Recordatorio

No somos profesionales, simplemente nos gusta leer y tenemos tiempo libre, así que a veces cometemos errores.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Análisis: Una verdad delicada, John Le Carré

Título: Una verdad delicada.
Autor: John Le Carré.
Sinopsis: En Gibraltar, la más preciada colonia del Reino Unido, se lleva a cabo una operación contraterrorista cuyo nombre en clave es Fauna. Su finalidad: capturar a un valiosísimo traficante de armas yihadista. Sus autores: el ambicioso ministro del Foreign Office y un contratista de defensa que, además, es íntimo amigo suyo. La operación tan delicada es que ni siquiera el asistente personal del ministro, Toby Bell, tiene acceso a ella. Toby sospecha que existe una conspiración intenta impedirla, pero se le asigna inmediatamente un destino en el extranjero. Al cabo de tres años, es citado por sir Christopher Probyn, un diplomático británico jubilado que pasa sus días en una decrépita casona en Cornualles vigilado de cerca por su hija Emily. Toby tiene que elegir entre la conciencia y el deber. Si lo único necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada, ¿cómo puede quedarse de brazos cruzados?

Editorial: LAZA & JANES
Número de páginas: 360

Hoy me fui a recoger flores al campo. Luego descubrí que hacía un frío de mucho cuidado y volví volando, que quien no vuela se estrella. Me acomodé en la seguridad de la mazmorra y le di varios mimitos a Green [G: <3] para que hiciera algo de fuego y pudiera recuperar el sentido en mis piececitos. Luego he recordado que no debería de estar hablándoos de esto y que yo venía a contaros otra cosa.

Os presento Una verdad delicada, el último libro de Le Carré, un autor británico que tiene una larguísima carrera en el género de espías. Es un tomo independiente a su saga más famosa y que continúa con la tendencia, como en lo que ha publicado en los últimos años, de denunciar o criticar varias de las problemáticas actuales entorno a este sector y otros. Recomiendo encarecidamente el resumen de este blog si os interesa indagar sobre él: El Búho entre Libros.Y sí, este libro tiene un tema al que remite constantemente, pero por no spoilear, lo omitiré.

Una verdad delicada es una historia simple disfrazada de algo aparentemente complejo, por los diferentes personajes, la relación entre cada uno y la escasa información que se proporciona para componer el puzle. No diría que es un libro de misterio, puesto que siempre faltan piezas clave (muuy claves y específicas) para descubrir el secreto que no pueden deducirse a partir de los detalles que se dan, solo intuirse.

No ._.
Le Carré divide el libro en cuatro partes (contando la pequeña introducción), alternando las visiones de Kit (Christopher Probyn) y Toby Bell para situar al lector sobre la razón de cada uno para investigar lo que ocurrió realmente durante la Operación Fauna. Esto hace que la narración sea muy densa, ya que se detiene en la vida de ambos en la época tanto anterior como posterior a Fauna. Es decir, que las ciento cincuenta primeras hojas sirven para justificar el interés por reabrir el caso.

Además, el autor alterna la narración entre pasado y presente. Parece que sigue un cierto criterio para que algunas partes estén en uno u otro tiempo, pero no sabría deciros exactamente cuál es la regla. A mí particularmente no me ha importado, me he acostumbrado rápidamente y lo he asimilado.

Tiene un estilo diferente. No malo ni raro, pero hay que habituarse a él para disfrutarlo. Desde luego, no le puedo poner pegas, porque disfruto al descubrir cosas nuevas. Por ejemplo, una de las manías de Le Carré es mezclar el narrador con la narración, es decir, sin subjetivarlo realmente, sino situándose con los personajes. Pongo un par de ejemplos.

«Transcurren seis semanas. En apariencia todo continúa con normalidad. Toby redacta discursos, y Quinn los pronuncia con convicción, incluso cuando no hay nada de lo que estar convencido. Toby permanece al lado de Quinn en las recepciones y le susurra al oído los hombres [L: Presupongo que esto es una errata y quería decir «nombres»] de los dignatarios extranjeros cuando se acercan. Quinn los saluda como a amigos a quienes no ve desde hace mucho».




«Kit, en cuclillas, acercaba una cerilla a la leña.

―Aquí celebramos unas fiestas que se llaman Feria de Bailey ―dijo hacia la chimenea, avivando las llamas con sus largos dedos [L: Espero que esto no fuera literal o.o] [R: oye, quizás es un mago]―. Teóricamente la tradición se remonta a Dios sabe cuándo. Chorradas. ―Y después de soplar vigorosamente la yesca―: Por si usted no lo sabe, me dispongo a transgredir todas y cada una de las condenadas reglas en las que antes creía.

―Pues ya somos dos, ¿no? ―contestó Toby.

Y nació entre ellos cierta complicidad».

Como he dicho antes, la historia no es complicada de entender, pero está demasiado segregada para no ser una trama especialmente intricada. Tampoco me ha parecido muy interesante, sinceramente, ni tampoco curiosa; entretenida y poco más. Existen algunos temas secundarios y personajes irrelevantes, pero no me han estorbado porque cada uno aportaba algo de alguna forma al desarrollo de la historia o del personaje principal.

Sin embargo, para mí la gran delicia de Una verdad delicada son los diálogos. Todo lo que dice un personaje tiene un por qué. Cada conversación es prácticamente una negociación de intereses, sea entre amigos o enemigos. Gracias a ellos se aprecia el trasfondo y la caracterización de los actores que participan en cada escena [R: tal y como lo dices parece que debería haber sido el guion de una película]. Cierto es que no destacan especialmente por ser excéntricos u originales; no obstante, no caen en los estereotipos y se notan muy, muy reales.

Ya me he adelantado al hablar de los personajes. Todos están construidos entorno a su finalidad dentro de la historia, ergo, Le Carré no va a intentar venderte el pasado traumático de ninguno si este no tiene relevancia para la trama o para la personalidad del mismo. Además, y como me gusta mucho, son ellos los que propician que se desarrollen los acontecimientos, los que impulsan los engranajes para que avance la historia. Toby y Kit se dejan querer, cada uno a su manera,

Respecto al tema que he mencionado antes, mantengo que no voy a hablar sobre él, pero supongo que esta reseña quedaría algo coja si no lo aclaro al menos. Está dispersado por la trama, forma parte del contexto y del motor que desencadena todos los acontecimientos. Por lo tanto, no hay en él ni un solo soliloquio que reflexione sobre ello, ni que se lo plantee. Tiene que venir del propio lector, dándose cuenta de cuál es la causa de la historia.

En definitiva, ¿lo recomiendo? Yo lo he disfrutado, y mucho, incluso en su pesadez. Sin embargo, objetivamente hablando, no es un libro que recomendara a todo el mundo. En primer lugar, olvídate del género de espías, podría encasillarse en él, pero el tema es distinto y Toby Bell no es más que un pobre funcionario. Y en segundo lugar, tener paciencia y leerlo con cariño. Olvídate de una historia sublime y entretente con la interacción de los actores que, repito, es maravillosa.




Sinceramente, no pensaba hacer sección de spoilers. Las críticas más profundas que le podría hacer al libro consistirían en la forma de contar la historia (demasiaaaado densa para tan poca sustancia) o en algunas relaciones entre personajes que me parecían algo artificiales. Y creo que no añadiría nada destacable.

Al final voy a hacerla por dos motivos que merecen la pena: los diálogos y el final.

Sé que cada vez que he dicho que los diálogos e interacciones entre personajes son muy memorables has alzado la ceja. No me mires así. Lo sé porque soy una hada y a callar. No me crees, así que te deleitaré con más ejemplos. Cabe señalar que, como esta es la sección de spoilers, contextualizaré algunos de ellos y, por lo tanto, contendrán explicaciones que destripan la trama. ¡Cuidadín!

Te presento a nuestro querido narrador que, a través de la mente de Kit, retuerce en exceso el lenguaje para crear una escena que hace empatizar al lector con el barullo de sentimientos que experimenta el personaje:

«Pero ¿una identificación concluyente, irrevocable a esas alturas? No, eso desde luego.

Estaba esa insinuación creciente e insidiosa.

Estaba la fusión de ciertos recuerdos fragmentarios que se combinaron como las piezas de un caleidoscopio hasta formar un dibujo, al principio difuso, luego ―pero solo paulatinamente― perturbador.

Estaba el reconocimiento tardío, producido en lo más hondo del hombre interior, luego aceptado gradual y temerosamente, con desaliento, por el hombre exterior.

Estaba […]».

¿No es maravilloso cuando un escritor tiene en cuenta la inteligencia de su público?

«El teléfono sonó y sonó, y se hacía a la idea de escuchar el contestador cuando una agresiva voz masculina prorrumpió:

―Aquí Pike. Estoy trabajando. ¿Qué quiere?

―¿Shorty?

―Vale, Shorty. ¿Quién es?

La voz de Toby, pero sin el lustre del Foreign Office:

―Shorty. Soy Pete, del South Wales Argus. Hola. Verás, […]».


Esta es una conversación entre Harry y Toby junto a la camioneta de Jeb, la anterior pareja de Harry. Toby acude a la familia para intentar averiguar qué le ocurrió.

«―[…] No quedaba mucho por rescatar, Toby, la verdad, dado el alcance del estropicio que el pobre hombre hizo consigo mismo. No se ayudó del alcohol en su propósito, cosa que, según dicen, es poco común. Pero así era Jeb. No se andaba con chiquitas. Eso nunca.

―¿Y no hubo nota de despedida? ―preguntó Toby.

―Solo la pistola en la mano y las ocho balas restantes en el cargador, lo que lleva a uno a preguntarse, supongo, qué pensaba hacer con las otras después de pegarse un tiro [L: ¿Puedo darle un beso ya?]―contestó Harry con el mismo tono informativo―. Y luego eso de usar la mano equivocada. ¿Por qué?, querría uno saber. En fin, no hay respuesta para eso, claro. Nunca la habrá. Era zurdo, Jeb, pero se disparó con la mano derecha, lo cual podría describirse como una aberración. Pero Jeb era un tirador profesional, por lo que me han contado. En fin, tenía que serlo, ¿no? Si Jeb se lo hubiera propuesto, podría haberse pegado un tiro hasta con el pie, sin duda, según me ha contado Brigid. También está el hecho de que, llegado a este punto, uno ya es ajeno a toda argumentación racional, como todos sabemos. Y eso es lo que dijo la policía, con toda la razón, opino, aunque no soy experto ni mucho menos».

Esta es una conversación entre Giles Oakley y Toby. Por decirlo de algún modo, son maestro y alumno, ya que el primero le abrió puertas al segundo. Giles trata de convencer con algunos argumentos a Toby de que abandone su investigación y olvide el asunto. Al principio solo quería poneros la parte final, pero lo he releído, me he enamorado del todo [R: tú sigue sacudiendo así las alas, más polvo para mí] y he decidido transcribir más (he tenido que frenarme al hacerlo entero, corría riesgo de muerte por emoción).

«―Repítemelo ―ordenó Oakley, recobrando por un momento su antigua autoridad―. Necesito oírlo punto por punto. ¿Cuáles son tus fuentes? Pura rumorología [R: intenta decir esto la primera vez que lo lees en voz alta sin fallar (?)], no lo dudo. Da igual. Lo mataron ellos. Esos que te preocupan tanto. Supongamos que así es. Y una vez aceptado el supuesto, ¿a qué conclusiones llegamos? Permíteme que te diga una cosa ―hablando con la respiración entrecortada―: Hemos llegado a la firme conclusión de que es el momento de que retires la caballería, una retirada temporal, táctica, ordenada, honrosa, ahora que aún estás a tiempo. Una distensión. Una tregua, que permita que ambas partes se replanteen sus posiciones y que se apacigüen los ánimos. No estarás abandonando una pelea; ya sé que ese no es tu estilo. Reservarás la munición para otro día, para cuando seas más fuerte y tengas más poder, más tracción. Si insistes en tu postura ahora, serás un paria el resto de tu vida. ¡Tú, Toby! ¡Precisamente tú! Eso serás. Un elemento excluido que jugó sus bazas demasiado pronto. No es eso para lo que viniste al mundo, yo lo sé mejor que nadie. El país entero pide a gritos una nueva élite, ese es su mayor ruego. Pide personas como tú, hombres reales, los hombres reales de Inglaterra, sin echar a perder… sí, de acuerdo, también soñadores… pero con los pies en el suelo. Bell es auténtico, les dije. Una cabeza despejada, y el corazón y el cuerpo en consonancia. Ni siquiera conoces el significado del verdadero amor. No de un amor como el mío. Estás ciego a eso. Eres inocente. Siempre lo has sido. Yo eso lo sabía. Lo entendía. Te amaba por ello. Un día, pensaba, vendrá a mí. Pero sabía que nunca vendrías.

Pero para entonces Giles Oakley hablaba a una habitación vacía».

Este monólogo para mí es absolutamente perfecto [R: a riesgo de que Lyra intente matarme (pffft) voy a decir que me parece sacado de una obra de teatro] [G: ... o.o ]. Puedo ver en cada parte de él la reacción que percibe Giles en Toby y la forma en la que cambia su discurso para intentar convencerle desesperadamente (lo mismo se apreciaba en Harry cuando se intentaba convencer de la versión de la policía). Solo cuando Toby ya no puede escucharle revela la verdad.

Por último, cerraré la reseña con mis impresiones del final. En mi opinión, es demasiado flojo y ambiguo para todo el entramado político que se había construido antes. Informar a los periódicos más influyentes de un secreto militar no tiene por qué salir bien. Existen muchos medios de comunicación controlados directa o indirectamente por fuerzas políticas o ideologías que tendrán medidas para frenar el escape de cualquier tipo de información que esté en contra sus intereses. E incluso en el hipotético caso de que alguno se atreviera a publicarla, dudo que se hiciera eco entre los demás y ni se difundiría, ni se podría ratificar pese a las pruebas de Toby y Kit.

En conclusión, tal vez me estoy volviendo demasiado blanda (?) y por eso no puedo decir muchas cosas malas de Una verdad delicada (que para mí, en balanza, tiene más buenas que malas), o me he desinflado tras las últimas matanzas. Así que terminemos esta redención rápidamente con la moraleja del día: menos pan y más queso.

LO MEJOR… las interacciones entre personajes y la construcción del entramado político tras la historia.

LO PEOR… la extensión excesiva de una trama simple y un final demasiado simple.

(Todas las imágenes pertenecen a sus respectivos dueños)

Otros blogs que lo han reseñado:





PD. Sí, todas las imágenes son memes de libros, no estoy demasiado creativa >:

Pero molan.

2 comentarios:

  1. Yo leí “El espía que surgió del frío” hace la tira de años, cuando estaba en la E.S.O y me lo recomendaron porque reflejaba muy bien el ambiente de la Alemania de la Guerra Fría. Me resultó entretenido, pero tampoco me encantó y pasé de leer más del autor hasta la fecha, y eso que tengo varios que me miran acusadores desde la estantería. Si dices que es bueno y su único defecto es ser un poco demasiado largo me lo apunto y a ver si más a delante me reencuentro con las obras de este autor, que por alguna razón lo tenía por literatura bastante compleja y últimamente cada vez que me apetece algo de novela policíaca prefiero algo corto y ameno, así que al final cojo a Ágatha Christie.

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    1. En mi caso no leo tanto policíaca, porque me gusta el género pero tampoco es mi predilecto. Me parece que tienen historias con tanto contenido burocrático que al final se hacen densas. Burocrático en el sentido de "cómo hacer determinada cosa dentro del sistema". No me atraen tanto como las tramas políticas que implican relaciones más allá del soborno, por ejemplo.

      A Christie casi no la he leído por eso mismo, aunque necesito hacerlo algún día para comprobar su leyenda.

      ¡Gracias por pasarte y comentar!
      Atte. Lyra.

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