el mundo. Una de las conferencias a las que asistimos se llamaba directamente «En Latinoamerica también te leen». Y dado que el castellano es una de las lenguas más habladas del mundo, el mercado se hace mucho más amplio al poder considerar a inmigrantes de otros países y a quienes lo aprenden como segundo idioma. [Y si no que se lo digan a Rika y la reseña que encontró en inglés de una historia que ella subió a internet en español R: fue mágico].

No obstante, Amazon no intenta sobreponerse al libro en formato físico. La mayoría de los lectores son híbridos y muy probablemente lo sigan siendo (por muchas entradas que existan de libro electrónico vs libro en papel). Y los autores, poco a poco, también. Ya hay muchos que tienen libros publicados mediante editoriales, pero cuyos derechos digitales conservan y distribuyen por Amazon (nos pusieron el ejemplo de Matilde Asensi).

En definitiva, Amazon no pretende hacer ni deshacer nada. Ha visto una oportunidad de negocio y la ha aprovechado. No intento defenderlo, ni venderlo (porque no me pagan para ello), sino exponéroslo tal y como se transmitió para que cada uno saquéis vuestras propias conclusiones (que sin duda serán las más acertadas).

A continuación, os he recopilado una serie de datos estadísticos que mostraron desde Amazon sobre el tema:

El ebook español más subrayado fue «El invierno del mundo», de Ken Follet.

La verdad es que no sé cómo puede saber esto estadísticamente, ni cuál es el análisis del resultado. El interés del dato solo corresponde a que, en contra de lo que piensan algunos detractores de los ebooks, en estos se subraya y se escriben anotaciones con la misma facilidad que los libros físicos (aunque no quiero suscitar la polémica en este aspecto, ya he dicho que ambos formatos se complementan muy bien).

Una persona que compra un Kindle consume cuatro veces más de libros (tanto electrónicos como en papel).

Es bastante lógico, dado que a nadie le gusta gastar dinero en un producto que no va a utilizar, por lo que se fuerza a usarlo. Y esto pasará tanto con Kindle como con cualquier otro tipo de ebook.

En EEUU el 42% de libros se venden por internet (tanto electrónicos como en papel). En Reino Unido la cifra es del 37%.

Porque cada vez estamos más digitalizados. De hecho, me sorprendería que alguno de vosotros comprara revistas en papel, por ejemplo. Ya solo veo revistas especializadas para público masivo como National Geographic, de niños, prensa rosa o videojuegos. Las demás se distribuyen de forma electrónica.

Por cierto, EEUU y Reino Unido son los países en los que se venden más ebooks, aunque ese dato no lo mencionaran. Por lo tanto, el resto de cifras serán menores (a falta de saber cuáles saldrían en Latinoamérica y España).

La autora más vendida en español (más que Ken Follet, por ejemplo) es Blanca Miosi. No es el único caso de un autor independiente que vende más que otros reconocidos en la plataforma de Amazon.

Me parece también lógico que, considerando a Amazon como plataforma principal de autores independientes, los lectores busquen más a estos que a los grandes del mundillo. Además, cada vez más las editoriales tienen su propio método de venta digital, aunque se apoyen en este coloso para una distribución masiva.

De cada 100 ebooks publicados todas las semanas, el 45% son libros de autopublicación.

Es decir, que ese 45% lo componen autores que no han dependido de ningún editor para que valore su obra y asuma publicarla, sino que por propia iniciativa han llevado a cabo ellos mismos el proceso. Algunos lo habrán hecho bien (con la correspondiente colaboración con un corrector, un maquetador y un diseñador) y otros mal. Generalmente se suele pensar que mal. Y estoy de acuerdo. Los autores noveles (o mejor dicho, novatos, noobs) ignoran todo lo que conlleva este proceso y, sobre todo, por qué se hace. Desde la importancia de una portada atractiva hasta la asunción de que por mucho que un autor corrija su obra, solo unos ojos externos van a ver los errores que el cerebro del autor ya no procesa (uy, esto suena muy mal, pero palabrita de hada que así funciona la cosa).

Amazon da una gran facilidad en la publicación, pero no se preocupa por exigir en la autopublicación un mínimo de requisitos. Así que, autores, escuchadme, por favor: estáis vendiendo vuestra obra, y no solo el contenido es importante, sino también la forma en la que se presenta. Si no tenéis recursos económicos para costearos estos servicios, no pasa nada, pero debéis preocuparos por informaros de estas herramientas para ofrecer la máxima calidad.

Vuestros compañeros de profesión os lo agradecerán y limpiaréis la imagen de todos los autores independientes que no caen en estos errores.

El 54% de los españoles empiezan a escribir un libro.

¡Lo raro es que no sean más!

Sin embargo, el 91% no lo llega a publicar; el 2% es rechazado por una editorial; el 25% no lo hace por desconocimiento de cómo funciona la publicación; y el 9% no lo hace por pereza.

A partir de este punto empiezo a no estar de acuerdo con las cifras (y me hace plantearme que quizá sean de hace varios años). O tal vez es que se refiere a ese 54% de españoles que empiezan a escribir un libro, sin contar que muchos de ellos no lo acabarán jamás. No lo sé.

En cualquier caso, que un 25% no lo haga por desconocimiento no tiene cabida en el internet de hoy. Cualquiera que se tire días, semanas y meses dale que te pego con un libro, hará el mínimo intento de verlo publicado, aunque sea mandando el manuscrito sin más a todos los correos electrónicos que encuentre. Me cuesta pensar que no hagan este esfuerzo (¡y ya ni hablemos de ese 9% que escribe, pero en vez de no querer profesionalizarse, se considera algo vago!).

Y solo ese 2% rechazado por editoriales, uff… Seamos sinceras, ¿en serio Amazon podría ser una opción tan exitosa si las editoriales aceptaran publicar a cualquiera de estos autores bajo su sello?

Además, creo que deberían haber tenido en cuenta especialmente a las personas que escriben un libro sin la motivación de publicarlo (y no por pereza…), ya sea para mejorar la escritura, para compartirlo con sus familiares y amigos o para subirlo gratis a internet. Pobrecillos míos, nadie los valora porque no quieren lucrarse de una actividad que no pretenden hacer profesionalmente (en contra de quienes se lo plantean profesionalmente y no llevan a cabo ningún proceso de aprendizaje).

Al 78% de los lectores les da igual que el libro esté avalado por una editorial o que sea autopublicado.

De nuevo miro esta cifra con sospecha. No sé si el dato se referirá a España, EEUU o al panorama general, pero el nombre de un autor famoso en un libro tiene muchísimo peso. ¿Habéis oído hablar de El regreso del catón? Porque yo sí. Muchas veces. Incluso entre personas que no han leído el primero y que lo harán para comprar este. Y no me cabe duda de que La templanza (de María Dueñas) estuvo varias semanas en el primer puesto de los rankings de libros más vendidos. La inversión por parte de la editorial en márquetin que hay detrás (por cierto, los dos mencionados son de Planeta) es bestial, sí, pero el simple nombre de estas escritoras resuena con suficiente potencia como para que los lectores se acerquen en masa a por sus nuevos libros.

No niego que habrá mucha gente que no mire el nombre del autor y que, por lo tanto, le dé igual que sea de editorial o de autopublicación. Pero ¿78%? Lo dudo.

Hasta aquí mi aportación. Debido a que tuve que marcharme pronto porque tenía otro evento, no pude quedarme el resto del día, aunque me hubiese encantado. Cedo la palabra a Rika.

¡Frederika hace su estelar aparición! Gracias, Lyra, por haberte currado tanto la primera parte. Después de que nuestra pequeña amiga nos abandonara se insistió mucho en lo importante que es que los españoles aprendamos a dirigir nuestros productos hacia mercados más amplios como América Latina. Como es lógico, si queremos que nos lean más, debemos ir hacia otros países con lectores y con acceso a Internet, porque si algo facilita Amazon —siempre que tengas un kindle. Aquí, la señorita que vive en una cueva refunfuña porque quería comprar ciertos libros, pero no tiene un kindle así que se chupa un dedo— es el acceso a muchísimos libros.

Al parecer, el 60% de los autores que publican en KDP son españoles y no hay que olvidar que el español es un idioma global, el tercero más hablado. ¡¡Podemos conquistar el mercado siempre que matemos a los estadounidenses!! ¡Varitas preparadas, señores!

El evento demostró el gran entusiasmo que se había puesto detrás al traernos incluso a Blanca Miosi. Había escuchado su nombre a menudo, pero sus historias no me llamaban —aunque tengo una pendiente en el ebook. Quizás un día le haga alguna reseña— así que reconozco que no esperaba mucho de la conferencia. Tal y como comentó Lyra, tiendes a pensar que los autores de Amazon no son «autores de verdad». Doña Miosi, sin embargo, tuvo detalles preciosos como señalar que lo importante es que te lean, no que te compren —aunque, claro, uno siempre quiere que le compren— y cómo es necesario coger experiencia, que la primera vez nunca va a ser la mejor. Leyó un discurso escrito acerca, de nuevo, de la importancia de publicar en medios que sean accesibles no solo a los españoles, sino a todos los hispanohablantes —ella, por ejemplo, publica en booklinker.net, no como los españoles que tienden a hacerlo simplemente en links españoles como Amazon.es— y algo de razón tendrá si es la autora más leída de toda la historia de Amazon.

El discurso que le habían dado escrito le pedía que afirmara que somos la generación kindle. Yo más bien diría ebook pero bueno. Es cierto que somos nosotros los que estamos dando el paso para cambiar y que cada vez más y más podemos intentar sumarnos al mercado sin depender de las decisiones de las editoriales aunque… Quién sabe cómo evolucionará todo.

La siguiente conferencia fue, sin duda, mi favorita y algo me dice que la de Green también [G: Lo fue <3]. El escritor Jorge Magano —ganador del primer concurso literario indie de KDP— nos explicó Cómo escribir una novela en tres pasos afirmando de primeras que es imposible hacerlo así, pero nos dio unos cuantos consejos que os resumiré para no aburriros:

Los pasos son necesarios para dividir y facilitar el trabajo. Se podría decir que una novela es como hacer una catedral o una película, así que, para hacerlo más visual, don Magano realizó numerosas comparaciones para divertirnos y ayudarnos a comprender mejor lo que nos quería hacer ver:


Paso 1. Preparación/preproducción/mapas.


Lleva mucho, mucho más tiempo que el paso 2. Si habláramos de películas diríamos que es la preproducción (escribir el guión, a los personajes y las localizaciones).

Dentro tenemos la Idea que puede encontrarse gracias a:

El binomio fantástico. Personalmente el que menos me convence ya que no me atrae lo absurdo, aunque en ocasiones pueda salir algo divertido: en resumen, escoger dos conceptos al azar, cuanto más antagónicos mejor, y juntaros para realizar una historia. Don Magano nos dijo que, quizás, las grandes historias salieron de: juntar una catedral y un dromedario (El Jorobado de Notre Dame), un anillo y un volcán (El señor de los anillos), o, ya hablando de la obra del propio autor, un grupo de fanáticos egipcios que reclaman el templo de Debod junto a un personaje autobiográfico (La Isis dorada).

Seguir al personaje: se basa en la capacidad de observación de un escritor para elegir a alguien al azar y seguirlo en su día a día para desarrollar una historia.

Plagio creativo: el más habitual, que consiste en tomar la estructura de una historia y crearla de otra manera. Don Magano puso ejemplos como las películas Breve Encuentro (1945) y El Apartamento (1960), con el mismo argumento base pero desde puntos de vista distintos. Creo al resto se nos ocurren muchos ejemplos basados en Tolkien y Crepúsculo.

Después, don Magano nos señaló que existen muchos programas informáticos para ayudarnos a planear la novela pero que, claro, el mejor siempre es y será la libreta. El caso es que existen dos formas de desarrollar una Idea:

Con rumbo: el autor sabe a dónde va y dónde tiene que detenerse. La historia está planificada. Sería igual que irse de viaje a hacer turismo; por lo general, te haces una lista para saber a dónde ir y cómo organizarte el día. El ejemplo más radical de este tipo de autores es, sin duda, James Ellroy que con su novela Perfidia, que dura 700 páginas… Escribió un esquema que se extendía 700 páginas.

Sin rumbo: son los que se lanzan a la piscina sin saber si está helada o ardiendo. Estos autores adoptan una actitud de «a ver qué sale» y se dejan llevar por la imaginación para desarrollar la Idea. Tienden a prolongarse indefinidamente o a tener finales abruptos. El ejemplo perfecto es Stephen King.

Una vez tienes desarrollada tu Idea básica debes centrarte en el motor de la historia: los personajes. Sin ellos no habría historia porque «escribimos sobre personas para que nos lean personas». Eso significa que, claro, debemos conocer a nuestros personajes. Se puede conseguir mediante:




—Psicoanálisis: tumbar en el diván a tu personaje y que te cuente todo de sí mismo.



—Entrevistar a tu personaje: básicamente le pones un micrófono delante y que responda a tus preguntas. Ten en cuenta que, en este caso, te mentirá.



Lo ideal sería emplear las dos técnicas para tener una visión completa de tu personaje: tanto la interior como la exterior. Don Magano nos recomendó una página web, Gotham Writers (https://www.writingclasses.com/toolbox/character-questionnaire) donde encontramos ambos métodos para descargar en inglés.

En cualquier caso lo más importante es que tengamos claras dos cosas:

—El deseo: lo que quiere el personaje de forma consciente. Ej: Dorothy quiere viajar más allá del Arcoiris; Indiana Jones en la primera película querría el Arca de la Alianza.

—La necesidad: lo que necesita el personaje (a menudo de forma inconsciente). Ej: Dorothy, en un mensaje conservador, necesita su hogar; Indiana Jones necesitaría dejar de ser un capullo y reconciliarse con el amor de su vida.




Dicho esto, es hora de presentar al personaje. Don Magano tiene mucha razón al decir que numerosos autores cometen el error de dar un prólogo interminable sobre la infancia del personaje hasta su actualidad. Suele gustar más que se presente cuando el lector ya lo ha conocido tras una escena de acción, haber visto una faceta peculiar suya o haber vivido un momento crítico. Más o menos se debería esperar al segundo o tercer capítulo para entrar a presentar como tal a tu personaje protagonista.


Paso 2. Escribir o Encierro voluntario

El rodaje

A menudo no sale como nos gustaría, pero hay que hacerlo como sea y ya se corregirá en la postproducción. Hay que poner los ladrillos de la catedral porque, aunque no salga algo perfecto, así el edificio no se vendrá abajo.

Se recomienda escribir de tirón, pero no es raro que se hagan revisiones o bocetos en el caso de dibujantes o maquetas en el de los arquitectos. Syd Field, afamado guionista, afirma que «Lo más difícil de escribir es saber qué escribir».



Sesiones de escritura

Hay que escribir todos los días para establecer una rutina, pero no habría que establecerse unas horas concretas porque se suelen romper. Lo ideal es escribir cuando uno pueda siempre que lo haga con devoción religiosa. Los objetivos por tiempo son difíciles cuando tienes twitter, skype o facebook y nadie escribe realmente durante 8 horas, así que lo ideal es establecerse un mínimo de palabras por día. Según don Magano, habría que aspirar a escribir siempre entre 2000 y 4000 en una única sesión o en varias, no importa mientras no se pierda el tiempo y se cumpla el objetivo. También habría que intentar trabajar a una hora del día donde no nos moleste nadie. A veces, con todo, los escritores necesitan una ayudita y por eso es ideal bajarse aplicaciones como selfcontrol (gratuitas: http://alternativeto.net/software/selfcontrol/ ) para que corten el acceso a Internet durante x horas.


El bloqueo del escritor

Don Magano nos recomienda desconectar un rato, pasear, leer/ver cosas sobre el género que estamos escribiendo par absorber ideas, releer fichas y demás de nuestros personajes o elaborar documentos sobre el punto de la historia que nos está dando problemas. El escritor James Rollins recomienda, por su parte, releer todo y, en el punto donde las cosas empiezan a ir mal, comenzar a reescribir.



El conflicto

Sin conflicto no hay drama (no confundir con melodrama) y sin drama no hay historia.

Básicamente se necesita un conflicto general que guíe la historia y luego varios pequeños que lo salpiquen todo: capítulos, conversaciones, acciones…

El conflicto es el potencial emocional: copiar el esquema exterior de una historia que te gusta no va a lograr que desarrolles una buena idea, afirma don Magano. Es decir, si quieres hacer algo como Star Wars, se debe representar el conflicto con el Mal que tiene, por ejemplo, Luke Skywalker.

El conflicto es interesante y es necesario.





Paso 3. Revisión

Se trata, sin duda, de una de las etapas más conflictivas. Hay que dejar reposar el manuscrito durante días o semanas para luego poder verlo con otros ojos y distinguir lo bueno de lo malo. En general, don Magano señaló que hay 6 revisiones

1. Lectura crítica: comprobar si funciona el argumento, el ritmo y si hay claridad a la hora de leer.

2. Eliminar palabras que sobren, frases o párrafos que resulten largos, monótonos, repetitivos o innecesarios. Hay que asegurarse de que cada escena funcione a nivel dramático y narrativo. Mejorar las descripciones: emplear los 5 sentidos. Definir la voz de los personajes y los puntos de vista.

3. Agilizar el ritmo, ligar convenientemente un capítulo con otro (entrar tarde en la escena y marcharse pronto para agilizar).

4. Leer en voz alta para detectar repeticiones o cacofonías.

5. Corrección ortipográfica: faltas de ortografía, errores de puntuación… Sería ideal buscar un corrector y a un maquetador.

6. Revisión con un lector (o varios) beta.

Al final lo que importa es que los libros son organismos vivos y que siempre hay que acercarse a los lectores y que escucharlos. Hay que averiguar qué pide el lector.

Por último, a veces con el borrador o la corrección final ves que hay una serie de temas que se repiten a lo largo de la novela. Hay que potenciar este aspecto, sin ser petulante: lo principal siempre es la historia.

Las siguientes conferencias más vale la pena resumirlas, ya que aunque en directo pueden resultar interesantes, por escrito resultarían reiterativas y poco prácticas. Fernando Gamboa habló sobre la autopublicación y el mundo editorial, criticando este por el escaso cuidado que dedican a los libros, a los autores y resaltaba la libertad de la autopublicación donde uno hace lo que desea y el éxito o el fracaso son responsabilidades de uno mismo. 

Afirmó con rotundidad que «no necesitamos a las editoriales». Seguro que os estáis preguntando «¿y el marketing?». Nosotras también lo hicimos y don Gamboa se nos adelantó señalando que lo que hay que hacer es leer mucho a los estadounidenses, ser visible, no hacer spam y publicar cosas interesantes en tus redes sociales que atraigan a los lectores y te abran oportunidades. Aunque es un buen consejo, no pude evitar sentir que era muy superficial y algo que todos podemos deducir. El caso es cómo hacerlo. Hubiera preferido que nos ilustrara con ejemplos de su propia experiencia más que con palabras vacías —quitando el ataque a las editoriales que, para qué negarlo, fue muy pasional y puede que hasta un poquito injusto—.

Eso es todo.

PD: El cátering fue maravilloso.


2 comentarios:

  1. Buenísima entrada. Muchas gracias por la info!

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    1. ¡Muchas gracias por comentar, nos alegra que te haya sido útil!

      Green

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